Revolución #267, 1º de mayo de 2012
Tomándose las calles el 19 de abril: ¡NO a la encarcelación en masa!
El 19 de abril en ciudades a lo largo del país, la gente se tomó las calles para DESPEJAR EL SILENCIO en respuesta a la realidad de que "Encarcelación en masa + Silencio = Genocidio". ¿Qué importancia tienen estas acciones? ¿Por qué es necesario que muchas más personas se unan al movimiento?
Estados Unidos tiene la mayor tasa de encarcelamiento que los demás países del mundo: 2.4 millones de personas están en la cárcel o prisión, casi una de cada 100. Casi cinco millones más están bajo el "control supervisado": libertad condicional o libertad provisional bajo caución. En Estados Unidos, los negros y latinos componen menos del 30% de la población en general, si bien más del 60% de la población carcelaria. Uno de cada nueve varones negros está preso. El 29% de los hombres negros están en la cárcel en algún momento de su vida. En 2011, el Departamento de Policía de Nueva York sometió a casi 700 mil personas al parar y registrar, el 87% de ellos negros y latinos. Al más del 90% de ellos ni siquiera argumentan que hacían algo malo cuando la policía los pare.
Durante décadas, el gobierno estadounidense ha estado librando una "guerra contra la droga", que en realidad es una guerra contra el pueblo, y cientos de miles han ido a dar a la cárcel por posesión simple. Han satanizado y criminalizado a un sector entero de la sociedad, al que el sistema capitalista no puede ofrecer ningún futuro. El criminal sistema de INjusticia trata a la juventud como "sospechosos", culpables hasta que se pruebe lo contrario, si es que puedan sobrevivir el tiempo necesario para comprobar su inocencia; la policía practica de costumbre la etiquetación racial y las órdenes judiciales castigan selectivamente a los jóvenes negros y latinos. Para colmo, a aquellos que logran salir de la cárcel les privan de oportunidades de empleo, acceso a la vivienda pública, cupones de comida, préstamos gubernamentales para la educación, el derecho de votar, etc.
Todo esto constituye nada menos que el genocidio lento, y fácilmente podría llegar a ser un genocidio acelerado.
Es necesario oponer una resuelta resistencia contra todo eso. Carl Dix, del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, escribió:
"Las personas tienen que cambiar de forma de pensar acerca de la encarcelación… que millones dejen de aceptar las justificaciones para ésta y que millones de oprimidos también dejen la forma de pensar de que no hay nada que se puede hacer al respecto y/o que en realidad es su propia culpa… Pero no es posible lograr esto mediante puras denuncias o centrándose en denuncias en torno a qué tan injusta es la situación. Se necesitan muchas más denuncias… la clave para cambiar la forma de pensar de la gente acerca de la encarcelación es, en esencia, desencadenar y guiar un movimiento de masas que desempeñe una resistencia resuelta contra el ultraje de la encarcelación en masa. Este movimiento tiene que tener el objetivo de hacer que este tema sea una línea demarcatoria en la sociedad, uno que todo el mundo tiene que reconocer, reevaluar y desarrollar una opinión y posición al respecto".
Alzar la voz con agravios
El 19 de abril, las personas se pusieron en pie y alzaron la voz con agravios sobre lo que representa la encarcelación en masa para aquellos que están tras rejas, sus amigos y familiares, y acerca de aquellos que la policía brutaliza y asesina.
En Chicago, Gloria Pirex, la madre de Darius Pirex, 28, asesinado por la policía chicagoense en enero de 2011 (por el mismo oficial que mató a Flint Farmer seis meses después), habló de sus otros hijos, uno que recién salió de la prisión y otro que tiene en su contra un delito grave de armas por llevar un destornillador. Dijo: "No voy a desaparecer. No tengo miedo". En Houston, una mujer negra habló de haber estado en la cárcel, de sus dos hermanos que cumplen una sentencia y de una mujer presa por matar al tipo que la había violado. En Los Ángeles, Revolución le entrevistó a un hombre negro cuyo hijo cumple una sentencia de 19 años por haber sido el vigía para un robo y que ha estado en aislamiento en el tristemente célebre sistema penal californiano Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU). En Seattle, una mujer amerindia, cuyo sobrino fue hallado muerto en un centro de detención juvenil, habló de que se preocupa casi a diario por la vida de sus hijos. Un latino, ex preso de San Quintín, habló que los carceleros oponen unos presos contra otros y procuran clasificar a los presos en pandillas rivales según sean su procedencia. En un mitin de agravios en preparación para el 19 de abril en el Skyline College, San Francisco, hablaron Cephus Johnson, el tío de Oscar Grant asesinado por un policía del transporte público BART en 2009 y Denika Chatman, a cuyo hijo Kenneth Harding lo balearon ocho veces por la espalda los agentes del Departamento de Policía de San Francisco después de perseguirlo por un pasaje de $2. Muchos otros se pusieron en pie y alzaron la voz con sus propias experiencias de etiquetación, falta de respeto todos los días y hostigamiento de parte de la policía.
En Harlem, miles escucharon el reto de unirse al movimiento para poner fin a la encarcelación en masa y firmar la declaración "Decimos Basta Ya" (ver en esta página). Un joven dijo: "¡Estoy muy consciente de que existe un nuevo Jim Crow! ¡Tenemos que luchar en su contra!" Después de dos horas, 160 personas la habían firmado.
Elaine Brower, de El Mundo no Puede Esperar y Military Families Speak Out, habló en el mitin neoyorquino y se describió a sí misma como alguien que vive en un vecindario de blancos de Staten Island. Dijo: "Somos luchadores por la libertad, somos la nueva resistencia y tenemos que seguir adelante… Pienso en mis hermanos y hermanas en las zonas urbanas marginadas que sufren, que ni pueden salir de sus departamentos. Cuando estaba en Queens, me encerraron allá, conocí a mujeres, que estaban vestidas de pijama, bata y pantuflas porque su único delito era salir a la entrada a fumar y la policía les pidió identificación y como no la tuvieron, por eso las arrestaron. ¿Desde cuándo uno tiene que llevar identificación a fin de salir a la calle para fumar frente a edificio donde uno vive? ¿En que se está convirtiendo esta situación, en la Alemania nazi?"
En Atlanta, una mujer negra se acercó y dijo: "Yo sé, también estoy encerrada" y de ahí explicó que ese día ella y varias mujeres más estaban de licencia para trabajar pero que tuvieron que subirse a un autobús para volver al centro transicional de encierro esa noche. Se subió la chompa para mostrarnos la inscripción "Departamento de Correccionales" en la camisa que tenía puesta. En otro momento, un joven blanco se presentó en un "micrófono popular" con su número de identificación de recluso y dijo que había pasado año y medio en detención juvenil por posesión de marihuana. A lo largo de la tarde, muchos nos contaron sus propias experiencias o las de sus seres queridos en el sistema carcelario.
Un corresponsal de Carolina del Norte escribió: "Las personas le entraron de una forma que nunca habíamos conocido antes, haciendo denuncias abiertas del racismo y el sistema carcelario. Una madre habló de la etiquetación que ocurre en la vivienda pública y cómo teme por la seguridad de sus hijos. Un hombre sin techo habló de lo difícil es conseguir trabajo después de salir de la cárcel. Una joven mujer habló de sus temores porque acababan de dictarle a ella una sentencia de seis meses de prisión y se preocupaba por su hijo. Un señor mayor habló del racismo que ha conocido en su vida y se echó a llorar. Otro hombre dijo que ‘aunque uno se portara bien en la prisión, jamás volvería a conseguir empleo’. Un estudiante de secundaria habló de cómo extraña a su papá, a quien hace poco lo trasladaron a la cárcel en Arizona porque las hawaianas están superpobladas… Una abrumadora cantidad de personas que conocimos tenían familiares o amigos en la cárcel y muchos tenían ganas de contar sus historias".
Sólo el inicio; muchos más tienen que unírsele
En Nueva York, Revolución les entrevistó a algunos de los nuevos "Luchadores por la Libertad", arrestados en las acciones de desobediencia civil no violenta contra el parar y registrar en las delegaciones el pasado otoño e invierno, quienes hablaron en el mitin del 19.
Randy Credico, un cómico político, activista y ex director del William Moses Kunstler Fund for Racial Justice, dijo: "Me da mucho ánimo que haya tantos jóvenes presentes. Eso da muchísimo ánimo, la presencia de tantos jóvenes. Pues, yo puede irme a casa por la noche, agotado y no tengo que preocuparme de que me paren y registren. Pero a estos jóvenes los hostigan todo el tiempo. Así acá hoy, ellos están poniendo el cuerpo en juego por la lucha. Y este es un movimiento muy alentador, de que en realidad algo sucede. Me siento mucho orgullo, felicidad o halagos por haber formado parte de este movimiento desde hace seis meses… Hemos dado tantos pasos que ahora este comienza a representar un tema en las elecciones a la alcaldía. Todos hablan de parar y registrar… En ese entonces parar y registrar fue un secreto, con el que todos seguían la corriente. Ahora, es enorme la importancia cinco y medio meses después. Los logros, eso es lo importante. Lo veo, en toda la cobertura noticiosa, ha llegado a ser nota de primera plana, ellos ya no lo pueden ignorar".
El padre Luis Barrios, profesor adjunto de psicología y estudios étnicos del John Jay College of Criminal Justice, Universidad de la Ciudad de Nueva York, y sacerdote adjunto de la iglesia episcopal Saint Mary’s, Manhattan, dijo: "La importancia de lo que hacemos hoy, en primer lugar, es que estamos rompiendo el silencio. El sistema quiere mucho, disfruta mucho y recibe muchos beneficios cuando los asuntos sean invisibles… Así que este es un buen comienzo. Nosotros estamos rompiendo el silencio. Parar y registrar es un síntoma de algo más grande. Esta encarcelación en masa en las prisiones, ellos la quieren hacer. Porque después del movimiento de derechos civiles, ya no se ve ese letrero, de que no son bienvenidos los negros, ni los latinos. Pero existen todas esas formas en que uno no es bienvenido, cómo aíslan a uno, cómo le quita el poder y la encarcelación es una de ellas. Por eso la estamos denunciando. Pero también ayudamos a las personas a conocer que esta situación va más allá de la raza. La raza importa. Pero también estamos diciendo que la clase importa, el género importa, por lo que se refiere a lidiar con el tema de la encarcelación en masa".
El 19 de abril fue una medida del progreso de este nuevo movimiento contra la encarcelación en masa —en ocho ciudades hubo mítines, desde 20 en Atlanta hasta 60 en Nueva York y 100 en Los Ángeles— y eso demuestra que el día fue solamente un comienzo Y ADEMÁS que existe mucho potencial para que crezca el movimiento. Existe una gran brecha entre el número de personas que participaron y la enorme cantidad de personas afectadas por la encarcelación en masa palpada en los testimonios. Esta ira, la que representa los sentimientos de millones de individuos, salió a la superficie hace poco a raíz del asesinato de Trayvon Martin. Hay trabajo que hacer, con un potencial concreto, para cerrar esa brecha y atraer e incorporar a muchísimas personas más a esta lucha para poner fin de la encarcelación en masa.
En el mitin en Nueva York, Carl Dix dijo que es necesario que muchas más personas se pongan en pie, se organicen y participen:
"Si nosotros nos quedamos de brazos cruzados y permitimos que ellos singularicen a los jóvenes negros y latinos, que les priven de sus derechos y que los canalicen en el cauce hacia las prisiones, no vamos a poder hacer nada acerca de este sistema. Tenemos que salir de aquí hoy en un viaje contra la injusticia que esta sociedad impone y hoy en particular, eso se refiere a la encarcelación en masa. Luchemos juntos contra esta injusticia y vayamos tan lejos que nuestros principios nos lleven y de ahí aprendamos los unos de los otros y dialoguemos al llevar adelante la lucha. Pasé por un proceso hace como 40 años y ese me llevó a ser un revolucionario y un comunista. No le pongas un tope a qué tan lejos puedes ir, que vayas tan lejos que tus principios te lleven. Que sigas aprendiendo porque suceden estas cosas, por qué se imponen y qué se necesita para detenerlas".
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