Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
10 años después los tribunales franceses exoneran a policías por la muerte de dos adolescentes
24 de junio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
18 de mayo de 2015. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Cuando dos adolescentes que huían de la policía murieron electrocutados en una subestación eléctrica en 2005, los jóvenes de las clases trabajadoras pobres y de suburbios urbanos de origen mayoritariamente inmigrante (banlieues) de las afueras de París y otras ciudades francesas explotaron. Ahora, luego de casi una década de maniobras legales, el 18 de mayo un tribunal finalmente absolvió a dos policías acusados de no haber actuado para impedir su muerte, a pesar de la indiscutible evidencia que demostraba que la policía sabía que ellos estaban bajo peligro mortal y que pudieron haberlos salvado.
Tres jóvenes regresaban a casa en la tarde de un festivo luego de un partido de fútbol cerca de un conjunto residencial en el poblado de Clichy-sous-Bois, cerca de París, cuando fueron abordados por una furgoneta de la policía. Posteriormente una investigación reveló que no habían cometido ningún delito, pero de todos modos la policía los persiguió. Trataron de escapar escondiéndose en la cabina de un transformador eléctrico. Dos de ellos, Bouna Traoré de 15 años y Zyed Benna de 17, murieron por una descarga de decenas de miles de voltios. Su amigo Muhittin Altun, de 17 años, sufrió quemaduras graves.
Para mucha gente la muerte de Bouna y de Zyes fue indignante y concentra la opresión y la miseria que viven a diario. Un furioso estallido de jóvenes, principalmente de los banlieue, se dio tras su muerte. La policía fue a los suburbios noche tras noche, lanzando gases lacrimógenos, arrestando y apaleando a la gente. A pesar de eso los jóvenes en esas zonas siguieron resistiendo. El Estado decretó el primer estado de emergencia a nivel nacional desde la finalización de la guerra de Argelia en 1962. Prohibieron las manifestaciones, y solo con unas pocas excepciones las organizaciones políticas y las figuras públicas permanecieron pasivas.
El Estado esperó dos años antes de anunciar que investigaría a los policías más directamente responsables de la muerte de Bouna y Zyed. Le dijeron a la gente el gastado estribillo de que hay que tener fe en el sistema judicial. Aunque no acusaron a nadie de asesinato u homicidio culposo, dos policías fueron finalmente acusados de “no ofrecer asistencia a una persona en peligro”.
La investigación reveló que la policía tenía motivos para saber que los tres adolescentes estaban cerca de la subestación eléctrica de la EDF (Électricité de France) y que podrían haber entrado. En la grabación de una conversación por radio con el operador, uno de los policías que los había perseguido dijo: “Si se metieron a las instalaciones de la EDF, no les doy muchas oportunidades” (Guardian, 18 de mayo de 2015). Sin embargo no trataron de encontrarlos y alertarlos, ni de hacer algo para ayudarlos. El operador tampoco llamó a la compañía de electricidad para que cortaran la corriente. Ni siquiera llamaron a los servicios médicos de emergencia. Se dice que Bouna y Zyed murieron media hora después de que la policía salió de la zona.
Durante diez años el sistema de justicia se anduvo con rodeos o buscó una forma de justificar a los policías. Cuando finalmente los llevaron a juicio, el fiscal, que pidió levantarles los cargos, argumentó que si los policías hubiesen sabido del peligro, seguramente habrían actuado para proteger a los jóvenes. El jurado aceptó esta lógica, a pesar de la evidencia grabada de la conversación entre los dos policías implicados, y determinó que los acusados no tenían motivos para tener “certeza del peligro inminente” que enfrentaban los jóvenes (Le Monde, 18 de mayo 2015). Como señalaron observadores legales, esta decisión no se basó en los hechos ni en la ley sino en razones explícitamente políticas. Retiraron los cargos criminales y el proceso judicial que instauraron los familiares de las víctimas. No es posible apelación posterior.
Este veredicto animó a los reaccionarios franceses a redoblar sus ataques contra los jóvenes de los banlieues. A Zyed y Bouana los llaman “vándalos” y los responsabilizan por los carros quemados luego de su muerte. A los familiares de las víctimas, que todavía lloran su pérdida diez años después, les han dicho que son responsables por no criar a sus hijos en el suficiente respeto a la policía y las leyes de la república. Utilizan el veredicto para machacar el mensaje de que la rebelión de 2005 no tenía justificación.
Y a los policías, por el contrario, los muestran como víctimas porque tuvieron que ir a juicio por cargos menores. Al tiempo que el abiertamente racista Frente Nacional (FN) ha aplaudido la decisión del tribunal, diciendo que “finalmente se ha hecho justicia en Francia”, la ministra de justicia del gobernante Partido Socialista (PS), Christiane Taubira, una mujer negra que ha sido blanco de indignantes insultos racistas, asumió una posición un poco más sutil, llamando a todos a “respetar las decisiones del sistema judicial”. Entretanto, mucha gente dice que el veredicto muestra la injusticia inherente al “sistema judicial” y a la misma Francia.
Luego de la lectura del veredicto, se organizó una grande y airada concentración en las afueras del tribunal en el departamento en que se ubica Clichy, y hubo choques con la policía. El dolor y la rabia que los familiares y amigos de los jóvenes expresaron en el tribunal francés los están compartiendo miles de personas en las redes sociales, haciendo que el hashtag de Twitter más seguido en Francia sea #ZyedEtBouna.
Varias personas denunciaron lo que llaman la “violencia” de la decisión de los jueces. Una escribió que con su veredicto, el “sistema judicial” actuó como la policía y, en cierto modo, sentenció a Zyed y Bouna a muerte tras el hecho, no por algo que hayan hecho sino por quienes eran, sus raíces inmigrantes y el código postal del banlieue que equivale a una sentencia a muerte para millones de jóvenes. Otros tuitearon sobre el tema de que para la policía el “peligro inminente” son los jóvenes de los banlieues, y que un transformador eléctrico es un arma tan buena como cualquier otra para matarlos.
Mientras la oposición de “extrema izquierda” oficial (El Frente de Izquierda liderado por Jean-Luc Melenchon, quien aprovechó la masacre del personal de Charlie Hedbo por parte de los fundamentalistas islámicos en enero pasado como una oportunidad para literalmente estrechar las manos con la policía militarizada que usualmente se usa contra los manifestantes) está tratando de rivalizar con la ultraderecha en la defensa de la policía ante la indignación que estalló tras el veredicto (véase su declaración en Twitter), muchos jóvenes, descendentes de inmigrantes y de todas las nacionalidades, y otros, están considerando una línea divisoria el hostigamiento, los abusos y asesinatos contra los jóvenes de los banlieue. Al mismo tiempo, aunque la religión jugó un papel muy pequeño en la rebelión del 2005, los reaccionarios de todo el espectro político están tratando de conectar esta furia contra la policía con el fundamentalismo islámico, lo que solo alimenta esa corriente.
Las condiciones de los suburbios de Francia que incitaron la rebelión del 2005 tras la electrocución de Zyed y Bouna, y las continuas dificultades de las autoridades para barrer bajo el tapete sus muertes, siguen siendo una fuente de potencial explosividad.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
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