Por qué es imprescindible tener un partido de vanguardia para hacer la revolución
Lenny Wolff | 13 de septiembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
¿Por qué se necesita un partido? Y en concreto, ¿por qué se necesita un partido de vanguardia — es decir, un partido al que las personas se dedican la vida, el corazón y la mente, cuerpo y alma, a hacer, liderar y desarrollar la revolución?
En efecto, si lo único que uno quiere hacer es obtener algunas reformas en el sistema actual, no se necesita tal partido. O si uno quiere formar comunidades alternas en la sociedad actual y espera que de alguna manera eso lo cambie todo... bueno, tampoco se necesita una vanguardia para eso.
Pero ¿si uno ha empezado a comprender que no es posible reformar el sistema actual? ¿Qué pasa si uno ha empezado a ver que la gente puede lograr algo mucho mucho mejor —que en concreto podríamos superar el horror y la miseria y la rutina cotidiana aplasta-espíritu— por medio de una revolución, con el objetivo de arrancar de raíz toda explotación y opresión y cambiar la sociedad en general? ¿Y qué pasa si uno ha empezado a conocer que sin una revolución, todas las luchas... todo el trabajo para desarrollar algo nuevo... al final no resultará en nada?
¿Qué, pues?
La revolución es muy compleja (¡!)
De inmediato, uno se topa con algunas preguntas. ¿Qué incluiría tal revolución? Claramente, la gente tendría que cambiar su forma de pensar en una escala masiva. Tendría que haber una estrategia desarrollada para hacer eso. Millones de personas tendrían que aprender a distinguir entre los diferentes caminos hacia adelante que se ofrecen en un momento de crisis política extrema. También tendría que haber una estrategia y doctrina para capacitar a los millones de personas, y a medida que cambie su forma de pensar, para que superen una maquinaria militar extremadamente poderosa y represiva cuando se dé el momento de hacer eso.
Y si se diera una revolución y se tomara el poder, pues, ¿qué? ¿Quién organizaría y dirigiría a cientos de millones de personas con muchos diversos puntos de vista, para construir una sociedad completamente nueva, con un sistema económico nuevo y una estructura política nueva? ¿Quién dirigiría a la gente para superar el chovinismo estadounidense profundamente arraigado y construir la sociedad nueva de modo que NO continuara saqueando a las naciones oprimidas —el "sur global"— y al contrario, hiciera sacrificios para los pueblos del mundo? ¿Y para hacer todo esto de modo que no abandonara el poder... a la vez que se asegurara que ese poder valiera la pena conservar?
Pensemos un minuto acerca de todo eso. La revolución SÍ es posible. Pero es casi lo más complejo que se podría imaginar. ¿De veras, usted cree que todo lo que implica lo de hacer una revolución —lo que incluye las cosas esenciales que ya mencionamos— de veras cree que sólo la podría hacer un amorfo grupo de personas sin estructura y ningún sistema de dirección? ¿Sin un método común que les capacite para analizar científica y acertadamente la realidad y determinar la manera de seguir adelante? ¿Sin una manera de actuar al unísono y con disciplina en los momentos cruciales, cuando todo esté en juego?
La ilusión de que podría haber revoluciones "sin líderes"... de que "la gente " por su cuenta, sin dirección y con todas las contradicciones entre las personas, de alguna manera se liberará de aquellos que la oprimen... tal ilusión ha conducido, hasta con la mejor de las intenciones, a la aplastante derrota y al redoblado horror de parte de los de arriba — últimamente en Egipto. Hay demasiado en juego como para no ver de frente este tema.
Y si uno empieza a ver que se necesitaría tal grupo dirigente, ¿cree que se podría organizar de último minuto? ¿O sería necesario que fuera creciendo en todos los sentidos, echando raíces y activando a gente nueva, sacando mejores lecciones mediante todo sobre la forma de trabajar colectivamente para resolver las cosas y dirigir a la gente a actuar y luchar?
Lo que hace una vanguardia
Si uno piensa en todas esas preguntas, eso lo conducirá a ver la necesidad imprescindible del partido de vanguardia. La vanguardia se dedica a lidiar con los problemas de la revolución en la forma más completa y científica posible y de ahí a actuar al unísono para llevar a cabo las respuestas. El partido utiliza el método científico — a partir de este método y de ir desarrollándolo y afilándolo a la vez. El partido lo utiliza para sintetizar su experiencia y además la de los demás, en la política, así como en otras esferas, en términos muy amplios. El partido trabaja en conjunto, utilizándolo, para desarrollar continuamente su entendimiento, lo corrige cuando sea débil, parcial o falso... para conocer más profundamente la realidad, a la vez que sigue actuando para cambiar la realidad. El partido es el vehículo para dirigir a las masas, y aprender de éstas, y para activar la participación de las personas de entre las masas y capacitarlas, a fin de asumir los papeles conscientes activos en la revolución. Se estructura de modo que pueda hacer todas esas cosas y desencadenar y liderar la máxima iniciativa que sea posible y imbuir la disciplina necesaria para alcanzar la liberación. Y los miembros del partido a voluntad hacen un compromiso de por vida para ser parte de este partido, para actuar con la disciplina que se requiere por las buenas y por las malas, a fin de acelerar una de esas raras ocasiones en que en efecto se podría hacer la revolución... y dirigir a la gente a aprehender esa oportunidad cuando surja.
Sin un partido así, en efecto las masas no tienen nada. Sí, la gente se levantará en lucha — pero, para repetir, la historia ha demostrado una y otra vez que esta lucha, abandonada a su suerte y por sí sola, no puede recorrer todo el camino hacia la revolución... y de nuevo las masas saldrán en marcha atrás. Ya es muy tarde la hora, y sabemos demasiado como para dejar que eso siga ocurriendo.
Con un partido así, las masas populares tienen una oportunidad... una oportunidad concreta... de emanciparse a sí mismas. Y piense en lo que eso implicaría — cuando los miles de millones de personas respiren libremente, trabajando colectivamente para seguir adelante. Los que se unan al partido lo hacen porque entienden eso... y entienden que no hay nada más excelso que su propia vida podría representar salvo construir y fortalecer a tal partido, con el fin de llevar a cabo esa revolución y avanzar más hacia la emancipación.
EXISTE tal partido — y eso supone responsabilidades
Hoy en Estados Unidos, tenemos a un partido así — el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Éste es de veras algo grandioso. Y además tenemos a un líder extraordinario y singular en Bob Avakian, el presidente de este partido, quien ha desarrollado un entendimiento más profundo del comunismo y de la revolución y da dirección práctica a este partido. Eso en sí es valiosísimo — muy valiosísimo. Este partido tiene una línea muy desarrollada sobre la manera de hacer y desarrollar una revolución, basada en ese nuevo entendimiento, retomando y resumiendo científicamente la experiencia de cientos de millones de personas durante décadas de hacer la revolución. Este partido tiene núcleos que están con esta línea y ayudan a desarrollarla y a aplicarla, y tiene personas que entran en el grueso de la lucha y toman partido con las masas y trabajar para dirigirlas.
Pero también estamos forcejeando para superar problemas y debilidades. Estamos corriendo para ponerse a las alturas de los enormes desafíos que enfrentamos. Y, para ser directos, estamos viniendo desde atrás y estamos frente a una situación de vida o muerte. Podríamos hacer grandes avances... pero nosotros, junto con toda la causa del comunismo y la revolución, también podríamos salir seriamente en marcha atrás. El futuro está por escribirse. Hay mucho pero mucho en juego.
Bien, éste no es el momento para que la gente de inclinaciones revolucionarias tome a la ligera la existencia de un partido así. Tampoco es el momento de tomar a la ligera al líder de este partido, Bob Avakian. Un líder como BA —alguien que se ha entregado de alma y corazón a la revolución, quien en efecto ha desarrollado la teoría del comunismo revolucionario a nuevas alturas y quien da dirección práctica al partido— se presenta en muy raras ocasiones. He aquí una dimensión en que se aplica el reto del artículo “Viendo Fruitvale Station con Bob Avakian”: “Hemos de reconocer y apreciar plenamente lo que tenemos en BA, y actuar en consecuencia”.
Por lo que, no. Éste definitivamente no es el momento para que las personas con inclinaciones revolucionarias se queden a un lado y esperen que las cosas mejoren, que le deseen buena suerte al partido. Éste es el momento de pensar profundamente sobre la cuestión de lo que se necesitará para que el partido haga los avances que con urgencia es necesario que haga, ahora mismo, para cumplir con su función. Y éste definitivamente es el momento, sobre la base de todo lo que ustedes han empezado a comprender acerca de la necesidad de la revolución y lo que dicha revolución requiere, para que todos piensen muy profundamente acerca de su propio papel y responsabilidad en ese proceso... en su propio papel en asegurarse que las masas tengan la vanguardia que necesitan para que todo eso, parafraseando a BA en la poderosa conclusión de película ¡REVOLUCIÓN — NADA MENOS!, NO "resulte en nada, ni significa nada".
A atreverse.
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