Revolución en línea, 27 de octubre de 2011
Debate y controversia en Harvard: Dos constituciones, dos futuros
Revolution recibió la siguiente misiva:
Formé parte de un equipo que difundió la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) del PCR en la reciente Conferencia sobre una Convención Constitucional llevada a cabo en Harvard, copatrocinada por la Escuela de Derecho y por la agrupación Tea Party Patriots [Patriotas del Partido del Té]. ¡Qué buenos momentos!
La semana previa a la conferencia, estuvimos en el campus principal de Harvard, con una pancarta de 1.2 x 1.8 m de la nueva Constitución y una Carta Abierta a la comunidad universitaria del economista político y columnista de Revolution, Raymond Lotta. Conocíamos a cientos de estudiantes, muchos de los cuales eran de primer año, quienes recibieron la Carta Abierta y comenzaron a leer la nueva Constitución. Los ánimos comenzaron a caldearse cuando apareció un editorial de Lotta, "Dos constituciones, dos futuros" en el periódico estudiantil oficial, el Harvard Crimson, el jueves antes de la conferencia. Imprimimos inmediatamente muchas copias del editorial e hicimos un cartel con él, y un artista visual creó una imagen de gran tamaño de la portada de la nueva Constitución.
La mayoría de los estudiantes ni siquiera sabían de la conferencia y estaban totalmente molestos por el hecho de que invitaran al Tea Party al campus. Muchos estaban aún formulando sus opiniones al respecto y querían leer el editorial antes de siquiera pensar en adquirir la nueva Constitución. Aunque estaban molestos, algunos no lo consideraron problemático. Se oyeron comentarios como "En Harvard siempre se hacen este tipo de eventos". Teníamos que señalar lo que implicaba que el reaccionario Tea Party obtuviera este tipo de plataforma y legitimidad en nombre del diálogo.
Y el editorial cobró vida propia. Por casi una semana estuvo entre los cinco artículos más leídos en línea en Crimson, llegando al tope de la lista (compitiendo con "Los 15 alumnos de primer año más calientes de Harvard" y con "Científico de Harvard cuestiona la partícula 'más rápida que la luz'"). A una semana de su aparición, había más de 160 comentarios. Esto es casi inédito en el Crimson. Un editor dijo que la mayor parte de las opiniones sólo generan entre 30 y 40 comentarios. Otros sitios web comenzaron a reproducirlo. Un académico progresista nos dijo que muchos de sus colegas habían leído el editorial y le habían preguntado qué sabía sobre el tal Raymond Lotta.
La mayoría de los comentarios eran la misma cantinela anticomunista convencional de siempre, y las distorsiones típicas sobre la historia del comunismo. Pero en algunas conversaciones había preguntas muy serias: acerca de la derrota de las revoluciones socialistas anteriores, de si las personas podrían verse motivadas por algo distinto a un incentivo material y cuál sería la actitud del nuevo estado socialista hacia el disentimiento. Varios comentaristas, incluyendo personas que se oponían al editorial, visitaron el sitio web de la nueva Constitución y se centraron en secciones específicas para reforzar sus argumentos.
Incluso antes de la aparición del editorial, habíamos llevado la nueva Constitución a una reunión organizativa de la manifestación antibélica del 6 de octubre planeada para Washington, D.C. Había unos 20 estudiantes, con algunos activistas veteranos del movimiento de protesta contra las Arenas de Alquitrán de Alberta. Después, hablé con una estudiante de primer año sobre su ingreso a Harvard, de cuáles eran sus aspiraciones y cómo las estaba llevando a cabo. Me indicó rotundamente que sus aspiraciones por un mundo mejor no se estaban cumpliendo y compró una copia de la nueva Constitución, y se inscribió para ir a la capital. Posteriormente nos encontramos en el campus y le pregunté si había comenzado a leerla. Me dijo que sólo la había hojeado pero me dio su número telefónico y me dijo que hablaríamos más una vez que la viera con calma, tal vez camino a Washington.
Ese fin de semana, un equipo fue a la propia conferencia. No estabamos seguros de qué esperar, pero nos abocamos con gran entusiasmo a entregar volantes del editorial a los participantes que iban ingresando. Había personas de todo el país y de lugares tan lejanos como la costa oeste y la zona sudoeste. Hablábamos principalmente con las personas en los recesos y a la hora de almuerzo. Mientras salía un grupo de retrógrados miembros de Tea Party, me sorprendió ver que tantos progresistas y liberales habían venido con un deseo casi desesperado de encontrar una base para la búsqueda de respuestas ante interrogantes sociales mayores.
Me acerqué a las personas con una copia del editorial "Dos constituciones, dos futuros", y la nueva Constitución. La mayoría de los participantes no eran del campus y no habían visto el editorial o lo habían conocido sólo esa mañana.
Una de las primeras personas a las que conocí se presentó como un libertario de Vermont que apoya a Bernie Sanders, el único autodefinido socialista del Congreso. Antes de que comenzáramos a analizar la Constitución, me contó como el reciente huracán Irene había devastado su comunidad, un pequeño pueblo situado en las riberas de un río en uno de los muchos valles del estado y había podido salir solamente el día antes, después de cavar por tres semanas. "Desperté y se escuchó un ruido al estilo del motor de un tractocamión fuera de mi casa. Miré y donde antes había una calle, ahora corría un río”. Me contó que era funcionario municipal y que habían pasado los primeros tres días después del huracán rastreando las montañas que circundan la ciudad en busca de sobrevivientes. Relató que la ayuda gubernamental había sido escasa o nula a la fecha, y que fue sólo por iniciativa de personas de otras partes del país que lograron llegar tan lejos.
Esto llevó a la discusión sobre lo que establece la nueva Constitución acerca de la organización de la economía en una sociedad socialista, y cómo se podría efectivamente organizar una sociedad de modo que los intereses de las personas fueran prioritarios y donde las respuestas a los desastres naturales fueran enfocadas de manera radicalmente distinta por el gobierno y la sociedad en su conjunto. Abordamos la criminal represión oficial a raíz del huracán Katrina y del terremoto en Haití, y él manifestó que sentía mucha angustia y frustración sobre lo que continúa pasando en ambos lugares.
Cuando compró la nueva Constitución, me indicó que probablemente no estaría de acuerdo con gran parte de ella, pero siguió insistiendo en que el problema eran los líderes a los que ya no les importa nada. Si de los líderes actuales en Washington dependiera, nada cambiaría. Le dije que es el sistema capitalista al que "nada le importan" los intereses del pueblo, pero que por otro lado tenemos a un líder en Bob Avakian, a quien no sólo le interesan profundamente las personas, sino que además ha dedicado todos sus recursos y raciocinio a ver cómo salir de todo esto. Al despedirse me dijo que leería la nueva Constitución y pensaría sobre lo que habíamos conversado.
Me enteré de que en el último plenario antes del almuerzo, Raymond Lotta había dado un discurso desde el público en que instaba a los participantes a estudiar la nueva Constitución y criticaba fuertemente a los organizadores liberales y progresistas por buscar puntos en común con el grupo fascistoide Tea Party Patriots. Me acerqué a un grupo que almorzaba después del plenario y les pregunté qué pensaban sobre los comentarios de Lotta y si habían leído el editorial mientras les mostraba la nueva Constitución.
Uno de ellos respondió inmediatamente que con él habíamos perdido toda credibilidad por causa del discurso de Lotta. "Fue demasiado destemplado y desdeñoso con los miembros del Tea Party que participaban en la conferencia. La meta de la conferencia es entablar un diálogo respetuoso para abordar los graves problemas del país. ¿Cómo podemos avanzar si no somos capaces de sentarnos a conversar? ¿Cómo puede llegar y acusarlos de racistas y xenófobos? ¡Ni siquiera sabe quiénes son!"
Comencé a responderle que sabemos mucho sobre la agenda y programa político del Tea Party, sus diatribas contra los inmigrantes en Arizona, su llamado a recuperar los "Derechos de los Estados", pero me respondió, "¡No quiero polemizar contigo!" Otro hombre asintió con la cabeza.
Me volteé hacia el otro tipo y él reconoció que tal vez hubiese sido bueno que Lotta planteara algunos problemas concretos y no simplemente criticara la forma, porque todos los organizadores de la conferencia concordaban en dejar al margen todas las diferencias políticas e ideológicas para llevar a cabo este diálogo civilizado y él no estaba seguro de cómo era eso posible.
Siguieron los estires y aflojes pero quedó claro que ambos tipos eran en realidad muy progresistas y les preocupaban profundamente temas como el medio ambiente, las guerras imperialistas de agresión y la opresión de la mujer. Insistí en el hecho de que el Tea Party tiene una agenda política perversa y reaccionaria, sin importar cuán "corteses" fueran sus representantes en esta conferencia. ¡Estas eran las personas que se alegraron cuando el Dr. George Tiller fue asesinado por antiabortistas, y que hasta han acusado a Obama de ser socialista (lo cual no puede estar más lejos de la verdad)! El verdadero debate tenía que abordar "dos constituciones diferentes, dos visiones distintas del futuro" porque el problema no era simplemente el Tea Party, sino que la Constitución original en sí refleja la visión de los explotadores sobre la libertad.
Finalmente le pregunté al tipo: "En los días previos a esta conferencia de ‘discurso razonable’ dedicada a volver al objetivo de los creadores de la Constitución original, el estado de Georgia ejecutó a un hombre negro de 42 años, Troy Davis (aun cuando había abrumadoras razones para creer que era inocente). El principal candidato presidencial republicano y favorito del Tea Party, Rick Perry, aplaudió esta ejecución, mientras que Obama, el actual presidente demócrata y supuesto representante de los progresistas, guardó el más rotundo silencio. Se hizo todo eso legalmente, en el marco que dispone la Constitución de los Estados Unidos. Una sociedad trae algo profundamente erróneo cuando permita que esto ocurra y que se repita una y otra vez. Llega un momento en que las personas se dan cuenta de que deben asumir acciones concretas y que ya no se puede seguir haciendo de la vista gorda. Esta nueva Constitución presenta un modelo radicalmente distinto de cómo puede funcionar la sociedad y contiene términos diametralmente diferentes sobre cómo las personas se pueden relacionar entre sí; una sociedad totalmente distinta y muchísimo mejor. Es una hoja de ruta sobre cómo liberarse de estas porquerías de una vez por todas. Es necesario estudiarla y debatirla. ¿Estás preparado para hacer eso?"
Cuando mencioné el nombre de Troy Davis, comenzó a asentir con la cabeza y se vio claramente conmovido al pensar en lo que acababa de ocurrir en Georgia. Cuando compró la Constitución juró que la leería e intentaría expresar sus ideas al respecto.
Otras personas dentro y fuera de la conferencia compraron copias de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) y resultó que la contienda muy fuerte en la conferencia no había "alejado a la gente", sino que en realidad había clarificado para algunas personas cuáles eran y deben ser los términos reales del debate. Y muchos participantes se fueron con la sensación de que fue bueno que los comunistas revolucionarios hubieran salido al ruedo. ¡Uno de nuestros lemas en adelante debiera ser menos civilidad y más realidad!
Aquellos de nosotros que habíamos pasado mucho tiempo en el campus aún tratamos de evaluar cómo abrir paso mucho más aquí y en otras partes. La combinación del editorial y nuestra presencia en el campus ha generado un revuelo serio y varias personas han comentado unas a otras que éramos las mismas personas que promovíamos Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (un suizo nos dijo que le había adquirido una copia de Lo BAsico a alguien en la calle en Nueva York). Pero nos queda mucho por hacer. Una persona describió la situación de que hay mucho potencial latente, pero aún no se ha plasmado la sinergia en que todos los diferentes aspectos y facetas necesarios para construir un movimiento para la revolución se conjuguen y se abran paso en grande. Este es nuestro desafío.
Un lector
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