¡¡Sandra Bland no debería morir!!
¡Alto al terror y asesinato policial!
Todos a la manifestación en Nueva York:
¿De qué lado estás?
29 de julio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
“¡Bájate del auto! ¡Te voy a prender con un choque! ¡Bájate! ¡Ya!” (El puerco del Departamento de Seguridad Pública de Texas amenazando a Sandra Bland con una pistola Taser)
“Quihubo, soy yo... acabo de ver al juez. No sé exactamente. Me fijaron una fianza de $5.000. Todavía me quedo sin palabras, la verdad, sobre todo este proceso. ¿Cómo es que cambiar de carril sin señal resultó en todo esto?, no lo sé. Pero todavía estoy aquí, así que llámame cuando puedas”. (Sandra Bland, llamando a un amigo desde la cárcel del Condado de Waller, Texas)
Un linchamiento de hoy en día
De principio a fin, los acontecimientos que terminaron con la muerte de Sandra Bland, de 28 años de edad, en una celda en Texas constituyen un linchamiento de hoy en día. El asesinato de Sandra Bland es una concentración de la brutal opresión genocida que sufren las masas de pueblo negro cada día que este vil sistema sigue existiendo.
Cuando Sandra Bland llegó a Prairie View, Texas, fue una mujer joven y contenta por haber conseguido un buen trabajo, contenta por volver a la universidad de la cual se había graduado, contenta por reconectar con viejos amigos. Pero de repente un maldito policía de Texas detuvo su coche. La lastimó y la encarceló. Tres días después estaba muerta. Sharon Cooper, una de las hermanas de Sandra, dijo a los periodistas que el supuesto suicidio de Sandra “...me es incomprensible. Los que la conocíamos, que realmente la conocíamos de fondo... eso es incomprensible en este momento”.
Sandra Bland fue detenido por un cargo inventado. El policía que la detuvo, Brian Encinia, hizo un agudo cambio de sentido para perseguir el coche de ella. ¿Qué es lo que vio que le hizo actuar de esa manera? Vio a una joven mujer negra con placas de otro estado conduciendo perfectamente legalmente, a plena luz del día. Eso fue suficiente para él para dar la vuelta y perseguirla.
Encinia persiguió a Sandra Bland y la detuvo cuando ella pensaba que él trataba de rebasarla. Él metió la mano en el coche de Sandra, la agarró, tiró de ella hasta sacarla del coche, sacó un arma, y la esposó — porque ella le contestó que no tenía que apagar un cigarrillo cuando él le había ordenado que lo hiciera. Luego él la tiró al suelo —fuera de la vista de la cámara de su patrulla— le puso su rodilla en la espalda, le torció el brazo, y se burló de ella cuando ella le dijo que tenía epilepsia.
¿Qué fue lo que incitó a este maldito policía? ¿Qué le dio la confianza de que podía salirse con la suya? Lo mismo que da a los policías en todo el país la confianza de que pueden maltratar y asesinar a las personas negras y latinas con impunidad.
La putrefacción y el horror de un sistema
Los agentes del sistema de opresión en que vivimos arrestaron, maltrataron y mataron a Sandra Bland. Pero la putrefacción y el horror del sistema no se limitan a los condados rurales de Texas dominados por sheriffs y fiscales racistas. El horror que salió a la luz con el asesinato de Sandra Bland está integrado en un mayor horror: las brutales palizas y asesinatos policiales de personas negras y latinas, y muchos otros crímenes intolerables, son elementos esenciales de un sistema.
Este es un sistema que tiene el desprecio total por la vida de la gente negra y latina. En los días desde que asesinaron a Sandra Bland en el Condado de Waller, la policía de Oakland, California persiguió y asesinó a Richard Linyard; la policía en Cincinnati le pegó un tiro en la cabeza y mató a Samuel Dubose; y en el área de Houston solamente, en el mismo día en que el fiscal del condado de Waller anunció los resultados de su autopsia de Sandra Bland, policías mataron a dos otros hombres, no nombrados por la prensa.
Una y otra vez, en asesinato tras asesinato, estos policías salen impunes. Rara vez los acusan tan siquiera de algo, ni hablar de condenarlos. Todo lo que tienen que hacer es afirmar que “se sintieron amenazados” por la persona que asesinaron. Y una y otra vez, los tribunales, las leyes y la Constitución de Estados Unidos los respaldan. Los jueces, fiscales y funcionarios de la policía determinan que habían “actuado razonablemente” y “dentro de la ley” cuando matan por estrangulación a alguien, o le disparan en la cabeza. Los medios de comunicación presentan a las víctimas del asesinato policial como drogadictos violentos. Los líderes políticos de ambos partidos burgueses dan su respaldo total e incondicional a la policía.
En fin, los policías cerdos como Encinia reconocen, en algún nivel, que tienen todo un sistema (y no solamente sus compañeros uniformados) que los respalda, que están “cumpliendo con su deber” —haciendo lo que se espera y se exige de ellos— cuando maltratan y matan a las personas negras y latinas.
Las mujeres negras que, como Sandra Bland, no “conocen su lugar,” se encuentran especialmente fuera de las reglas de este sistema y sus agentes armados. Reciben aún más saña y desprecio. Encinia se enfureció cuando Sandra Bland no le lamió las botas. Ella era el tipo de mujer que no se le doblegaría, el tipo de mujer negra a la que los racistas en el Sur y en otros partes solían llamar “uppity” [creída]. Cuando Encinia le dijo que saltara, ella no le preguntó “qué tan alto”. No lo trató de “sí señor, no señor”. Le dijo que “no podía esperar” para que se enfrentaran en el tribunal.
Todo lo anterior contribuyó a cómo “cambiar de carril sin señal” resultó en “todo esto”, que Sandra fuera arrestada, maltratada, encarcelada y asesinada.
Y todo lo anterior representa un sistema del cual confían los policías como Brian Encinia —y Glenn Smith, el sheriff descaradamente racista del Condado de Waller— cuando maltratan y arrestan a alguien. Precisamente como dicho sistema ha respaldado al policía que asesinó a Michael Brown cuando tenía las manos arriba; como respaldó al policía que estranguló a Eric Garner en una calle de Nueva York en plena luz del día; como respaldó al policía que saltó sobre un capó del coche y disparó más de una docena de balas a Timothy Russell y Malissa Williams en Cleveland.
La falta de cargos contra estos y otros policías asesinos, una atrocidad inadmisible en sí, logra mucho más que exonerar a esos policías en particular. Alienta y fomenta el mismo comportamiento de parte de todos los policías. Lo único que estos policías asesinos tienen que hacer para salirse con la suya es decir las palabras mágicas: “se sintieron amenazados” o fueron “agredido”.
Todos los involucrados en la muerte de Sandra Bland —la policía, el fiscal, los médicos forenses, los carceleros, el sheriff —son parte de una cadena de acciones, complicidad y encubrimiento; cada uno es responsable de su ASESINATO. Cada uno tiene una responsabilidad, por más que tratan de esquivarla, echarles la culpa a otros, y sobre todo, responsabilizar a Sandra Bland de su propia muerte.
Pero aún más, todo el MALDITO SISTEMA está detrás del asesinato de Sandra Bland en una celda solitaria tejana. Vivimos en un sistema que no puede prescindir de la opresión del pueblo negro, e impone esta opresión por medio de la brutalidad, la represión, la encarcelación en masa y el asesinato abierto.
Hay una plaga, una epidemia, de terror policial en este país. Golpea con especial virulencia en las comunidades negras y latinas. Policías fascistas agrandados como Brian Encinia están, efectivamente, sólo “cumpliendo con su trabajo” cuando descargan terror sobre las personas y las comunidades enteras a las que el sistema teme pues no les ofrece ningún futuro, no le son útiles para nada.
Mentiras desvergonzadas y encubrimiento
La “historia oficial” por parte de todos los implicados en el asesinato de Sandra Bland está repleta de mentiras, engaños, desviación, y manipulación. Es un encubrimiento desvergonzado y vergonzoso que ni siquiera finge tratar de descubrir lo que ocurrió en esa miserable celda del condado.
Elton Mathis, el fiscal del condado de Waller, dijo que estaba tratando como una “escena del crimen” la celda donde Sandra Bland estaba encerrada. ¡Mentira! ¡Un montón de personas han metido mano en esa celda! Las fotos tomadas de la misma en diferentes momentos por diferentes periodistas muestran diferentes escenas. El Canal 2 en Houston informó que tenía “video exclusivo del interior de la celda del Condado de Waller, donde Sandra Bland fue encontrada muerta”. En ese video se ve un bote grande de basura equipado con una bolsa de plástico; ¿reemplazaron la bolsa con la que Sandra supuestamente se ahorcó? ¿No es “manipulación de pruebas”?
No se ha divulgado ninguna interrogación del sheriff y del personal de la cárcel sobre lo que pasó a Sandra Bland cuando ella estaba en sus garras desde el viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana. No se ha vista ningún video de lo que le pasó, desde que la encarcelaron. ¿Por qué no han cuestionado a ninguno de estos policías, fiscales y alguaciles, no los han investigado, no les han exigido una explicación de lo que pasó con Sandra Bland desde que fue detenido el viernes por la tarde hasta que murió el lunes en la mañana? ¿Por qué no se les ha obligado a rendir cuentas de cada minuto que estuvo en sus garras mortales?
Los oficiales afirman que Sandra era suicida — pero admiten no haber hecho nada durante días para proveerle atención médica. No cuidaron su bienestar, ni siquiera según sus propias normas de la cárcel del condado. Y ahora quieren hacernos creer que Sandra Bland —una persona que dijo a estos mismos policías “nos vemos en la corte”, una persona que nunca expresó a ningún ser querido que ella estuviera perdiendo el control— ¿de pronto se suicidó?
En su declaración jurada oficial sobre la detención, Encinia retrata a sí mismo como la víctima de un asalto por Sandra Bland, y en eso lo respaldó completamente Elton Mathis, fiscal del condado de Waller. Encinia hizo la completamente falsa afirmación de que Sandra Bland “comenzó a balancear los codos en dirección mía y luego me dio una patada en la espinilla de la pierna derecha. Yo sufrí dolor en la pierna derecha y pequeños cortadas en la mano derecha... Se utilizó la fuerza para someter a Bland al suelo, a la que Bland continuó resistiendo”.
Las mentiras de Encinia nunca hubieran salido a la luz al no insistir los amigos y familiares de Sandra Bland en aclarar su muerte, y al no grabar un espectador una parte de su ataque contra Sandra. Pero las autoridades del condado de Waller defendieron por completo a Encinia, incluso tras determinar que había violado “la política de cortesía” del Departamento de Seguridad de Texas y asignarle “trabajo de oficina”. Y el día después de que se encontrara el cadáver de Sandra, Mathis anunció: “¿Que si creo yo que se trate de un asesinato? No. Creo que es un suicidio”.
Un abogado de la familia de Sandra Bland relató algunas de las muchas preguntas sin respuesta: “¿Por qué era necesario pedirle a Sandy que apagara el cigarro? ¿Por qué era necesario pedirle que saliera del coche? ¿Por qué era necesario que el oficial le apuntara una pistola eléctrica? ¿Por qué era necesario arrojarla al suelo y lastimarla?”
La cárcel donde hallaron ahorcada a Sandra Bland es de un condado conocido por su racismo, incluso para los estándares de Texas. El sheriff del condado, quien está a cargo de la cárcel, tiene un historial de larga data como un enemigo brutal del pueblo negro. Al menos una persona más supuestamente se había ahorcado en esta cárcel, hace sólo cuatro años. El condado de Waller tenía una de las cifras más altas de linchamientos de cualquier condado en los Estados Unidos durante los años de Jim Crow y la aplicación abierta de “segunda clase” para los negros.
Esta historia fea e insoportable continúa con el asesinato de Sandra Bland. Las dudosas explicaciones que dan las autoridades del condado de Waller sobre su muerte no son más que un encubrimiento. ¿Por qué habríamos de creerles cuando dicen que Sandra Bland se suicidó bajo la custodia de ellos?
Todo el sistema es culpable
Sharon Cooper dijo sobre el asesinato de su hermana Sandra, “Estoy furiosa y todo el mundo debería estar furioso también”. Esto es cierto sobre el asesinato de Sandra Bland, y es cierto acerca de la epidemia de terror policial, el asesinato por la policía, y la encarcelación en masa.
Michael Brown. Eric Garner. Tamir Rice. Rekia Boyd. Freddie Gray. Walter Scott. Ahora Sandra Bland. Y la cifra asesina sigue incrementándose. Cualquier sistema que descarga eso sobre la gente como de rutina; cualquier sistema cuyos “oficiales de la ley” acribillan a la gente, la matan estrangulada, la golpean y la encierran por nada; cualquier sistema cuya estructura legal una y otra vez permite a estos asesinos salir impunes para hacerlo de nuevo — tal sistema ha perdido su legitimidad y no tiene derecho a existir.
Millones de personas sí se enfurecieron por el asesinato de Sandra Bland. Muchas personas rechazan las afirmaciones de las autoridades acerca de los acontecimientos que condujeron a su muerte, y muchas más dudan de la “historia oficial”. Millones de personas están empezando a ver la conexión entre el asesinato de Sandra Bland y los asesinatos policiales en serie que tienen lugar en todo el país.
El asesinato de Sandra Bland es absolutamente indignante e inaceptable. La verdad de lo que le pasó durante esos tres días de pesadilla tras las rejas debe salir a la luz. Los responsables de su muerte deben ser acusados y procesados.
Lo que más urge en este momento es que muchas pero muchas personas activen su militancia en esta lucha. Que tomen partido, y libren una lucha feroz contra todo el aluvión de ataques por parte de la policía y los vigilantes racistas contra el pueblo negro.
En una reciente declaración, Carl Dix del Partido Comunista Revolucionario planteó el reto que enfrentamos: “Todo esto nos plantea a todos nosotros un interrogante urgente: ¿De qué lado estás? ¿Estás del lado de la opresión y brutalidad salvaje que este sistema impone sobre el pueblo negro? ¿O te opones a esa clase de horrores?”
Canalice su justa ira y determinación a luchar por justicia para Sandra Bland, y para parar todos los desmanes de la brutalidad y asesinato policial los que este sistema perpetra. Sea parte de la preparación y la participación en manifestaciones poderosas durante #RiseUpOctober (De pie en octubre) para PONER FIN al terror policial — ¿De qué lado estás?, especialmente el 24 de octubre en la ciudad de Nueva York.
¡JUSTICIA PARA SANDRA BLAND!
¡ACUSAR, SENTENCIAR, ENCARCELAR A TODOS LOS RESPONSABLES DE SU ASESINATO!
¡TODO EL MALDITO SISTEMA ES CULPABLE, CARAJO!
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