Cornel West en Nueva York el 6 de abril:
“EMERGENCIA:
¡La policía SIGUE matando a personas que no traen armas, lo que hay que DETENER!
UN LLAMAMIENTO A ACTUAR”

10 de abril de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

A continuación presentamos una traducción exprés. Tal vez el texto no esté tan pulido.

¡Qué bendición estar aquí! Hermano Carl Dix... todavía ardiente... dedicado por décadas....

Pido disculpas por mi voz — estoy a punto de perderla. Pero déjenme saber si no estoy comunicando y voy a tratar de hablar más claro y más fuerte. Acabo de bajar del avión desde Chicago, estamos tratando de derrotar a un oportunista neoliberal llamado Rahm Emanuel, tratando de deshacernos de él. El hermano García — no porque es puro, pero por los ataques más brutales contra la gente pobre, la gente trabajadora.

Cornel West

Cornel West

Quiero agradecer a todos y cada uno de ustedes por estar aquí esta noche. Llego con el corazón apesadumbrado. Acaba de morir uno de los grandes gigantes y genios de la cultura estadounidense, el Reverendo Dr. Gardner C. Taylor. Era un hermano mayor de Martin Luther King, Jr. Era amigo de Malcolm X. Fue el fundador de la Convención Nacional Bautista Progresista que dijo que quizás la Convención Bautista Nacional sea rico espiritualmente, pero hay demasiada cobardía y conformidad. En 1961, él y Martin Luther King, Jr. rompieron [con la Convención Bautista Nacional] en el nombre del amor, haciendo frente a un legado brutal de supremacía blanca. Él era el pastor de la Iglesia Bautista de la Concordia, una rebanada del Brooklyn chocolate. Sé que estoy en Manhattan, pero ¡Brooklyn es el mejor barrio del mundo! [risas] No olvidemos nunca a Gardner Taylor. Puede que uno no esté de acuerdo con su práctica cristiana progresista, pero no se puede negar su integridad, su honestidad, su decencia y su coraje. Un aplauso para el Rev. Dr. Gardner C. Taylor. [aplausos] 90 años y pico de edad — ya se ha ido, pero nunca lo olvidaré.

Es igual respecto a Mumia Abu-Jamal. Que lo mantengamos en nuestros pensamientos. Siendo yo cristiano revolucionario, rezo por él constantemente. Acabo de hablar con los hermanos y hermanas que estaban allí en el Departamento de Correcciones. Mumia ya ha perdido 85 libras de peso. Mumia Abu-Jamal — se negó a arrodillarse, a venderse — como es tan poco característico en estos días. La gente dice: “Pero, hermano West, ¿no mató Mumia a un policía?” No, no lo mató. No lo mató. Pero sigue en la cárcel. Igual que Sundiata y tantos otros. La razón por la cual Assata Shakur está en Cuba hoy — ¡ella no lo hizo! ¡La policía va a perseguir a uno si se pone de pie y trata de decir la verdad!

Empiezo con esas figuras porque para mí, estoy aquí... la razón por la que paso el tiempo con mi querido hermano Carl Dix, año tras año tras año, la razón por la que fuimos a la cárcel hace más de cinco años y nos hicieron un juicio por una semana y nos encontraron culpables, pero que teníamos una sonrisa en la cara, es porque dábamos testimonio. La razón por la que fuimos a la cárcel en Ferguson — la misma razón. Por los dos genios que plantearon una pregunta hace más de 41 años, uno de San Luis y el otro de Carolina del Norte. Me refiero a Donny Hathaway y Roberta Flack quienes plantearon la pregunta en su canción, “¿Dónde está el amor?” ¿Dónde está el amor? Y cuando se habla de Mumia Abu-Jamal, Fannie Lou Hamer, Ida B. Wells, Sojourner Truth, el Rabino Abraham Joshua Heschel, César Chávez, Dorothy Day — son lo que los Isley Brothers llaman una “caravana del amor”. Y estamos aquí porque cuando uno mira a los ojos centelleantes de estos preciosos, estos inestimables, estamos aquí porque los amamos y no pedimos disculpas por nuestro amor por nuestros jóvenes, nuestros preciosos, nuestra gente de mediana edad, y de la tercera edad. Y cuando uno ama a la gente, odia el hecho de que la tratan injustamente, uno lo detesta. Y si uno no hace algo, ¡las piedras van a gritar! ¡Es por eso que estamos aquí! ¡Es por eso que vamos a marchar el 14 de abril! ¡Claro que sí!

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No me importa el color de uno — ¿qué tan profundo es su amor por los jóvenes? Y yo provengo de un pueblo que durante 400 años ha sido aterrorizado y traumatizado y estigmatizado. Uno de los pueblos más odiados en toda la historia contemporánea. ¿Y quiénes hemos dado al mundo? John Coltrane y su pieza musical “Love Supreme” [El amor supremo], Marvin Gaye y su canción “¿What’s Going On?” [¿Qué pasa?], Stevie Wonder y su canción “Love’s in Need of Love Today” [El amor necesita el amor estos días] — enseñaron al mundo algo sobre el amor. Y porque la justicia es la plasmación en público del amor, enseñamos al mundo algo sobre la justicia también. Después de 400 años de ser aplastados como cucarachas, asesinados a balazos como perros, todavía nos enderezamos la espalda.

Y el hermano Arturo O’Farrill les dirá a ustedes —él es un gran músico jazzista, un aplauso para el hermano Arturo [aplausos]— él entiende esa gran tradición: los Louis Armstrong y Charlie Parker y Mary Lou Williams, y [inaudible]. Y abarca a todos — blancos, morenos, rojos, amarillos. Pero comienza por el lado chocolate porque es ahí donde no aceptamos estar en fase de negación sobre el legado de la supremacía blanca en Estados Unidos. Es profundamente humano, es universal, pero tiene una particularidad.

Conozco al hermano Calvin Butts — ¿dónde está el hermano Calvin? ¿Ya se ha ido? Díganle a ese hermano que lo amo, también le voy a seguir la pista. Porque él es la cabeza de los Cleros Unidos, una organización de los cinco condados de predicadores negros que ha pedido la dimisión del Comisionado de Policía, pidió el despido de los policías y los auxiliares médicos que simplemente se cruzaron los brazos cuando nuestro querido Eric Garner se estaba muriendo y gritando que no podía respirar. Calvin Butts exige —no que se lo enmiende— sino que se ponga fin al parar y registrar. Ahora bien, ¿por qué es eso importante? Es importante porque en Estados Unidos, en esta ciudad incluida, tenemos demasiadas mega-iglesias que no tienen ningún mega-amor, demasiadas mega-iglesias sin suficiente mega-valor — de todos los colores. Y la razón es, por supuesto, que vivimos en la era de venderse.

Ah, sí, nos han dicho desde hace 40 años que tener éxito en Estados Unidos es contar con juguetes materiales y estar bien acomodado con la injusticia y bien adaptado a la indiferencia — en lugar de ser fiel a algo más grande que uno y poner una sonrisa en la cara de la abuelita desde la tumba porque ella enseñó a uno a ser mejor que eso. Si ella hubiera padecido el apagón espiritual que tantos de nuestros profesionales negros padecen estos días, no estaríamos aquí. Yo sé que yo soy quien soy porque alguien me amaba, al igual que amamos a estos jóvenes. Esa es la tradición de la que hablamos.

Ellos dicen: “Ah hermano West, ¿por qué critica usted tan duro a los líderes y los líderes negros?” Les digo: “No, no, no, me critico duro a mí mismo. Comienzo conmigo mismo y luego se extiende a otros”. Pero alguien tiene que plantear la cuestión — desde hace más de 7 años, la policía ha venido matando a balazos a los y las jóvenes negros y morenos — cada 28 horas. Tenemos un presidente negro, un procurador general federal negro, un secretario de Seguridad de la Patria negro en el gabinete. Su objetivo fundamental es garantizar que los ciudadanos estén seguros y protegidos en Estados Unidos, pero no hemos tenido ningún proceso federal a un policía por matar a todas esas personas. Hay algo mal, algo profundamente mal. Lo llamo un momento “Keith Sweat” — algo no está bien. Algo no está bien. Porque esas caras negras en posiciones altas no quieren comprometerse a honrar nuestra verdad — y la condición de la verdad es siempre permitir que el sufrimiento hable.

Y no es un juego. La lucha por la justicia no es una moda, no es algo en boga. Es una forma de vida y hay que ser fiel hasta la muerte. No juegue con ella. No es algo con qué jugar, porque esta gente en el poder va en serio. Esta gente en el poder utiliza todo lo que pueda para comprar a uno, para echar agua sobre su fuego, para presentarle seducciones y tentaciones para que ya no sea fiel a su inspiración original. Y la inspiración no es grandiosa. Se trata simplemente de bregar con las cuatro preguntas del mayor intelectual público en la historia de Estados Unidos — W.E.B. Dubois.

Du Bois dijo que hay cuatro preguntas. ¿Cómo enfrenta la integridad a la opresión? No dijo codicia, no dijo venalidad, no dijo insipidez — dijo, ¿cómo enfrenta la integridad a la opresión?

Y la segunda pregunta — ¿qué hace la honestidad ante la decepción? Todas las mentiras y todos los crímenes, toda la mendacidad y la criminalidad que obra en Estados Unidos. Podría ser aviones no tripulados que bombardean a gente inocente. Podría ser los queridos 500 bebés palestinos que fueron asesinados en 50 días, sin un murmullo de crítica por ningún político, ni un sólo murmullo. Y yo diría exactamente lo mismo si hubiera una ocupación palestina contra mis hermanos y hermanas judías — porque un bebé palestino tiene exactamente el mismo valor que un bebé israelí, un bebé blanco, un bebé moreno, un bebé amarrillo, un bebé negro. Así son las tradiciones de las que yo vengo, y no me da vergüenza. Así me educaron.

La tercera pregunta — ¿qué hace la decencia hace ante el insulto? Atacan, asaltan, injurian, nos faltan el respeto — cuatro horas y media tirado en calle mientras se sangraba, mientras lo olfateaban los perros. Y lo que era el colmo para muchos jóvenes era el perro que orinaba sobre el cuerpo. El nivel de desprecio y la falta de respeto — al ser negro en Estados Unidos a uno ya le falta el respeto en muchas maneras, pero cuando se vuelve así de feo y crudo, uno tiene que hacer algo. Por eso muchos de nuestros hermanos blancos, hermanos morenos, hermanos amarillos, dijeron que ya basta de eso. Han estado balaceando a jóvenes durante tanto tiempo — también a las personas mayores— pero cuando llega a un extremo de una falta de respeto tan exagerada, si uno no se endereza el lomo y se pone a hacer algo, pues algo está mal.

La última pregunta — ¿qué hace la virtud ante la fuerza bruta? El 14 de abril es simplemente un llamamiento a que tengamos integridad, honestidad, decencia, virtud y que no tengamos miedo. Y que no tengamos miedo.

En otras palabras, especialmente para la gente negra, tenemos que de-niggerizarnos. Porque cuando niggerizan a un pueblo, los convencen de que su vida tenga poco o nada de valor. Cuando niggerizan a las personas, tratan de convencerlas de que sean menos bonitas, de que sean menos morales, de que sean menos inteligentes. Cuando niggerizan a las personas, las mantienen tan espantadas e intimidadas que nos reímos en momentos en que no hay nada chistoso, nos rascamos cuando no se nos escuece, nos ponemos la máscara, tratamos de aguantar. ¡Enderécense!

Cuando les decimos eso a nuestros líderes... miren cuántas marchas hicieron por Trayvon Martin, se lo dijimos en ese entonces que no se trata de oponerse a las leyes en Florida. Se trata de presionar a la Casa Blanca, al Departamento de Justicia y al Congreso así como a los niveles estatal y local. Me da igual el color del presidente — tiene la responsabilidad de asegurar que sus policías no anden de gatillo fácil. O para decirlo de otra forma, ustedes saben y yo sé que si todos esos jóvenes valiosos se parecían a los jóvenes de vainilla de Newtown, Connecticut, que los mataran a balazos como a un perro cada 28 horas, durante los últimos 7 años — ¿creen que el gobierno federal se negara a acusar a la policía? Para nada. Esta es la verdad que tenemos que contar.

Tomamos partido con nuestras hermanas y hermanos morenos y latinos, tomamos partido con nuestras hermanas y hermanos blancos y pobres, tomamos posición con nuestras hermanas y hermanos asiáticos y negros. Es una cuestión moral, y para mí como cristiano es una cuestión espiritual. ¿Qué suerte de ser humano quiero ser? ¿Cómo quiero llevar mi vida, según yo considere el carácter que tengo? No porque soy perfecto, pero no voy a ser un pandillero. No voy a tener miedo. El hermano Martin decía: “Mejor prefiero estar muerto que vivir con miedo”. Estoy de acuerdo. Y eso es lo que nuestros jóvenes se sienten cada vez más. Por eso no podemos permitir que se desvanezca el espíritu de resistencia. Así nos dice la prensa corporativa: “Ah, Ferguson ya se acabó. Vamos a cambiar de tema”. Para que puedan sacar más dinero de su reportaje truncado y de su espectáculo mediático. Es todo lo que quieren. No, no, no. Estamos en esto para todo el camino. Porque nuestro amor no es un juguete. Y vamos a decir la verdad sobre el sistema en su totalidad.

Programa neoliberal. Cuando hablamos del programa neoliberal, estamos hablando de “financializar”, privatizar, militarizar — eso es lo que reina en Estados Unidos. Bancos grandes, corporaciones grandes, dinero en grande. Un por ciento de la población tiene el 43 por ciento de la riqueza, pero el 40 por ciento de los preciosos niños de color en Estados Unidos viven en la pobreza — eso es obsceno. ¡Es una obscenidad moral! Veinte dos por ciento de todos los niños de Estados Unidos —sin importar el color, cada uno es precioso— viven en la pobreza en el país más rico en la historia del mundo, cuando el uno por ciento en la cima de la sociedad tiene un torrente de ganancias como no sé qué — como hemorragia. Gracias a Dios por el Movimiento Ocupar por decirnos cuando menos la verdad sobre eso. No sólo “financializar” sino privatizar. Eso es lo que venimos combatiendo en Chicago. Cierran 50 escuelas, la mayoría en la parte chocolate de Chicago — dejando a los niños en el abandono, despidiendo a los maestros y de ahí pasaron todo a las escuelas privadas. ¿Hay un problema en Estados Unidos? Metan los bancos grandes, metan los jefes ejecutivos y privaticen — para que ellos saquen ganancias y finjan de una manera u otra que lidian con el problema en vez de simplemente sacarle más plata.

Y como siempre, militarizar. Han invertido más de medio billón de dólares en un Plan Marshall y lo que Michelle Alexander ha nombrado el Nuevo Jim Crow — el complejo penitenciario industrial. Pero cuando se trata de un trabajo con un salario digno, cuando se trata de una educación de calidad, cuando se trata de vivienda digna — no tienen ni un centavito. Ni un centavito. Tenemos un déficit presupuestal, pero cuando se trata de guerras, cuando se trata de prisiones, los fondos salen a raudales. ¡A raudales! ¡No: eso es hipocresía! ¡Es mendacidad! ¡Vamos a decirla la verdad que surge del amor que sentimos! Por eso nos juntamos.

Muchos me preguntan: ¿por qué puede trabajar un cristiano revolucionario como tú con un comunista revolucionario como Carl Dix? Y me gusta plantear esa pregunta así. Aspiro ser un jazzista del mundo de ideas, un blusista del mundo de la mente. Y una hermana o un hermano jazzista siempre tiene un enfoque flexible y fluido, pica aquí, pica allá, se va de un lado para otro, de a ratos dentro del ritmo, de a ratos fuera del ritmo, no se sabe qué van a tocar, depende de lo que se siente al momento. Pero siempre se basan en una integridad. Ah, si yo podría ser fiel simplemente a la voz de una Billie Holiday, la honestidad, la decencia, la vulnerabilidad, el decir la verdad, el correr riesgos, el valor increíble de revelar el alma en su canción de tal manera que a uno le sacude el alma también. Ella no simplemente entretiene — es una guerrera, es una guerrera de la verdad, es una guerrera del amor. ¡Ella establece el estándar, compañeros! Por lo que cuando trabajo con el hermano Carl Dix, yo digo, ah, le doy seguimiento al amor que tiene él por la gente pobre. Le doy seguimiento a su disposición a sacrificarse. Le doy seguimiento a nuestros análisis del sistema capitalista, nuestros análisis del imperialismo estadounidense y de imperio, y cuando coincidan. Donde no coincidan, discutimos. Creo que él está equivocado sobre la cuestión de Dios. Él lo sabe. Discutimos sobre lo que significa el socialismo para cada uno. Soy un socialista democrático. Él es un comunista. Tenemos desacuerdos. Pero ¿saben qué? Igual como en la orquesta de Duke Ellington, se permite que se oigan diferentes voces, no se preocupa por la unanimidad, no se preocupa por coincidir en cada tema. Cuando se trata de los niños, somos fieles hasta la muerte, estamos dispuestos a combatir y caer en la cárcel. Cuando se trata de defender a la clase obrera, somos fieles hasta la muerte, estamos dispuestos a combatir y caer en la cárcel. Si alguien se arremete contra Carl, ese alguien tendrá que arreglárselas conmigo. Claro, él no es el único. Tengo a un montón de camaradas. Tengo a algunos budistas — como Bell Hooks. Tengo a unos hermanos y hermanas judíos — como Susannah Heschel, Michael Lerner. Cristianos blancos — como Phil Berrigan y Dorothy Day. Y tengo a muchos agnósticos y ateos — Stanley Aronowitz y muchos más. Todos nos acompañamos en la lucha por la justicia. De eso se trata el 14 de abril. Hermano Jim Vrettos, tú sabes de qué hablo.

Muchísimas gracias a todos y nos vemos en la Union Square el 14 de abril. ¡Estaremos presentes! ¡Estaremos presentes! Que sepa Nueva York que queremos a nuestra gente joven, a nuestra gente de mediana edad, a toda nuestra gente que batalla con esta máquina opresiva.

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