Revolución en línea, 13 de octubre de 2011


¿Cuál es el problema: que las corporaciones están corrompiendo al sistema… o el propio sistema del capitalismo?

Lo siguiente es una trascripción y traducción exprés, con leves revisiones, de un discurso pronunciado por Raymond Lotta el 7 de octubre en Ocupar Wall Street, Ciudad de Nueva York.

Me llamo Raymond Lotta. Soy economista político y un articulista del periódico Revolución. Promuevo la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian.

El movimiento Ocupar Wall Street es un acontecimiento grandioso y de mucha importancia. Es un nuevo viento de resistencia. Estamos protestando por los múltiples ultrajes de este sistema, no solamente uno. Ocupar Wall Street está suscitando grandes interrogantes acerca de la fuente de estos ultrajes y cómo llegar a un mundo radicalmente diferente y mejor. ¡Está creando un espacio en que podemos hablar sobre todo esto! Por eso, estoy muy feliz de estar presente con ustedes.

Mi corto discurso se titula “¿Cuál es el problema: que las corporaciones están corrompiendo al sistema… o el propio sistema del capitalismo?”

Desde luego, con razón se indignan por lo que hacen las corporaciones y los bancos.

• Veamos lo que British Petroleum hizo en el golfo de México en 2010: fue responsable del peor desastre ambiental de la historia estadounidense.

• Con razón, se indignan por los bancos que han lucrado con operaciones financieras que han provocado el desalojo de millones de personas. Cuando Goldman-Sachs olfateaba la putrefacción de las hipotecas subprime, se pasó a los futuros de mercancías alimentarias, lo que contribuyó al aumento de los precios globales de alimentos y mayor hambre y hambruna para millones de personas del tercer mundo.

• Como saben, Steve Jobs acababa de morir y lo están elogiando por su “búsqueda del sueño del perfeccionismo”. Pero no hubiera habido ningún Steve Jobs, ni ninguna Apple, sin la red global de explotación. Hablo de una cadena corporativa de abastecimiento manejada desde el Valle de Silicón. Hablo de fabricantes como Foxconn que bajo contrato, montan iPhones e iPads en China, en fábricas que imponen jornadas de 60 horas semanales, envenenan a los trabajadores con sustancias peligrosas, les privan de derechos básicos y los trabajadores, por desesperanza, se suicidan.

Las corporaciones y los bancos son parte de algo más grande

Pero, fíjese, si odiamos lo que hacen las corporaciones y los bancos, y queremos detenerlo, tenemos que ver de qué esos forman parte. Forman parte de algo más grande que sí mismos: un sistema de capitalismo que opera según cierta dinámica.

Piensen en lo siguiente: Las corporaciones y los bancos no existen para siempre. Los compran y los venden. Se fusionan, como JP Morgan y Chase, o Texaco y Chevron. Se quiebran debido a la competencia y crisis, como Lehman Brothers. Producen y dejan de producir distintas líneas de productos, tal como le pasó a IBM y la PC, o cuando Apple incursionó en el territorio de Google.

Una corporación o banco trasnacional, con grandes activos globales, encarna el sistema económico bajo el cual vivimos. Las corporaciones trasnacionales son unidades que producen y acumulan ganancias, por ejemplo, Toyota arma coches y Exxon-Mobil perfora pozos para sacar petróleo. Los bancos son unidades que maximizan las ganancias financieras a partir de extensísimas operaciones. Una corporación es un instrumento para la explotación organizada de la mano de obra asalariada. Es un instrumento por medio del cual penetran y acaparan mercados, se apoderan de recursos, como cuando las empresas petroleras van al Ártico. Estas corporaciones y bancos son instrumentos, pero no son los únicos, de propiedad y control de parte de la clase capitalista.

Lo que estoy recalcando es que estas corporaciones y bancos son piezas, y no las únicas piezas, en un tablero global de ajedrez del capitalismo-imperialismo. Este tablero de ajedrez, esta brutal cancha de juego, opera según ciertas reglas, de manera similar al fútbol o el baloncesto: existen reglas del juego. Si un basquetbolista patea el balón como un futbolista lo hace, para hacer que se lance a la otra punta de la cancha, el juego se viene a pedazos. Veamos estas reglas:

El capitalismo opera según ciertas reglas

REGLA #1: Todo es mercancía y hay que hacer todo en pos de ganancias. Bajo el capitalismo se produce todo a fin de intercambiarlo, venderlo. Para venderse, todo tiene que ser útil. Pero lo que se produce concretamente se mide y se motiva de acuerdo a las ganancias: sean viviendas, computadoras, medicamentos, energía, lo que sea. Las ganancias se derivan de la explotación de miles de millones de seres humanos sobre este planeta.

Es algo criminal que bajo el capitalismo, el medio ambiente, tal como la selva tropical de Ecuador donde Texaco excavó en busca de petróleo, es algo del cual se apodera y lo que se saquea en pos de ganancias.

REGLA #2: La producción capitalista es propiedad de particulares, y la impulsa el mandamiento “expandirse o morir”. Exxon-Mobil y Royal Dutch Shell, o Credit Suisse y JP Morgan Chase se pelean entre sí por una porción del mercado. Se rigen por la necesidad de aumentar inversiones y abaratar costos, no principalmente por avaricia personal sino porque si no se expanden y siguen acumulando ganancias y más ganancias para sus arcas de combate, no sobrevivirán, se hundirán o resultarán comidos.

La competencia recorre todo el sistema de punta a punta. Que venzas o te venzan. Cuando British Petroleum (BP) hacía labores de limpieza del derrame de petróleo, no acudieron otras empresas para compartir conocimientos, experiencia y equipo oceanográfico. No, esas otras empresas querían sacar provecho de la situación: se informa que Shell y Exxon-Mobil “se les hace agua la boca” por la posibilidad de tragarse a BP. Esta compulsión de “expandirse o morir” engendra unidades de capital más grandes y más poderosas.

REGLA #3: Se trata del afán de control global. El capitalismo es un sistema mundial. Existe una gran división en el mundo entre los países imperialistas y oprimidos. En esta cancha de juego global, las corporaciones y bancos se compiten entre sí por influencia y control global, por ejemplo, las corporaciones petroleras excavan en busca de petróleo cerca de la costa de África Occidental o Nigeria. Pero la forma más intensa de rivalidad se da entre las potencias mundiales que están en contienda por posiciones y ventajas estratégicas, sobre regiones, mercados y recursos. Todo eso ha suscitado guerras de conquista, tal como hizo Estados Unidos en las Filipinas y los franceses en Argelia, o la invasión estadounidense de Irak. Este afán de control y dominación global provocó dos guerras mundiales.

Así que ésas son las tres reglas del juego: las ganancias basadas en la explotación de la mano de obra; expandirse o morir; y el afán de dominación global.

En el libro Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian, se halla una cita muy buena, 1:6, que describe escuetamente el capitalismo-imperialismo:

Imperialismo quiere decir enormes monopolios e instituciones financieras que controlan las economías y sistemas políticos —y la vida de la gente— no solamente en un país sino en todo el mundo. Imperialismo quiere decir explotadores parasíticos que oprimen a centenares de millones de personas, condenándolas a incalculable miseria; financistas parasíticos capaces de hacer pasar hambre a millones simplemente presionando una tecla de una computadora y trasladando de esa manera grandes cantidades de riqueza de un lugar a otro. Imperialismo quiere decir guerra —guerra para suprimir la resistencia y rebelión de los oprimidos, y guerra entre los estados imperialistas rivales—, quiere decir la capacidad de líderes de estos estados de condenar a la humanidad a increíble devastación, quizás hasta la aniquilación total al oprimir un botón.

El imperialismo es el capitalismo en la etapa en que sus contradicciones básicas han alcanzado un nivel extremadamente explosivo. Pero el imperialismo también significa que habrá revolución —el levantamiento de los oprimidos para derrotar a sus explotadores y atormentadores— y que esta revolución será una lucha mundial para barrer a ese monstruo global, el imperialismo.

Lo BAsico, 1:6

El capitalismo y el poder estatal

Estas leyes económicas que he descrito constituyen la raíz del sistema capitalista. Pero la conservación y la extensión de este sistema requiere un poder estatal. Pues, fíjese, el capital es privado y compete. Pero los capitalistas de un país dado tienen intereses comunes, como por su parte Estados Unidos, Francia, Rusia o Alemania, tienen intereses comunes. El poder estatal de Francia toma medidas para salvaguardar los intereses estratégicos comunes del capital francés, y lo mismo ocurre en Japón o Rusia.

La clase capitalista domina la economía. Controla los grandes medios de producción: la tierra, la materia prima y otros recursos, la tecnología y las estructuras físicas, como las fábricas. El gobierno es una parte central de un poder estatal controlado por la clase capitalista, sin importar quién sea el presidente. Pero este estado desempeña un papel especial en la sociedad. No actúa de acuerdo a los intereses de esta o aquella corporación o banco. Sus acciones sirven para proteger y expandir el sistema económico y para mantener la sociedad funcionando como una sociedad capitalista. ¿Qué son las cosas centrales que hace el estado?

• Mantiene un monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza. Despliega los policías, tribunales y prisiones para reprimir cualquier resistencia desde abajo. Vimos en los años 60 cómo el gobierno tomó acciones para aplastar al Partido Pantera Negra. En esta ciudad de Nueva York, la policía arresta a manifestantes contra la guerra y cada año para y registra a 750 mil jóvenes negros y latinos como parte de ejercer el control social.

• El estado recauda impuestos y hace erogaciones a fin de crear infraestructura, organiza un sistema central de la banca, establece leyes para la explotación de la mano de obra y subvenciona nuevas industrias. Negocia tratados y convenios con otras potencias. Todo eso obedece a los intereses del capital estadounidense.

• En Estados Unidos, el estado sirve para salvaguardar a un imperio global. Forja una gigantesca máquina militar de muerte y destrucción; ha establecido más de 700 bases en más de cien países a fin de reforzar las condiciones políticas que les sean favorables para sus inversiones y para reprimir la resistencia en otras partes del mundo.

• El estado toma acciones para legitimar el sistema. Celebra elecciones que sirven para darle un sello de “aprobación popular” a las políticas de la clase dominante capitalista. Fíjese, la idea del “consentimiento de los gobernados”.

El gobierno y poder estatal de Estados Unidos han funcionado constantemente, desde la fundación de la República y la Constitución, al servicio de la expansión y consolidación de un mercado nacional. El gobierno y poder estatal han funcionado constantemente para proteger un sistema de derechos de propiedad basado en el control de la producción de riqueza por parte de una pequeña clase capitalista que explota a los trabajadores asalariados.

Este poder estatal ha funcionado constantemente al servicio del ascenso y la extensión de un imperio global que descansa sobre la explotación, saqueo y guerra: del robo de las tierras de México a la anexión de Puerto Rico, la ocupación de las Filipinas, Vietnam, Irak y Afganistán.

Cuando el sistema entra en una profunda crisis económica, el estado toma medidas para impedir su colapso. Franklin D. Roosevelt lo hizo durante el Nuevo Trato. Ante el azote de la crisis económica de 2008 a 2009, el estado bajo Obama tomó medidas para rescatar y apuntalar a los bancos, y no lo hizo por una influencia especial de las corporaciones y bancos. El rescate tuvo por objeto impedir un gran derrumbe del sistema y proteger las instituciones financieras que son un elemento central de la posición dominante de Estados Unidos en el mundo.

Eso fue un rescate del sistema capitalista. Ellos lo están haciendo a un terrible costo para la humanidad, a un gran costo no solamente para los pobres y explotados de esta sociedad sino para amplios sectores de la población, y además a gran costo para la ecología del planeta.

Hoy, la gente tiene que decidir entre pagar el alquiler o los servicios médicos, lo que es una decisión que nadie debería tener que tomar. Los jóvenes no saben si van a tener una clase de futuro digna de los seres humanos.

Empecé con una pregunta: ¿Cuál es el problema: que las corporaciones están corrompiendo al sistema… o el propio sistema del capitalismo? Mi respuesta: el capitalismo-imperialismo es el problema, y nosotros necesitamos una revolución a fin de crear un nuevo sistema digno de la humanidad.

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