Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
"De Ferguson a Londres: Sin justicia, no habrá paz"
1° de diciembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. 27 de noviembre de 2014. Cerca de dos mil personas se tomaron las calles del centro de Londres por la
noche del miércoles
[26 de noviembre] en ira por lo que ha sucedido en Ferguson. La protesta
comenzó a la sombra de la Embajada de Estados Unidos, el más grande del
Reino Unido. Un profundo sentimiento de solidaridad con los luchadores en
Ferguson caracterizaba a la multitud. Los familiares de los jóvenes negros
asesinados por la policía de Londres hablaron emotivamente de cómo se
sentían el dolor de la familia de Michael Brown, o sea el dolor que una
madre o hermana palpa al ver la vida de su hijo o hermano segada antes de
siquiera comenzar su vida. También hablaron de cómo se sentían la furia que
la familia de Michael Brown debe haber sentido cuando las autoridades de
Estados Unidos cerraron las puertas de la justicia directamente en sus
narices con la decisión del gran jurado, al igual que el sistema de
injusticia británico les había hecho una y otra vez. Como dijo la hermana de
un joven hombre negro que había sido asesinado por la policía: "La gente de
todo el mundo entiende la ira y la frustración que siente la gente cuando
sus seres queridos son asesinados por la policía en las calles". Otro orador
señaló que Estados Unidos nació en medio de la esclavitud y el genocidio
pero que los barcos de esclavos que cruzaban el Atlántico por lo general
eran de Inglaterra.
Cientos de jóvenes negros fueron
acompañados de estudiantes de las universidades de élite de Londres,
activistas de Ocupar, anarquistas y un grupito de jóvenes del Medio Oriente
y el norte de África que habían experimentado el mismo tipo de aparato
represivo que operaba en Misuri en el que reprimía sangrientamente a su
propias rebeliones en la "Primavera Árabe". La gente agarraba copias del
comunicado de Carl Dix “Wilson
sale impune:
¡AMÉRIKKKA TIENE QUE
PARAR EN SECO! ¡¡¡HAY RESISTENCIA JUSTA Y USTED TIENE QUE SER PARTE DE
ELLA!!!”, ávida de conocer lo que dicen
los comunistas en Estados Unidos. La policía dio un paso atrás,
aparentemente sin preparación para el tamaño de la multitud, o su
combatividad, ya que ésta se alejó de la embajada yanqui y actuó rápidamente
para tomarse las calles de Londres. Pero si las autoridades pensaran que los
manifestantes simplemente expresaban su apoyo a la gente "al otro lado del
charco" y que esta acción no tuviera nada que ver con sí mismas, pues pronto
la situación les corrigió sin más ni más. Los manifestantes bloquearon las
arterias de tráfico de la capital durante horas. Miles de compradores de
Navidad y turistas en la calle Oxford de Londres y Piccadilly Circus
escucharon gritos de los jóvenes: "Sin justicia, no habrá paz, al carajo la
policía!", "¡La vida de los negros importa!", "¡De Ferguson a Londres,
queremos justicia!" y "¡Darren Wilson cumple su castigo, ser negro no es
delito!", jóvenes de una generación para la que Ferguson era casi tan
familiar como Manchester o Birmingham, y tan cerca de sus corazones.
Más personas se sumaron a medida que
los jóvenes marchaban bajo la lluvia constante rumbo a los centros de poder
de Inglaterra, pasaron por la número 10 de la calle Downing y al infame
Scotland Yard, la jefatura de la policía metropolitana. Una y otra vez
camionadas de policías antidisturbios llegaban a la escena, al mismo tiempo
que los jóvenes se fueron volando en una dirección completamente diferente.
Cuando la marcha pasó por el reloj Big Ben y el Parlamento, muchos empezaron
a corear, "¡A quemarlo todo!", lo que reflejaba el profundo desencanto de la
gente con el funcionamiento de la democracia parlamentaria. Los
manifestantes llegaron pronto a la Plaza del Parlamento, un centro histórico
de la disidencia que las autoridades han estado tratando de cerrar. En las
últimas semanas la policía había erigido vallas tres metros de altura
alrededor de todo el perímetro de la plaza, principalmente para mantener
alejados a los manifestantes Ocupar. Apenas la semana pasada, 200 policías
habían luchado para impedir que unos 100 activistas ocuparan la plaza. Pero
en esta noche los manifestantes sólo colmaron la plaza como una oleada, y
para cuando ya se habían ido, ni un solo metro del cerco policial quedó en
pie.
Casi nadie esperaba una gran
concurrencia así, pues la noche había comenzado con sólo un par de cientos
de personas, pero corrió la voz por las redes sociales y la cantidad de
personas crecía rápidamente y de manera constante a lo largo de la noche.
Una joven mujer negra vestida muy de moda, proveniente de Suecia, que estaba
de paseo en Inglaterra, dijo que estaba protestando por primera vez en su
vida: "No puedo creer que estoy aquí, no hago este tipo de cosas. Pero hace
dos horas en mi habitación de hotel que vi lo que estaba sucediendo y algo
dentro de mí sólo me decía que yo no podía permanecer alejada".
La rebelión en Ferguson y las protestas
en todo Estados Unidos suscitaban recuerdos de la rebelión que sacudió a
Gran Bretaña durante tres días en 2011 cuando un hombre negro sin arma, Mark
Duggan, fue asesinado a balazos por la policía a sangre fría en el norte de
Londres. Las autoridades y los medios de comunicación han trabajado duro
para pintar a esa rebelión como un "motín sin sentido"; la policía tomó
venganza por la lucha de masas en su contra, deteniendo a unos cuatro mil
personas, y las detenciones siguen teniendo lugar hasta hoy usando las tomas
de la CCTV. Un orador desafiante defendió el llamado motín y proclamó que en
efecto era una rebelión de masas contra el asesinato policial y la
injusticia.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.