La Suprema Corte destripa la protección del derecho al voto a millones de negros y latinos
14 de julio de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
En 1965, Estados Unidos aprobó la Ley del Derecho al Voto, la que eliminó algunas barreras manifiestas que impedían que los negros ejercieran el derecho al voto. Estas barreras flagrantes —tales como requerir que alguien pase una prueba de alfabetización o pague un impuesto al sufragio antes de poder votar— habían estado en vigor en Estados Unidos por décadas, especialmente en el Sur durante los 100 años de la segregación Jim Crow y el terror del Ku Klux Klan, aunque la Enmienda XV de la Constitución de Estados Unidos, aprobada después de la guerra de Secesión, supuestamente garantiza que ni el gobierno federal ni un gobierno estatal pueda negarle el derecho al voto a ningún ciudadano debido a su "raza, color o condiciones de servidumbre".
Ahora, la Suprema Corte, en una decisión pronunciada el 26 de junio de 2013, en esencia ha destripado la Ley del Derecho al Voto, lo que allana el camino para toda clase de leyes y acciones de parte de los estados y varias jurisdicciones para suprimir el derecho al voto a los negros, latinos y otros oprimidos. Esto afectará rápida y directamente a muchos millones de personas. De hecho, pocas horas después de la decisión, el procurador general de Texas anunció que la ley de identificación del votante de su estado "entrará en vigor inmediatamente". En concordancia con la Ley del Derecho al Voto, una corte federal había anulado, afirmando que discrimina a los negros y latinos, la ley estatal de Texas que requeriría que uno presentara identificación válida reconocida por el estado para poder votar.
El meollo de la Ley del Derecho al Voto —lo que le daba el poder de ejecución antes de esta decisión de la Corte Suprema— es la Sección 5 que requiere que ciertos estados y jurisdicciones reciban una verificación de antemano del gobierno federal o de una corte federal para todo cambio de ley o procedimiento con respecto al voto. Eso ha impedido que entraran en vigor hasta ahora muchas medidas para limitar el voto de los negros y otros oprimidos. Además de las leyes que requieren una identificación con foto, como la de Texas, tales medidas incluyen intentos de cambiar los linderos de los distritos electorales en detrimento de los intereses de los negros y latinos (lo que en inglés se llama "gerrymandering").
La decisión de la Suprema Corte no invalidó la Sección 5 directamente, pero sí declaró inconstitucional la Sección 4, la que precisa la manera en que el requisito de preverificación federal se aplicaría a los estados y otras jurisdicciones. Bajo la Sección 4, nueve estados enteros, principalmente los estados anteriormente esclavistas en el Sur que tenían la peor historia de discriminación contra los electores cuando la ley entró en vigor en 1965 —Alabama, Alaska, Arizona, Georgia, Luisiana, Misisipí, Carolina del Sur, Texas y Virginia— así como decenas de condados y otras jurisdicciones en otros estados, estaban sujetos al requisito de preverificación federal.
La anulación de la Sección 4 por la Suprema Corte implica que el requisito de preverificación federal de la Sección 5 ya no se aplica a ningún estado ni jurisdicción. Por eso, en esencia el fallo de la Suprema Corte constituye la anulación de la misma Ley del Derecho del Voto. La Corte dijo que el Congreso podría desarrollar una nueva fórmula para la aplicación de la ley, pero la opinión general de los expertos en leyes es que eso es muy poco probable.
El presidente de la Suprema Corte, John Roberts, escribió a nombre de la mayoría de cinco jueces que tomaron la decisión: "Aunque cualquier discriminación racial en el voto sea excesiva, el Congreso debe asegurar que la legislación que apruebe para resolver ese problema refleje las condiciones actuales". Roberts (y sectores poderosos de la clase dominante) asevera que la discriminación contra la gente negra y otra gente de color y la privación de su derecho de votar son cosas del pasado y no parte de "las condiciones actuales" — que ya tenemos una sociedad que supuestamente no aplica los criterios del color y la raza. Durante los argumentos orales del caso en febrero, Antonin Scalia, de la mayoría, hasta declaró que la Ley del Derecho al Voto constituye "el privilegio racial".
Pero la realidad es que se están proliferando por todo el país las leyes y medidas de diversas formas que suprimen concretamente el voto de los negros, latinos y otras minorías — en Texas y los otros estados cubiertos por la Ley del Derecho al Voto, así como en todo el país. Por ejemplo, más de 30 estados han contemplado unas leyes que requerirían que los electores presentaran una identificación oficial antes de poder votar (vea "Voter Suppression in America" en aclu.org). Las fuerzas que impulsan la supresión del voto no dicen abiertamente que quieren restringir el voto de los negros y otros oprimidos. Éstas no son medidas racistas, afirman, pero sí son medidas contra "el fraude en el empadronamiento electoral", etc., a fin de asegurar "la integridad de las elecciones".
Además, existen millones de personas privadas del derecho al voto debido a las leyes en varios estados que les quitan ese derecho por tener antecedentes penales — incluso después de salir de la prisión. De nuevo, aseveran que estas leyes de privación del derecho al voto por tener antecedentes penales no aplican el criterio del color o raza. Pero en su efecto concreto, los negros y los latinos sí son el objetivo de estas medidas que les privan del voto a aquellos que tienen antecedentes penales porque las leyes y la policía persiguen injustamente a los negros y latinos, lo que implica que un porcentaje más grande de éstos están en las prisiones y en general en "el sistema de justicia criminal" en comparación con los blancos. Por ejemplo, el 13% de los todos hombres afroamericanos han perdido el derecho al voto.
La afirmación de Roberts de que las leyes racistas las que impugnó la Ley del Derecho al Voto ya no son parte de "las condiciones actuales" le hace eco al hecho de que las medidas de la era del Jim Crow como el impuesto al sufragio y la prueba de alfabetización tampoco indicaban concretamente que los negros eran el objetivo. Pero el efecto claro e intencional de esas medidas era la supresión del voto de los negros. En el contexto de la horrenda opresión del pueblo negro hasta los años 1960, reforzada por la policía, las cortes, las leyes y las turbas de linchamiento, una forma importante de esta opresión era privarle al pueblo negro incluso del derecho de votar.
La Ley del Derecho al Voto de 1965 no fue un gesto magnánimo en beneficio del pueblo negro por parte del presidente Lyndon Johnson y otras fuerzas "ilustradas" de la estructura de poder. Los negros en el Sur del Jim Crow, junto con otros, lucharon con resolución y valor por el derecho al voto, y algunos incluso ofrendaron la vida en esa lucha. Esa muy enconada lucha, como parte del movimiento más amplio por los derechos civiles, la lucha por la liberación negra y la resistencia generalizada de ese tiempo, obligó a la clase dominante de Estados Unidos a dar una concesión en la forma de la Ley del Derecho al Voto.
Y ahora, con esta vil decisión sobre la Ley del Derecho al Voto (junto con la otra sobre la acción afirmativa; vea próximamente: "La Suprema Corte aprieta el dogal alrededor de la acción afirmativa" en revcom.us), "la máxima corte del país" ha abandonado hasta la apariencia de conservar el legado del movimiento de derechos civiles. Esto constituye una fea y agresiva reafirmación de la supremacía blanca, la que es tan fundamental para Estados Unidos y un elemento integral de la manera en que este sistema sigue funcionando.
La realidad es que nunca se ha obtenido ni jamás se obtendrá ningún cambio social o político de importancia por medio del voto y el proceso electoral bajo este sistema. El propósito de votar y todo el proceso de las elecciones es hacer que la gente le entre y actúe en el marco de los mortales confines del sistema, la dictadura de la clase capitalista imperialista, y que incluso apoye la explotación brutal, las guerras, los asesinatos y los otros crímenes que los gobernantes llevan a cabo en todo el mundo. Pero cuando ese derecho al voto esté bajo un ataque de esa magnitud, como lo está hoy para el pueblo negro y otros oprimidos, es necesario oponérsele y luchar en su contra de manera decisiva, porque dichos ataques son una parte de continuar y hasta intensificar la opresión general. (Vea más información, de Bob Avakian sobre el derecho al voto v el ejercicio de dicho derecho, en la película Habla BA: ¡REVOLUCIÓN — NADA MENOS! Bob Avakian en vivo, en particular en el disco 2 del dvd, el capítulo "El chanchullo de las elecciones: 'Si ellos logran hacer que uno participe, ganarán'".)
En su obra "Tres strikes…", Bob Avakian dice:
El libro de Michelle Alexander, The New Jim Crow, Mass Incarceration in the Age of Colorblindness, ha arrojado una luz brillante y muy necesaria sobre la realidad de la profunda injusticia que se halla en el mero meollo de este país.
Lo que me lleva de vuelta a un punto muy básico:
¿Qué ha representado este sistema, en este país, en toda la historia de su tratamiento del pueblo negro?
En primer lugar, la Esclavitud... Luego, Jim Crow... la segregación y el terror del Ku Klux Klan... Y hoy, El Nuevo Jim Crow — la brutalidad y el asesinato por parte de la policía, la criminalización al por mayor y el encarcelamiento en masa y, una vez más, la discriminación legalizada.
Ahora le toca a este sistema: ¡Tres strikes y fuera!
La decisión sumamente reaccionaria de la Suprema Corte de Estados Unidos contra el derecho básico de los negros y otros oprimidos a votar recalca una vez más que este sistema hoy en el poder es totalmente ilegítimo y profundamente opuesto a los verdaderos intereses del pueblo.
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