Derrame de petróleo en Santa Bárbara
Una hermosa costa contaminada, un patrón de destrucción
10 de junio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Los ecosistemas de la costa al norte de Santa Bárbara han sido llamados “los Galápagos del Norte”. Es una hermosa costa donde abunda la vida marítima, ahora contaminada por el derrame de decenas de miles de galones de petróleo crudo. El derrame ha afectado 64 kilómetros de playa. La marea negra se extiende casi 18 kilómetros hacia el océano y manchas de alquitrán como panqueques se ven por todas partes.
La costa de Santa Bárbara donde sucedió el derrame de petróleo tiene una abundante fauna marina, la que incluye mejillones y cangrejos.
Foto: AP
Esta semana han publicado más fotos de la zona. Ver esos imágenes de playas vírgenes ahora sofocadas por petróleo, delfines, focas y aves de mar y de costa muertos, así como otros organismos cubiertos de petróleo, es como recibir un fuerte golpe al estómago. Y pensando en este nuevo desastre, a la luz de la imparable destrucción de la naturaleza en general enferma el espíritu y enfurece el corazón y la mente.
Según el Oiled Wildlife Care Network [Red para Cuidar a la Vida Salvaje Cubierta de Petróleo] de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California en Davis, hasta el 5 de junio, se había encontrado 136 pájaros y 67 mamarios marinos muertos. Docenas animales más están cubiertos de petróleo y se está tratando de rescatarlos. Pero los científicos han señalado que muchos más morirán y terminarán perdidos para siempre en el fondo del mar. El peligro al ecosistema no se limita solo a lo que se puede ver en la superficie. El petróleo está contaminando plantas del océano, y agitado por la acción de las olas se mezcla con la arena y termina en el fondo afectando a la vida ahí. También es dispersado por el viento y las corrientes.
Scott Smith, científico en jefe de Water Defense [Defensa del Agua], quien está haciendo pruebas en la zona contaminada, dijo en el programa radial The Michael Slate Show que ha encontrado químicos peligrosos —agentes cancerígenos y los que alteran los endocrinos— que se encuentran en el petróleo crudo. Agregó: “Ahí hay algas marinas y todo ese petróleo y los relacionados químicos que causan cáncer están hoy mismo atrapados en las algas marinas. El alga marina es la fuente alimenticia de la cadena alimenticia”. El impacto de este derrame será extenso y durará mucho tiempo.
Oleoductos y el transporte de petróleo — Un patrón de destrucción
Está saliendo más información sobre las circunstancias de este derrame, de la respuesta de las autoridades y de la ciudadanía, así como de los antecedentes de este derrame dentro del contexto general.
Se ha dado a conocer que el oleoducto, que es propiedad de la empresa Plains All American Pipeline, es el único oleoducto en el condado de Santa Bárbara que no tiene una válvula de cierre automática. Con una válvula de ese tipo se pudo haber cerrado el flujo mucho más rápido y posiblemente impedido que el derrame se extiendiera hacia el océano. El oleoducto se rompió cerca de una playa y fluyó “como un pequeño río” por casi dos horas, según testigos. Se calcula que se derramaron 150.000 galones y que 21.000 terminaron en el océano. ¿Por qué no había una válvula de cierre? Porque Plains All American venció en una demanda ante un tribunal para no tener que adaptar ese tipo de válvula, alegando que el condado no podía regular el oleducto ya que es interestatal y está bajo jurisdicción federal.
Según el gobierno federal, Plains All American tiene el quinto peor record de informar sobre infracciones de seguridad y mantenimiento. Desde el 2006, la compañía ha sido citada 175 veces y ha causado derrames de más de 16.000 barriles (672.000 galones) por $23 millones en daños. A pesar de eso, la administración Obama y el sistema entero han permitido que esta compañía siga funcionando. El 4 de junio se informó que casi la mitad del forro metálico del interior del oleoducto que se rompió estaba carcomido por la corrosión.
Resulta que la agencia federal que, en últimas instancias, es la responsable de inspeccionar y garantizar la seguridad de este oleoducto y todos los demás en el país, la Pipeline and Hazardous Materials Safety Administration (PHMSA) [Administración de la Seguridad de los Oleoductos y los Materiales Peligrosos], solo cuenta con 139 inspectores y 300 “socios estatales” para inspeccionar y regular 4 millones de kilómetros de oleoducto.
Desde 1995, han habido más de 2.000 accidentes de consideración involucrando oleoductos. El Center for Biological Diversity [Centro para la Diversidad Biológica] informó que desde 1986 han habido 600 derrames de gas o petróleo en California causando daños estimados en $769 millones, así como 200 heridos y casi 50 muertos. Todo este patrón ha multiplicado bajo Obama, el “presidente ambientalista”. La agencia Associated Press informa que hay un repunte de producción petrolera en Estados Unidos y que los accidentes han seguido al compás, aumentando en un 60% desde el 2009. Y eso que no cuentan los accidentes en otros medios de transportar combustibles fósiles, como el petróleo por medio de ferrocarriles que ha resultado en espantosas explosiones como la de Lac-Mégantic, Quebec.
Este derrame de petróleo en Santa Bárbara es el segundo en esta costa tras el devastador derrame de 1969. Antes también hubo el derrame del Exxon Valdez en Alaska que mató tanta vida que alguna no ha vuelto a recuperarse; en el 2010, un oleoducto de la compañía Endridge regó millones de galones en el río Kalamazoo, buena parte del cual sigue en el fondo del río; en Mayflower, Arkansas, la ruptura de un oleoducto derramó miles de barriles en un vecindario y los pantanos a su alrededor; en el rio Yellowstone han habido dos derrames; y antes también hubo el derrame del Golfo, donde más de 5 millones de barriles contaminaron el Golfo de México, afectándolo de una manera incalculable. Y ahora Obama ha autorizado perforar en el Ártico, abriendo las puertas a un desastre catastrófico, ya sea un derrame de petróleo o la contaminación del medioambiente. Este nuevo derrame no es otra “aberración” o “error”, sino parte de un constante patrón de destrucción masiva.
La respuesta del pueblo y de las autoridades
Apenas sucedió el derrame de petróleo, mucha gente común y corriente se equipó, agarró baldes y palas, y corrió a la playa, desesperados por hacer todo lo posible por limitar al máximo el daño. Al llegar encontraron muy poca respuesta de parte de las autoridades o de la compañía, que supuestamente tenía un montón de planes para abordar desastres. En vez, la gente puso manos a la obra. La policía amenazó con arrestar a unos por no tener el equipo de seguridad apropiado para el trabajo. A pesar del verdadero riesgo a la salud, las personas pensaron que tenían que hacer todo lo posible para limpiar ya que nadie más lo estaba haciendo. Algunas playas no recibieron atención oficial hasta 18 horas después del derrame. Uno de los respondedores dijo: “Hay un sistema que está quebrado como está quebrado el oleoducto”.
El Santa Bárbara Independent informa que ahora la zona afectada está bajo el estricto control de agencias federales y estatales quienes han “impuesto un cerco tan estricto que se ha negado entrada a voluntarios, reporteros y biólogos”. La FAA ha impuesto restricciones de vuelos, tal como durante el desastre del Golfo de México. Greg Helms, del Ocean Conservancy [Conservación de los Océanos], dijo: “Toda esa discreción da a entender que es un problema grande”, y especula que probablemente mucha más vida silvestre ha muerto de lo que las autoridades quieren admitir.
Por estas partes la gente se preocupa mucho de la costa y el medio ambiente. El 31 de mayo hubo una protesta de 500 personas en Santa Bárbara contra el derrame de petróleo y tomaron “una posición en la arena” a lo largo de la playa West Beach de Santa Bárbara.
El enfoque de este número especial de Revolución reside en la emergencia ambiental que enfrenta a toda la humanidad y los ecosistemas de la tierra. En este número demostramos:
- las dimensiones de la emergencia
- las fuentes de sus causas en el sistema capitalista y la imposibilidad de que ese sistema encuentre una solución a la crisis.
- Una salida y un camino hacia adelante para la humanidad: una sociedad revolucionaria en donde de veras podríamos vivir como los que cuidan la naturaleza en vez de los que la saquean.
Disponible en inglés y próximamente en español en formato pdf para descargar e imprimir como folleto
¿Por qué es que la gente puede ver una necesidad y acude a salvar el ambiente en un abrir y cerrar de ojos, y los que tienen todos los medios a su alcance, los que manejan el sistema, no lo pueden hacer? ¿Por qué es que el sistema nunca moviliza el tremendo potencial que existe en el pueblo para proteger el medioambiente, y en vez lo ve como un problema que tiene que controlar, a la vez que va tropezando hacia la próxima catástrofe?
Las circunstancias que resultaron en este y los demás desastres no indican que el problema sea que el gobierno y las compañías petroleras tienen “relaciones demasiado amigables” o simplemente que lo que se necesita es más reglamentos y más supervisión.
Lo que esto indica, a pesar de todas las mentiras y reiteradas declaraciones de las autoridades capitalistas, empezando con Obama, es que eso de que se puede perforar por el petróleo y transportarlo de una manera segura, son puras tonterías. Después de cada desastre nos dicen que se va a resolver el problema con nuevas reglas y reglamentos. Y nunca lo hacen. Recuerden que todo esto supuestamente lo resolvió la administración Obama después del derrame del Golfo. Esto se debe a que el sistema es incapaz de tomar decisiones y elegir prioridades a partir de los intereses a largo plazo del medioambiente y de la humanidad, porque es impulsado por “las ganancias al mando” y la competencia de expandir o perecer. Esto demuestra, una vez más, de una manera tajante y penosa, la ilegitimidad del capitalismo, de su incapacidad de hacer otra cosa que no sea proceder con su “rutinaria” destrucción del medioambiente.
Y cuando uno se da cuenta del hecho de que esta manera constante de destruir vida es completamente innecesaria, uno se enfurece más. La gente tiene que saber: existe un plan, enfoque y visión que se basan en la ciencia para un nuevo sistema socialista que protegería y mejoraría el mundo y trabajaría para contrarrestar la destrucción causada por el capitalismo. La ira y el profundo descontento, así como el gran amor por la naturaleza, son cosas que se pueden movilizar y también transformar en resistencia, y en trabajar por la única cosa que en realidad puede salvar al planeta, organizarse para una revolución concreta.
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