Repugnantes elecciones en Israel: Conflictos más agudos, desafíos nuevos
Larry Everest | 23 de marzo de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
El 17 de marzo, se reeligió Benjamín Netanyahu, líder reaccionario de Israel. De más importancia, para ganar la reelección Netanyahu abiertamente revirtió su posición anterior a favor de un estado palestino; de hecho azuzó la histeria racista contra israelíes palestinos que ejercían su derecho (legal) de votar en los comicios. Al hacerlo, amplió y profundizó mucho sus desacuerdos públicos con Barack Obama. Las consecuencias son impredecibles, pero lo que sí se ve muy claro es que se ha dado un salto en el potencial de que eso desencadene una “situación caótica en la región”, en las palabras de la crítica a Netanyahu por Obama. ¿Por qué ocurrió? ¿Por qué hay tanta controversia al respecto? ¿Qué retos plantea ante las personas que desean justicia, y para el movimiento para la revolución?
Israel: Ilegítimo estado colono de asentamientos y sicario para el imperialismo
Israel es un estado colono de asentamientos sionista construido sobre la expulsión terrorista y la limpieza étnica de la población originaria palestina. Desde su fundación hasta la fecha, ha sometido al pueblo palestino a masacres repetidas y la humillación y brutalidad cotidiana. El primer ministro Netanyahu se coloca en la extrema derecha de ese espectro político. Tiene triste fama de defender orgullosamente los crímenes israelíes contra los palestinos y de exigir agresivamente que nadie interfiera.
El sanguinario asalto militar contra Gaza en el verano de 2014 es sólo uno de tantos ejemplos. Israel, encabezado por Netanyahu, soltó un torrente de bombas y misiles que asesinó a más de 2.000 palestinos, entre ellos 500 niños. Dejó mucho de Gaza en escombros y a cientos de miles de personas sin techo. Lo hizo para castigar y aterrorizar aún más a los 1.8 millones de palestinos en Gaza que ya vivían acorralados en lo que es en efecto la prisión al aire libre más grande del mundo, privados de todo contacto con el resto del mundo y todo recurso para vivir.
En todo el mundo, Netanyahu e Israel quedan cada vez más desenmascarados y aislados. También tienen desacuerdos agudos con la administración Obama sobre temas cruciales. Por esta y otras razones (que incluyen elementos de distanciamiento entre votantes israelíes), muchos observadores predecían que a Netanyahu lo derrotara una coalición de partidos políticos menos virulentos, lo que claramente hubieran preferido Obama y las potencias europeos occidentales. Dependen de Israel como un aliado clave y su capataz en el Medio Oriente, pero sus desacuerdos con Israel van en aumento. Además, les incomodan cada vez más las dificultades políticas a nivel regional y mundial las que conlleva su apoyo a Israel.
Sin embargo, Netanyahu no fue derrotado: él y su Partido Likud ganaron una victoria resonante, con 30 escaños en el parlamento, 12 más que en los últimos comicios, y seis más que su rival más cercano. Es más, Netanyahu no ganó volviéndose más “moderado” sino al contrario. Ante la posibilidad de perder las elecciones, se aferró aún más a la derecha, rindiendo culto y movilizando a los elementos más feos y fascistas israelíes.
En primer lugar, repudió la política establecida de Estados Unidos e Israel, y juró que nunca habrá un estado palestino. De ahí despotricó de manera descaradamente racista, en advertencia a los israelíes derechistas, que los “árabes” (ciudadanos palestinos de Israel1) estaban votando “en tropel”, con fin de robar las elecciones.
¿Qué significa eso, y qué no significa?
Durante décadas, Estados Unidos e Israel han mantenido dos ficciones. Primero, que Israel es un estado democrático —el único en el Medio Oriente— en el cual todos sus ciudadanos son iguales. Segundo, que Israel sinceramente trabaja para satisfacer las aspiraciones nacionales del pueblo palestino negociando con ellos para crear un estado palestino separado, es decir, la llamada “solución de dos estados”.
La solución de dos estados nunca ha sido más que la promesa de un micro-estado rodeado y oprimido, completamente dependiente de Israel e indefenso ante la violencia israelí. Además, la democracia israelí ha sido y es una forma por medio de la cual continúa la limpieza étnica de Palestina. Sin embargo, efectivamente es un cambio grande el que Netanyahu haya rechazado pública y abiertamente dichos mitos antiguos legitimadores. Ganó las elecciones con una plataforma y campaña las que en efecto les quitan a los palestinos una voz en el proceso democrático en Israel y el derecho a toda forma de estadidad. Representa una convocatoria a una posición israelí más abiertamente fascista, genocida y bélica. Miko Peled, un crítico progresista al sionismo, calificó la elección de Netanyahu de una declaración de “guerra contra palestinos en todas partes” y “un mandato para que el gobierno israelí mate a palestinos”.
Nadie puede decir exactamente cómo serían las reverberaciones de todo eso, pero podrían ser profundas y trascendentales — en Israel y a nivel regional y mundial. La elección de Netanyahu podría dar un golpe contundente a lo que quede del mito de la legitimidad de Israel, incluso para algunos israelíes, y para mucha, mucha gente por todo el mundo. Podría desatar luchas y trastornos en Palestina. También podría tener consecuencias políticas serias e impredecibles en Europa y llevar a un distanciamiento mucho más dramático en Estados Unidos — entre judíos liberales y especialmente estudiantes. Tales sucesos podrían dar un impulso aún más poderoso a campañas anti-ocupación / boicot-desinversión en las universidades en Estados Unidos y el mundo (donde tales movimientos son una fuerza importante y positiva).
Todo lo mencionado podría ser parte de abrir más brechas en el terreno y ambiente político-ideológico general. Lo que se ha parecido a una situación horrorosa pero permanente ahora podría parecerse a muchos como algo en descomposición, y no necesariamente tan permanente.
Israel es, efectivamente, un eje clave en el orden mundial imperialista. Por lo que es muy importante que esta postura israelí más descaradamente genocida pudiera hacer que muchas, pero muchas más personas cuestionaran la legitimidad y credibilidad de todo ese establecimiento sórdido. Es más, ese “giro hacia la derecha” en Israel es un producto de las contradicciones más agudas e inextricables ante el imperialismo mundial en muchos diferentes frentes.
Una multitud de conflictos y contradicciones
La intensificación de la tensión entre Estados Unidos e Israel ocurre en un momento cuando les agobia a los gobernantes estadounidenses una multitud de otras contradicciones, en casa así como en el extranjero. Entre otros retos, la inestabilidad y, en algunos lugares, el caos se extienden por el Medio Oriente y el Norte de África, donde los fundamentalistas islámicos reaccionarios como el EI (Estado Islámico) han hechos avances grandes. Apenas la semana pasada, Estados Unidos tuvo que retirar sus fuerzas armadas de Yemen. Además, todo eso se entrelaza con retos crecientes a la hegemonía y / o dominación mundial estadounidense, por parte de potencias opresoras rivales que incluyen a Rusia y China. Las “decisiones individuales” que toman figuras políticas como Netanyahu interactúan con este terreno político complejo y caótico, y cabe repetir que las consecuencias —en este caso— aún quedan por surgir y desenvolver.
El gobierno de Obama reaccionó muy fuertemente a la victoria electoral de Netanyahu, condenando sus posiciones de campaña y advirtiendo que Estados Unidos ahora puede cambiar de posición sobre un Estado palestino en la ONU, contra los deseos israelíes. En una entrevista con el Huffington Post (21 de marzo de 2015), Obama advirtió que la renuncia de Netanyahu a la solución de dos estados obligaba a Estados Unidos a "evaluar las otras opciones a su disposición para asegurarse de que no presenciemos una situación caótica en la región". Otros elementos que se entrecruzan con todos estos desafíos al imperio estadounidense y las tensiones con Israel: las maniobras de Estados Unidos para integrar a Irán en sus redes de opresión en alguna forma, y la firme oposición de Israel a esas maniobras (lea "Lo que hace falta en el "debate" sobre Irán: ¡Los intereses de la humanidad!”). Y hay diferencias concretas entre Obama y Netanyahu sobre la manera de manejar la cuestión palestina. Todos estos conflictos se reducen a desacuerdos sobre cómo imponer la dominación sobre los pueblos de Oriente Medio y no sobre si hacerlo.
Que quede claro, Estados Unidos en este momento no "corta su relación con Israel". Obama ha dejado claro que seguirán fluyendo los miles de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos que han hecho de Israel el ejército más poderoso de la región. Pero cuando se hayan soltado las potenciales fuerzas del "caos", ni Obama, Netanyahu ni ningún actor individual puede predecir todo lo que harán o no harán, todas las consecuencias de sus acciones ni en qué dirección las cosas van a enrumbarse. Las cosas no están bajo el control de ninguna fuerza, como demuestra la reciente erupción de tensiones entre Estados Unidos e Israel, en respuesta a las muchas contradicciones que cada uno tiene ante sí.
El potencial de trastornos en toda esta situación se realza debido a los fuertes conflictos entre Obama (y los que lo apoyan), por un lado, y por otro, el Partido Republicano. Los republicanos invitaron a Netanyahu a hablar ante el Congreso y a criticar las actividades de Obama para amarrar un acuerdo con Irán sobre los esfuerzos de Irán de desarrollar energía nuclear. ¡Prácticamente no hay precedentes en los grupos de gobernantes estadounidenses que se compiten entre sí por invitar a un líder extranjero a meterse en medio de un conflicto que tienen sobre la política exterior! El que lo hicieran muestra, en primer lugar, qué tanto está en juego en el hervidero de desacuerdos entre estos gobernantes sobre la mejor manera de dominar al Medio Oriente; y en segundo lugar, cómo estos conflictos entran en toda una matriz de contradicciones que estos gobernantes tienen sobre cómo "pilotear" los intereses imperialistas en un momento de gran trastorno y desafíos.
A la vista de estos problemas fuertes, Estados Unidos y / o Israel bien podrían sentirse impulsados a hacer maniobras extremas que traerían aún más muerte, destrucción y sufrimiento a la región. La situación actual es muy nefasta para el pueblo palestino. Es difícil imaginar cómo, tras décadas de brutal ocupación militar y guerras, las cosas podrían empeorar. Ahora mismo, por poner un ejemplo, los niños de Gaza siguen viviendo en los escombros de la guerra relámpago israelí del verano de 2014... ¡y se mueren por congelamiento! Sin embargo, dada la situación en Israel, la Palestina ocupada y la región, en la elección de Netanyahu y el repudio de siquiera un micro-estado palestino simbólico se vislumbran aún más abiertamente genocidas atrocidades por parte de Israel.
Es crucial durante este período que los revolucionarios, así como todas las personas con un sentido básico de justicia, estén prevenidos y tomen la iniciativa para luchar contra otras tropelías israelíes o estadounidenses, algo que es muy cierto en las universidades, pero también en la sociedad en general. Por ejemplo: como señala el afiche de los “Cinco ALTOS”: "¡ALTO a las guerras de imperio, ejércitos de ocupación y crímenes de lesa humanidad!" La necesidad de materializar esa consigna probablemente será muy aguda en el próximo período.
Pero también hay otro nivel. Ninguna de las actuales "alternativas" (ni el imperialismo occidental ni el fundamentalismo islámico en cualquiera de sus formas) puede poner fin a uno de los mayores y más flagrantes crímenes de los últimos 100 años: la limpieza étnica, la represión y el genocidio contra el pueblo palestino. Tampoco ninguna de las fuerzas en el campo (Estados Unidos, las potencias europeas, Rusia o China, Irán, el ES) tiene ninguna solución a los horrores ante los pueblos de la región en su conjunto. No le ofrecen ninguna salida al pueblo.
¡Hay una urgente necesidad de forjar otro camino! El artículo "Lo que hace falta en el "debate" sobre Irán: ¡Los intereses de la humanidad!” señala que el pueblo en el Medio Oriente y más allá "nunca dejó de luchar contra la opresión. Pero lo que le hizo falta, o lo que faltaba suficiente fuerza, era una dirección que contara con una visión y una estrategia para unir todos los factores positivos y abrir paso concretamente para crear sociedades que liberaran al pueblo, con el objetivo de un mundo sin opresión de ninguna índole”. Además, ese artículo señala el potencial cuando exista una dirección de ese tipo, que "representa los intereses de las personas más oprimidas y explotadas en la sociedad, a las que no les beneficia, como clase, ninguna opresión. Tal fuerza es capaz, como ninguna otra, de atraer, movilizar y desarrollar plenamente los factores positivos para la revolución, entre ellos de mucha importancia el desencadenamiento de la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución. Es capaz de unirse con muy amplios sectores al mismo tiempo que concentra la lucha continuamente en contra de los capataces de la explotación y opresión”. La fuerza que puede desempeñar ese papel es un auténtico partido comunista revolucionario basado en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. (Para conocer y conectarse con Bob Avakian y la nueva síntesis, adéntrese en el material en www.revcom.us/avakian-es). Imagínese qué tanto importaría un partido de ese tipo en la situación actual y en la gama de posibilidades que podrían surgir.
1. En materia de política, los funcionarios israelíes se niegan a llamar “palestinos” a las personas palestinas que sobrevivieron a la limpieza étnica de su tierra; usan, en sustitución, el término “árabes” (una categoría étnica más general que incluye a los palestinos). Se trata de un componente cultural e ideológico del genocidio que Israel sigue cometiendo: de negar la propia existencia del pueblo palestino. [regresa]
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