A dos años del asesinato de Trayvon Martin
Los perros todavía están en la calle
Carl Dix | 10 de febrero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
26 de febrero de 2014, a dos años de que el justiciero asesinó a Trayvon Martin, 17. A dos años de que Trayvon fue a la tienda por un té helado y golosinas Skittles y de regreso se encontró con George Zimmerman, un miembro de los vigilantes voluntarios y aspirante a policía. Zimmerman vio la piel negra y la sudadera con capucha de Trayvon y decidió que éste "no estaba haciendo nada bueno". Le disparó y mató a sangre fría.
Este asesinato nos hizo recordar del asesinato de Emmett Till hace casi 60 años por unos hombres blancos que creían que había hecho algo malo. Y de los días de linchamientos cuando las turbas blancas podían levantar a cualquier persona negra y asesinarla por cualquier motivo, o por ningún motivo. Y de los días de la esclavitud cuando se consideraba que los negros eran propiedad para usar y abusar, para hacer trabajar, para dar latigazos, asesinar y violar al capricho de sus amos. NUNCA castigaron a esos criminales supremacistas blancos, y sus acciones proclamaron que el pueblo negro no tenía ningún derecho que los blancos estaban obligados a respetar.
Al ir circulando la noticia del asesinato de Trayvon, la indignación se intensificó. Miles de personas se tomaron las calles reclamando la justicia. Muchas personas más se preguntaron qué significaba el hecho de que, aunque encontraron a Zimmerman de pie al lado del cuerpo de Trayvon, no lo arrestaron ni lo procesaron. Las semanas de protestas por todo el país obligaron a las autoridades a retroceder y acusar a Zimmerman del asesinato de Trayvon.
Mucha gente esperaba que eso llevara a la justicia. Pero el sistema funcionó tal como ha funcionado desde los días de la esclavitud y los días de los linchamientos. Absolvió al asesino de Trayvon, y el sistema dio luz verde a todo policía, todo racista y todo aspirante a policía, declarando carta blanca contra la juventud negra. Ya han pasado dos años y los perros todavía están en la calle. Una madre aún tiene miedo de que cada vez que su hijo salga de la casa, puede ser víctima de los disparos de un policía o justiciero racista. Más que nunca, ya es hora de hacer frente a esto.
El ASESINATO de Trayvon Martin
Volvamos a lo que pasó ese día. Zimmerman llamó al despachador de la línea de no emergencia de la localidad y le informó que consideraba a Trayvon como un sospechoso. Mientras esperaba, le dijo al despachador: "Estos hijos de puta siempre se salen con la suya". Zimmerman aseguró que este no "se saliera con la suya". Acechó a Trayvon, lo confrontó y le disparó a quemarropa.
Los policías llegaron y encontraron a Zimmerman de pie a lado del cuerpo de Trayvon. Lo llevaron a la comisaría de la policía, escucharon su versión de lo que pasó ¡y lo pusieron en libertad! Le practicaron pruebas de drogas sobre el cadáver de Trayvon pero no sobre el del asesino.
La furia y protesta que se difundió por todo Estados Unidos ante este asesinato obligó al sistema a arrestar a Zimmerman y procesarlo. Pero antes del juicio, pusieron las cosas patas arriba. Los medios de comunicación satanizaron a Trayvon, transformándolo de un niño no armado que fue singularizado, acechado y asesinado, en un sujeto que había sido suspendido de la escuela y que había tenido problemas antes, un delincuente que había obligado a Zimmerman a temer por su propia vida. Y Zimmerman, el acechador armado, se transformó en un noble defensor del vecindario que, temiendo por su vida, fue obligado a matar a Trayvon.
El juicio mismo fue una descarada farsa de la justicia. Parecía que Trayvon estaba en juicio, y no Zimmerman. La corte invocó una regla cuyo propósito era impedir que la fiscalía quitara a las personas negras de los jurados, pero la invocó para impedir que la fiscalía quitara a los blancos del jurado. El resultado: un jurado casi completamente blanco, ¡sin NINGUNA persona negra! El jurado incluyó a una mujer que lo consideró mal que Trayvon estuviera fuera de la casa después de las 7 p.m., y otra que tenía a un policía como pariente. El caso tenía que ver con la decisión de Zimmerman de seguir y asesinar a Trayvon por ser negro, pero el juez dictaminó que la fiscalía no podía usar la frase "perfil racial". Pero permitió que la defensa presentara a un testigo con el fin de contar que dos jóvenes negros lo habían robado. ¡Qué demonios tenía eso que ver con el asesinato de Trayvon!
Los policías que la fiscalía presentó como testigos contaron muy bien la versión de los acontecimientos de Zimmerman, tan bien que la defensa no necesitaba presentarlo a éste como testigo y como resultado no era posible interrogarlo. Y a Rachel Jeantel, quien estaba hablando por teléfono con Trayvon mientras Zimmerman lo estaba acechando y cuando lo mató, y quien presentó la verdad de lo que pasó esa noche más que cualquier otro testigo, la pusieron en ridículo en la sala y en los medios por su manera de hablar, su aspecto y su furia justa ante el hostigamiento de parte del abogado de Zimmerman. Absolvieron a Zimmerman. ¡En el sentido literal, éste salió impune del asesinato!
Comparemos eso con la absolución de los hombres blancos que asesinaron a Emmett Till. Salieron libres después de que el jurado de puros blancos deliberó solamente una hora. Y con las turbas blancas que lincharon a miles de personas negras en los días de la segregación Jim Crow, dichas turbas nunca eran procesadas. Una vez más, Amérikkka había proclamado que el pueblo negro no tenía ningún derecho que los blancos eran obligados a respetar. Había remachado la realidad de que los jóvenes como Trayvon siempre llevarían una diana en la espalda; una diana que los policías y racistas puedan usar para practicar el tiro al blanco.
Este veredicto remacha la forma en que Estados Unidos ha criminalizado a los negros y latinos, en especial a los jóvenes. Es un factor central en las políticas de perfil racial como el parar y registrar que ponen a los jóvenes en la trayectoria de estar entrando y saliendo de las prisiones. Es un factor en el almacenamiento de 2.3 millones de personas, siendo más del 60% de éstas negras o latinas, en las prisiones en Estados Unidos. Está concentrado en la horma en que tratan a más de cinco millones de ex presos, de nuevo desproporcionadamente negros y latinos, después de que cumplieron sus sentencias. El asesinato justiciero de Trayvon está muy relacionado con el programa genocida, incluyendo la encarcelación en masa que la clase dominante de Estados Unidos ha llovido sobre los negros y latinos.
En respuesta, la gente se tomó las calles en ciudades por todo Estados Unidos. Los jóvenes negros y latinos denunciaron de modo desafiante y justo a ese veredicto de linchamiento. Los padres y madres lloraron y abrazaron a sus hijos y se preguntaban cómo explicarles que este veredicto significó que una posible condena de muerte les cernía sobre la cabeza, sea cumplida o no. Las personas de diversas nacionalidades, entre ellas muchos blancos, se unieron a las protestas, declarando que no podían quedarse de brazos cruzados mientras los negros fueron víctimas de tales maltratos. Las personas de todas las nacionalidades corearon: "¡Todos somos Trayvon!"
¿Qué se puede decir de un sistema que avala el asesinato de un joven inocente y no armado simplemente por el color de la piel? ¿Qué se puede decir de un sistema que les ha ofrecido a generaciones enteras de los jóvenes negros y latinos un futuro sin esperanzas? ¿Qué se puede decir de un sistema que trata a esos jóvenes como si fueran culpables hasta que se demuestre su inocencia, si es que sobrevivieran para demostrarla?
¡Tal sistema es carente de todo valor! Es ilegítimo, y es necesario deshacernos del mismo cuanto antes. Una buena parte de hacer los preparativos para el momento en que eso podría darse y para hacer que ese momento llegue cuanto antes, es: Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución. Movilicen a las masas para que se pongan de pie y luchen contra los ataques del sistema. Y llévenles el conocimiento de la fuente de esos ataques —o sea, el sistema capitalista— y de lo que se necesitaría para ponerles fin de una vez para siempre — o sea, la revolución.
No tenemos que soportar este sistema y todos los otros horrores que refuerza sobre la humanidad — las crueles agresiones contra las mujeres, el espionaje masivo gubernamental, las guerras por el imperio, la destrucción del medio ambiente y demás. La situación no tiene que ser así. Podemos poner fin a todos estos horrores mediante la revolución, la revolución comunista. Tenemos la dirección necesaria para hacer esta revolución en Bob Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario (PCR), quien ha desarrollado la ciencia y el método de la revolución a un nivel completamente nuevo. El PCR tiene una estrategia para hacer los preparativos y estar en posición para hacer una revolución en un país como Estados Unidos cuando se presente el momento indicado. Y estamos construyendo un movimiento para la revolución, a la que deberían entrarle las personas que odian la manera en que con otros tienen que vivir.
Con este espíritu, el 26 de febrero, a dos años del asesinato de Trayvon, debemos unirnos con el llamamiento de la Red Parar la Encarcelación en Masa para un Día de Indignación y Remembranza de Trayvon. A tomarse las calles y a participar en otras formas de resistencia en todas partes ese día. Tenemos que alzar la voz y corear: "¡Todos somos Trayvon! ¡Todo el maldito sistema es culpable!"
Tenemos que actuar hoy mientras comienza el juicio de Michael Dunn, el blanco que mató a Jordan Davis, 17, en Florida porque creía que Davis tocaba su música muy fuerte; mientras aguarda su juicio en Detroit el asesino de Renisha McBride, quien murió a tiros mientras pedía ayuda después de que su coche se había descompuesto; y mientras lucha por anular su sentencia de cárcel Marissa Alexander, la mujer negra condenada a 20 años en la prisión por un disparo de advertencia en defensa propia cuando su marido amenazó con brutalizarla. Tenemos que hacer todo eso no sólo en remembranza de Trayvon, pero de Andy López, Ramarley Graham, Jonathan Ferrell, Jesús Huerta y todos los otros muertos a manos de la policía. Y por todos los jóvenes obligados a vivir con una diana en la espalda.
A todos los que estaban indignados por el asesinato de Trayvon y la exoneración de su asesino y que todavía están furiosos pero no han estado en las calles desde el juicio, a los otros para los cuales estos acontecimientos les han ido alejando en la memoria: únanse con nosotros en las calles y en otras formas el 26 de febrero. Alto a la criminalización y satanización de los jóvenes. Deje de permitir que el color de la piel determine si alguien viva y cómo viva. Sumen su voz a aquellos que proclamarán ese día: ESTO ES INTOLERABLE Y ES NECESARIO PONERLE FIN.
¡PONGAN LAS SUDADERAS CON LA CAPUCHA DE NUEVO!
¡TODOS TODAVÍA SOMOS TRAYVON — TODO EL MALDITO SISTEMA ES CULPABLE!
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