Demanda colectiva del Centro pro Derechos Constitucionales
El parar y registrar en el banquillo de los acusados: Testimonios condenatorios, pruebas condenatorias
Li Onesto | 12 de mayo de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
En 2008, el Centro pro Derechos Constitucionales (CCR) entabló una demanda colectiva, Floyd, et al. v. City of New York, et al., en los tribunales federales. En la demanda se argumenta que el programa del parar y registrar del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) viola la cuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que supuestamente prohíbe los registros arbitrarios, la decimacuarta enmienda que supuestamente le otorga la igualdad jurídica a los negros y la Ley de Derechos Civiles. Alega que el NYPD paró ilegalmente a cuatro demandantes nombrados, motivado desmesuradamente por el hecho de que son hombres no blancos. Esta demanda importante ahora está ante la juez en el tribunal federal de Manhattan.
Los abogados del CCR plantean que los demandantes en este caso representan a muchos miles de personas que la policía para sin motivo: sea en camino al trabajo, en frente de su casa o simplemente al caminar por la calle. Darius Charney, el principal abogado del CCR en este caso, dijo en sus argumentos para el comienzo del juicio el 18 de marzo: "Así que en realidad, este juicio lleva 14 años de gestación, Su Señoría, y los demandantes quieren lograr finalmente que el gobierno municipal rinda cuentas por los años de parar y registrar a las personas de manera generalizada y discriminatoria racialmente, y en violación de la Constitución".
Este caso muy conocido es una parte importante de la lucha general contra el parar y registrar; arroja una enorme luz sobre lo que esta horrenda violación de los derechos civiles les hace a millones de personas en realidad. El juicio está recibiendo una amplia cobertura en los medios de comunicación, en Estados Unidos e internacionalmente. En todo Estados Unidos aquellos que confrontan una represión policial draconiana similar le están prestando atención al caso. El testimonio dramático que ha surgido está provocando discusiones y debates de nuevo entre muchos y diversos sectores. El juicio en sí ha llegado a ser un imán para diferentes grupos e individuos que quieren expresar su indignación por el parar y registrar, y unirse a la lucha para ponerle fin.
Cada día, cientos de personas han colmado el juzgado y una sala adicional para los visitantes para los que no hay cupo. Varias organizaciones comunitarias, grupos religiosos, activistas políticos y otros se han movilizado para asistir al proceso. Durante la hora del almuerzo se han realizado ruedas de prensa, mítines y actos para alzar la voz. Han acudido unos miembros de la Coalición de Musulmanes-Estadounidenses para los Derechos Civiles, dado que los musulmanes han sido víctimas del parar y registrar, además de la vigilancia ilegal del NYPD. Un día, varios grupos LGBT fueron para concientizar a los presentes de que el parar y registrar singulariza a las personas LGBT, particularmente a los y las jóvenes LGBT de tez no blanca. Otro día, unos estudiantes y profesores de la Universidad CUNY, donde muchos estudiantes negros y latinos son víctimas del parar y registrar, llevaron a cabo una rueda de prensa para denunciar sus experiencias cuando la policía los pare.
El NYPD ha parado a 5 millones de personas
Desde 2004, el NYPD ha sometido a alguna persona a su política del parar y registrar en 5 millones de ocasiones. Casi el 90 por ciento de quienes paran en esos incidentes son negros y latinos, aunque estos dos grupos representan solo el 54 por ciento de la población de la ciudad. En casi el 85 por ciento de los casos, la policía para a una persona que no está haciendo nada ilegal. Sin embargo la para, le interroga y la registra. A veces le ordena "¡Ponte en posición!", o sea, tenderse al suelo boca abajo. A veces la situación se pone mucho peor. Siempre es humillante.
Por años, un tremendo resentimiento e indignación ha existido entre las víctimas del parar y registrar. Últimamente, una creciente lucha contra esa práctica ha creado conciencia entre muchos más de que esa práctica generalizada viola sistemáticamente los derechos de la población. Y ahora esa práctica del NYPD está en el banquillo de los acusados en la Ciudad de Nueva York.
El tribunal está viendo este caso en el contexto de una creciente oposición y lucha contra el parar y registrar. Se han dado marchas y protestas, además de actos de desobediencia civil en frente de las comisarías de policía, lo que ha llevado a unos arrestos y juicios. Las víctimas del parar y registrar han contado sus historias en los medios de comunicación. Figuras prominentes se han declarado en contra de la práctica.
Todo eso ha creado una situación muy cargada en que las autoridades no pueden pasar por alto el hecho de que cada vez más personas consideran que es ilegítimo lo que el DPNY está haciendo. Se vieron dos acciones judiciales anteriores que cuestionaban hasta cierta medida el parar y registrar, y la batalla en la esfera judicial ha estado muy enconada, pues la Ciudad de Nueva York ha defendido su política a capa y espada.
Los abogados del gobierno municipal han peleado contra esas acciones judiciales, tratando de impedir que los tribunales las vean. El alcalde Bloomberg sigue saliendo con frecuencia en los medios, defendiendo el parar y registrar a voz en cuello y agresivamente, y el comisionado de la policía de New York Ray Kelly también lo defiende con virulencia. El gobierno municipal afirma que se necesita el parar y registrar para combatir la delincuencia, aunque solo el seis por ciento de los incidentes del parar y registrar resultan en arrestos. El gobierno aduce que esa práctica retira las armas de las calles, aunque la tasa de incautación de armas es minúscula: del 0.15 por ciento. El gobierno municipal también ha argumentado que una prohibición judicial del parar y registrar sería "una intrusión judicial", y que el gobierno no podría "garantizar que nunca se diera un incidente de parar y registrar sin sospechas ni que sucediera solo en un determinado por ciento de los incidentes". En otras palabras, el gobierno municipal está diciendo que no puede garantizar que la policía no viole los derechos constitucionales del pueblo.
Para ser certificada como una acción colectiva, los demandantes en el caso Floyd tenían que demostrar que sus circunstancias configuran a un grupo entero de personas, en este caso todas las personas objeto de esta práctica después de enero de 2005 sin una sospecha razonable de que participaban en alguna actividad criminal. Ese grupo incluye a aquellos que la policía para simplemente por ser negros o latinos. La aceptación judicial del caso como una demanda colectiva implica que si hay una victoria para los demandantes, cualquier recurso que pronuncie la corte habría que implementarse por toda la ciudad. Por lo tanto, no es simplemente lo que les pasó a las cuatro víctimas lo que está en el banquillo de los acusados, sino la totalidad del programa del parar y registrar del NYPD. El CCR explica: "La demanda no pide dinero para el grupo, o sea, para esas personas a quienes el NYPD ha parado y/o registrado de forma ilegal. Al contrario, pide que el tribunal federal resuelva que ciertos aspectos de la política y la práctica del parar y registrar del NYPD son inconstitucionales y hay que cambiarlos de manera fundamental".
"Eso me pasó en la manzana donde vivo"
El principal demandante, David Floyd, un estudiante negro de medicina, dijo en su testimonio que lo pararon dos veces: la primera vez cuando caminaba por la calle y la segunda vez cuando ayudaba a un vecino que se había quedado afuera sin la llave para volver a su departamento. Cuando se le preguntó cómo se sintió después del primer incidente, Floyd dijo: "Definitivamente me sentí frustrado, humillado, porque... eso me pasó en la manzana donde vivo. Yo no estaba haciendo nada, solo estaba yendo a casa. Así que... en ese momento yo... más que nada me acuerdo que solo quería volver a casa, solo quería estar en un espacio mío". Sobre el segundo incidente, dijo: "Creo que otra vez era la humillación. Creo que lo sentí un poco más porque era la segunda vez, porque no estaba pasando... no estaba pasando más adelante por la calle. No estaba pasando en otro vecindario. Estaba pasando concretamente en el inmueble donde yo vivía y para el cual pagaba renta cada mes. Y, fíjense, me sentí que... me sentí que me estaban diciendo que no debía salir de mi casa. No importaba que... y no importaba que iba a la escuela. No importaba si iba al trabajo o dondequiera que fuera, porque tenía que quedarme en mi lugar, y mi lugar es dentro de mi casa". (Nuestra traducción es de las citas de los testimonios que son todas de las transcripciones judiciales.)
Al final de su testimonio, Floyd explicó por qué decidió ser demandante en este caso: "Bueno, para mí, en primer lugar, fíjense que no hice nada malo. Y quiero dejar eso en claro. No soy criminal. No cometí ningún acto criminal. No soy culpable de nada y por eso no debieron haberme detenido en ningún momento. Creo que para mí personalmente, para mi buena reputación, fíjense que le doy mucha importancia a la justicia y le doy mucha importancia a la responsabilidad. Y si no hay responsabilidad, si... en esas ocasiones los agentes de la policía, pues fíjense que se tratan de individuos que están portando armas. Están llevando armas. Y si no actúan de manera responsable, pues, para mí es... simplemente crea una situación peligrosa. Crea una situación peligrosa. Y, fíjense, no importa cómo parezca la situación, una persona irresponsable que lleva un arma es peligrosa. Así que tomando en cuenta esas dos cosas, para mí era importante ser parte de esta causa".
"No quiero que nadie más viva esto"
Devin Almonor, de 16 años de edad, se subió al estrado para contar cómo lo pararon cuando tenía solo 13 años de edad. Estaba caminando a su casa cuando lo pararon y le interrogaron. Agregó: "Empezaron a manosearme, empezaron a registrarme para ver si tuviera alguna arma". Y: "Me lanzaron contra el carro por el lado del pasajero y empezaron a... luego empezaron a colocarme las esposas".
Cuando se le preguntó qué reacción tenía en el momento de ser esposado, respondió: "miedo". El abogado preguntó: "¿Hubo algo más? ¿Hizo usted algo en ese momento?" Y Almonor dijo: "Estuve llorando".
Los agentes lo metieron en el patrullero en el asiento de atrás y Devin dijo que, camino a la comisaría, uno le preguntó: "¿Por qué lloras como una niñita?"
Se le preguntó a Almonor también por qué decidió ser demandante en el caso, y él respondió: "Porque creo que... no quiero que nadie más viva un incidente como éste, porque es aterrador, y estoy dispuesto a luchar contra las injusticias".
"Me sentí denigrado y sin esperanzas"
Desde que su madre murió de cáncer, Nicholas Peart, de 24 años de edad, ha tenido la tutela legal de sus tres hermanos menores: dos hermanos, de 12 y 13 años, y una hermana de 20 años que es discapacitada. Es otro demandante en el caso y dijo en su testimonio que ha sido cuatro veces una víctima del parar y registrar.
El primer incidente fue en Harlem en abril de 2011. Peart describió su ropa: "Tenía tenis. Tenía pantalón de mezclilla. Y una sudadera con capucha". Describió qué hacía en ese momento: "Yo iba al mercado de la esquina, la bodega de la esquina, a comprar leche para mis hermanos para la mañana del siguiente día".
Peart dijo que estaba texteando cuando dos policías lo pararon, le quitaron el celular y le ordenaron poner las manos contra la pared de una iglesia. Dijo que después: "Me cachearon por la parte superior de mi cuerpo, los brazos, ambos brazos, también la parte inferior del cuerpo, ambas piernas"... y le pusieron esposas. Fue la primera vez en su vida que tenía esposas. Dijo que los policías le quitaron sus llaves y entraron en su edificio, y eso le hizo temer por sus hermanos menores.
¿Qué se sintió en ese momento? Peart dijo: "Me sentí criminalizado. El hecho de que me parara cuando iba al mercado de la esquina, que está más arriba por esa calle, y que me tratara así una gente que trabaja para la Ciudad de Nueva York, pues me sentí denigrado y sin esperanzas".
Los policías lo metieron en el patrullero en el asiento de atrás y luego le quitaron los tenis. Le preguntaron si andaba con marihuana y le palparon levemente los calcetines.
En el segundo incidente, en agosto de 2006, Peart iba acompañado de un primo y unos amigos. Tres patrulleros se les acercaron y al menos cinco policías se bajaron con las armas encañonadas y les dijeron: "tírense al suelo". Mientras yacían boca abajo, los agentes los registraron. Peart dijo en el tribunal: "Me cachearon por encima de mis pantaloncillos de básquetbol y me tocaron". El juez le preguntó: "¿Usted podía sentir que le estaban tocando en la ingle?" y Peart contestó: "Sí".
Un abogado defensor le preguntó qué pensaba al estar tendido en el suelo mientras los policías lo registraban. Peart dijo: "Estaba pensando... sentí vergüenza porque... sentí que no debía estar ahí en la calle 96 y Amsterdam, me entienden, como que había cumplido los 18 años y estando en esa zona, sentí que no debía estar ahí. Sentí vergüenza porque las personas ahí en ese momento estaban viendo lo que me pasaba... me sentí criminalizado. Mis primos habían venido de visita desde los suburbios de los Poconos y nunca habían experimentado algo así, y sus padres les habían dado su permiso para que celebraran su cumpleaños conmigo y luego que nos pasa una cosa así... Sentí vergüenza, sentí que no debía estar en la calle 96 y Broadway... Me sentí criminalizado por estar en ese vecindario".
Peart describió otras dos experiencias abusivas con el parar y registrar. En la primavera de 2008, en el vecindario East Flatbush de Brooklyn, estaba regresando de la casa de su abuela cuando lo pararon dos policías; éstos le ordenaron poner las manos arriba contra la puerta de un garaje y después lo registraron. En otra ocasión, en septiembre de 2010, estaba regresando del gimnasio, escuchando su iPod, cuando dos policías se le acercaron a pie, le ordenaron poner las manos contra una pared y después le bajaron el cierre de su chaqueta, le sacaron la billetera y la revisaron.
El sistema que está al fondo del parar y registrar
Estos testimonios pintan una imagen vívida y perturbadora de cómo la práctica del parar y registrar crea una situación represiva general en que millones de personas viven constantemente bajo la amenaza de que la policía las pare sin ningún motivo, de que los ponga contra la pared, les falte el respeto, los humille, tal vez los arreste injustamente, les dé una paliza o algo peor. Para los negros y los latinos, no importa quién se es: puede ser médico o tener un doctorado y, a pesar de eso, se es "sospechoso". Si usted es adolescente y usa la "ropa incorrecta" y mira hacia atrás "de una manera incorrecta", pues seguro que lo van a parar. Muchos hombres jóvenes negros le dirán que la policía los ha parado al menos 20 veces, tal vez desde que tenían 11 o 12 años de edad.
Esta forma de control social por los de arriba criminaliza a un sector entero del pueblo y es parte de lo que muchos llaman el "nuevo Jim Crow". Al igual que en el Sur cuando todos los negros confrontaron el temor palpable de que el Ku Klux Klan los linchara, ahora tenemos una situación en que una persona, por el mero hecho de ser negro o latino, y particularmente si es joven, nunca puede ir a ninguna parte sin el temor constante de que el NYPD lo pare, lo registre y le viole los derechos.
¿POR QUÉ este sistema y su brazo armado tienen políticas conscientes como el parar y registrar, no solamente en la Ciudad de Nueva York, sino en ciudades por todo el país?
En Estados Unidos, casi 2.4 millones de personas se encuentran tras rejas, en su mayoría hombres negros y latinos, y el parar y registrar sirve como cauce para esa encarcelación en masa. La policía para a millones de personas, en particular a los jóvenes negros y latinos: una cosa puede llevar a otra. Lo paran a uno, sin motivo alguno. Ahora usted está en la base de datos, fichado como "pandillero". Tal vez le levanten acusaciones por algún delito menor. Todo se acumula. Pronto usted se encuentra ante la posibilidad de pasar un tiempo en cárcel y termina por ser uno de los millones en las prisiones. Si logra salir en libertad, ya está marcado de por vida y se le niegan trabajos, vivienda, prestaciones sociales, el derecho de votar y otras cosas.
Como dice Carl Dix del Partido Comunista Revolucionario: "Alejemos la imagen un poco para captar el panorama completo. El aumento vertiginoso de la tasa de encarcelación en Estados Unidos comenzó en los años 1970, tras las rebeliones urbanas de los años 1960 que impulsaron el desarrollo de un movimiento revolucionario que sacudió al gobierno estadounidense y lo puso a la defensiva, al mismo tiempo que la búsqueda de mayores márgenes de ganancias impulsaba el traslado de las industrias manufactureras fuera de Estados Unidos y hacia otros países. Por un lado, los gobernantes de Estados Unidos sentían la necesidad de ejercer un mayor control sobre los jóvenes negros para asegurar que estos no estuvieran en una posición de desencadenar otra serie de rebeliones, con todo lo que eso implicaría. Al mismo tiempo, el traslado de la industria manufacturera estaba dejando a una creciente cantidad de negros jóvenes sin una manera legítima de sobrevivir y criar a una familia". (Véase "Mass Incarceration + Silence = Genocide" en blackagendareport.com.)
"Pónganles esposas a los jóvenes de todos modos"
El CCR también hizo subir al estrado a unos agentes del NYPD para dar testimonio a favor de los demandantes. El agente Adhyl Polanco explicó que básicamente existen cuotas en el parar y registrar con las que hay que cumplir. Dijo que un supervisor le dijo que si no paraba a cierta cantidad de personas, "terminara por repartir pizzas" y que sufriera consecuencias importantes si no llenara cierta cantidad de formularios UF-250 (había que llenar este formulario cada vez que paraba a una persona). Dijo que las consecuencias varían de no permitirle trabajar horas extras, a cambiarle las horas del turno o monitorear su desempeño en el trabajo.
Otro policía del NYPD, Pedro Serrano, dijo en su testimonio que temía que lo disciplinaran por no cumplir con las "metas de desempeño", por lo que empezó a grabar las reuniones en que los supervisores revisaban su desempeño. Dijo que las grabó porque "yo necesitaba pruebas... Me estaban pidiendo hacer algo ilegal, parar a las personas ilegalmente".
Polanco dijo que básicamente se les dijo a los agentes que si veían a un grupo de jóvenes negros o latinos en una esquina, había que pararlos e, incluso si no estaban haciendo nada malo, "pónganles esposas a los jóvenes de todos modos". En una grabación que se escuchó en el juzgado, el supervisor de Polanco le dijo: "¿El problema, cuál es? Jóvenes negros. Les dije esto cuando pasé la lista, y no tengo problemas en decirles: hombres negros de 14 a 20 años de edad".
Polanco dijo: "Estamos parando ilegalmente y estamos registrando ilegalmente a jóvenes negros y a hispanos". Se emocionó mucho cuando explicó en el tribunal por qué decidió unirse a la demanda, diciendo: "Como hispano, me han parado varias veces mientras camino por El Bronx. Eso no le hace a uno sentirse bien. Prometí que, como agente de la ley, iba a respetar a todos lo mejor que pudiera. Solo quiero hacer lo correcto. Eso es todo".
El senador estatal Eric Adams, ex policía con 22 años de servicio en el NYPD, habló en su testimonio de una conversación que tuvo con el comisionado de policía Ray Kelly en julio de 2010. Adams dijo que cuando mencionó su preocupación de que el parar y registrar se dirigía injustamente contra los negros y latinos, Kelly dijo "que se dirigía o se centraba en ese grupo porque quería infundirles el temor de que cada vez que salieran de la casa, tal vez la policía los pudiera parar".
Cifras condenatorias
Además del gráfico testimonio de las víctimas del parar y registrar, la demanda del CCR incluye una impresionante cantidad de documentación que demuestra que esa práctica del NYPD les aplica un perfil racial a las personas y, por eso, viola la cláusula de protección igualitaria de la decimocuarta enmienda.
El profesor perito Jeffrey Fagan, en su testimonio, describió su análisis de una década de datos sobre el parar y registrar: dos informes que analizan la información que los agentes de la policía incluyen en sus informes sobre los incidentes del parar y registrar (el formulario UF-250) de 2004 a junio de 2012. Como dijo el CCR en su sumario al fin del día: "Las investigaciones de Fagan demuestran lo que millones de neoyorquinos ya saben de su propia experiencia: que paran a las personas solamente por tener la tez negra o de color café".
He aquí una muestra de lo que revelan los informes de Fagan:
- Es mucho más probable que la policía pare a un negro o a un latino que a un blanco. En general, los negros y latinos constituyen el 84 por ciento de los incidentes de este tipo, una cifra mucho mayor que su proporción (54 por ciento) de la población de la ciudad. Los hombres negros y latinos de 14 a 24 años de edad representan el 4.7 por ciento de la población municipal, pero el 42 por ciento de las personas que paró la policía en 2011. De hecho, la policía paró a más hombres negros jóvenes (168.216) de los que viven en la ciudad (158.406).
- La mayoría de los incidentes en que la policía para a una persona ocurren en vecindarios negros y latinos. Incluso cuando se ajusta a otros factores, incluidas la tasa de criminalidad, las condiciones sociales y la distribución de los recursos policiales en dichos vecindarios, la raza es el factor principal que determina el que el NYPD pare a una persona.
- Justifican casi la mitad de los incidentes de esta práctica citando la categoría poco precisa de "gestos furtivos". En más de la mitad de los incidentes, los agentes del NYPD pretextan una "zona de alta criminalidad" como una "circunstancia adicional", incluso en los distritos policiales donde la tasa de criminalidad es menor del promedio. La Suprema Corte ha fallado específicamente que es inconstitucional parar y registrar a una persona simplemente por estar en un vecindario supuestamente de "alta criminalidad".
- Es mucho más probable que la policía arreste a un sospechoso negro o latino en lugar de darle una citación, en comparación con un sospechoso blanco acusado del mismo delito. Es más probable que la policía use la fuerza contra un sospechoso negro o latino. Es más probable que registre a una persona negra o latina (el 58 por ciento) que a una persona blanca (el 44 por ciento), pero es menos probable que descubran que un negro o un latino tiene un arma.
- Solo el 6 por ciento de estos incidentes resultan en un arresto. Ese es un porcentaje extraordinariamente pequeño, cuando se toma en cuenta que estos incidentes supuestamente se basan en una sospecha razonable y articulable.
- De cada mil personas que paró la policía de 2004 al 30 de junio de 2012, se incautó solo un arma. Eso significa que la tasa de incautación de armas es casi cero, un rendimiento perturbadoramente bajo para una táctica policial que el propio NYPD afirma que se creó específicamente para retirar las armas ilegales de las calles.
El parar y registrar ES el crimen
La creciente lucha para PONER FIN al parar y registrar, incluyendo este juicio, pone esta práctica bajo una lupa condenatoria. Eso en sí representa un gran problema para los de arriba y ha dado lugar a discrepancias entre diferentes figuras de la clase dominante acerca de cómo responder.
Aunque el alcalde Bloomberg y el comisionado del NYPD Kelly siguen defendiendo categóricamente el parar y registrar, otros políticos y figuras del NYPD están pidiendo "reformas" a la política. Para que quede claro, esas fuerzas de la clase dominante NO se preocupan por las víctimas del parar y registrar cuyos derechos son objeto de violaciones a diario. Se preocupan por la legitimidad y la estabilidad del sistema y su capacidad de controlar y gobernar al pueblo, y eso incluye hacer que las personas se conformen y cooperen con todo ese orden represivo.
John A. Eterno, un capitán jubilado del NYPD, expresó esa preocupación: "Las interacciones como el parar y registrar traen serios problemas, debilitando la confianza en la policía y la cooperación con ella... Ese enfoque aleja a las comunidades minoritarias y a los jóvenes que podrían ayudar para combatir la criminalidad. Si ven algo, no se lo dirán a los agentes que abusan de su autoridad y no trabajan con las comunidades. Se trata de un principio crucial del trabajo policial basado en las comunidades".
Como Bob Avakian ha señalado: "El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura" (Lo BAsico 1:24).
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El CCR señala que esta demanda colectiva contra el parar y registrar "es la culminación de más de 15 años de trabajo del Centro pro Derechos Constitucionales y la sólida determinación de un movimiento en toda la ciudad que ha hecho que el parar y registrar sea un tema central en la política de la Ciudad de Nueva York". Ahora este juicio, a su vez, está contribuyendo a la creciente conciencia y movimiento contra el parar y registrar. Los ojos de las personas en todo Estados Unidos y en todo el mundo están clavados en este juicio, y el testimonio condenatorio y las pruebas condenatorias están dándoles a saber la verdad de que, como dice uno de los coros de las protestas para PONER FIN al parar y registrar: "¡El parar y registrar no detiene la criminalidad; el parar y registrar ES el crimen!"
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