Revolución #279, 2 de septiembre de 2012
La pornografía, la esclavitud sexual y las fuerzas militares
Éste es el sistema imperialista…
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En el mundo de hoy, millones de mujeres jóvenes y niños son víctimas del secuestro, los venden sus familias debido al hambre o las promesas del empleo los atraen pero que acaban en la compraventa transfronteriza en el mercado de la esclavitud sexual en una escala nunca vista antes en la historia. Todo eso sucede en un mundo dominado por el sistema capitalista imperialista que transforma todas las cosas y todas las personas en mercancías.
La extrema violencia del mercado sexual global está incrustada en la cultura de los ejércitos reaccionarios, que incluye a las fuerzas militares estadounidenses quienes tratan a las mujeres como trofeos de guerra y como objetos de tortura en los burdeles alrededor de las bases militares en todo el mundo.
En lo fundamental, un ejército es la concentración de la sociedad por la que combate. El ejército del imperialismo estadounidense usa la cosificación de la mujer y la pornografía como una fuerza que cohesiona y recompensa, desde las barracas hasta los burdeles en los campos de batalla.
En las fuerzas militares estadounidenses; los soldados violan y agreden sexualmente a las mujeres casi el doble de la tasa como en la sociedad civil; cerca de uno de cada tres soldados femeninos sufrirá una violación y agresión en corto período de los dos a seis años que están en servicio. Los soldados femeninos corren mayor peligro de que un compañero soldado las viole que de morir por fuego enemigo. Por el engaño, la violación y agresión sexual contribuyen más fuertemente a desarrollar trastornos por estrés postraumático (PTSD) que el estrés relacionado con el combate. Las consecuencias a largo plazo para esas mujeres son severos PTSD y problemas de depresión, abuso del alcohol y enfermedades crónicas que persisten durante toda su vida. La periodista Helen Benedict, quien ha estudiado a las mujeres que cumplen servicio militar en Irak, dijo que la cultura militar de odio a la mujer es muy predominante, desde el campamento de entrenamiento hasta el servicio activo, lo que ella sólo describe como la "persecución sexual".
La respuesta de la estructura de comando del ejército estadounidense menosprecia y encubre esa epidemia donde sea posible o habla de labios para fuera acerca de las promesas de reformas, mientras continúa haciendo poco o nada. Las mujeres que reportan una agresión sexual tienen la perspectiva de que las ignoren, amenacen y son víctimas de represalias, que incluye dizques diagnosis de que tienen un "desorden psiquiátrico" y por ello las dan de baja. Como resultado, la gran mayoría de las mujeres que sufren violaciones o agresiones sexuales no las reportan.
Al mismo tiempo, en el ejército, el sexo es altamente equiparado con la violencia. Se reproducen las escenas más grotescas de tortura sexual de la prisión de Abu Ghraib al mando de Estados Unidos en Irak en los sitios porno, como son escenas en el campo de batalla en que los cuerpos de las mujeres iraquíes no tiene ropa; existen descripciones de soldados estadounidenses que violan tumultuariamente a las mujeres afganis durante los ataques militares. Todo eso es una parte de denigrar a aquellos que conquistan.
Con más de 200.000 tropas estacionadas en 130 países, sin contar los 90.000 soldados en Afganistán o los cientos de miles de contratistas privados que trabajan para los militares, la esclavitud sexual prospera alrededor de las bases militares estadounidenses en el mundo. En el 2009 en Corea del Sur, unas ex prostitutas acusaron a su gobierno y al ejército estadounidense de tener una participación directa en el comercio sexual desde los años 1960 a 1980, y que había un sistema de pruebas y tratamiento para asegurar que no tuvieran enfermedades las prostitutas que los soldados estadounidenses usaban. "Nuestro gobierno fue un gran proxeneta para el ejército estadounidense", dijo una de las mujeres. Otra dijo: "En retrospectiva, yo pensé que mi cuerpo no era mío sino del gobierno y del ejército de Estados Unidos".
Kathryn Bolkovac, contratada en 1999 para una "misión de paz" internacional en Bosnia después de la guerra (uno de los varios grupos nacionales que lucharon por su independencia que siguió a la desintegración de Yugoslavia a principios de 1990), filtró la denuncia sobre una red de esclavitud sexual de mujeres jóvenes y la venta de niñas de apenas 12 años de edad, encubierta y protegida por el Departamento de Estado, la ONU y el contratista militar privado DynCorp.
Por filtrar esos crímenes contra las mujeres, a Bolkovac la amenazaron, la despidieron y la despacharon a casa. A pesar de una demanda legal, no se responsabilizó a nadie; y la DynCorp fue premiada con un contrato de 250 millones de dólares para adiestrar a las fuerzas del orden de Irak.
Así que el horror no cesa. Ni Obama ni Romney, ni demócratas ni republicanos han cuestionado en serio, ni hablar de impugnar, el feo patriarcado, las relaciones sociales de supremacía masculina que pululan en esta sociedad y están concentradas en su ejército.
Hace unos meses, unos agentes del Servicio Secreto y soldados estadounidenses "compraron" al menos 20 prostitutas mientras estaban en Cartagena, Colombia, antes de una visita de Obama. Obama salió en el programa Late Night with Jimmy Fallon y los llamó "idiotas", como si una fiesta de adolescentes se hubiera salido de control.
Este sistema necesita las formas más violentas de patriarcado y dominación masculina, se ceba de éstas y está cohesionado sobre la base de éstas; ni el partido Demócrata ni el Republicano pueden cuestionarla ni la cuestionarán.
Éste es el sistema imperialista…
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