La nueva marca de la CIA aún es: Criminales Imperialistas Asesinos
Alan Goodman | 10 de febrero de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
“Sé que estás trabajando para la CIA / No te elegirían para estar en la Mafia…”
En 1975, la banda War sacó un sencillo exitoso con esa estrofa. En esencia, resumió lo que tuvo que decir sobre la CIA cualquiera que dijera tener algo de conciencia y cualquiera que tuviera una conciencia. Si la Mafia no te eligiera, si fueras tan carente de moralidad, tan metido en cometer la violencia sádica, tan dispuesto a cometer los crímenes más bárbaros al servicio de la ganancia… si fueras el individuo ese que matara a bebés y torturara sin perder el sueño, si estuvieras tan desprovisto de una conciencia que ellos no te dejaran trabajar como sicario para la Mafia… pues, serías buen candidato para la CIA.
Desde luego que eso era cierto.
Hoy, los autodenominados liberales crean películas y series de televisión para celebrar la CIA y la tortura. En la propaganda y bombo en preparación para los premios Oscar, recibe un montón de promoción la película La noche más oscura de Katherine Bigelow, que justifica la tortura de la CIA. La película Argo, de Ben Affleck, recibe premio tras premio. Además, gana el premio Golden Globes el programa de televisión, Homeland, y su estrella Claire Danes quien interpreta una agente “heroica pero imperfecta” de la CIA. Y así sucesivamente. Es importante entender que promueven estas creaciones artísticas no sola ni principalmente aquellos que las crean, sino los de arriba que controlan cuáles películas y programas recibirán financiamiento, cuáles recibirán una promoción al por mayor y quiénes definirán los términos de lo que se celebre y se premie en esta sociedad.
Piense en esa estrofa de War, y luego piense en lo que Ben Affleck dice (al citar a Tony Méndez, el agente de verdad de la CIA que interpreta Affleck en Argo): “… [la CIA] no es un sitio de asesinos dementes, es un sitio de individuos quienes han ido a trabajar, muy duro, les importa la vida, les importa su país”. Eso es el mensaje de Argo. Se me viene a la mente algo del artículo de Annie Day “La noche más oscura, o cómo un pueblo pierde su humanidad” (Revolución #293, 20 de enero de 2013): “Un amigo con el que vi la película dijo que estaba asustado en lo que esta película [y todas estas películas y programas de televisión] podía convertir a las personas. Tiene razón de estar asustado”.
La nueva marca de la CIA aún es: Criminales Imperialistas Asesinos
Sigue siendo la CIA. Durante la guerra de Irak, la prisión Abu Ghraib al mando de Estados Unidos era una horrorosa cámara de violaciones de derechos humanos, con abusos sexuales, psicológicos y físicos desenfrenados, con la tortura, violaciones y asesinatos de los prisioneros con el aval desde los más altos niveles del gobierno estadounidense. Las fotos provenientes de esta prisión conmovieron al mundo y están profundamente grabadas en la menta de la gente en todas partes: una quemante imagen del impacto de las técnicas de tortura de la CIA desarrolladas durante décadas.
Después del 11 de septiembre de 2001, las personas secuestradas por la CIA terminaron en la prisión de Guantánamo, Cuba. Ahí, el Comité Internacional de la Cruz Roja denunció a las fuerzas armadas estadounidenses de aplicar “tratos humillantes, aislamiento, temperaturas extremas y posiciones de estrés forzadas” contra los prisioneros y de instaurar un “sistema deliberado de tratamiento denigrante, inusitado y cruel y una forma de tortura”. Los detalles que salieron a la luz acerca de la tortura de la CIA en Guantánamo son horrendos y una beuna parte de la historia de lo que sucedió ahí y lo que sucede ahí hoy sigue siendo un secreto. El New York Times citó a un agente del FBI quien atestiguó los “interrogatorios” en Guantánamo: “En un par de ocasiones, entré a las salas de entrevistas y encontré a un detenido encadenado de pies y manos en una posición fetal sobre el suelo, sin silla, alimento ni agua. Las más de las veces, se habían orinado y defecado sobre sí mismos, y los habían dejado ahí por 18 ó 24 horas o más tiempo”.
Hoy bajo Obama, se han expandido muchísimo las operaciones de la CIA con aviones no tripulación iniciadas bajo Bush II. El gobierno de Obama ha lanzado más de 300 ataques con aviones no tripulados solamente contra Pakistán y decenas más contra Yemen, Somalia y quizá otros países en le región. En la última década estos ataques han dejado más de 2.500 muertos, y cientos de millones de personas viven con el temor de ser blancos o víctimas por accidente.
Así que ¿qué carazos sucede? ¿Cómo se convirtieron en motivo de celebración la CIA y la tortura?
La mentira, y el pacto con el diablo: “Mantener la seguridad de Estados Unidos”
En las páginas 12-13 de este número de Revolución, esbozamos solamente unos cuantos crímenes cometidos por la CIA desde su formación: fraguó el asesinato de un líder de elección popular Patrice Lumumba en el Congo, coordinó el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, financió la actividad terrorista de la contra en Nicaragua y usó las ganancias del narcotráfico para inundar con cocaína crack los barrios urbanos marginados de Estados Unidos.
Entre ese entonces y hoy, ¿qué ha cambiado? El papel de la CIA evolucionó a fin de asumir los nuevos retos ante el imperio estadounidense. Si acaso algo, la CIA ha llegado a cometer sus crímenes de manera más abierta y más descarada. Un importante punto de viraje fueron las secuelas del 11 de septiembre de 2001. En Estados Unidos, los gobernantes desataron un chovinismo y agresión militar sin freno y destriparon las libertades civiles. Echaron a la basura las apariencias de que “Estados Unidos no practica la tortura”. Desató una tortura sistemática, generalizada y más depravada, desde sitios de la CIA por Europa hasta Guantánamo y Abu Ghraib.
Hoy, la CIA es motivo de celebración y no mantener oculta. La tortura ya no es algo que negar y encubrir, peor sí algo, nos dicen, que es necesario para “mantener la seguridad de los estadounidenses”. En este contexto, los de arriba (para repetir, no solo los estudios de Hollywood pero también la clase dominante) “dieron luz verde” para una racha de películas y programas de televisión que presentan la CIA, la cual efectivamente es “un sitio de asesinos dementes”, “un sitio de individuos quienes han ido a trabajar, muy duro, les importa la vida, les importa su país”.
La justificación de la tortura por “mantener la seguridad de los estadounidenses” es una mentira así como, para aquellos que se lo tragan, un pacto con el diablo. Es una mentira porque los gobernantes de Estados Unidos hacen lo que hacen en beneficio de los intereses de un sistema mundial de capitalismo-imperialismo. Dicho sistema, y el mantenimiento de la posición de Estados Unidos en la cima del mismo, requiere de su dominación militar de regiones enteras del mundo, incluido el Medio Oriente y su importancia geoestratégica y riquezas petrolíferas. Eso, y no “la seguridad de los estadounidenses”, es lo que los impulsa a hacer lo que hacen, lo que incluye las medidas para despenalizar y legitimar el franco uso de la tortura.
Adquirir una participación en un pacto con los torturadores que supuestamente mantiene la seguridad de uno o de “los estadounidenses” es una moralidad que denigra a todo aquel que lo suscriba. Se trata de una complicidad con un sistema de explotación, opresión y devastación ambiental, reforzado por la violencia más extrema.
El choque de los dos sectores anticuados
Desde el fin de la guerra fría el mundo ha cambiado, y ha surgido el choque entre “el occidente” y las fuerzas fundamentalistas islámicas. Pero no ha cambiado la naturaleza del imperialismo estadounidense. He aquí tres puntos que habrá de establecer algo de razón en la manera de entenderlo:
Primero, el ascenso del fundamentalismo islámico en gran parte es un producto del funcionamiento del imperialismo (lo que incluye las políticas específicas de la CIA en Afganistán donde respaldó y financió a los fundamentalistas islámicos en contra de la Unión Soviética).
Segundo, los crímenes del imperialismo estadounidense, de las maquiladoras de Foxconn en China a la emergencia ambiental, la encarcelación en masa en Estados Unidos y el actual genocidio contra los pueblos indígenas en Asia, África y América Latina, eclipsan hasta las aspiraciones de estas reaccionarias fuerzas islámicas
Tercero, al no oponerse pero sí caer en una complicidad activa o pasiva con “el occidente” (el imperialismo estadounidense u otros imperialistas) o los jihadíes islámicos, se termina por apoyar a los dos, en un círculo vicioso en que cada ataque de un avión no tripulado que borra una fiesta de bodas en Pakistán (con una protesta muy pero muy exageradamente pequeña en Estados Unidos) sirve de acicate para reclutar a más jihadíes, y así sucesivamente.
El análisis de “los dos sectores anticuados” que ha hecho Bob Avakian, de dos reaccionarias fuerzas contendientes que representan modos de pensar y de organizar la sociedad que pertenecen al pasado, constituye una herramienta concisa y poderosa para comprender este conflicto y actuar para cambiar los términos de la situación:
Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos.
Esta es una formulación muy importante y crucial para entender muchas dinámicas que impulsan el mundo en este período, pero tenemos que tener en claro cuál de “los dos sectores históricamente anticuados” ha causado más daño y representa la mayor amenaza a la humanidad: los sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista, y en particular los imperialistas estadounidenses.
Lo BAsico 1:28
Partir de los intereses de la humanidad
Al partir de los intereses de la humanidad, en lugar de alinearse con “nuestro gobierno” y al celebrar y defender sus actos criminales e inmorales por todo el mundo, se presenta el reto de romper con los términos de estos “dos sectores anticuados” y ser parte de lo que Bob Avakian ha descrito como “forjar otro camino”. Puede haber un mundo diferente y una alternativa real al capitalismo y toda forma de opresión en la nueva síntesis del comunismo que BA ha desarrollado y en su actual dirección revolucionaria.
Atención, todo aquel con una conciencia: dejemos de tolerar todas estas necedades obscenas sobre lo “complicado” que es determinar si está bien o no que la CIA derroca gobiernos, instaura dictadores títeres, tortura, somete a la población en una gran parte del planeta a la pesadilla de ataques con aviones no tripulados y opera una red mundial de centros de tortura… en su totalidad al servicio de un orden mundial opresivo.
He aquí la realidad:
¡Las siglas CIA representan Criminales Imperialistas Asesinos!
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