De una lectora:
Ella que cuenta una historia
Fotógrafas de Irán y del mundo árabe en el Museo de Bellas Artes, Boston
16 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
Del hervidero de guerras, invasiones y ocupaciones, aviones no tripulados de Obama y el ascenso del fundamentalismo islámico — de la resistencia a la teocracia islámica de Irán, de la Primavera Árabe y del posterior golpe de estado militar de Egipto, proviene una exhibición de imágenes valerosas y penetrantes de 12 fotógrafas. Dadas las fuerzas que chocan en la región, no es de extrañar que algunas de las expresiones artísticas más radicales e imaginativas provengan de las mujeres. Algunas de las artistas en exhibición hasta el 12 de enero son parte de Rawiya, un pequeño colectivo de fotógrafas en el Medio Oriente; la traducción de Rawiya es "Ella que cuenta una historia ", y le da a la exposición su título.
Gran parte de la obra es un comentario sobre la división de la humanidad según los lindes de la sexualidad y el género y la dominación de las mujeres por los hombres hechos inviolables por las leyes sharia. Algunas de estas mujeres están trabajando en el exilio, algunas son bi-nacionales y algunas siguen trabajando en sus países de origen lidiando con la censura, los desafíos de estar entre las primeras mujeres fotoperiodistas que se aventuran a las calles y zonas de guerra, poniendo en riesgo su propia seguridad personal, lo que podría traer el "deshonra" a sus familias y teniendo que convencer a sus sujetos femeninos a que se dejen fotografiar.
Una serie de videopantallas enmarcadas creada por la fotógrafa Newsha Tavakolian titulada "Escuche" presenta a seis cantantes iraníes, sus rostros llenos de emoción, pero no hay sonido, no se puede oír sus voces. El texto acompañante se lee:
"Dando imagen a un sueño".
"Con los ojos cerrados, la boca abierta como si estuviera en un sueño. De pie, frente a nosotros y de espaldas a las tinieblas, cantan sin sonido; se han parado aquí, cantando para sí mismas durante mucho tiempo, imaginando nosotros. De pie, frente a los días de tedio. Frente a un mundo que las ha adornado con una falsa corona".
"De pie, esperando".
En vista de que la ley islámica prohíbe que se representen a sí mismas en público o que produzcan grabaciones, las siguientes imágenes son de las carátulas de discos imaginarios creadas para cada artista y cada una tiene una caja de CD vacía como una declaración en contra de las restricciones que enfrentan. Las carátulas incluyen a representaciones irreverentes de mujeres, una es de una mujer joven con guantes de boxeo rojos puestos y unas palabras en persa gotean desde el cielo, o las imágenes de la misma mujer de pie en las rugientes olas del océano.
La fotógrafa palestina Rula Halawani presenta "Incursiones negativas" de imágenes filmadas durante la incursión israelí en Cisjordania durante la segunda Intifada en 2002. Las imágenes captan los tanques israelíes al derribar casas y el dolor de las personas desplazadas en los escombros resultantes. Exhibidas en la forma de negativos, Rula Halawani describe su propósito: "Como negativos, expresan la negación de nuestra realidad que la invasión representaba".
Al trabajar con las contradicciones, los artistas estimulan a las personas para que vean desde otro ángulo las cosas que por lo general se dan por sentado. Shadi Ghadirian contrapone el "reino doméstico" de las mujeres al "reino masculino" de la guerra. Una foto de un plato de fruta con una granada de mano situada en la naturaleza muerta. Una serie de retratos en sepia de una mujer vestida de chador [un largo paño que cubre el cuerpo de pies a cabeza] quien carga objetos prohibidos. Nermine Hammam toma fotos de los soldados de guardia en la plaza Tahrir y las manipula digitalmente para sacarlas de su contexto y ubicarlas en escenas de la naturaleza bucólica tomadas de su colección de pinturas de paisajes tradicionales japoneses. Esto incluye a una escena icónica de una mujer bajo ataque violento de parte de los soldados en la plaza Tahrir: le arrancan la abaya [túnica que cubre todo el cuerpo] para revelar un sostén de color brillante. Nermine explica que esta imagen, publicada y distribuida por Reuters, eclipsó rápidamente la brutalidad de los soldados y ha añadido una segunda violación, convirtiéndola en un objeto de la excitación cuando la imagen se volvió viral. La serie de de imágenes de Rania Matar "Una chica y su habitación" yuxtapone a unas adolescentes de la zona metropolitana de Boston y el Líbano, y la auto-expresión de sus habitaciones, o sólo un pequeño espacio individual en una pared de un apartamento de una habitación en un campo de refugiados.
El impacto del imperialismo occidental en la manera en que las personas en el Occidente así como en el Medio Oriente se ven a sí mismas es una tensión que recorre gran parte del trabajo fotográfico. Lalla Essaydi de Marruecos aborda este tema de manera más explícita; toma las pinturas “orientalistas” europeas del siglo 19 y cuentos como Las mil y una noches y la composición musical Sheherazade, y crea la imagen de una mujer dispuesta en una pose "odalisca". Las odaliscas eran esclavas y concubinas, y en la foto el sujeto está colocado sobre los cojines en una cámara con el fluir de su cabello hacia atrás. De acuerdo con las notas de exhibición, la imagen es un comentario sobre la forma en que los colonialistas occidentales producían imágenes morbosas de las mujeres en los harenes y el temor de la artista por las crecientes restricciones reaccionarias sobre la mujer en la estela de la Primavera Árabe. La imagen tiene una apariencia luminosa y dorada, pero al acercársele, se da cuenta de que el brillo de la imagen se construye con casquillos de bala. Al igual que el escultor ghanés El Anatsui que trabaja con tapones de botellas para hacer increíbles esculturas metálicas colgantes, Lalla Essaydi ha trabajado con el detritus de las guerras en la región, con un efecto provocador. También trabaja con el uso tradicional de henna en las celebraciones marroquíes de la pubertad, las bodas y el parto y escribe con caligrafía sobre toda la imagen incluyendo sobre la piel. La caligrafía es un arte islámico sagrado reservado para los hombres, y las notas de la exhibición explican que al apropiarse de esta caligrafía, ella les está dando a las mujeres una forma de hablar y expresarse en su arte.
La fotógrafa y cineasta iraní Shirin Neshat tiene todo un conjunto de trabajo que también se ambienta entre la legislación patriarcal sobre las mujeres bajo la ley sharia y la dominación del Medio Oriente por el Occidente, sobre todo por el imperialismo estadounidense. Como dijo en una presentación reciente, los artistas iraníes tienen que llevar dos batallas a la vez en diferentes ámbitos: una, la representación de Irán producida por los medios de comunicación occidentales y la otra, en contra de las atrocidades del régimen fundamentalista islámico. Shirin regresó a Irán después de estudiar en una escuela en Estados Unidos. Llegó después de la revolución islámica y se fue con una visión acrítica. Esto cambió lentamente mientras afilaba su análisis y la navaja de su arte, y por lo tanto ante la censura, el encarcelamiento y la tortura que enfrentaban los artistas considerados una amenaza para el régimen, tomó la decisión de ir al exilio.
Tal vez las fotos más discutidas de la exposición son de una serie titulada "Madre, Hija, Muñeca", de Boushra Almutawakel de Yemen. Las nueve fotos comienzan con una madre (Boushra usa a sí misma y a su hija como sujetos), su hija y una muñeca vestida según lo que era la costumbre yemení típica: un abrigo a cuadros y un pañuelo pastel en la cabeza y su hija sin cubrirse la cabeza. En cada foto sucesiva, el vestido se vuelve más oscuro, las manos más cerradas, las caras más desconfiadas, hasta la mitad de la serie, la madre, la hija y la muñeca están vestidas de la nicab con las caras y las manos cubiertas hasta que en la última foto lo único que queda es un pedestal negro y la mujer, hija y muñeca han desaparecido. Boushra Almutawakel, la primera reportera gráfica femenina en Yemen describe el ensayo fotográfico como una expresión de su preocupación por el creciente extremismo religioso en Yemen, pero por su parte también está confundida sobre el velo, el que ha informado la exploración de este tema en un buen número de sus proyectos: una serie muestra los roles cambiados con los hombres vestidos del velo y las mujeres sin el velo, otra muestra la manera en que las mujeres occidentales se cubren con maquillaje mientras que las mujeres en el Medio Oriente se cubren con el velo. Otra muestra la versión mesooriental de una muñeca Barbie con nicab.
Esta ambivalencia recorre algunas obras de las artistas, de ver el velo como parte de su identidad cultural o de dejar el anonimato y la protección que el velo proporciona para las mujeres en los espacios públicos cuando la sociedad (en todas partes) se satura con la misoginia.
Atrapadas entre el ascenso del fundamentalismo islámico por un lado y por el otro la dominación del Occidente y, en particular, el imperialismo, con su falsa afirmación de ser el liberador de la mujer, las artistas están arrojando una luz sobre esta situación para las mujeres en la región, pero casi no se señala la capacidad de estas mismas artistas de ver la posibilidad de un mundo sin la dominación de la mitad de la humanidad por la otra. Lo que permanece oculto es el origen de la opresión de la mujer y el hecho de que existe una base para arrancar de raíz esta manera milenaria y anticuada de pensar y para sustituirla en este momento de la historia humana.
La ley sharia, la segregación entre las mujeres y los hombres, la idea de que una mujer no es más que la propiedad de un hombre y su sexualidad es como algo que deben controlar los hombres, alternando entre la cosificación y el estigma como algo vergonzoso, el velo obligatorio sobre el cuerpo de la mujer — todo eso es intolerable en el siglo 21. Cualquier hombre o mujer puede y debe poder decir esto sin reservas, en cualquier parte del planeta. Las mujeres heroicas en el Medio Oriente están arriesgando todo para oponerle resistencia. Es por eso que la revolución bolchevique de 1917 en la Unión Soviética dirigió a la gente y liberó a una generación de mujeres a desechar el velo en las naciones anteriormente oprimidas por Rusia al mismo tiempo que el primer estado socialista del mundo despenalizaba el aborto y la homosexualidad. No es un aspecto más esencial o permanente de la cultura que los matrimonios arreglados, el infanticidio femenino y los pies vendados de las mujeres en la China pre-revolucionaria. Aquellos que querían defender esa costumbre como la cultura "china" contaban con decenas de miles de años de tradiciones feudales a los cuales reclamar, pero eso no impidió que decenas de millones de mujeres se pusieran al frente ante la perspectiva de la liberación, cuando el Ejército Rojo marchaba por que y para que las mujeres siguieran siendo una fuerza impulsora en la revolución china, antes de que se restaurara el capitalismo a raíz de la derrota de las primeras revoluciones socialistas.
Para algunas artistas, el honor de la familia y las tradiciones patriarcales parecen tan profundamente arraigados que parece poco probable que la situación vaya a cambiar, pero lo que la gente piensa en la actualidad no determina lo que es justo, ni lo que es posible. En Estados Unidos, donde el pueblo negro tiene una larga historia de lucha profundamente entrelazada con la lucha por la liberación de la mujer, la década del 1960 produjo una generación de personas que experimentaron una repolarización de millones de personas y la forma en que eso transformó sus ideas, modo de pensar y creencias profundamente incrustadas mediante las agitaciones de los movimientos de derechos civiles y de liberación negra. Una de las primeras verdades a las que las y los jóvenes se aferraron era la de entender que si uno estaba participando en sujetar el pie sobre el cuello de otro ser humano, si uno sostenía la creencia infundada de que los negros eran inferiores y toleraba una sociedad segregada sobre la base de la raza que designaba legalmente a los negros como "inferiores", pues TODA la sociedad iba a envenenarse y truncarse por esa injusticia. No había nada aceptable y justificable en términos morales acerca del Jim Crow, la cultura de la Confederación ni el racismo institucionalizado en Estados Unidos en su conjunto.
Diferentes clases e intereses de clase consideran las cuestiones de la cultura y de la moralidad, especialmente en su consagración en el tratamiento y la condición de las mujeres, según perspectivas, sensibilidades y aspiraciones completamente diferentes y opuestas.
El cubrimiento con el velo bajo la burqa y la nicab, una cultura de la violación y la pornografía, los crímenes de honor feudales, la comercialización de las mujeres como mercancía sexual, como botín de guerra y trofeos de éxito, el control por parte de los hombres sobre las mujeres al despojarles cualquier autodeterminación sobre sus propias decisiones reproductivas son esenciales e indispensables para llevar adelante y afianzar los sistemas patriarcales que dependen de la opresión y la subordinación de las mujeres. El que se tratara del capitalismo que trafica con la degradación y la explotación de las mujeres donde quiera que alcancen el dólar y sus fuerzas militares o de las fuerzas feudales anticuadas en las naciones oprimidas que puedan oponerse al Occidente, pero las que en última instancia, aspiran a encontrar su propio nicho reaccionario en el mercado imperialista mundial, nada de eso es necesario, deseable ni benéfico para los intereses de la gran mayoría de la humanidad.
En todo el tercer mundo, las personas experimentan la expulsión del campo hacia las megaciudades del mundo, a menudo en las vastas barriadas pobres y ciudades miseria. Desarraigadas de los medios de vida tradicionales y echadas en condiciones miserables e inciertas, las personas suelen recurrir a los movimientos como el fundamentalismo islámico para tratar de encontrar alguna especie de ancla en medio de toda la dislocación y precariedad de la existencia "moderna". La mayoría de la población mundial se ha desplazado desde las zonas rurales a las urbanas en tan sólo unas décadas y esta rápida urbanización está teniendo lugar en el contexto de la dominación y la explotación por parte de los imperialistas extranjeros que se alinean con los tiranos locales. Después de décadas de contrainsurgencia en el Medio Oriente, donde el Occidente sistemáticamente singularizó y diezmó a la oposición secular al imperialismo (y a menudo financió y fomentó a los movimientos religiosos reaccionarios para que atacaran a la izquierda laica), todo ello ha fortalecido el crecimiento de los fundamentalistas islámicos que presentan a sí mismos como la oposición a la decadencia occidental y a la dominación extranjera.
Estos contendientes polos anticuados y reaccionarios del imperialismo por un lado, y por el otro, del fundamentalismo islámico, tal como Bob Avakian ha señalado, en realidad "se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente". Y si bien Avakian deja en claro que el mayor daño lo está haciendo el imperialismo, también recalca que "Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos".
La cultura, al igual que la naturaleza humana a lo largo de la historia humana, es un objetivo en movimiento, en la que se vienen operando cambios sutiles, hasta imperceptibles, que a menudo generan rupturas dramáticas en lo que habían sido las normas sociales.
Hoy la familia (en todo el mundo) está sufriendo un maremoto de cambios. En grandes partes del mundo, el funcionamiento del imperialismo ha venido orillando a las mujeres a entrar en el mercado laboral, en las maquiladoras de Bangla Desh y El Cairo, los centros de llamadas de alta tecnología de Bombay o las universidades de Teherán. En Estados Unidos, los trabajos que antes solamente los hombres tenían, se han ido a otros países y las mujeres son el apoyo de la familia trabajando en el Walmart de su localidad. En Estados Unidos, la mayoría de la gente ya no vive en la familia nuclear tradicional. De hecho, con mayor frecuencia, la familia nuclear es viable solamente en el caso de los estratos más privilegiados. Y a menudo es posible tener dicha familia nuclear tradicional gracias a una mujer que ha viajado desde el otro lado del mundo para ser una niñera, a menudo dejando a sus propios hijos atrás. En Estados Unidos hoy, de los 2.3 millones de personas encarceladas en las prisiones de Estados Unidos, más de la mitad tienen hijos menores de 18 años de edad. Eso quiere decir 2.7 millones de niños con su madre o padre en la cárcel, siendo un número desproporcionado de éstos los negros que son víctimas del legado histórico que les ha arrebatado los hijos de los brazos, de una forma u otra desde la época de la esclavitud.
Este trastorno de la familia tradicional abre una verdadera caja de Pandora de consecuencias imprevistas y fuerzas sociales en todo el mundo. Las últimas décadas han presenciado las revueltas juveniles y los movimientos culturales con aspiraciones progresistas y opiniones subversivas acerca de la sexualidad, el género y la igualdad en choque con las feas corrientes de resentimiento, cuando se perturbe y erosione el privilegio masculino debido al funcionamiento anárquico del sistema económico capitalista. El mismo funcionamiento del capitalismo está orillando a un número creciente de mujeres a trabajar, a mantener una existencia de clase media o a simplemente llevar una existencia debajo de la subsistencia. Y dicha entrada de las mujeres en todo el mundo en la fuerza de trabajo está socavando los arreglos de la familia tradicional. El capitalismo y la globalización capitalista socavan la familia aunque la familia patriarcal es (para aquellos que gobiernan la sociedad) un factor esencial para la estabilidad social y para reforzar la subordinación de las mujeres. Desde la misógina "Cultura del Macho" a los movimientos religiosos reaccionarios, que prometen restaurar la dominación del hombre sobre su esposa e hijos y reestablecer el orden y los "buenos tiempos de antaño", poderosas fuerzas de la clase dominante abrazan, financian, inician o ayudan a estos movimientos y tendencias sociales reaccionarios.
Cuando veo la foto icónica del tratamiento brutal a las jóvenes mujeres en la plaza Tahrir, no puedo sino dejar de pensar en el estire y afloje de estas corrientes y sus puntos de vista antagónicos acerca de lo que siquiera implica ser humano, en aguda contienda en todo el mundo, y una declaración previsora hecha por Bob Avakian en la década del 1980:
“La cuestión general de la posición y el papel de la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas circunstancias de hoy... No se puede concebir la resolución de todo esto salvo de la manera más radical… La cuestión que pende es: ¿será una resolución radical reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará reforzar las cadenas de la esclavitud o destruir los eslabones más decisivos de esas cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de todas las formas de dicha esclavitud?”
Lo que se necesita y lo que es eminentemente razonable es forjar, a partir de esta ciénaga, un camino completamente diferente: de liberar a la mujer por medio de una revolución comunista. Dirigida con un punto de vista comunista, la revolución, citando la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), del Partido Comunista Revolucionario, haría lo siguiente:
Sección 3. Erradicar la opresión de la mujer.
1. La opresión de la mujer surgió hace miles de años en la historia humana al lado de la división de la sociedad entre clases explotadas y explotadoras y esta opresión es una de las piedras angulares de todas las sociedades basadas en la explotación. Por la misma razón, la lucha para arrancar de raíz final y totalmente la opresión de la mujer tiene profunda importancia y constituirá una fuerza impulsora decisiva en el desarrollo y avance de la revolución hacia el objetivo final del comunismo y la erradicación de toda la explotación y opresión por todo el mundo. Basada en este entendimiento, la Nueva República Socialista en América del Norte estima que es de máxima prioridad no sólo establecer y concretar en la práctica la plena igualdad legal para la mujer —y los derechos y libertades básicos que son esenciales para la emancipación de la mujer, tales como la libertad reproductiva, incluyendo el derecho al aborto así como el control de la natalidad—, sino también aumentar cada vez más su participación con cada vez menos trabas, en pie de igualdad con el hombre, en toda esfera de la sociedad y propagar y popularizar la necesidad y la importancia de arrancar de raíz y superar todas las expresiones y manifestaciones del patriarcado y la supremacía masculina que quedan en las relaciones económicas y sociales y en los ámbitos de la política, la ideología y la cultura y promover el objetivo de emancipar plenamente a la mujer y el papel fundamental de la lucha por esta emancipación en la transformación general de esta sociedad y del mundo en conjunto. Se aplicarán, se promoverán, se alentarán y se apoyarán esta orientación y las políticas y las leyes respectivas, contando con toda la fuerza, poder e influencia moral, legal y política del gobierno de todos los niveles en la Nueva República Socialista en América del Norte.
Así que voy a concluir esta correspondencia, invitando a ver el libro de esta exposición, publicado por el Museo de Bellas Artes de Boston y que se puede encontrar o pedir en Libros Revolución, e invitando a descubrir un camino completamente diferente para el mundo, el más radical y realista que haya existido, de desarraigar la opresión de la mujer mediante la realización de la revolución comunista en todo el mundo. Se ha puesto el comunismo sobre cimientos más revolucionarios, científicos y viables debido a los adelantos de la teoría, el método y la estrategia del comunismo desarrollados por Bob Avakian. Una nueva síntesis del comunismo que es una verdadera fuente de esperanza, sobre todo para aquel que haya soñado con liberar a la humanidad de las cadenas de la tradición.
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