Ciudad de Nueva York
La ropa nueva del alcalde
13 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
La Ciudad de Nueva York tiene un alcalde nuevo — una cara nueva al timón de una ciudad que sirve como el cuartel general de un imperio global de saqueo y opresión.
Bill de Blasio tiene una familia de raza mixta, una historia izquierdista y un estilo populista. En un momento de decepción profunda entre enormes sectores del pueblo de Estados Unidos, se está elogiando su elección en toda la nación como un faro de esperanza y cambio. De Blasio declaró: "Hay un movimiento progresista en este país que está teniendo un efecto concreto". Y: "Las desigualdades que nos enfrentan se están volviendo simple y fundamentalmente inadmisibles".
Bill de Blasio avanzó desde "el final del pelotón" en las elecciones preliminares del Partido Demócrata. Sus denuncias de las disparidades flagrantes de riqueza y oportunidad en la Ciudad de Nueva York llegaron a servir para encauzar un descontento muy amplio y profundo. Un anuncio de su campaña que presentó a su hijo adolescente negro diciendo que su papá "pondrá fin a la era del parar y registrar que singulariza injustamente a la gente de color" llegó a ser una gran sensación. De Blasio ganó las elecciones finales de modo decisivo (recibió el 73% del voto).
En la toma de posesión de De Blasio, el actor, músico y activista Harry Belafonte dijo que el sistema de justicia de Estados Unidos era "profundamente dickensiano" — una referencia a las leyes de Inglaterra en los tiempos de Charles Dickens las que abiertamente criminalizaron y encarcelaron a las personas simplemente por la pobreza y las deudas. El reverendo Fred A. Lucas Jr., quien ha estado activo en protestar contra la brutalidad policial, tachó a Nueva York como "una plantación". Cuando estalló una controversia acerca de esas declaraciones, De Blasio dijo que estaba "bien cómodo" con éstas. Y de Blasio ha propuesto una serie de reformas, de guarderías pre-kinder gratuitas a carnets de identificación oficial para los inmigrantes indocumentados. Ha prometido hacer cambios a las políticas odiadas del parar y registrar.
Pero en un mundo de horrores, ¿es esto el colmo de lo que puede esperar la gente?
Casi la mitad de todos los habitantes de la Ciudad de Nueva York vive cerca o debajo del umbral de la pobreza según la definición oficial — luchando para comer, encontrar cuidado médico, mantenerse con suficiente calefacción y evitar, si se puede, que la vida sea destrozada por las garras de la encarcelación en masa. Luchan para sobrevivir a la sombra de la riqueza obscena, los rascacielos y las tiendas de lujo.
En el caso de los negros o morenos, han estado sometidos al parar y registrar al estilo del apartheid lo que en el mejor de los casos los humilla y degrada y, en el peor, los mata. En más de cuatro millones de casos durante los últimos diez años, el Departamento de Policía de Nueva York ha hostigado, insultado, amenazado o hecho cosas peores a alguien — en su gran mayoría jóvenes negros y latinos. Nueva York es una ciudad donde una mujer, aunque pueda tener acceso a un aborto, se encuentra bombardeada constantemente con la degradación y abuso, de la alta costura a la cultura hiphopera.
Durante los últimos años, Nueva York ha presenciado una lucha importante contra la brutalidad policial y el parar y registrar. Y la creciente desigualdad choca agudamente con las sensibilidades y valores de grandes sectores de la clase media ilustrada de la ciudad, los que han invertido mucho en vivir en una ciudad que —según la ven— celebra la diversidad. El movimiento Ocupar Wall Street nació en la Ciudad de Nueva York, y miles de personas ocuparon el Parque Zucotti durante meses hasta que las expulsaron a la fuerza.
Desviando el descontento hacia las arenas movedizas de la reforma
La Ciudad de Nueva York es el centro financiero, y es el aspecto fundamental, de la estabilidad y el funcionamiento de Estados Unidos como la cabeza de un imperio global. Ese imperio vive de la vida de miles de millones de personas sometidas al impacto muy cruel del cambio climático global, la epidemia de violaciones por todo el mundo y la loca carrera del capital para hallar las condiciones aún más explotadoras para fabricar ropa para Walmart y Gap y suministrar iDispositivos a las nuevas generaciones.
Todo esto es el producto de un sistema en que una pequeña clase —los capitalistas— controlan y monopolizan los medios para producir las necesidades de la vida. La producción de esas necesidades sólo puede continuar siempre y cuando y en la medida en que sirva para acumular ganancias para los capitalistas. Por otro lado, miles de millones de personas en el mundo y muchos millones en Estados Unidos quienes no controlan ni poseen esos medios están a la merced de los que sí lo son, para ser explotadas o desechadas. Además, existe un gran sector intermedio el que tiene que acatar las reglas del capitalismo, y cuya vida también es muy incierta.
Es ESTE SISTEMA CAPITALISTA el que genera tales atropellos. Hasta que se desarraigue dicha estructura de clases y las relaciones económicas en que descansa, este sistema seguirá aplastando vidas y desolando al planeta.
Estabilizar a la Ciudad de Nueva York, y hacer que sectores del pueblo "vuelvan al redil" y bajo el ala del sistema, es esencial para aquellos que gobiernan todo esto. Y la elección de De Blasio sirve ese fin.
¿Hará De Blasio unos cambios? Lo intentará. ¿Admitirán en los pasillos del poder a voces que fueron suprimidas por mucho tiempo? Sí. ¿Pedirá a la gente que le a él exija que cumpla con sus promesas? Sí.
Pero esas promesas ni siquiera comienzan a tocar la realidad del mundo en el que —pre-kinder o no— no existe ningún futuro para millones y millones de jóvenes. Se trata del capitalismo en la era de la globalización de menos concesiones y más golpes. El capital corre de continente a continente, en competencia con otros capitales para explotar y saquear, dejando atrás vidas y espíritus rotos y un medio ambiente arruinado. Cualesquiera que sean las reformas y cambios estilísticos que De Blasio traiga a la Mansión Gracie (la residencia oficial del alcalde), no TOCARÁN estos horrores de ninguna manera seria.
Y he aquí el punto esencial: De Blasio representa un paquete. Aceptas una parte de eso, lo aceptarás todo. Como parte del trato, se desvían las esperanzas, la energía, el dinero y, sí, los sueños de aquellos que quieren el cambio VERDADERO hacia un paquete que defiende a todo el sistema. Tus expectativas y reclamaciones se rebajarán hasta "lo realista", lo que quiere decir que adaptarás tus reclamaciones y moralidad a solamente lo que es admisible para el mismo SISTEMA CAPITALISTA, el que es EL PROBLEMA en primer lugar.
Eso no es positivo, ni progresista ni inofensivo. Es mortífero.
El cambio REAL
Las desigualdades e injusticias definen la vida en la Ciudad de Nueva York, en Estados Unidos y en el mundo. El hecho de que esas desigualdades e injusticias son tan extremas, y generan una indignación tan profunda que tantas personas se sienten que es necesario alzar la voz al respecto, arroja mucha luz sobre la realidad del capitalismo.
Pero la idea de que podamos hacer esto de cualquier manera salvo una revolución profunda es una solución falsa que desvía y perjudica; necesitamos la solución real.
El funcionamiento del sistema capitalista plantea constantemente la necesidad de un mundo radicalmente diferente. Y existe una solución REAL, y una manera de llegar a ese mundo diferente. El Partido Comunista Revolucionario está construyendo un movimiento para la revolución con el partido en su núcleo. Si usted es alguien que quiere encontrar en serio las raíces de las cosas, que no está dispuesto a dejarse engañar de formas que simplemente aprietan la soga a nuestro cuello, pues tiene que investigar esto y unírsele.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.