Bernie Sanders y la (mortífera) ilusión del camino indoloro

17 de febrero de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Digamos que usted siente mucho dolor. Va al médico y después de muchos exámenes y análisis, ella le da la mala noticia. Tiene una enfermedad muy grave y, a menos que le hagan una cirugía radical para quitar la causa de ese terrible dolor, va a seguir sufriendo y, lo que es más, va a morir. El problema es que la cirugía de por sí es muy delicada y no hay garantías de que sea exitosa. Usted no puede soportar la idea de pasar por todo eso, así que sale del consultorio y empieza a buscar en el internet otras “curas” para esa enfermedad. Prueba diferentes tipos de curas como remedios a base de hierbas, un cambio de dieta, toma muchos medicamentos para el dolor, etc. Y esas cosas SÍ le alivian por un rato. Algunas píldoras son placebos en realidad y no surten efecto ninguno en tu condición, pero sí le hacen sentir mejor. Ninguno de esos remedios curará la enfermedad y, a la larga, sin una cirugía para eliminar la causa del dolor, va a morir.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esta analogía con Bernie Sanders?

Fíjese, su campaña ha atraído a muchas personas, en particular a muchos jóvenes, porque miran al mundo y ven tremendo dolor y sufrimiento. Ven guerras sin fin y la destrucción del planeta. Ven los asesinatos policiales e injusticias de todo tipo aquí en Estados Unidos. Y creen que Bernie Sanders ofrece unas soluciones a esos problemas.

Bueno, ¿qué “enfermedad” es la raíz de estos problemas? ¿Qué clase de “remedios” promete Sanders? ¿Es necesaria una cirugía radical? Y, de ser así, ¿qué tipo de cirugía?

Tomemos como ejemplo una propuesta central de la plataforma de Sanders. Él dice que “lidiar con la desigualdad estructural” es un punto central de su campaña. Promete cambiar el hecho de que “El 99 por ciento del conjunto de nuevos ingresos generados se destina actualmente al uno por ciento de la población, los que están en la cúspide de la sociedad” y dice que sus políticas, como “reformas al código tributario aplicado a los ciudadanos, las corporaciones y los bancos” y la “creación y conservación de mejores trabajos”, tratarán las causas fundamentales de esa desigualdad.

Pero ¿de dónde viene toda esa riqueza que Sanders afirma que hay que distribuir de forma más equitativa entre la población de Estados Unidos?

Una mujer bangladesí llora con una foto de su hijo, víctima del derrumbe del edificio Rana Plaza que mató a 1.129 personas el 29 de junio de 2013. La fábrica de costura en Daca, Bangladés hizo ropa para los minoristas extranjeros como Wal-Mart. Foto: AP

Consideremos el caso de Walmart, la mayor corporación de Estados Unidos, que encabeza la lista de compañías Fortune 500. Se trata de una corporación que ha crecido, se ha expandido y ha florecido, basándose en una red de superexplotación mundial: — contratando, subcontratando y sub-subcontratando el trabajo a maquiladoras; usando el trabajo infantil y esclavo por todo el mundo. Walmart ha vendido ropa confeccionada por mujeres y niños en maquiladoras de Bangladesh, obligados a trabajar 14 horas al día, y muchas veces los siete días de la semana. Ciertos camarones que se compran en Walmart los cosechan hombres comprados y vendidos como animales, retenidos contra su voluntad en barcos de pesca en aguas cercanas a la costa de Tailandia. Cuando uno compra una pelota de fútbol en Walmart, es probable que unos niños la cosieran. Y prácticamente todas las grandes corporaciones capitalistas hacen lo mismo.

Así que cuando Sanders dice que se debería “usar los ingresos de un sistema tributario progresivo [que cobra mayores impuestos a los ricos y las corporaciones] para expandir y crear programas para paliar la pobreza y ayudar a los estadounidenses a progresar y contribuir a una economía más robusta y equitativa”, lo que eso implica en esencia es esto: que más personas en Estados Unidos reparten el botín del imperialismo estadounidense — la riqueza que proviene de la sangre y la vida desperdiciada de millones de personas por todo el mundo, la riqueza que proviene de las lágrimas de los niños relegados a una vida de trabajo como esclavos, y las mujeres que mueren en incendios de fábricas en lugares como Bangladesh. 

Es más, la elección de Sanders no cambiará, y él ni siquiera promete cambiar, el hecho de que en el modo de producción capitalista, una pequeña clase de personas, la clase capitalista, ES DUEÑO de los medios de producción: la tierra, la materia prima y otros recurso, la tecnología y las estructuras físicas como fábricas que son necesarias para producir todos los artículos que la gente y la sociedad necesitan para existir y crecer. Una redistribución de los ingresos no cambiará el hecho de que el modo de producción capitalista se basa en la propiedad privada, lo que implica la anarquía de producción capitalista, en que todos los capitalistas individuales producen artículos con el propósito de captar una cuota cada vez mayor del mercado. No podrá cambiar la naturaleza “pez grande se come a los más pequeños” de la economía, que obliga a los diferentes capitalistas a competir entre sí para sobrevivir y, para hacer eso, buscar maneras de reducir los costos: sea cortar los salarios y las prestaciones de los trabajadores en Estados Unidos o simplemente empacar todo y trasladar sus operaciones a un país del tercer mundo, donde se puede explotar más despiadadamente a los trabajadores. O burlar por completo las medidas requeridas para no destruir más el medio ambiente, porque cumplir con éstas bajaría las ganancias y disminuiría la competitividad de la compañía frente a otros capitalistas, lo que al final llevaría a esa compañía a la ruina. Y así regresamos a la compulsión que obliga a esos capitalistas a expandirse y explotar brutalmente a la gente por todo el mundo, y respaldar todo eso mediante el poderío militar y la violencia.

Por lo tanto, en la medida en que siquiera fuera posible parte de lo que promete Bernie Sanders, sería posible porque se basa en ESO. Y esa base se refuerza con todo el terror que Estados Unidos lanza contra el mundo. Este es el verdadero significado del constante pronunciamiento de Sanders de que Estados Unidos necesita tener “las fuerzas armadas más fuertes del mundo”. Esas fuerzas armadas existen para proteger, reforzar y extender los intereses del capital estadounidense por todo el mundo, y eso es lo que ha motivado cada una de las guerras y cada una de las acciones militares emprendidas por Estados Unidos.

Y, lo que es muy importante y central con respecto a esta sociedad, la supremacía blanca ha sido una parte integral del imperio estadounidense desde sus comienzos, al esclavizar a los africanos y masacrar a los pueblos amerindios, y también al subyugar a Latinoamérica. Todo eso se manifiesta día con día en mil formas terribles. Está tan “empotrado” en el funcionamiento de este sistema y en el psiquis y la cultura de esta sociedad que ningún simple programa de reformas económicas (inclusive con promesas “añadidas” de lidiar con la encarcelación en masa y algunas formas de discriminación) puede siquiera aproximarse a sus raíces; y participar en la ilusión de que sí puede hacerlo solo lo perpetuará, sean las que sean las intenciones de las personas. Como dice Bob Avakian:

Elegir de entre unos gobernantes opresores no impedirá que éstos sean tus gobernantes y opresores y cometan horrorosos crímenes de lesa humanidad. Lo anterior es cierto en el caso de todos los principales candidatos presidenciales, tanto los del partido Republicano como del Demócrata, y será cierto en el caso de cualquier persona que ocupe la presidencia o cualquier cargo político importante bajo este sistema. El que uno apoye a estas personas efectivamente hace que sea cómplice de estos crímenes.

La ilusión del camino indoloro

Bernie Sanders ha dicho: “Lo que estoy tratando de hacer en esta campaña, y con cierto éxito, es llamar por una revolución política, para convocar a millones de personas, de quienes muchos han abandonado el proceso político, jóvenes que nunca hayan participado antes”. (Face The Nation, 15 de noviembre de 2015). 

De hecho, la candidatura de Sanders ocurre en momentos en que se ha dado una importante ola de protestas contra la brutalidad policial, un generalizado cuestionamiento del racismo y la supremacía blanca que son endémicos en todas las esferas de la vida estadounidense, una preocupación por el medio ambiente y también luchas en torno a la desigualdad económica. Miles de personas han participado en estas luchas, las cuales han emocionado a millones y provocado a muchos a cuestionar la mera legitimidad de Estados Unidos. El movimiento contra la brutalidad policial y, anteriormente, el movimiento Ocupar, enfrentaron la violencia del estado. Ahora viene Sanders que promete un camino con menos dolor: un camino que no requiere romper con el chovinismo patriótico estadounidense, ni mucho menos enfrentarse a la violencia del estado. 

¿Sabe de alguien más —que sea persona u organización— que ha podido desarrollar un verdadero plan para una sociedad radicalmente diferente, en todas sus dimensiones, y una CONSTITUCION para codificar todo esto? — Un mundo diferente ES posible — Lea o pida en línea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto).

Pero cualquier lucha verdadera, inclusive una que no llega a ser una verdadera revolución de jugarse el todo por el todo, se ve enfrentada a las fuerzas represivas del estado. A mismo tiempo, junto con esa violencia estatal, el sistema siempre ha mandado a esas luchas, y siempre mandará, representantes que intentan encauzarlas de nuevo por los “canales normales” y los “procedimiento apropiados”. Hacen esto para lijar las “aristas vivas” de esas luchas y “volver a la gente al redil”; de hecho, la gente se siente jalada hacia ese camino, a pesar de que el sistema que genera los problemas en últimas instancias no es capaz de solucionarlos. Tarde o temprano, si usted tiene seriedad respecto a parar estos ultrajes, tendrá que romper con las instituciones, los representantes y el modo de pensar del sistema. Esta fue una lección duramente aprendida en la última gran ola de luchas revolucionarias en Estados Unidos durante los años 1960, y sigue siendo la verdad hoy.

Así que por dos razones fundamentales, votar por Sanders es en realidad perjudicial. Uno, porque refuerza la fe y la lealtad hacia el imperialismo estadounidense, el cual es la fuente de todo el sufrimiento, de todos los grandes problemas que les hacen trasnochar a las personas. Y dos, porque desvía a las personas de oponer una resistencia que tenga sentido en contra del sistema y de investigar profundamente la fuente del problema y la solución de la revolución, hacia rituales creadas para restaurar la fe en ese mismo sistema.

El cambio que necesitamos en verdad

De hecho sí hace falta una revolución... pero una revolución verdadera, y no otra campaña electoral que dice ser una “revolución”, ni siquiera si cuenta con un llamado socialista falso. Si usted se emociona totalmente por esa campaña porque quiere ver un cambio, hay que leer y adentrarse en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de Bob Avakian, y contemplar una visión de cómo sería en lo concreto una sociedad encaminada hacia poner fin a la explotación y la opresión y todos los antagonismos sociales. Si usted cree que tal revolución no se podría ganar, hay que leer “Sobre la posibilidad de la revolución”. Y si cree que no se puede convocar y movilizar a millones de personas a luchar por esto, hay que leer la declaración de nuestro partido “Sobre la estrategia para la revolución”.

Lo importante es que EXISTE una solución del problema — y hay que abordar y adentrarse en eso. Un mundo mejor ES posible. Y Bernie Sanders es parte del problema que impide que alcancemos ese mundo mejor, y NO es parte de la solución.

 

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