Revolución #269, 20 de mayo de 2012


"Dinero para trabajos, no para la guerra":
chovinismo estadounidense + ilusiones reformistas

"¡Dinero para trabajo y educación! ¡Trabajos y educación, No a la guerra y ocupación!" Esta es la consigna que la Coalición ANSWER está planteando este mes para las venideras protestas anti-OTAN en Chicago, y otros grupos están presentando demandas similares.

Esta consigna es profundamente errónea y dañina tanto en términos de una moral que corresponde realmente a los intereses de la humanidad, y en términos de un análisis científico del imperialismo y la guerra.

¿Por qué las demandas anti-guerra deberían enfocarse en primer lugar en el impacto de la guerra sobre la vida de los estadounidenses y no sobre las víctimas de la agresión de Estados Unidos: paquistaníes asesinados en los ataques aéreos de los aviones no tripulados estadounidenses, iraquíes detenidos y torturados por las fuerzas estadounidenses, afganis capturados y aterrorizados en redadas nocturnas, entre un sinnúmero más? ¿No son sus vidas tan valiosas como las vidas de aquellos que por casualidad viven en Estados Unidos?

"Dinero para trabajos, no para la guerra" afirma que la vida de los estadounidenses es más importante que la vida de otras personas. Esta lógica va de la mano con el modo de pensar que fomentan incesantemente los gobernantes del sistema y su maquinaria mediática y lo amplifica: que la vida de los estadounidenses está en primer lugar. Ese es el modo de pensar con el que los gobernantes cuentan para justificar y crear apoyo público (o consentimiento) para sus guerras depredadoras por el imperio.

La consigna también promueve la idea de que los que mandan el poder político, bajo la presión de un número suficiente de personas, podrían reducir el gasto militar, dejar de atacar a otros países y emplear este dinero en trabajos, educación y programas de bienestar social en el territorio nacional. ¡Pero esta no es la manera en que opera concretamente el sistema! Las guerras, las invasiones y ocupaciones no son políticas de un grupo de políticos u otro, ni decisiones arbitrarias tomadas por este o aquel presidente. En esta etapa de la historia, el capitalismo es un sistema global con los Estados Unidos como la potencia capitalista imperialista más dominante en el mundo, presidiendo sobre un imperio mundial de explotación. Este imperio descansa en la dominación de los países oprimidos donde vive la abrumadora mayoría de la humanidad y en el control del trabajo, los mercados y los recursos. Esto implica la represión violenta de las masas del pueblo en las zonas dominadas y también la lucha contra los desafíos de otros imperialistas al igual que otras fuerzas emergentes que se cruzan en su camino. Todo eso necesita de una monstruosamente grande maquinaria militar que se despliega a escala mundial, con bases en más de 100 países y guerras cuando sean necesarias.

Las guerras de dominación en el Medio Oriente, Asia central y en otras partes no "interfieren" con el funcionamiento del capital de Estados Unidos; estas son absolutamente esenciales para este capital y para el dominio global de Estados Unidos. Por eso, los gobernantes de Estados Unidos tienen una necesidad y están dispuestos a erogar millones de millones de dólares para sus fuerzas armadas, inclusive durante tiempos de severa crisis económica y presión fiscal, no importa quién este sentado en la Casa Blanca o en el Congreso.

Este sistema global de capitalismo-imperialismo encabezado por Estados Unidos es la causa principal de los horrores que atormentan a tantas personas a través del globo, desde la limpieza étnica y el lento genocidio del pueblo palestino por Estados Unidos e Israel, hasta la encarcelación en masa y el lento genocidio del pueblo negro en Estados Unidos; desde la violación del planeta hasta la denigración y violencia sistemática contra las mujeres, en Estados Unidos y por todo el mundo; desde la extrema privación y la hambruna que viven miles de millones de personas por todo el planeta hasta la creciente pobreza y desesperanza que viven millones de personas en Estados Unidos.

Los gobernantes en esas metrópolis imperialistas reparten algo del botín del imperio para proporcionar un nivel más alto en el estándar de vida que en las naciones oprimidas y asegurar la paz social y lealtad en el territorio nacional (que el "dinero para trabajos, no para la guerra" fomenta). ¡En Estados Unidos, la gente debería rechazar ese asqueroso pacto! En Estados Unidos, le corresponde a la gran mayoría de la gente un profundo interés de reconocer la causa común con los pueblos oprimidos del mundo, y no de ponerse del lado de "sus" gobernantes. Eso significa fomentar una moral que declare que "¡La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países!" y no rinde pleitesía al chovinismo estadounidense, que fortalece el sistema responsable de tanta miseria. Esto significa que la gente no debe presionar a aquellos en la cima para que "eroguen más en trabajos", pero exigir clara e inequívocamente un ALTO a los horrores que Estados Unidos comete alrededor del mundo.

Por medio de este proceso de oponer una activa resistencia a la agresión de Estados Unidos y la mentalidad de "Estados Unidos Número Uno" que fomentan para justificarla, se puede y se debe ganar a las personas para que tomen cuenta cada vez más que este sistema y este estado capitalistas son totalmente irreformables y se requerirá una revolución para deshacernos de los mismos, poniendo fin a sus guerras depredadoras de una vez por todas y creando un sistema y estado completamente nuevos que corresponden a los verdaderos intereses del pueblo en Estados Unidos y de todo el mundo.

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