Un ataque estadounidense contra Siria solamente puede causar peor sufrimiento y más horrores

2 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Al cierre de esta edición, se aumenta el peligro de un ataque militar estadounidense directo contra Siria — descrito como un "ataque quirúrgico", utilizando aviones y/o misiles crucero. El secretario de "Defensa" de Estados Unidos, Hagel, anunció que las fuerzas armadas estadounidenses "están listas" si se les da la orden de lanzar un ataque sobre Siria.

Hay que oponer resistencia a estos ataques haciendo protestas políticas decididas y captando claramente cómo ese ataque empeoraría la situación.

Atrocidades y crímenes de guerra

Fallujah

Durante su invasión de Irak de 2003, Estados Unidos soltó fósforo blanco sobre la ciudad de Faluya. Un soldado estadounidense que combatió en esta ciudad describió los resultados: "El fósforo quema los cuerpos, derrite el tejido hasta los huesos. Vi los cuerpos quemados de unas mujeres y niños". Además, Estados Unidos usó gelatina incendiaria (napalm) en Irak, que por su composición se adhiere a la piel humana y otras superficies y prende fuegos las que es imposible apagar con agua. El uso del napalm y el fósforo constituye un crimen de guerra. Arriba, unos solados estadounidenses, Faluya, 2004. Foto: AP

Las amenazas estadounidenses surgen tras informes de cientos de muertes de civiles, al parecer de armas químicas, en una comunidad en manos de los rebeldes en las afueras de Damasco, la capital siria, el 21 de agosto. No se ha verificado independientemente si las muertes resultaron de armas químicas, y de ser así, si las lanzaron las fuerzas del gobierno sirio o de los rebeldes. El secretario de Estado de Estados Unidos, Kerry, inicialmente exigió que el gobierno sirio permitiera que los investigares de la ONU entraran a la zona, pero cuando el régimen sirio respondió ofreciendo acceso ilimitado a los investigadores, Reuters informó: "[Un] oficial estadounidense dijo que tal oferta era 'demasiado tarde para ser creíble' y que Washington estaba prácticamente seguro que el gobierno del presidente Bashar al-Asad había gaseado a su propia gente".

Sin embargo, el motivo de la escalada de amenazas estadounidenses contra Siria tiene muy poco que ver con este incidente. Y tiene absolutamente nada que ver con intereses humanitarios. Es imprescindible que la gente entienda los verdaderos motivos detrás de las movidas yanquis y que no se dejen engañar de modo que cómplices pasivos con un ataque a Siria, lo que empeoraría mucho la situación para el pueblo del Siria, y del mundo.

Forjar otro camino (versión revisada de un discurso de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ante un grupo de simpatizantes del partido, otoño 2006).

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Los gobernantes de Estados Unidos ven atrocidades y crímenes de guerra —verdaderos o inventados— por el lente distorsionado de "¿nos beneficia o nos perjudica?". Se hacen de la vista gorda, por ejemplo, cuando Israel bombardeó hospitales durante el masacre de 2008-9 en Gaza. Fraguan incidentes montados de derechos humanos, como cuando atestiguaron falsamente al Congreso estadounidense de que tropas iraquíes desconectaron incubadoras y mataron a bebés en Kuwait, para luego usarlo para justificar toda suerte de crímenes estadounidenses. Pretextaron la mentira de las incubadoras para la primera invasión de Irak, "Operación Tormenta del Desierto", con el saldo de 100.000 muertes iraquíes y gran sufrimiento para millones, que incluía la muerte de muchos bebés por la falta de servicios médicos como resultado de las sanciones yanquis a partir de esa guerra.

En 2003, Estados Unidos invadió a Irak, y justificó esa guerra con mentiras sobre unas "armas de destrucción masiva" de Irak. Continuó la sanguinaria ocupación de Irak durante años. Arriba: Una ambulancia dañada por un bombardeo aéreo estadounidense, Bagdad, Irak, 2008. Foto: AP

Por eso, nadie debe creer al pie de la letra las afirmaciones estadounidenses oficiales. Además, parece que Estados Unidos está preparando un ataque aún antes de concluirse una investigación de la ONU.

Pero eso no quiere decir que el gobierno sirio sea incapaz de haber lanzado un ataque químico. Hace dos años, en el contexto de levantamientos por todo el mundo árabe, una amplia gama de fuerzas en Siria se lanzaron a la calle en protesta contra el régimen de Bashar al-Asad. El régimen respondió con una combinación de propuestas políticas a la oposición y represalias violentas.

Los imperialistas estadounidenses y sus aliados aprovecharon la situación para maniobrar para reemplazar a al-Asad con un régimen más sumiso y alineado con sus intereses en la región, y en particular en oposición a la influencia iraní. El resultado ha sido una guerra civil que ha devastado al país, en la que los dos lados —el régimen de al-Asad por un lado, y el abigarramiento de fuerzas jihadíes y pro occidentales por el otro— no ofrecen más que opresión al pueblo de Siria.

Según agencias de derechos humanos, ambas partes en el conflicto —incluyendo las fuerzas que Estados Unidos pretende aglutinar y moldear para un nuevo régimen— han cometido secuestros, tortura y asesinatos sumarios contra sus oponentes y la población civil. Decenas de miles de sirios han muerto, y cientos de miles están desterrados, muchos de los cuales viven en condiciones desesperadas en campos de refugiados o situaciones peores.

En los años 1990, Estados Unidos aplicó sanciones contra Irak, las que causaron la muerte de medio millón de niños. Unos meses antes de ocupar el cargo de secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, dijera: "Me parece una decisión muy difícil, pero el costo… consideramos que el costo vale la pena". Arriba: Farag Qusam, de 8 meses de edad, sufre de severa desnutrición, atendido por su madre en un hospital, Bagdad, 1996. Foto: AP

Así que es muy posible que el régimen de al-Asad haya lanzado un ataque de gas tóxico con tal de aumentar los avances militares que ha estado logrando contra la oposición. Si resultara que el régimen de al-Asad sí lo lanzó, y si la escala del horror fuera como se ha reportado —y eso es posible— eso sería, ciertamente, un crimen horrífico.

Pero, aún si eso fuera el caso, un ataque militar estadounidense contra Siria agravaría un crimen agregándole otro crimen. No tendría la intención de terminar el terrible sufrimiento en Siria, ni tendría ese resultado.

¿Qué es lo que motiva Estados Unidos?

Estados Unidos no parte de una preocupación por los derechos humanos en Siria (ni en ninguna parte). Los gobernantes de Estados Unidos nunca se han motivado, ni se motivan ahora, por un deseo de oponerse a las atrocidades ni de "impedir el genocidio". En este momento están aprobando, pasivamente en el mejor de los casos, la tortura y la matanza de oponentes a los regímenes pro yanquis en Egipto y Bahrein.

Como parte de lo que Estados Unidos ha llamado una "guerra mundial contra el terror", operó una tristemente célebre cámara de tortura en la prisión Abu Ghraib, cerca de Bagdad, Irak. Unos elementos de la Policía Militar estadounidense posaron en unas fotos y las hicieron circular, en las que torturan y humillan a unos internos iraquíes desnudos con capuchas asfixiantes puestas. Una infame foto muestra a un iraquí encapuchado balanceado sobre un pequeño cajón con cables conectados a los dedos. Lo obligaron a estar parado así durante horas y le dijeron que si se cayera por agotamiento, los cables lo iban a electrocutar. Arriba: Usan perros para aterrorizar a los prisioneros. Foto: AP

Tampoco es el motivo para entrar en una situación a la cual todo mundo considera muy arriesgada para Estados Unidos el de que "a nuestros presidentes les encanta aventar unos misiles crucero a otros países, en combinación con uno que otro bombardeo, porque es mucho más fácil que el arte de la diplomacia". Tampoco porque "si apretamos el gatillo sobre Siria, alguien sacará una buena paga". (Vea "War on Syria: Twenty Pounds of Stupid in a Ten-Pound Bag" (Una guerra contra Siria: "Diez kilos de estupidez en una bolsa para cinco kilos", William Rivers Pitt, Truthout, 27 de agosto de 2013.) Como si la causa del sinfín de guerras, sufrimiento y muerte que Estados Unidos ha traído a cada rincón del planeta —sobre la base de la cual ha "ascendido" a ser la única superpotencia del mundo— fueran unos políticos demasiado flojos como para manejar el "arte de la diplomacia", o unos políticos comprados por la industria de armas. Semejante "análisis" sólo deja a las personas completamente en la ignorancia respecto los motivos de las movidas estadounidenses para atacar a Siria, e incapaces de conocer los intereses del pueblo del mundo ni de actuar conforme a éstos.

El Medio Oriente es una región esencial para el mundo entero —tanto económica como geopolíticamente— y Estados Unidos lo ha dominado desde la Segunda Guerra Mundial. Todo lo que ha hecho y sigue haciendo se basa en mantener y profundizar esa dominación. Ahorita la región vive una gran turbulencia; los antiguos arreglos que "mantenían la situación" (para los imperialistas y los capataces locales) están bajo cada vez mayores tensiones y en algunos casos empiezan a desintegrarse, y toda suerte de fuerzas pelean para salir con ventaja. Estas incluyen rivales como Rusia, que apoyan a al-Asad; imperialistas "amigos" como Francia, que apoyan a los rebeldes; toda la gama de asesinos locales; etcétera. Tristemente, no hay ninguna fuerza progresista coherente dentro de esta situación confusa.

Es un derrame de sangre impulsado, en este momento, por una pelea reaccionaria para tener influencia. En este marco, parece cada vez más claro que el cálculo estadounidense es que TIENE que proyectar fuerza en esta situación, porque, si no, perdería credibilidad. Al mismo tiempo, se indica que Estados Unidos, o algunos en la clase dominante, cree que, como lo dijo un analista de clase dominante, Edward N. Luttwak: "En Siria, Estados Unidos pierde si gana cualquier de los lados". Luttwak escribió:

"Ciertamente, sería desastroso si emergiera victorioso el régimen del presidente Bashar al-Asad después de reprimir totalmente la rebelión y restaurar el control sobre el país entero. Dinero, armas y operativos iraníes y tropas de Hezbolá se han convertido en factores clave en el combate, y el triunfo del Sr. al-Asad afirmaría dramáticamente el poder y prestigio del Irán chiíta y Hezbolá, su sustituto basado en el Líbano — planteando una amenaza directa tanto a los estados árabes sunitas como a Israel.

"Pero, una victoria de los rebeldes también sería sumamente peligrosas para Estados Unidos y muchos de sus aliados en Europa y el Medio Oriente. Eso es porque grupos extremistas, algunos identificados con Al Qaeda, se han vuelto la fuerza combatiente más efectiva en Siria. Si esos grupos rebeldes lograran ganar, sería casi seguro que pretendieran formar un gobierno hostil a Estados Unidos. Además, Israel no podría contar con tranquilidad en su frontera norte si los jihadíes triunfaran en Siria" (New York Times, 23 agosto de 2013).

En esta situación, Estados Unidos puede estar volviendo al asesino manual de estrategia que utilizó durante la guerra entre Irán e Irak, cuando su objetivo era hacer que las dos partes devastara una a la otra, con el resultado de un millón de muertos.

Un ataque estadounidense contra Siria solamente puede causar peor sufrimiento y más horrores

Muchas personas ven esta situación como una en la cual "algo se tiene que hacer". Incluso las personas que saben de alguna manera que a Estados Unidos lo motiva razones que no son nada humanitarias argumentarían que por lo menos una intervención estadounidense pararía el horror ahorita.

Pero la realidad no funciona así. Importa —de hecho es decisivo— entender la naturaleza de un ataque estadounidense sobre Siria, y lo que lo impulsa. Sería un ataque impulsado por las necesidades de una superpotencia capitalista imperialista global decidido a mantener su dominio sobre el planeta. ¿Cómo contribuiría una acción con esa base algo positivo a la pesadilla humanitaria en Siria?

Un ataque estadounidense contra Siria llevaría la situación en una peor dirección. En sí mismo traería muerte y sufrimiento. Además polarizaría más todo el marco, en que el régimen reaccionario de al-Asad podría aparentar confrontar al imperialismo, en que Irán y las fuerzas bajo su influencia posiblemente responden, y en que toda una variedad de fuerzas reaccionarias, entre ellas Israel, podrían intensificar su papel en la guerra en Siria, o lanzar otros ataques en otras partes de la región. Cualquier ataque estadounidense a Siria sólo intensificará la terrible espiral en el país y la región.

Es más, la situación se empeoraría más en la medida de que la gente se trague la lógica de que no importa el motivo, cualquier intervención sería bien ahorita. Hay que sacar una lección dolorosa pero crítica de los sucesos recientes en Egipto: muchas personas apoyaron las acciones del ejército contra la Hermandad Musulmana debido a las medidas represivas de la Hermandad, sin analizar POR QUÉ el ejército actuaba. De ahí, cuando se vio claramente las consecuencias de ese apoyo, como la libertad política que es le dio al ejército para cometer matanzas y tratar de establecer una versión aún más represiva del Mubarak-ismo, las fuerzas de oposición y la gente en general se encontraron en una posición en que, o no podían oponer una resistencia efectiva, o ya habían "bebido el veneno ideológico" al punto de que quedan en el bolsillo del ejército ideológica y políticamente.

La única manera en que podría emerger algo positivo en Siria sería que el pueblo se opusiera a las dos partes en este conflicto — activamente. Para la gente en Estados Unidos, un país que ha infligido tanta miseria al planeta, el reto es de oponernos a "nuestro propio" imperio.

Estados Unidos sólo ha traído explotación, destrucción ambiental, empobrecimiento y opresión a todo el Medio Oriente. Cualquier asalto militar estadounidense contra Siria, sin importar el pretexto, debe toparse con RESISTENCIA y protesta política decidida en este país. En la medida que se oponga esa resistencia, eso puede contribuir a crear una brecha que rompa con el juego de "alternativas" terribles ante el pueblo de Siria y más allá, y que forje otro camino — una alternativa revolucionaria concreta.

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