La dura lección de Martin Niemöller para el movimiento de hoy
Toby O'Ryan | 6 de enero de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
Nota de la redacción: El siguiente artículo es una adaptación de un artículo similar que publicó Revolución en 2004, durante la presidencia de George W. Bush. Entre otras cosas, Bush tuvo triste fama por la grave intensificación de la represión estatal durante su administración. Hoy, en el amanecer de 2013, Obama ha incrementado esta represión, un hecho que se ignora, disculpa o descarta a voluntad por demasiadas personas que en algún momento se oponían a Bush.
Este artículo contribuye a la discusión sobre una cuestión muy importante: ¿qué tipo de normas establecerán los términos en los movimientos contra la represión la que de hecho Obama ha incrementado? Un anuncio publicado en la revista The Nation el 5 de noviembre denuncia las medidas represivas por parte de Obama. Ese anuncio incluye una posición explícita contra la peligrosa singularización de Bob Avakian y el PCR, Estados Unidos, en una decisión judicial en general positiva que ha sido revocada desde entonces. Más de 750 personas lo han firmado.
Nosotros, en el futuro, mantendremos a nuestros lectores al tanto de futuros sucesos al respecto. Mientras tanto, reimprimimos una adaptación de este artículo, con sus lecciones muy importantes.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Para los lectores de este periódico y muchas personas más, este poema es muy conocido. Lo escribió Martin Niemöller, un pastor alemán encarcelado de 1937 a 1945 por el gobierno de Hitler.
El poema de Niemöller resume una lección muy difícil de aprender. Niemöller originalmente había apoyado a Hitler y los nazis, cuando llegaron al poder en Alemania. Una vez en el poder, el régimen nazi en realidad no instauró una represión generalizada al mismo tiempo. En su lugar, persiguieron a grupos uno por uno. Cada grupo, a su vez, fue aislado y luego separado de los demás y encarcelado. Después, fue sobre el siguiente grupo.
Niemöller en realidad apoyó a los nazis al principio. Pero, en 1934 Hitler trató de combinar a la fuerza las muchas sectas protestantes en una sola "Iglesia del Reich" y hacer que adoptaran una ideología más conforme a los nazis. Niemöller, el líder de la iglesia Confesionaria, no quiso ceder la autonomía y en mayo de 1934 la iglesia Confesionaria declaró que era la legítima iglesia protestante del país, en oposición a los deseos nazis de hegemonía religiosa. Siguieron varios años de batallas y treguas precarias; el nivel de fricción escaló pero mayormente se centraba en las medidas nazis respecto a la iglesia. Por ejemplo, Niemöller se opuso a la prohibición de que los judíos conversos fueran ministros protestantes y, después, a las medidas que los confinaban a iglesias segregadas, aisladas de los demás protestantes. Sin embargo, no se opuso a las medidas generales contra los judíos y otros grupos.
Aunque su conflicto con los nazis aumentaba, Niemöller se cuidó de no traspasar ciertos límites. Hasta intentó superar a los nazis en patriotismo y les dijo a sus amigos que Hitler era un hombre inteligente pero que lo rodeaban imbéciles y charlatanes. Cuando Dietrich Bonhoeffer, un teólogo protestante que también era pastor de la iglesia Confesionaria, exhortó a los cristianos a ayudar a los judíos y a tomar medidas directas contra la persecución, Niemöller se opuso a Bonhoeffer, contestando que la iglesia tenía que preocuparse de su propia seguridad antes de alzar la voz por otros.
Nótese bien el razonamiento de Niemöller a Bonhoeffer. ¿Con qué frecuencia se dicen y hacen cosas similares hoy en día? Seamos tan francos como Niemöller lo fue cuando éste resumió sus errores al final de la guerra. Él se hizo de la vista gorda a la represión de otros grupos; en última instancia, les arrojó a los lobos por el bien de su propia seguridad.
Al final, nada de eso ayudó ni a Niemöller ni a su iglesia. En mayo de 1936, cuando la iglesia Confesionaria rechazó ciertos aspectos del antisemitismo oficial y pidió de nuevo un alto a la intervención en asuntos eclesiásticos, los nazis arrestaron a centenares de pastores, confiscaron las arcas de la iglesia y asesinaron a un pastor muy conocido. El 1° de julio de 1937, a Niemöller lo arrestaron por traición.
Pero en 1937 Niemöller y los pastores detenidos con él en esencia estaban solos; la gran mayoría de los miembros de la Iglesia protestante ya se había sometido a la voluntad del gobierno. Y hasta la misma iglesia Confesionaria por fin cambió de posición después de la encarcelación de Niemöller, al votar en 1937 ¡por empezar una cooperación más fuerte con la iglesia estatal y al agradecerle al gobierno por su revitalización de la vida alemana! Niemöller, por su parte, sólo obtuvo su liberación tras la derrota de Alemania en la guerra en 1945. Pasó ocho años en prisión y, más tarde, los campos de concentración, incluyendo cuatro años en confinamiento solitario.
"¿Qué habría pasado?"
En enero de 1946, los representantes de la iglesia Confesionaria se reunieron en Francfort para debatir su reconstitución. Una vez más, Niemöller subió al púlpito, pero dio un sermón muy diferente. Primero (y en esto hablaba por muchas personas), detalló las excusas que dio para no alzar la voz: “Sí, Hitler atacó a los comunistas, pero ¿no eran ateos y revolucionarios? Y sí, aniquiló a los incapacitados y los enfermos, pero ¿no eran una carga para la sociedad? Y claro, agarrar a los judíos era deplorable, pero ¿los judíos no son cristianos, verdad? Y lo de los países ocupados era una lástima, pero por lo menos eso no ocurrió en Alemania ¿no es cierto?”
Ninguna excusa justificaba todo eso, reiteró.
Dijo: "No podemos negar [la necesidad de la expiación] con la excusa de que ‘me habrían matado si hiciera algo’.
"Preferíamos mantenernos callados. Claramente no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte? Si hubiéramos dicho: ‘No es correcto que Hermann Göring simplemente meta en los campos de concentración a 100.000 comunistas para que mueran’. Puedo imaginar que tal vez 30.000 ó 40.000 cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que [el silencio nos costó]".
Con la sabiduría que da la experiencia y ante la tarea de lograr que sus paisanos se hicieran responsables, Niemöller habló con dureza. Urge que cada persona progresista de Estados Unidos piense en ese comentario poco conocido de Niemöller... y que lo piense mucho.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas"
Regresamos al famoso poema de Niemöller y en particular al primer verso: "Primero vinieron a buscar a los comunistas". Los comunistas eran la oposición más implacable a los nazis. Más que eso, eran la única fuerza que planteó un camino para que las masas alemanas escaparan de los horrores que se avecinaban porque proponían una revolución para derrocar al imperialismo alemán.
En la conciencia popular los comunistas alemanes se identificaban con la nueva Unión Soviética, que se zafó del sistema internacional imperialista con una revolución tras la Primera Guerra Mundial. Ahí, millones de personas se movilizaban a construir un mundo nuevo y diferente, y a liberar la sociedad de las divisiones y la explotación de clase, y las relaciones sociales, las instituciones e ideas que esa explotación engendra. En la Unión Soviética, estaban resueltos a erradicar la opresión de naciones y nacionalidades, y a eliminar la discriminación. Dejando a un lado por el momento las fallas de visión y estrategia de los comunistas alemanes, podemos decir que representaban algo totalmente distinto a los nazis y que tenían apoyo popular: recibieron el 20% del voto en la elección previa al triunfo de Hitler. Por lo tanto, Hitler los consideraba el enemigo número uno y los atacó con venganza.
Esa es otra lección que debemos ponderar... y aplicar.
Irónicamente, Martin Niemöller jamás escribió las palabras exactas del poema por el cual es famoso. Después de la guerra, habló en todas partes del mundo y le fue dando forma al poema. La versión que citamos aquí es la versión “aprobada” por su viuda. Por desgracia, la "tradición oral" del poema ha permitido que varias fuerzas lo citen muy a su manera; un ejemplo destacado es el Museo del Holocausto en Estados Unidos, que elimina la primera frase sobre los comunistas. Eso destruye el significado que le dio Niemöller, quien casi siempre empezaba sus discursos con unas palabras sobre los comunistas. ¡Y carece de toda lógica omitir a los comunistas, pues fueron los primeros presos de los campos de concentración! Aparentemente tal revisión de la historia no es problemática ni escandalosa si fomenta el proyecto político del imperialismo estadounidense.
Sin embargo, se trata de harina de otro costal cuando la gente en el movimiento efectivamente ignora el propósito de ese poema. Es muy importante, es crucial, que el mensaje quede claro: nadie en el movimiento nunca debería permitir que ningún grupo sea sacrificado en nombre de proteger a algunos. Es necesario aprender la lección enseñada por Niemöller.
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