Revolución #249, 6 de noviembre de 2011
Qué es el APEC… y por qué el pueblo debería protestar en su contra
La cumbre de 2011 del APEC ocurre en el contexto de la inestabilidad y crisis que continúan de la economía mundial, 2) una situación en que Asia oriental en particular representa una de las pocas regiones con un crecimiento económico dinámico en el mundo y 3) un momento en que China ha rebasado a Japón y es hoy la segunda economía capitalista del mundo y está promoviendo sus intereses estratégicos en el mundo y en el frente económico está desafiando a Estados Unidos.
APEC se formó en 1989 y hoy tiene 21 países miembros (o “economías”, tal como les gusta llamarse a sí mismos), en ambos lados del mar Pacífico1. Sus miembros representan aproximadamente el 40% de la población, el 54% del PIB y el 44% del comercio del mundo.
Su declarada misión es: “promover el libre comercio y la liberalización del comercio e inversión” a fin de “facilitar un ambiente favorable de negocios” y establecer una “zona de libre comercio” del Pacífico semejante al TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte). Con palabras disfrazadas como “libre comercio”, “desregulación” y “liberalización”, las políticas del APEC abren las economías de sus miembros a las inversiones y control extranjeros y permiten que las potencias imperialistas y las trasnacionales tengan el “derecho” de llevarse los recursos que quieran. La desregulación de industrias y de leyes ambientales y laborales permite que las corporaciones se trasladen libremente entre los países, cazando a las regiones con mayores ganancias y la privatización abre las tierras y empresas bajo el control y/o propiedad de los gobiernos al control y propiedad de particulares. Las grandes potencias económicas, en particular Estados Unidos, Japón y China, hacen uso del APEC para promover sus agendas geo-económicas.
El papel histórico de Estados Unidos es de dominar el APEC, donde promueve un paquete de políticas económicas conocido como el “Consenso de Washington”. Sus elementos centrales incluyen mercados libres, liberalización comercial, desregulación, liberalización financiera y “ajustes estructurales” o “disciplina fiscal”. Estas políticas sacan los fondos oficiales de los programas sociales y los destinan a la privatización y liberalización de la economía. Como resultado, la agroindustria corporativa ha destruido y reemplazado a la agricultura tradicional, sostenible en pequeña escala. La agroindustria ha expulsado a los pequeños arroceros de Vietnam y las Filipinas. Las grandes minas de plata y cobre de Papua Nueva Guinea han desplazado a aldeas enteras y han creado enormes regiones inhabitables debido a la contaminación del aire y agua. En los países pobres, se ha socavado fuertemente la agricultura de subsistencia, lo que ha provocado la emigración a las ciudades y la trampa interminable del desempleo o trabajo en condiciones esclavizantes. Se han suspendido las protecciones ambientales para permitir el saqueo descontrolado de los recursos naturales. Se ha eliminado la reglamentación del sector energéticos y se está fomentando las formas más baratas y destructivas de energía (petróleo, carbón, hidro y nuclear).
Las consecuencias sociales han contribuido a una brecha económica siempre creciente entre los ricos y los pobres. En Indonesia, que el APEC presenta como el modelo del crecimiento económico, ha disparado el número de pobres y más de 80 millones de personas viven de menos de un dólar al día. Las zonas urbanas de China han tenido un enorme crecimiento de ingresos durante las últimas décadas, a la vez que ha crecido enormemente la pobreza en el campo y las ciudades. Se ha privatizado la educación, vivienda y servicios médicos, que antes eran gratuitos o contaban con subsidios oficiales. Se han liberalizado los precios de cereales y combustibles, lo que ha provocado enormes fluctuaciones de precios.
Muchos miembros del APEC dicen que el aumento de ingresos de algunos sectores de los pobres en sus países demuestra que se está reduciendo la tasa de pobreza. Pero a menudo eso es el resultado de la migración en masa desde el campo a las ciudades, donde son más caros los alimentos, vivienda y servicios de salud. Por ello, las cifras del aumento de ingresos no retratan completa ni acertadamente la situación concreta. Por ejemplo, en Indonesia y las Filipinas el precio de combustibles ha subido más del 100% pero los salarios han tenido solamente un aumento marginal.
La desregulación y privatización promovidas por el APEC han acelerado la destrucción ambiental; por ejemplo, se ha desforestado el 65% de los bosques vírgenes de Sumatra.
Si bien el APEC se jacta de sus avances en la creación de “un ambiente favorable de negocios” en Indonesia, se ha estado desforestando 1.8 millones de hectáreas de tierras al año para las industrias internacionales de madera y aceite de palmera. El gobierno neocelandés ha privatizado el sector energéticos nacional, y se está quitando las cimas de las montañas a fin de extraer carbón para China. En Papua Nueva Guinea, han evacuado las aldeas autóctonas a fin de allanar el camino para las minas de plata, en las que los pueblos autóctonos trabajan en condiciones que casi los condenan a una muerte temprana.
La Cumbre de 2011 del APEC en Honolulu es de importancia estratégica para los imperialistas estadounidenses en el contexto de la actual crisis financiera mundial, la revaloración a la baja de la clasificación crediticia de Estados Unidos y la mayor competencia de China. La cumbre tendrá la necesidad de introducir y promover políticas aún más destructivas que protejan y fortalezcan la dominación estadounidense a expensas de la mayoría del pueblo de la región y del medio ambiental del planeta.
1. Los países miembros: Australia, Brunei, Canadá, Corea del Sur, Chile, China, Estados Unidos, Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea, Perú, Rusia, Singapur, Tailandia, Taiwán y Vietnam.
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