Revolución en línea, 13 de octubre de 2011
Informe desde Ocupar Wall Street
"Sólo queremos el mundo"
La lluvia, al parecer, se detuvo a mediados de la tarde cuando unos dos mil de nosotros nos apiñamos en las banquetas. El ambiente era de celebración pues han seguido creciendo las marchas en torno al movimiento de Ocupar Wall Street. El espacio se llenó de letreros hechos en casa que expresaban toda una gama de sentimientos: “¡Qué a todo dar!”, decía uno; “Somos los 99%” era común; una que otra persona alzaba el periódico Revolución que recientemente recibieron para declarar — la Revolución.
Pasamos marchando el Palacio Municipal en el bajo Manhattan y luego, con calma pero gran entusiasmo, —sin ninguna objeción de parte de la policía— subimos al Puente Brooklyn. Primero nos tomamos un carril de tránsito y de ahí con la cantidad de personas algunas iban pasando al otro carril. “¿De quién es el puente? ¡De nosotros!” Al platicar con los participantes en este movimiento, uno se da cuenta de que tienen un millón de diferentes puntos de vista y niveles de entendimiento, pero ampliamente hay un sentido de que este mundo tal como es tiene que cambiar, y que las masa populares —en Estados Unidos y por todo el mundo— llevan la razón, y pos ¡ya estamos bien encabronados!
Ese sentimiento animó las ganas de interrumpir lo de siempre en Nueva York... y marchamos al son de toda una gama de consignas, incluso se logró que corearan un tiempecito en inglés: “¿Cuál es el problema? El capitalismo. ¿Cuál es la solución? ¡La revolución!”. Se oían gritos de puro regocijo y euforia. Sonrisas de oreja a oreja.
Cuando habíamos cruzado casi la mitad del puente, nos paró un muro de policías y nos envolvieron en esas mallas anaranjadas, ahora tristemente famosas, que el Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) ocupa para atrapar a multitudes. En esas nos apretaron a centenares, cada vez más apretados. Yo estaba en el centro de todo eso y no pude ver por ningún lado pero sí podíamos ver las caras de las personas arriba de nosotros en la pasarela, quienes coreaban, “Suéltenlos”, y una señora gritaba en contra de la brutalidad de la cual era testigo: “¡ya no lo golpeen más!”.
En medio de todo eso hay bastante confusión sobre la naturaleza del estado, y, con relación a eso, confusión sobre el papel de la policía; mucha gente la considera solamente otro sector más de los trabajadores, a quienes los joden también ya que les están cortando la pensión de jubilación: personas que deben tomar posición con los manifestantes. También hay mucha ignorancia sobre el trato policial hacia las masas oprimidas, como Parar y Registrar, los asesinatos policiales... Por eso hay personas que tratan de razonar con la policía o que hablan de que la policía es parte de los 99 por ciento. Como respuesta, empecé a hacer agitación: “la policía es parte del 1%, la policía es parte del 1%”. Un tipo que estaba bien apachurrado a mi lado me preguntó qué quería decir yo con eso, se preocupaba de que lo que yo decía era algo muy antagónico. Señalé la ironía — a centenares de nosotros que estábamos luchando por la justicia y la necesidad de un mundo mejor, nos estaban acorralando los capataces brutales de un estado brutal y nos estaban arrestando por la fuerza, pues ¿quién era el antagónico?
La policía es una fuerza social de represión que mantiene e impone las relaciones de explotación y dominación del sistema de capitalismo e imperialismo. Pierden su humanidad cuando desempeñan, por voluntad propia, el papel del perro de ataque, y sí, el puerco de este sistema. Esa inhumanidad queda al desnudo en las maneras en que atacan a las masas más oprimidas, día tras día, y en las maneras en que pretenden reprimir a los que entran a la resistencia política contra el sistema. Bob Avakian señala ese punto poderosamente en Lo Básico, #1:24:
“El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación en que el sistema ha metido la gente y está decidido a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura”.
Nos arrestaron uno por uno —“¡sólo queremos el mundo!” era una consigna que se oía con ritmo y gusto a pesar de que en muchos casos nos estaban esposando muy apretadamente.
Nos apiñaron en autobuses de la Autoridad de Transporte Metropolitano requisados para esos fines, y nos llevaron aborde más de una hora, tanto que se nos hizo patente de que nos estaban llevando a varias diferentes delegaciones de la policía en vez de la comisaría central para tramitar los cargos. El autobús que llevaba como 50 de nosotros se llenó de risas y pláticas — ¿Cuál hamburguesería más te gusta? ¿La serie Guerras de las Galaxias tiene influencias anarquistas? ¿Es posible reformar el capitalismo y combinarlo con el socialismo? ¿Las sociedades comunistas no están predestinadas al fracaso? ¿Cuál es el verdadero papel de la policía? ¿Por qué el “no diga nada” (es decir, no decir nada a la policía o a las autoridades gubernamentales más allá de decirles que lo que necesitan saber está en la identificación de uno) es un punto de principio esencial para un movimiento de resistencia? ¿De qué tipo de revolución estuve hablando, y realmente era posible?
¿Qué es lo que atrajo a la gente a la protesta? Una pareja joven de Iowa apenas había llegado por avión. Participan con el Partido Verde y han sentido profundamente desilusionado desde “la traición de 2008”. Los rodean las ejecuciones hipotecarias, sus amigos se están quedando sin empleo y temen que si no nos ponemos de pie y lo paramos, las cosas nunca cambiarán. Sentían curiosidad por el movimiento para la revolución que yo les describí, y dijeron que iban a informarse más sobre Bob Avakian. Un joven neoyorquino dijo que participó el sábado anterior y que lo arrestaron ese día también. Dijo haber leído los artículos sobre la corrupción en Wall Street en la revista Rolling Stone, y siente que alguien tiene que confrontar la avaricia de los banqueros. Cuando le pregunté si creía que el problema era algo mayor, contestó que sí, es el capitalismo, pero posiblemente no vamos a ver ese cambio hasta otros 100 años... tenemos que poner las cosas en marcha desde ahora. Un grupo había venido de Filadelfia con diferentes niveles de experiencia en protestas (para una joven, ésta era su primera). Estaban trabajando con Veteranos de Irak Contra la Guerra, y cuando hablé sobre los huelguistas de hambre en las prisiones de California y las condiciones en las Unidades de Vivienda de Seguridad, ella describió la situación en Quántico donde encierran a los soldados que solicitan el estatus de objetor de conciencia — una situación muy parecida. Habló de lo inquietante que es que las fuerzas armadas están “dispuestas a hacérselo incluso a los suyos”. Cuando le respondí que los soldados que se niegan a ser cómplices en los crímenes estadounidenses han tomado posición con el pueblo del mundo —en oposición a las fuerzas armadas estadounidenses que apuntalan el imperialismo... ella estuvo de acuerdo y señaló el paralelo de esta con nuestra discusión anterior sobre el papel de la policía de servir y proteger este sistema y no a la gente.
Las personas participantes venían de todas partes del país... dos muchachos habían viajado desde Houston, uno llegó a puro aventón desde Burning Man*. Todos estaban orgullosos y listos a alzarse en pro de sus convicciones... incómodos, algunos con dolor, pero ayudándose unos a otros... como el autobús estaba lleno de gente esposada, era necesario trabajar en equipo. Ayudar unos a otros a rascar la nariz, sacar cosas del bolsillo, recoger bolsas y carteras del suelo.
Sacados del autobús... a los trámites en la delegación... a algunos nos metieron en celdas (algunas sin agua)... otros quedaron esposados hasta siete horas. Desde las celdas de mujeres, pudimos escuchar que los hombres tamborileaban en ritmo y en cierto momento se soltaron a cantar “New York, New York” a voz en cuello, lo que provocó que un oficial gritara: “Basta”. El espíritu seguía animado, pero también continuó el debate y la discusión.
Una parte del debate se centró en la necesitad de que los manifestantes comprendieran la importancia de no dar información al estado, que está constituido para hostigar, vigilar y reprimir los movimientos de resistencia. Todo lo que uno diga bajo la custodia de ellos lo utilizarán en contra de uno — sean detalles personales, la búsqueda de información general o incluso una idea de quién es quién y de cuáles otros cargos podrían acusar a uno y a los otros arrestados. Cuando los policías dan cara de “ser amigotes” con las personas a las cuales mantienen encerradas a base de la amenaza de violencia y fuerza, hay que reconocerlo por lo que es: ¡disparates peligrosos! El DPNY —y los departamentos de policía por todo el país— trabajan muy de cerca con el FBI y la CIA, en particular respecto a la vigilancia política. Su único objetivo con relación a los movimientos políticos es de vigilar, desorientar y aplastarlos — y se ha comprobado que se valdrán de toda una gama de tácticas para servir ese fin, entre ellas la de ahogar un movimiento en sangre. Sólo tenemos que echar un vistazo a la historia de los departamentos de policía y el FBI respecto el Partido Pantera Negra, en la cual cometieron asesinatos descarados, el encarcelamiento, el hostigamiento cruel y la tortura. En el período más reciente, debemos aprender de los levantamientos en Egipto, donde hace unos meses decían a los manifestantes que tuvieran confianza en el ejército, que desde ese entonces éste ha golpeado y arrestado a centenares de ellos.
Empezaron a liberarnos uno por uno a las 1:30 de la madrugada... y al salir nos aclamaban y nos aplaudían las personas encargadas de apoyar a los encarcelados, nos ofrecieron agua y comida. Resulta que un equipo de media docena de personas había estado esperándonos ahí desde las 10. Pero también nos brindaron apoyo gente desconocida y personas del vecindario que sabían de lo que estaba pasando en Wall Street y querían ayudar. Una mujer salió del edificio en frente del cual estábamos parados, y ofreció su apartamento si los que estábamos saliendo de la delegación queríamos entrar para quitarnos el frío o usar el baño. Otra mujer que estaba pasando por la calle, fue a casa y regresó con un montón de ropa que prestó a los que estábamos saliendo, para que nos defendiéramos del frío. Uno tipo que vive en esa cuadra llegó corriendo con una caja de agua, una caja de galletas integrales y todo un montón de playeras — un dibujo de Obama en un círculo tachado con una barra oblicua. Resulta que él había diseñado la misma playera contra Bush que se hizo muy popular, y ahora le da coraje que Obama esté cometiendo los mismos crímenes. Estaba regalando las playeras a las personas que salían de la cárcel (aunque, para darles un sentido de lo contradictorio de la escena, algunas personas no concordaban con esa posición y se aferran a ciertas ilusiones sobre Obama.)
Después de salir, continué una discusión con una mujer con la cual había compartido la celda. Había venido solita a la protesta y contó que para ella el punto de viraje fue lo que le hicieron a Troy Davis. Sentía que simplemente tenía que alzar la voz. Había participado en un plantón de varios meses en la universidad en Puerto Rico hace un par de años y comentó que cree que muchas personas en Estados Unidos no entienden lo poderoso y lo justo que es la protesta que tiene propósito y sentido. Le interesó mucho el reto de pensar en la revolución: “Siempre he pensado en la necesidad de cambiar una u otra particularidad, pero ahora que me lo mencionas, sí tenemos que pensar a ese nivel”.
Esta protesta aún está en sus fases iniciales, se ha difundido nacionalmente y hay una poderosa determinación de continuarla y hacerla crecer. Hemos visto el efecto que tiene cuando las personas logran superar la represión política y avanzar a pesar de ella — la inspiración y la determinación que da a los demás. También estamos viendo las contradicciones que eso crea para los gobernantes — para estas alturas, estas protestas han ganado bastante legitimidad y si siguen tratando de aplastarlas, es posible que se les salga el tiro por la culata... y ponga en tela de juicio la legitimidad del sistema entero. No obstante, si permiten que continúe, podría crecer y contribuir a poner en tela de juicio la legitimidad del sistema entero.
Al salir de la cárcel, todos decíamos que íbamos a vernos de nuevo en el Parque Zuccotti — o al regresar esa misma noche para continuar el campamento o al regresar al día o días siguientes. Y todos sentían aún más poderosos y sin amilanarse. Son situaciones como ésta que plantean las grandes cuestiones ante toda una nueva generación — ¿qué tipo de mundo es posible en realidad y qué hace falta para conseguirlo?
Tengo muchas ganas de regresar hoy y ser parte de esta discusión, de desenvolver las respuestas que Bob Avakian ha desarrollado a estas preguntas — una nueva síntesis del comunismo y un enfoque estratégico para la revolución— dar a saber a la gente que sí hay una visión viable para un mundo radicalmente diferente y existe la dirección para alcanzarlo... debatir el contenido de todo aquel y conectar a la gente con el movimiento para la revolución. ¡Y para unirme con la determinación festiva de esta ocupación creciente!
1. Burning Man (hombre en llamas) es una celebración anual de arte y comunidad que atrae a participantes desde todas partes del mundo al lecho de un lago antiguo despoblado en el norte de Nevada. [regresa]
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