Culpar a las víctimas no soluciona el problema de las madres solteras y los padres solteros
Carl Dix | 23 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
Este artículo de Carl Dix apareció en línea en KultureKritic.com.
Se dio una conversación apasionada en el sitio "Your Black World" [Su mundo negro] acerca de las madres solteras, los padres solteros y el hecho de que las hermanas están criando a sus hijos sin la presencia del padre. La gente entró en grandes conversaciones, y discusiones. Es muy importante examinar esas cuestiones críticamente, pero esas conversaciones giraron en torno a un enfoque incorrecto.
Al 70% de los niños negros los cría un solo progenitor, principalmente mujeres negras que nunca se han casado. Ése es un problema serio. Pero esas cifras no existen en un vacío.
El contexto para eso es la desaparición de formas legítimas de mantener a familias estables en los ghettos y barrios de Estados Unidos. Sin tomar en cuenta ese contexto, uno termina por tratar el problema de las mujeres solteras que crían a la mayoría de los niños negros como si fuera un problema conductual de las personas negras. De ahí recomiendan soluciones tipo Cosby: que los negros deberían corregirse. Eso es culpar a las víctimas por los problemas creados por el mismo sistema que oprime a los negros.
Planteemos las preguntas correctas aquí. ¿Por qué tantos niños negros crecen sin la presencia del padre en su vida? ¿Por qué demasiados niños así terminan en la pobreza y con mayores tasas de abandono escolar? ¿Por qué tienen una mayor probabilidad de acabar en la prisión? ¡Todo eso es producto del modo en que funciona el sistema capitalista, y también de las políticas conscientes implementadas por los que gobiernan a Estados Unidos, y no de problemas conductuales de los negros!
En su afán de mayores ganancias, los capitalistas han trasladado las fábricas y los trabajos a países donde pueden hacer que la gente trabaje más duro por menos paga en condiciones más peligrosas. Eso deja a los jóvenes de los ghettos y barrios marginados ante un futuro en que los sueldos dignos casi han desvanecido. Escasean incluso los trabajos en los restaurantes de comida rápida porque emplean con mayor frecuencia a trabajadores mayores que perdieron trabajos más estables. Además, el sistema educativo en esas comunidades está diseñado para hacer que nuestros jóvenes fracasen.
Para colmo, el sistema penal de "injusticia" pone en la mira a los jóvenes negros y latinos, con leyes, prácticas policiales, jueces y fiscales que arrestan, condenan y encarcelan a nuestros jóvenes de manera desproporcionada. Ésas son las razones por las que crece el número de madres solteras (y padres solteros), de jóvenes criados en la pobreza y que abandonan los estudios. Las mujeres y los hombres jóvenes negros no crearon esas condiciones de vida. ¡No abandonaron a millones de jóvenes a crecer en los ghettos y barrios marginados de las ciudades sin formas legítimas de mantener a una familia estable con dos progenitores!
En ese contexto, condenar a las mujeres por tener hijos con hombres con quienes no piensan casarse, es culparles por lo que se les ha hecho. Se podría decir lo mismo acerca de condenar a los "padres morosos" por no contribuir económicamente para con sus hijos. Eso es aceptar la opresión que el sistema refuerza contra los negros, y avergonzarlos por no privarse de elementos de su humanidad al servicio de cuadrarse con los límites que esa opresión les ha impuesto.
¿Se supone que millones de negros pobres de los ghettos marginados deban dejar de tener relaciones sexuales porque el sistema no les ofrece maneras de mantener a los hijos que podrían resultar de esa actividad muy humana? Pues, buena suerte con eso. Y antes de que se diga que los negros siempre deberían tener relaciones sexuales seguras, recuérdese que los políticos conservadores están trabajando para limitar el acceso al control de la natalidad y al aborto.
No tenemos que aceptar las condiciones impuestas por el sistema: la norma de que tanto la madre soltera como el padre soltero son quienes deben criar a los hijos. Ni de que millones de niños crecen en la pobreza y confrontan altas tasas de abandono escolar, con la sombra de la prisión en el futuro para demasiados de éstos.
Las cosas no tienen que ser así. Mediante la revolución podemos zafarse de la situación en que las hermanas tengan que hacer lo que sea para criar solas a los hijos, y en que los hermanos no pueden contribuir mucho para sus hijos porque no tienen trabajo o están encerrados en la prisión. Y dejar de avergonzar a ambos porque se quedaron atrapados en una trampa en la que el sistema nos ha metido. Podríamos abrir paso a un futuro brillante para los jóvenes negros y para los demás, y poner fin a todos los horrores que este sistema refuerza contra la gente de Estados Unidos y por todo el mundo: los ataques contra los derechos de la mujer, el espionaje que comete el gobierno, las guerras por el imperio, los millones de niños en el mundo que mueren cada año de enfermedades y de hambre. Se requerirá una revolución, y nada menos, para poner fin a todos esos horrores.
La revolución es posible. La dirección para una revolución está en Bob Avakian. El partido que él dirige, el Partido Comunista Revolucionario, ha desarrollado el plan y el enfoque estratégico para prepararse para la revolución en un país como Estados Unidos. Yo he estado participando en la construcción de un movimiento para la revolución como un representante de ese partido.
Ese entendimiento me llevó a unirme a Cornel West en 2011 para lanzar una campaña de desobediencia civil con el fin de poner fin al "parar y registrar" y a formar la Red Parar la Encarcelación en Masa para luchar contra el genocidio lento el que es la encarcelación en masa. Nuestros jóvenes merecen una vida mejor y un futuro mejor. No debería ser que crezcan en la pobreza o que confronten un futuro de abandono escolar, desempleo, trabajos de bajos salarios, prisión y cosas así. Avergonzar a las personas que enfrentan y responden a condiciones de vida que no crearon, no es la manera de hacer nacer ese futuro.
Es cierto que los negros jóvenes tienen que dejar atrás algunas de las actividades en que están metidos y meterse en algo distinto. Pero ese algo distinto es luchar contra los de arriba que nos han impuesto y reforzado esas condiciones miserables a nosotros y a la mayoría de la humanidad. Las y los jóvenes necesitan sumarse a la lucha de parar la encarcelación en masa y parar los ataques contra los derechos de la mujer al aborto y al control de la natalidad. ¡Tenemos que retarles a hacer eso, pero ese reto tiene que reconocer que los jóvenes no tienen la culpa por las condiciones de vida en que se encuentran!
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