Apuntes de nuestra corresponsal del 4 de julio en Murrieta, California:

La indignación e ira se enfrentan a los rufianes y fanáticos patrióticos en frente del Centro de Detención de la migra

6 de julio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 4 de julio las personas acudieron al centro de detención de la migra en Murrieta de todo el sur de California y de más allá para insistir en que los niños, con y sin sus padres, que están cruzando la frontera en tropel de México a Texas, recibieran un trato con humanidad, con cuidado y cariño, y no como animales o delincuentes. Acudieron para desafiar y enfrentarse a los reaccionarios cuya fea xenofobia anti-inmigrante y chovinismo pro-estadounidense salieron en primera plana de las noticias nacionales e internacionales toda la semana.

El 4 de julio, simpatizantes de los derechos de los inmigrantes se enfrentaron a rufianes reaccionarios en Murrieta, California, donde unos días antes una turba que coreaba “USA” y agitaba banderas estadounidenses había bloqueado un autobús de padres y niños de Centroamérica. Foto: AP

Para la media mañana, se había reunido una ruidosa y desafiante protesta de personas de una amplia gama de perspectivas, la que superó en número a esos patanes patrióticos con sus enormes banderas de Estados Unidos y los obligó a pasarse a la orilla. Participaron en la protesta decenas de jóvenes de organizaciones pro-inmigrante de Long Beach, el Inland Empire (“el imperio del interior” que abarca a Riverside, San Bernardino y el Desierto Alto) y Los Ángeles; un grupo llevaba una pancarta que decía: “Ni una deportación más”. El grupo del Inland Empire dijo que estaban negociando con el ICE y la Seguridad Nacional para arreglar vivienda de transición para las familias y niños después de su procesamiento, mientras seguían enfrentando la deportación.

Había un grupo de diez personas de Los Ángeles que llevaban banderas de Estados Unidos hechas trizas. Le decían a Revolución:

Pretendemos señalar que la humanidad es más importante que cualquier tipo de frontera que se ponga sobre esta Tierra, y que las personas tengan la libertad para desplazarse, sobre todo cuando el país que está perpetuando la mayor parte de la desigualdad económica mediante el TLCAN, mediante... el financiamiento de los carteles de la droga en esos países en realidad está criminalizando a las personas por intentar huir de esas zonas.

Cuando se les preguntó acerca de sus banderas, decían:

Hay un artículo que salió en the Onion que dice que la bandera estadounidense es responsable de 143 millones de muertes, así que la han retirado de circulación. Estoy de acuerdo. Cuando uno enarbola una bandera que representa el chovinismo a favor de proteger el capitalismo, el imperialismo y la opresión, es preciso quemarla. Es como la esvástica, es preciso quemarla. Cuando ponen a niños en bases militares, centros de detención, es preciso quemar esa bandera. Y es preciso que no haya banderas; es preciso que simplemente podamos identificarnos como seres humanos. Una de las cosas más importantes es que estos niños reciban atención... son refugiados. (En un momento en efecto se quemó una bandera estadounidense.)

Acudieron una docena bailarines aztecas o más de Los Ángeles. Representaron danzas indígenas por horas vestidos de hermosos trajes en un círculo al ritmo de fuertes tambores. Acudieron activistas y organizadores de la Red Parar la Encarcelación en Masa con letreros y grandes pancartas, una del llamamiento al Mes de Resistencia contra la Encarcelación en Masa, el Terror Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, en octubre de 2014. Estaba presente un importante grupo en representación del movimiento para la revolución, algunos acudieron desde el Área de la Bahía de San Francisco, vestidas de camisetas de “¡Revolución — Nada menos!” y la imagen de BA (Bob Avakian), con megáfonos y pancartas, y un montón de periódicos Revolución.

A la vez, acudieron muchísimos otros por su cuenta, a menudo de a una o a dos personas, y no respondían a ningún llamado formal a presentarse sino que se veían impelidas por su humanidad a tomar acción para impedir que estos racistas se tomaran el centro del escenario. Una estudiante de secundaria, vestida de blanco, le dijo a Revolución que había creado una página para eventos en Facebook que llamaba a sus amigos a acudir vestidos de blanco y a marchar en silencio el kilómetro de distancia desde el Wal-Mart al centro de detención. A pesar de que sólo conocía a un par de sus nuevos amigos “virtuales”, ¡30 personas se presentaron para la marcha el 4 de julio!

Varias personas de Murrieta acudieron para oponerse a los racistas. Dos hermanas de Murrieta —una estudiante de la secundaria, la otra una estudiante universitaria con una hijita— llegaron con letreros hechos a mano que dijeron: “Nuestra tierra es su tierra. ¡Bienvenidos!” sobre una tela de fondo de una bandera estadounidense que ondeaba. Habían ido al centro de detención el martes después de enterarse de la presencia de las fuerzas anti-inmigrantes allí.

Queríamos estar presentes para apoyar a los inmigrantes e indicarles que nos IMPORTA que están aquí y queremos apoyarlos ahora que están aquí. Simplemente queremos expresar otra voz. Hoy hay muchos simpatizantes, pero cuando nos presentamos el martes éramos muy pocos los que los estábamos apoyando. Nos dio asco todo el odio, y queríamos que supieran que no todos de Murrieta son tan odiosos y que nosotros sí los apoyamos. Ellos también son seres humanos, y merecen respeto y también los valoramos igual a igual.

El martes fue brutal. Incluso a nosotros nos llamaban cosas racistas; nos decían que regresáramos a México. [Sus antepasados eran indígenas pima.] Tuve a mi hijo conmigo y me decían que están pagando por mi hijo; que estoy usando todos estos recursos, lo cual no es cierto. Pero se mostraban tan odiosos como pudieran a cualquiera que estuviera presente; eso es inquietante.

Algunas personas se motivaban por razones patrióticas para oponerse a estos reaccionarios anti-inmigrante. Y un acérrimo partidario de Obama que llevaba una gran bandera con el mapa del mundo vino de San Diego para apoyar a los inmigrantes. Los numerosos carteles hechos a mano expresaban esta diversidad de sentimientos:

  • El odio no es una enfermedad que vale la pena propagar;
  • La moral por encima de la política;
  • Mientras que usted está sentado en su iglesia este domingo, pregúntese: ¿Qué haría Jesús?;
  • Que les dé vergüenza a las personas que dan la espalda a los niños necesitados;
  • Que alguien llame a aquellos que cazan al Partido del Té y al Ku Klux Klan.

Los reaccionarios repetidamente intentaron empujar a los manifestantes pro-inmigrante, lo que provocó enfrentamientos repetidos. Los revolucionarios encabezaron la manifestación con un coro que les calló a los reaccionarios por un minuto: "Sólo inglés, sólo blancos: ¿Qué es la maldita diferencia?" Encabezaron a las personas en el coro: "¡Nosotros decimos no más; Que suelten a nuestros hijos!"; "¡Dejen de pensar como estadounidenses; empiecen a pensar acerca de la humanidad!"; y "Todos somos ilegales". Organizaron un micrófono popular de llamar y responder, algo popularizado por el movimiento Ocupar. Un micrófono popular tocó las demandas que han aparecido en el periódico Revolución durante las últimas dos semanas:

Hay que tratar a todos los jóvenes y niños que logran entrar a Estados Unidos con humanidad y compasión; siempre que sea posible, hay que reunirlos con miembros de su familia tan pronto como sea posible. Hay que darles toda la atención médica necesaria y hay que ponerlos en un ambiente de cuidado y amor. Hay que proporcionarles una educación y nunca deportarlos.

Además, organizaron un micrófono popular de citas de Lo BAsico: "No más generaciones de nuestra juventud..." (1:13); "Yo soy un hombre que lo logré todo solito..." (1:16); y “¿Por qué gente de todo el mundo viene...?" (1:14).

Si bien este intenso enfrentamiento duró la mayor parte del día, no obstante parecía que pocas personas se fueron por eso.

Creció el tamaño de la turba de fanáticos anti-inmigrante. En un momento dado, había algo así como 150 personas en cada lado de la confrontación. Y mientras eso ocurría, los fanáticos se pusieron más beligerantes. Desvariaban, rabiosos: "USA, USA, USA". Y cuando se pusieron en las narices de las personas, eran un asco. Posteriormente, algunas jóvenes latinas y latinos, y jóvenes en general, dijeron que nunca se habían encontrado con un racismo tan flagrante y feo en su vida.

Era una locura, todos esos racistas. Alguna gente casi le daba puñetazos a otra gente en la cara. Se acercaban para decirnos que volviéramos a nuestro país, y nos atacaban físicamente. Nos dijeron que nosotros éramos las personas que traen la droga a Estados Unidos; que nosotros traigamos la violencia a Estados Unidos. Nos llamaban "bebés ancla". "Sus padres vinieron acá, dieron a luz ustedes y ahora estamos pagando por ustedes". "Ustedes están tomando nuestros puestos de trabajo".

Más de una persona comparó esta turba de linchamiento a las turbas de blancos racistas de Misisipí durante las batallas por la eliminación de la segregación. Pero no eran puros blancos. Había unos cuantos latinos y negros. Algunos intentaban reclamar que apoyaban la inmigración legal. Y que "esta es una nación de leyes". "Tenemos que cuidar de las personas en nuestro país que necesitan ayuda primero. Cuidemos de nuestro propio país primero. Luego ayudemos a otros países”. Pero hasta en esa multitud, unos pocos se volvían incómodos con el racismo flagrante, y les retábamos a pensar en los crímenes cometidos por Estados Unidos en América Central que han creado las condiciones que obligan a las personas a abandonar sus tierras.

Dice con razón el artículo “¡No toquen a esos niños! ¡Acoger y apoyar a las familias que huyen de la pobreza y violencia ‘Made in USA’ en Centroamérica!”:

La turba en Murrieta que bloquea los autobuses y gente de su calaña no son diferentes a los Consejos de Ciudadanos Blancos y a los miembros del Ku Klux Klan y las turbas de linchamiento de Misisipí que aterrorizaron a los negros y sus simpatizantes que luchaban por los derechos básicos. Y cuentan con el respaldo de poderosas fuerzas de la clase dominante, las que los están instigando”.

La experiencia general consternó mucho a las personas que se pusieron de pie contra el odio anti-inmigrante. ¿Qué origen tiene? ¿Por qué es tan virulento? ¿Por qué no había más personas presentes de pie contra estos racistas? Además, la situación suscitó entre las personas profundas reflexiones acerca de ¿por qué ocurre todo, por qué estos niños y sus familias vienen a Estados Unidos; y por qué están recibiendo un tratamiento como animales?

Al menos la mitad de los manifestantes a favor de los inmigrantes se fueron con ejemplares del periódico Revolución. En éste y en revcom.us, encontrarán respuestas a esas preguntas y formas de actuar para lidiar con la esencia del problema.

 

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