Revolución #247, 9 de octubre de 2011
Doce mil presos reanudan huelga de hambre en California
Indignantes represalias de las autoridades carcelerias
En las prisiones estatales de California, y más allá, se está extendiendo rápidamente una batalla valiente, muy importante y muy justa. El 26 de septiembre, los presos de la Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) de la Prisión Estatal Pelican Bay (PBSP) reanudaron su huelga de hambre en medio de las viles mentiras, ataques y represalias de parte del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) y otras autoridades estatales, como el gobernador Jerry Brown. Estuvieron en huelga de hambre del 1º al 20 de julio con la demanda de poner fin a las condiciones horrorosamente infrahumanas que enfrentan. El 29, el CDCR admitió que 4.252 internos de ocho prisiones estatales habían rechazado comer nueve veces consecutivas desde el lunes 26 de septiembre de 2011 y que las prisiones estatales de Calipatria, Centinela, Ironwood, Pelican Bay, San Quentin y Salinas Valley, así como el Centro de Tratamiento por Abuso de Sustancias de California y la Prisión Estatal Corcoran habían informado de internos en huelga de hambre. (El CDCR no considera que un preso esté en huelga de hambre a menos que él o ella haya rechazado comer nueve veces consecutivas.)
¡Urgen más declaraciones Muchas personas han escrito declaraciones de apoyo a la huelga de hambre de los presos. Ahora urgen muchas más declaraciones a fin de exigir:
Envíe su declaración a Revolución (revcom.us) haciendo clic en el icono “Tu comentario” de la página de inicio (asegúrese de que usted deje su nombre si quiere que se le atribuya la autoría) o remita su declaración a rcppubs@hotmail.com. Solidaridad con la Huelga de Hambre de los Presos llama a escribir o llamar al gobernador Jerry Brown y al CDCR para expresar su apoyo a los presos. (Para obtener los datos para escribir o llamar a Jerry Brown, acceda a prisonerhungerstrikesolidarity.wordpress.com.) |
Resulta que estas cifras oficiales subestiman el número de huelguistas de hambre presos. El 1º de octubre, el portal del grupo Solidaridad con la Huelga de Hambre de los Presos informó: “Las cifras divulgadas por la oficina del síndico federal demuestran que el 28 de septiembre, casi doce mil presos estaban en huelga de hambre, entre ellos, los presos de California alojados en prisiones fuera del estado en Arizona, Misisipí y Oklahoma”. (El portal agrega: “Previamente, los representantes de los huelguistas de hambre han dicho que ésta será una huelga en olas, lo que permitirá que algunos presos dejen la huelga a fin de recuperar fuerzas. Por ello, es probable que fluctúen las cifras a lo largo de la duración de la huelga”.)
Además, se informa que la huelga se ha extendido a cuando menos una cárcel de condado. Según el cotidiano Inland Valley Daily Bulletin, 50 presos del Centro de Detención West Valley en Rancho Cucamonga, al este de Los Ángeles, están rechazando comida como apoyo a la huelga de hambre en las prisiones (27 de septiembre de 2011).
Más de 6.500 presos se unieron a la huelga de hambre de tres semanas en julio. Los presos de la PBSP suspendieron esa huelga el 20 de julio después de que las autoridades carcelarias prometieron que responderían a algunas demandas de los presos y que considerarían algunos asuntos importantes que planteaban los presos. Pero en septiembre los presos escribieron que no hubo cumplimiento de dichas promesas. “Seguimos en la SHU de manera indefinida, privados de nuestros derechos humanos básicos, con fundamento en políticas y prácticas ilegales, que representan la tortura, la tortura de nosotros, así como de nuestros familiares y seres queridos del exterior. El CDCR sigue rechazando toda responsabilidad y sigue propagando mentiras, p.e., tres mil generales de pandillas de ‘lo peor de lo peor’, etc., a fin de deshumanizarnos/satanizarnos, de modo que puedan conservar el estatu quo… El CDCR tiene por objeto ¡quebrarnos y coaccionarnos para que nos volvamos soplones del gobierno! ¡Una violación de los tratados internacionales de derecho, punto! ¡Eso no es aceptable!” (Ver en revcom.us una extensa cobertura de la huelga de hambre de julio).
Ahora, de nuevo, estos presos se están arriesgando la vida, exigiendo que sean tratados como seres humanos, exigiendo que el CDCR ponga fin a las bárbaras e infrahumanas condiciones del encarcelamiento en todas las prisiones californianas, en particular en las SHU. Miles de presos están internados en aislamiento en celdas sin ventanas, de 2.3 m x 3.5 m, las 22 horas al día o más, durante muchos años, sin contacto con seres humanos. En la SHU de Pelican Bay hay 1.111 internos, en que la duración promedio de la internación es de 6.8 años. ¡Más de 500 presos han estado en esta SHU por más de diez años; 78 llevan ahí más de 20 años!
Entre las demandas de los presos figuran: un fin al castigo colectivo, abolir el sistema clasificatorio de pandilleros del CDCR y las políticas de “rendir información”, fin al aislamiento de largo plazo, proporcionar comida adecuada y expandir los programas constructivos y privilegios. (Ver las cinco demandas de los presos en “Los presos en la SHU-Pelican Bay anuncian una huelga de hambre”, Revolución #237, 26 de junio de 2011.)
¡Viles represalias contra los huelguistas de hambre!
La amplitud y la fuerza de la huelga de hambre del 1º al 20 de julio sacudieron profundamente a las autoridades carcelarias. Dicha valiente acción arrojó luz sobre las horrorosas condiciones del aislamiento, que constituyen la tortura, y las justas demandas de los presos contaron con amplio apoyo.
Después del anuncio de los presos sobre la reanudación de su huelga, las autoridades carcelarias emitieron dos memos a 165 mil presos, con una advertencia contra la realización de la huelga, alegando que estaban haciendo cambios. Emitieron advertencias disciplinarias para miles de huelguistas de hambre. Los partidarios de los huelguistas informan que varios presos perdieron sus trabajos por haber participado en la huelga de julio, que en el caso de algunos las autoridades pusieron notificaciones de medidas disciplinarias de castigo en sus expedientes y estaban singularizando a algunos negociadores presos, amenazándolos con traslados y sometiéndolos a allanamientos de celda.
Un comunicado de prensa del 29 de septiembre del CDCR dice que “no condonará disturbios organizados de los presos” y advierte: “La participación en huelgas de hambre de masas y otros disturbios resultará en que el CDCR tome la siguiente medida: La participación en un disturbio de masas es una violación de las leyes del estado y cualquier interno participante será objeto de medidas disciplinarias en conformidad con el Código de Reglamentos de California; y los Internos identificados como líderes del disturbio estarán sujetos a la extracción de la población general y estarán colocados en una Unidad de Segregación Administrativa”.
Matthew Cate, el secretario del CDCR, entrevistado por la emisora KPFA de Berkeley el 27 de septiembre, amenazó a los presos: “Si ellos quieren estar en una huelga de hambre, pues habrá algunas consecuencias al respecto, pues no se puede clausurar las operaciones de las prisiones sin consecuencias al respecto”. Además, describió repetidamente la huelga de hambre como un “disturbio de masas” y la comparó con un motín. Para justificar por qué no permitieron el acceso de los medios de comunicación a los huelguistas presos que se arriesgan la vida a fin de exigir un fin a las condiciones infrahumanas, Cates dijo: “Por la misma razón que no permitimos que los medios tengan acceso a Charles Manson”.
El 29 de julio, el CDCR emitió una revisión de su Política y Procedimientos del Programa de Servicios Médicos respecto a una huelga de hambre organizada de masas, con criterios para la alimentación forzosa de los internos. Eso podría implicar que el CDCR tenga planes de obligar a los presos a comer a la fuerza a fin de quebrar la huelga de hambre. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha escrito que “la alimentación forzosa contraviene la ley internacional y de Estados Unidos y se considera universalmente una forma de tratamiento cruel, infrahumano y denigrante”. (Boletín de prensa: “ACLU pide fin a alimentación forzosa infrahumana de presos de Guantánamo”, 9 de enero de 2009).
En julio, el CDCR mintió una y otra vez, diciendo que las pandillas habían organizado la huelga. El gobernador Jerry Brown, que nunca dijo ni mu sobre la huelga de hambre en julio, ahora ha atacado en público a los huelguistas y ha avalado plenamente las políticas y ataques del CDCR a los presos, diciendo: “Hemos aquí a unos sujetos que se empeñan en su membresías en las pandillas que ordenan que maten a personas, que ordenan que cometan delitos en el exterior… Recomiendo que lidien efectivamente con las pandillas en las prisiones” (California Prison Officials Warn Inmates On Hunger Strike”, CBS San Francisco News, 30 de septiembre de 2011).
Las autoridades están cancelando las visitas de los familiares de los presos participantes en la huelga de hambre. Según la Coalición Huelga de Hambre de los Presos, el CDCR han prohibido las visitas a los presos de parte de Carol Strickman y Marilyn McMahon, abogadas que han trabajado en el equipo de mediación de los presos en huelga de hambre y que han coordinado visitas legales a los presos en la SHU, siendo ello otro esfuerzo para aislar a los presos e impedir que salga la verdad sobre su situación al exterior. (Ver “CDCR prohíbe a abogados: ¡TOME ACCIÓN YA!”, Prisoner Hunger Strike Solidarity, 30 de septiembre de 2011.)
Piense en lo que revelan las draconianas acciones del CDCR: ¿Quién está defendiendo los crímenes de lesa humanidad? ¿Quién está mintiendo y quién está justificando la violencia criminal contra seres humanos? ¿Qué revela todo eso sobre la ilegitimidad absoluta del sistema de prisiones, y de la brutal naturaleza de la encarcelación en masa en Estados Unidos? Tildan de un “disturbio de masas” el que rechacen comer unos presos sometidos a las condiciones de mayor aislamiento, sentados en sus celdas. Sus sencillas demandas de ser tratados como seres humanos se topan con mentiras y amenazas de aún más violencia en su contra. ¡Eso es totalmente intolerable e indignante!
Carol Strickman lo expresó así: “Nosotros estamos diciendo que ellos están torturando a los presos y queremos que paren la tortura. Los presos están tan preocupados por la situación que van a dejar de comer. Si las autoridades responden con más tortura, pues meramente están confirmando quiénes son y cuáles son sus valores. Esto es un asunto de derechos humanos y ellos están confirmando que no ven a los prisioneros como seres humanos”.
Urge que aquellos de afuera desenmascaren y se opongan a todos los ataques a los huelguistas de hambre y sus partidarios.
Además, Strickman le dijo a Revolución que habrá otras repercusiones en caso de que las autoridades carcelarias declaren que la huelga de hambre sea un “disturbio de masas”. “Podrían establecer encierros. Eso impediría las visitas de las familias. Que nadie en las prisiones podría tener visitas. Eso sería otro ejemplo del castigo colectivo, y abolir el castigo colectivo es una de las demandas de los presos. Por eso, lo que estarían haciendo en respuesta a las demandas de los presos es acelerar el castigo colectivo, lo que es la conducta que los presos están objetando. Eso quiere decir que los presos no podrían ir a la biblioteca de derecho, tener consultas médicas, ir a clases y programas. En las prisiones femeniles, las presas no podrían lavar su ropa. No podrían ir al comedor. Un encierro tendría muchas repercusiones. Eso es una amenaza seria”.
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Nuestros hermanos y hermanas están encerrados en condiciones brutales e infrahumanas. Pero se han levantado, con gran valor, unidad y visión. Están arrojando una brillante luz sobre la naturaleza de la encarcelación en masa en Estados Unidos, lo que plantea profundas interrogantes acerca de la naturaleza y la legitimidad de sistema responsable de todo eso. Estos valientes presos están poniendo un ejemplo para todos que odien la injusticia. Urgen que los presos cuenten con su apoyo. ¡Su lucha puede, y debe, reverberarse y cobrar apoyo a través de Estados Unidos y el mundo!
Las personas en el exterior tienen la responsabilidad moral de actuar de una manera que esté a la altura de la justeza de las demandas de los presos, de la urgencia de la situación y de la importancia de esta lucha por humanidad. Lo que las personas en el exterior hagan representará un gran factor en lo que pasa ahora con la reanudación de la huelga de hambre por los presos.
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