La Corte Suprema confirma:
La supremacía blanca ha sido —y será— la ley de Estados Unidos
28 de abril de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
En una decisión por un voto de 6 a 2, pronunciada el 21 de abril, la Corte avaló una enmienda de la Constitución del estado de Michigan que prohibía la acción afirmativa en los procesos de matrícula de las universidades públicas del estado. En otras palabras, la supremacía blanca es, y será, la ley de Estados Unidos.
Otros siete estados, entre ellos California, Texas y Florida, han adoptado enmiendas constitucionales similares; así que la Corte Suprema entendía muy bien que su fallo constituye la aprobación de la cantidad escandalosamente baja de estudiantes negros y latinos en las universidades públicas más elitistas por todo el país.
En California, el porcentaje de residentes latinos en edad universitaria es de 49%, y de negros es de 9%. No obstante, de los estudiantes en la clase de primer año de 2011 en la Universidad de California en Berkeley, solamente 11% eran latinos y 2% negros. En la Universidad de California en Los Ángeles, las cifras fueron de 17% de latinos y 3% de negros. En Texas, los latinos constituyen el 45% de los residentes en edad universitaria y los negros, 15%. Pero en la Universidad de Texas, la clase de primer año de 2011 fue 21% de latinaos y 5% de negros. En la Universidad de Texas A&M, las cifras fueron 19% de latinos y solamente 3% de negros1.
Las políticas de acción afirmativa en la educación fueron el resultado de las tremendas luchas en los años 1960 y a principios de los 1970 por la liberación del pueblo negro y otros pueblos oprimidos. Estas políticas pretendían superar la discriminación aumentando el número y el porcentaje de personas de las nacionalidades oprimidas, a quienes les habían negado la admisión a las universidades en Estados Unidos de modo sistemático. En ese entonces, un sector de la misma clase dominante respaldó esas políticas con el fin de demostrar que un cambio fundamental en las condiciones del pueblo negro y otras nacionalidades oprimidas podía efectuarse dentro de este sistema capitalista imperialista.
Aunque se realizaron algunos cambios, y surgió en ese período un estrato medio de entre los oprimidos en parte como resultado de las políticas de acción afirmativa, en poco tiempo salieron ataques contra esas políticas bajo el lema de que “discriminaban” a los blancos. En otras palabras, amenazaron “el privilegio” de ser miembro de la nacionalidad dominante. Y la clase dominante en su conjunto apoya el privilegio blanco. Es una parte tan integral de este sistema, sus instituciones dominantes y su cultura, tan crucial para lo que es Estados Unidos y para lo que mantiene la cohesión de la sociedad en conjunto, que no es admisible cuestionarlo.
Para muchísimas personas, no sólo entre los negros y otros oprimidos sino entre todas las nacionalidades, quienes conocen la historia horrorosa y la realidad actual detrás de esas cifras, este fallo remonta a los sentimientos que surgieron cuando se anunció que el asesino de Trayvon Martin iba a ser puesto en libertad — no era sorprendente, pero sí una dura puñalada en el estómago.
Pues, la realidad más profunda que se recalca de nuevo, la que es preciso reconocer, con todas sus implicaciones, es que la Corte Suprema y la misma Constitución de Estados Unidos representan los intereses de esta clase dominante y el sistema capitalista imperialista, incluyendo su supremacía blanca, una piedra angular histórica y esencial.
La decisión de la Corte Suprema fue en contra de muchos de sus propios fallos previos, por lo que han planteado muchos distintos argumentos para defenderla. Cuatro jueces escribieron opiniones independientes en apoyo de la decisión, y las juezas Sotomayor y Ginsburg escribieron en su contra. Pero las opiniones en apoyo ni siquiera tocan por qué existen estas desigualdades en las admisiones a las universidades, ni su conexión con el crimen histórico de la esclavitud y su continuación hoy en día en la forma de lo que se ha descrito como el Nuevo Jim Crow. Tampoco hablan del impacto que tendrá su fallo para empeorar todas estas condiciones. De hecho, la opinión de la Corte, escrita por el juez Kennedy, comienza por “asegurar” algo que equivale a “esconderse a plena vista”.
Antes de que la Corte considere la cuestión planteada, es importante señalar lo que no considera este caso. No se trata de la constitucionalidad ni los méritos de las políticas de admisión conscientes de raza en la educación superior.
A fin de cuentas, la opinión se basa en la “santidad” de la llamada “voluntad del pueblo”. Como dice la nota preliminar que introduce la decisión:
Los votantes de Michigan ejercieron su privilegio de promulgar leyes como un ejercicio básico de su poder democrático, pasando por alto a los funcionarios públicos a quienes consideraban indiferentes a sus preocupaciones acerca de una política de otorgar preferencias basadas en la raza… el sistema constitucional de esta Nación también considera el derecho de los ciudadanos de hablar y debatir y aprender y luego, como una cuestión de voluntad política, de actuar mediante un proceso electoral legal, como han hecho aquí los votantes de Michigan.
He aquí a un país que nació de la esclavitud, y durante cientos de años la enorme mayoría del país apoyó a la esclavitud — pero eso no hizo la esclavitud fuera correcta. El debate sobre la redacción de la Constitución de Estados Unidos prestó mucha atención a “la voluntad” de aquellos que apoyaron a la esclavitud, y la Constitución defendió la esclavitud; pero “la voluntad” de los esclavos no importaba en absoluto. De hecho, en 1857 la Corte Suprema falló que Dred Scott —una persona esclavizada que logró escapar de su esclavización— “no tenía ningún derecho que los blancos estuvieran obligados a respetar” y lo devolvió a su amo.
Y por casi 100 años después de la esclavitud, la doctrina de “los derechos de los estados” —la que sostiene que una corte superior no puede contradecir “la voluntad del pueblo” en algún estado del Sur— estipulaba que fuera legal un mundo de segregación “Jim Crow” en todo el Sur. Esta impidió que los negros votaran; los convirtió en ciudadanos de segunda clase en todo aspecto de la vida; y utilizó el terror del Ku Klux Klan para hacerlo cumplir. Y hoy el sistema, encarnado y codificado legalmente en su constitución, sirve al Nuevo Jim Crow, manteniendo a los negros y a otros oprimidos en condiciones de explotación y opresión — declarando que es “la voluntad del pueblo” que dicha situación continúe, y que no se haga nada para interferir con eso.
Lo que estamos presenciando es la consolidación, de una manera aún mayor, legal y formal, de la realidad y la permanencia del Nuevo Jim Crow en el que se ha metido a la fuerza a los negros tras las luchas de los años 1950, 1960 y 19 70, las que habían golpeado a la segregación del Jim Crow de los años anteriores. Ahora los estudiantes, especialmente los estudiantes negros, en universidades por todo el país están poniéndose de pie y oponiéndose a las leyes contra la acción afirmativa y están reclamando el cambio. Es necesario no sólo apoyar a esta lucha, sino construirla. Es más, es preciso vincular esta lucha con la lucha por la revolución dado que la naturaleza de esta decisión de la Corte Suprema pone aún más en claro por qué se necesita una revolución, y nada menos, para finalmente vencer, desmantelar y eliminar este sistema y finalmente poner fin a todos sus crímenes contra los negros y otros oprimidos, y crear un tipo de sociedad, y mundo, completamente distintos.
1. De cuadros de “Court Backs Michigan on Affirmative Action” [La Corte apoya a Michigan acerca de la acción afirmativa], Adam Liptak, New York Times, 22 de abril de 2014. [regresa]
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