Detrás de las amenazas a Quentin Tarantino por parte de las Asociaciones de Brutalidad Policial

11 de noviembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Eve Ensler, Carl Dix, Cornel West, and Quentin Tarantino march with families representing people murdered by police

Eve Ensler, Carl Dix, Cornel West y Quentin Tarantino en la marcha del 24 de octubre junto con familias de víctimas del asesinato policial. Foto: Especial para Revolución/revcom.us

 

El 24 de octubre, el cineasta Quentin Tarantino participó en un mitin y una marcha por las calles de la Ciudad de Nueva York: la protesta nacional De Pie en Octubre contra el terror policial. Marchó con 100 familiares y seres queridos de víctimas del asesinato policial, y con miles de personas de todas las capas de la sociedad. Hablando antes de la marcha, Tarantino pronunció unas palabras que corrieron como pólvora por el internet:

¿Por qué estoy aquí? Estoy aquí porque soy un ser humano con conciencia. Cuando veo el asesinato, no puedo mantenerme al margen, tengo que llamar asesinados a los asesinados, y tengo que llamar asesinos a los asesinos. Ahora voy a dar mi tiempo a las familias.

El sistema contraatacó. Los medios de comunicación, en particular los fascistas del Noticiero Fox, se pusieron como ajiaco. Los políticos se arremetieron contra él, y no solamente los republicanos. El alcalde Bill de Blasio de la Ciudad de Nueva York se quejó amargamente que llamar asesino a un asesino fue “una gran falta de sensibilidad”.

Y los de arriba contraatacaron por medio de amenazas de las llamadas “Asociaciones de Beneficencia Policial” (ABP), mejor conocidas como Asociaciones de Brutalidad Policial, por todo Estados Unidos. Patrick Lynch, el jefe de la ABP de Nueva York, llamó a boicotear las películas de Tarantino. Otros “sindicatos” policiales se unieron al llamado, entre ellos los de Filadelfia, Nueva Jersey, Los Ángeles, Houston, Chicago, Baltimore, San José y el condado de Orange de California, además de la Junta de la Patrulla Fronteriza Nacional y la Asociación Nacional de Organizaciones de Policía (que representa a más de 241.000 policías de varios organismos del orden).

Perros de ataque

No hay incidente de brutalidad policial demasiado racista para que alguna ABP no lo respalde. Después de que en septiembre de este año un policía de Nueva York atacara y arrestara al ex tenista profesional James Blake por ser un hombre negro bien vestido fuera de un hotel de Manhattan, Patrick Lynch dijo que criticar al policía era “irresponsable, injusto y poco estadounidense”. De la misma manera, no hay asesinato policial demasiado patente, obvio o atroz para que las ABPs no se apresuren para defenderlo, e insultar y culpar a la víctima. Cuando la policía de Nueva York asfixió y mató a Eric Garner en julio de 2014 y el mundo entero pudo ver exactamente qué había ocurrido, Lynch se atrevió obscena e irrespetuosamente a culpar a Garner de su propia muerte, diciendo que “murió debido a una serie de decisiones malas en su vida”.

Las ABPs atacan y amenazan a artistas, activistas y gente de conciencia al servicio de las autoridades gubernamentales, pero supuestamente sin representarlas formalmente. Para muestra un botón: Lynch atacó a Bruce Springsteen por su canción “American Skin (41 Shots)” [Piel estadounidense (41 balas)] sobre el asesinato en 1999 de Amadou Diallo, un inmigrante de 23 años de edad de Guinea en el oeste de África, a manos de policías de Nueva York que le metieron 41 tiros. En 2008 Lynch atacó al artista Dread Scott por su exposición en un museo de Nueva York titulada “The Blue Wall of Violence” [El muro policial de la violencia] sobre la brutalidad policial, diciendo que “promueve el odio”.

Ahora los representantes de las Asociaciones de Brutalidad Policial amenazan con imposibilitar que Quentin Tarantino haga películas, mediante su negocio de extorsión a cambio de protección, en el cual hay que contratar a policías fuera de servicio como “seguridad” para conseguir los permisos necesarios para filmar en varias ciudades. Además, amenazan, de manera abiertamente gangsteril, con atacar a Tarantino con una “sorpresa”. Como dice Annie Day en el artículo (próximamente en español) “‘If you want others to be strong, you must be strong yourself...’: Lessons and Challenges in the Fight Against Police Murder and in Defense of Quentin Tarantino,” si se tratara de cualquier otra entidad, eso se consideraría inmediatamente una amenaza terrorista.

Demandando el respeto a la matonería como “acciones legítimas”

El presidente Craig Lally de la Liga Protectiva Policial del Departamento de Policía de Los Ángeles bramó que las declaraciones de Tarantino en De Pie en Octubre “amenazan la seguridad pública al hacer que los agentes no quieran ponerse en situaciones en las cuales sus acciones legítimas puedan interpretarse falsamente como matonería”. En otras palabras, si todos pudieran ver lo que la policía hace en realidad, verían hampones sanguinarios. Su comentario básicamente repite la queja reciente del director del FBI James Comey de que los policías están “bajo un estado de sitio” y temen salir de sus patrulleros porque les “hostigan” los jóvenes con celulares... y por eso no pueden cumplir con sus deberes.

Todo eso plantea la pregunta: ¿Qué considera esta sociedad “acciones legítimas” policiales?

Actualmente, los de arriba consideran a los millones de negros y latinos en los barrios marginados urbanos y a los amerindios en las reservaciones personas para quienes no tienen uso, que no pueden explotar de manera rentable, y cuya indignación, en particular si conectara con una fuerza revolucionaria consciente, podría representar una seria amenaza a todo su arreglo. En pocas palabras: un programa genocida está en vigor, del cual la policía es la “primera línea” violenta.

Todo eso señala que ¡es aún más imprescindible no permitir que el sistema y sus verdugos rabiosos silencien las denuncias, las protestas y la oposición al terror policial!

El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura.

Bob Avakian, Lo BAsico 1:24

 

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