Todos en acción para el 22 de octubre de 2012:
El 17º Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación
El 22 de octubre es el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación. Este año el 22 de octubre tiene que ser un día de varias formas de resistencia resuelta en que se unan aquellos que se llevan lo peor de la brutalidad y asesinato que impone este sistema sobre los oprimidos, con las personas por toda la sociedad que no quieren vivir en una sociedad donde muchos enfrentan esta clase de injusticia debido al color de la piel o al país de origen.
El 22 de octubre de 2012 tiene que ser más que un día de la protesta de costumbre. Tiene que ser un día cuando se manifieste nuestra ira contra todo el sistema criminal de “injusticia” en este país. Un día cuando las personas vayan a las prisiones y demanda el fin a la encarcelación en masa. Cuando haya resistencia política de masas contra las instituciones y funcionarios involucrados en la singularización de los musulmanes, los árabes y aquellos del sur de Asia y contra aquellos que llevan a cabo las redadas y las deportaciones contra los inmigrantes. Tenemos que encontrar los medios para manifestar de manera creativa, concreta y poderosa nuestra determinación de poner fin a toda esta injusticia.
Los silbatos que sonaron el 13 de septiembre, cuando las personas lanzaron pitidos en ciudades de costa a costa contra el parar y registrar, la etiquetación racial, la brutalidad y asesinato policial y el cauce hacia la encarcelación en masa, tienen que hacerse oír por toda la sociedad el 22 de octubre, señalando una determinación denodada de negarse a soportar esta injusticia en silencio. Muchas personas más tienen que recibir los silbatos como parte de difundir una forma de actividad en que pueden participar aquellos que se llevan lo peor de esta injusticia, para que empiecen a ser parte de la resistencia contra todo esto. Estos pitidos tienen que oírse en todas partes, despejando la rutina normal de la etiquetación racial, la brutalidad y el asesinato aplicada ampliamente en los barrios negros y latinos.
El 22 de octubre es un día para dar un salto de la resistencia a la manera en que el sistema criminal de “injusticia” en general recae sobre el pueblo. Tenemos que aprender (y llevar a nuevas alturas) las maneras en que este día ha servido como una plataforma en que aquellos, que han estado obligados a vivir bajo las armas y porras de los policías brutales asesinos, pueden denunciar la brutalidad y asesinato perpetrado por los agentes armados del sistema y la manera en que eso les ha devastado la vida. El día cuando las personas de distintos sectores sociales se les unen para demandar el fin a esta injusticia. El día cuando aquellos que odian la manera en que obligan a los inmigrantes a vivir en los márgenes de la sociedad, aquellos que detestan la etiquetación contra los árabes, musulmanes y surasiáticos y aquellos que se oponen a la represión que cada vez más está conduciendo la sociedad hacia un estado policial… en que se unen a las personas de diferentes nacionalidades para decir BASTA YA con todas estas barbaridades.
Durante los últimos 16 años, un rasgo esencial del Día Nacional para Parar la Brutalidad Policial han sido los testimonios de los seres queridos de aquellos que la policía ha asesinado, los que han expresado de manera palpable la injusticia que tanta gente sufre. Este año tenemos que continuar esa tradición y expandirla para sacar a la luz la forma en que el almacenamiento de tantas personas en las prisiones y la subyugación de las personas a las condiciones parecidas a la tortura en la prisión representan la misma injusticia como la brutalidad y asesinato policial en la calle.
Necesitamos que el 22 de octubre sea esta clase de día porque vivimos una situación de emergencia. Los que mandan han desatado todo su sistema criminal de “injusticia” a fin de llevar a cabo un ataque asesino cada vez más intenso contra los oprimidos en todo el país. Las fuerzas del orden tratan a generaciones enteras de jóvenes negros y latinos como si fueran delincuentes, culpables hasta que se demuestre lo contrario, si es que pueden sobrevivir para demostrarlo. Este tratamiento está concentrado en las políticas como el parar y registrar según el cual el Departamento de Policía de Nueva York, A DIARIO, practica el hostigamiento, la falta de respeto, la brutalidad y cosas peores a casi 2.000 personas, en su mayoría negras y latinas, cuando casi todas no han hecho nada malo en absoluto. Además, la policía por todo el país aplica la misma clase de etiquetación racial.
De costumbre la policía brutaliza y hasta asesina y casi siempre se salen con la suya sin ningún castigo por estos crímenes. En Saginaw, Michigan, unos policías mataron a un hombre sin techo, disparándole 46 veces. En Arkansas, registraron a un hombre joven negro dos veces, le pusieron esposas dobles y lo metieron en una patrulla, donde resultó muerto de un disparo, ¡y la policía afirmó que él se disparó a sí mismo! En El Bronx, la policía mató a Reynaldo Cuevas, un joven que huía de la escena de un robo. Y así sucesivamente.
Casi 2.4 millones de personas están almacenadas en las prisiones de Estados Unidos, todas mantenidas en condiciones de miseria y más de 80 mil de ellas en aislamiento, sometidas a condiciones que corresponden a la definición internacional de la tortura.
Más de 5 millones de personas que ya han cumplido sus sentencias y han salido en libertad viven la discriminación en la búsqueda de empleo, no pueden vivir en la vivienda pública, recibir préstamos gubernamentales ni votar.
Por lo tanto, decenas de millones de personas viven enredadas en el sistema de justicia penal. He comparado esta situación con un genocidio lento, el que fácilmente podría acelerarse, en especial contra el pueblo negro.
Todo esto es una parte integral del sistema. El vertiginoso aumento de la población penitenciaria fue un resultado de la manera en que la búsqueda de ganancias del capitalismo privó de trabajo a las personas que viven en los centros urbanos de este país, dejando a millones de personas concentradas ahí, sin futuro, sin esperanzas. Esta situación continuó y empeoró cuando los gobernantes estadounidenses adoptaron políticas deliberadas después de los levantamientos de los años 1960, para reprimir a los jóvenes negros que eran la punta de lanza de esas luchas. Ninguno de los dos candidatos presidenciales habla de esto ni puede hacerlo, porque ambos son representantes políticos del sistema de imperialismo el que es la fuente de este problema. Para colmo, no sirve de nada y de hecho resulta en cosas aún peores pedirles a los jóvenes que se suban los pantalones, actúen de manera respetable o se responsabilicen personalmente de su vida. Digo cosas aún peores porque les echa la culpa a las víctimas por lo que el sistema les hace.
Se requiere nada menos que una revolución, en la que millones de personas se levanten cuando llegue la hora para deshacerse de este sistema y construir una sociedad y mundo totalmente diferentes y mucho mejores que los actuales. Aún no es el momento para ponerlo todo en juego para arrebatar el poder a aquellos que nos gobiernan y para forjar un nuevo poder al servicio de nuestros intereses. Pero sí es el momento para construir un movimiento para la revolución, lo que quiere decir difundir la revolución en todas partes, introduciendo a la gente al líder que tenemos para esta revolución, Bob Avakian. Además, quiere decir Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución.
¡Encarcelación en masa + silencio = genocidio!
¡Ya es hora de romper el silencio!
Es necesario y crucial oponer, a este embate asesino, una intensificada resistencia política de masas. Al ponerse en pie y oponerle resistencia, las personas tienen que plantarse en contra la etiquetación racial, la brutalidad y asesinato policial, el almacenamiento de las personas en las prisiones y la discriminación contra los ex presos. Esta clase de resistencia ha estado en ascenso durante el último año: las huelgas de hambre de los presos en California y otros estados, el movimiento que surgió en oposición al linchamiento legal de Troy Davis, la resistencia de masas al parar y registrar en la Ciudad de Nueva York la que comenzó con acciones de desobediencia civil en el otoño de 2011 y que ha continuado con la Marcha Silenciosa del Día del Padre y el día de Lanzar Pitidos contra el Parar y Registrar, el 13 de septiembre. Tenemos que continuar esa resistencia y llevarla a nuevas alturas.
Para impedir que el sistema siga triturando tanto y con impunidad a las masas oprimidas para que éstas nunca se pongan en pie ni hagan nada en contra de lo que se les haga, es crucial y necesario hacer todo esto. Cuando las personas oponen resistencia, pueden rechazar las justificaciones de las autoridades, las que afirman que la represión y la supresión tienen el objetivo de combatir la delincuencia y rechazar el callejón sin salida de echarse la culpa a sí mismas o las unas a las otras por lo que el sistema le hace al pueblo. Esto abre la puerta para que muchas personas más alcen la cabeza y lleguen a ver la fuente de los problemas que viven junto con muchos otros y la manera en que es posible deshacerse de todo eso por medio de la revolución; para que vean el mundo que es posible tener y la lucha que se necesita hoy para tener una buena posibilidad de gestar ese mundo.
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