Una cuestión que merece más reflexión…
La inmigración y la revolución
10 de junio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Nota de la redacción: Un lector ha contribuido las siguientes ideas, suscitadas por “¡Alto a la satanización, criminalización y deportación de los inmigrantes y a la militarización de la frontera!” (de los 5 Altos), a la brega y el forcejeo en curso acerca de la relación que tiene esta “falla sísmica” en la estructura social con hacer la revolución en Estados Unidos y por todo el mundo.
Una familia centroamericana en un tren de carga rumbo a la frontera México-Estados Unidos, 2014. (AP Foto/Eduardo Verdugo)
Un punto que parece ser importante es la manera en que el Partido Comunista Revolucionario incorpora la cuestión de la inmigración en nuestro trabajo. Me alegró que saliera como un centro de atención en los “5 Altos”. Aún así, parece que nuestro sitio web tiene dificultad para darle una atención adecuada a esta otra “herida abierta” frente a las demás exigencias ante nuestra fuerzas.
Estoy particularmente consciente de esta cuestión, pues ha ocupado y sigue ocupando un lugar muy preponderante en Europa. Alexis de Tocqueville tuvo razón cuando dijo que la situación del pueblo negro en Estados Unidos era fundamental para su historia y su identidad, y creo que es correcto que en los artículos recientes hemos hecho hincapié en ese punto de nuevo, ahora que su continua relevancia ha entrado en juego de una manera mucho más aguda. Por otro lado, la cuestión de la inmigración puede ser el tema general o el punto en común que comparten todos (o casi todos) los países imperialistas, aunque las particularidades pueden tener un aspecto diferente de un lugar a otro.
Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"
La mera forma en que el imperialismo organiza el mundo, y particularmente la profunda miseria en todas partes y los trastornos violentos en cada vez más lugares, continúa creando presiones cada vez más intensas para emigrar. Como hemos visto con una regularidad horrible, incluso la posibilidad real de ahogarse en el mar, cosa de que todos los “candidatos” seguramente están muy conscientes, no ha producido merma alguna de los intentos desesperados. Aunado a la situación desastrosa en gran parte del “tercer mundo” (y hasta en países que hace sólo unos años parecían estar relativamente inmunes a eso, como Libia) existe en mi opinión un importante aspecto cultural que se vincula a la globalización: en general las personas están mucho más conscientes de la situación en el mundo como un conjunto. No son “hojas de papel en blanco” como Mao describió al campesinado chino.1 Incluso (¿o particularmente?) en los países económicamente subdesarrollados como Nepal, es probable que las personas tengan amistades o familiares que han trabajado en los estados del Golfo [Pérsico] o han manejado camiones en Irak, o incluso un primo “suertudo” que se estableció en Europa, además de los innumerables otros que están atrapados en el fondo de la cadena alimenticia globalizada como guardias de seguridad o enterradas en los burdeles de la India.
Este problema no tiene en absoluto ninguna solución reformista... ni a las desigualdades flagrantes que se intensifican ni a las presiones migratorias que éstas a su vez intensifican. Y, por supuesto, existen secuelas políticas de esto en los mismos países imperialistas: ahora principalmente en la forma negativa del ascenso de la derecha fascista y la marcha general hacia la derecha en toda la vida política y, como hemos visto, el alimentar tendencias reaccionarias perversas entre importantes sectores de las propias masas más oprimidas, particularmente el fundamentalismo islámico. Pero existe también el contrario: existe una base para ganar el apoyo de grandes sectores de la población que en realidad no quieren tener que vivir bajo la protección de las “legiones romanas”. Y, a pesar de las oleadas chovinistas, sigue habiendo amplios sectores que tienen al menos una idea inicial de quiénes son las víctimas y quiénes son la fuente de los problemas. Existe también la gran ventaja de que sólo una línea genuinamente revolucionaria es capaz de siquiera empezar a indicar una posible solución.
Estoy convencido de que identificar correctamente y trabajar correctamente en esta “falla sísmica” serán fundamentales para el renacimiento de un proceso revolucionario en los países imperialistas. ¿Cómo se relaciona a “luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”? ¿Como se relaciona a convencer a los más oprimidos de que ocupen las primeras líneas como los “emancipadores de la humanidad”? Estos interrogantes merecen más reflexión.
1. En un ensayo en 1958, Mao escribió: “Entre las características que distinguen a los seiscientos millones de chinos, se destaca su ‘pobreza y desnudez’. Esto podría parecer malo, pero en realidad es bueno. La pobreza impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución. En una hoja de papel en blanco, desnuda, se pueden escribir las palabras más nuevas y hermosas, y pintar los cuadros más originales y bellos”. [regresa]
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