Carta de un lector:
Sobre la publicación del número 4 de Demarcations
16 de febrero de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Yo quería expresar por escrito mi más profundo aprecio y conmoción por la publicación del nuevo número de Demarcations (en inglés) y especialmente por la polémica, “Ajith — Un retrato del residuo del pasado” (en inglés).
Les confieso que en el principio sentí difícil la contradicción de querer adentrarme inmediatamente en esta polémica y reconocer al mismo tiempo la enorme necesidad en torno al momento en que nos encontramos, especialmente de avanzar a base del triunfo del Diálogo entre Cornel West y Bob Avakian, y de continuar de adelantar la lucha por la justicia tras las acciones decididas de los desafiantes de Ferguson, Misuri. “¿Trato de adentrarme luego luego a la polémica o la dejo a un lado unos días hasta encontrar el tiempo para estudiarlo?” Al último decidí que unos días podrían convertirse en unas semanas, unos meses, hasta quién sabe cuándo, y que yo apartaría el tiempo para leer la polémica.
Lo que decidí en mi caso era tratar de levantarme 45 minutos más temprano todos los días antes de trabajar y usar ese tiempo para leer la polémica. Al adentrarme más, venía encontrando más tiempo de lo que había pensado. Y qué gusto me da haberlo hecho, porque el análisis penetrante en la polémica —la comparación y el contraste del enfoque, el método y la orientación de Ajith y de Bob Avakian; las raíces epistemológicas de la cosmovisión de Ajith; dónde llevan estos caminos opuestos; las consecuencias potenciales para las masas— es increíblemente relevante, tanto en general respecto las responsabilidades de los comunistas revolucionarios (y miembros del partido de BA) así como en la actualidad en que nos encontramos, en que muchas de las líneas y puntos de vista que confrontamos y con los cuales luchamos, se expresan en la obra de Ajith. Discutir sobre estas líneas y puntos de vista con sectores del pueblo es una cosa. Pero es mucho peor que comunistas los alaben y los presenten como el camino adelante. La descripción “Vanguardia del futuro o residuo del pasado” viene como anillo al dedo para captar la importancia de este debate.
Para mí, un punto de partida con la polémica es el entender lo que está en juego en la lucha concentrada en el ataque y la calumnia por parte de Ajith contra BA y la nueva síntesis del comunismo que él ha desarrollado — y que tener claridad sobre esta cuestión importa muchísimo para la posibilidad de emancipar toda la humanidad. La polémica lo pone bien claro en un párrafo introductorio: “En realidad, Ajith lanza un ataque generalizado contra el comunismo revolucionario, no sólo en su avance con la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian, sino contra los mismos cimientos del marxismo”. Esta afirmación debe hacer a las personas reflexionar sobre la importancia de la lucha ideológica y su relación con las batallas políticas que estamos librando. Nos encontramos en una lucha de vida o muerte — ¿la nueva síntesis desarrollada por Bob Avakian podrá abrir paso, a codazos, en el escenario mundial como la fuerza material para la revolución? Se han dado casos trágicos en la arena internacional donde la falta de semejante fuerza material ha sido un factor en terribles reveses — como en Egipto.
La polémica es rica y multidimensionada. Merece que se la lea mucho más de una vez, y contiene mucho más de lo que yo podría recapitular. Pero sí mencionaré que me era muy útil que los autores analizaran una por una las 10 posiciones centrales del ataque de Ajith porque, aparte de que el tema es muy grande, el método de Ajith de plantear sus argumentos aprovechando el eclecticismo puede confundir al lector. Para mí, la polémica sobresalía al exponer que el meollo del argumento de Ajith es que no podemos usar el comunismo para entender el mundo material ni las relaciones sociales humanas con todas sus contradicciones a fin de transformar el mundo (y adelantar nuestro conocimiento de la misma ciencia —como lo ha hecho BA con la nueva síntesis del comunismo— en el proceso), sino que estamos condenados, esencialmente, a basarnos en “lo que le convenga al proletariado es la verdad”, junto con la reificación del proletariado que tiene arraigados vínculos con el chovinismo nacional y la capitulación.
Como denuncian los autores repetidamente, Ajith se basa en la misma metodología errónea de la cual acusa a Avakian, y a mi parecer, eso resalta la importancia de adentrarnos más en el comunismo como una ciencia — y la importancia de continuamente interrogar a nosotros mismos desde el punto de vista de ese equipo de científicos comprometidos a cambiar el mundo.
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