El ébola: Alto a la XENOFOBIA

Alan Goodman | 20 de octubre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La actual epidemia de ébola en África occidental ha causado la muerte de 10.000 a 20.000 personas en los países de Guinea, Liberia y Sierra Leona. Más allá de eso, cientos de miles de personas viven la pesadilla de perder a seres queridos, las redadas, la represión, la falta de necesidades básicas y la muerte.

El personal médico y otros de África y de todo el mundo están arriesgándose la vida para cuidar a los enfermos del ébola en África occidental. Son héroes valientes. Otros exigen o desarrollan recursos y educación para impedir la propagación del ébola y para tratar a los enfermos.

Pero la respuesta de aquellos que gobiernan a Estados Unidos y las otras potencias mundiales ha sido en primer lugar y principalmente la cruel indiferencia hacia el sufrimiento en África y se centran sus esfuerzos en impedir que esta enfermedad cruce las fronteras hacia Estados Unidos y Europa.

Arriba: Valientes héroes, Médicos Sin Fronteras tratan a un paciente del ébola, 43, en Guinea.

Abajo: Un xenófobo cabeza hueca fuera de la Casa Blan

Fotos: AP

Ahora, un hombre de Liberia que viajó a Estados Unidos murió del ébola, y dos enfermeras que lo atendieron han sido infectadas con la enfermedad. Claro que sus vidas también son valiosas, y se merecen buena atención médica. Pero cuando unos estadounidenses se contrajeron el ébola, y cuando parecía que había un peligro de que el ébola socavara la estabilidad en Estados Unidos, los de arriba del imperio global de explotación y opresión conocido como “Estados Unidos” oprimen el botón de pánico. NO para abordar el sufrimiento masivo en África de ninguna manera seria o compasiva, sino para proteger la estabilidad social de su sistema de explotación y opresión. Y las fuerzas fascistas en Estados Unidos trafican con el brote del ébola para avivar la XENOFOBIA — el odio y miedo ignorante hacia los inmigrantes, con un tono feo y ominosamente peligroso.

Los republicanos exigen la prohibición total de los viajes de África occidental (lo que significaría entre otras cosas, que todos los voluntarios médicos que se unen a los que hacen el trabajo entre las masas en África estarían en efecto exiliados). Las fuerzas fascistas se salen como víboras de los pantanos de ignorancia y prejuicios con sus pancartas de “ALTO a la inmigración”. Estos zombis resucitan el miedo irracional, el odio y la violencia contra los hombres gay en los primeros días de la epidemia del SIDA en Estados Unidos. Para ellos sólo la vida de los estadounidenses importa, aunque eso signifique la intensificación del sufrimiento de millones de otras personas y a pesar de la realidad de que el destino de la humanidad está íntimamente ligado en un mundo intensamente interconectado e interdependiente.

¿Los demócratas? Murmuran entre dientes las objeciones más tenues, aceptando y a sus propias maneras contribuyendo al ambiente de persecución a los inmigrantes.

El mensaje de la clase dominante en su conjunto: la vida de los estadounidenses importa, la vida de la gente de otros países no importa.

Esa moralidad —de que la vida de los estadounidenses es más importante que la vida de la gente de otros países— refleja, sirve y refuerza este mundo infernal de explotación y opresión. Cualquiera que no sea un servil, descerebrado e insensible promotor de ese infierno ha de hartarse por esa inmoralidad y ha de rechazarla explícitamente.

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