Sobre el ascenso de Donald Trump... y la necesidad y posibilidad de una revolución concreta
9 de marzo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Donald Trump es tres cosas.
Uno: Trump es el representante idóneo de los elementos más feos, más podridos, más parásitos y más corruptos del ya muy feo, brutal y opresivo imperio estadounidense y los valores sociales que lo encarnan. Aparte de sus posiciones políticas, todo su comportamiento en la vida, es decir, la intimidación, la sordidez, la adoración y glorificación del dinero, el orgullo de la ignorancia, el burdo chovinismo de “Estados Unidos Número Uno”, el desprecio lascivo hacia las mujeres: todo eso es exactamente adónde conduce el llamado Sueño Estadounidense. Él encarna la explotación y saqueo que representa el capitalismo, y la mentalidad del “yo primero” que engendra. Él es una extrema manifestación de eso, pero al fin y al cabo una manifestación. Esta sociedad condiciona a la gente para que quiera y siga eso. Y esto es lo que produce una reacción positiva en el núcleo duro de seguidores de este imbécil terco y sus gruñidos.
Dos: Trump ha reunido a un sector del movimiento fascista en Estados Unidos de modo mucho más visible y agresivo. Organiza a aquellos que se sienten objeto de exclusión y “falta de respeto”, a los que les han enseñado que su piel blanca y la identidad estadounidense los hacen especiales, pero quienes ahora “no se sienten especiales”, y quienes les echan la culpa a los que les han enseñado a despreciar como “inferiores” en la sociedad. Este sentido de “derechos y privilegios del hombre blanco” frustrados cunde profundamente en la médula del Estados Unidos blanco; los republicanos lo trafican abiertamente y los demócratas lo “respetan cortésmente” (mientras lo trafican a su manera), y ahora Trump lo ha llevado a nuevas alturas. Dirige a estas personas iracundas contra los inmigrantes, contra el pueblo negro, en una palabra, contra los más oprimidos; las dirige contra los “extranjeros” y “los diferentes” y en particular contra todos los musulmanes; y las dirige contra cualquiera que se niegue a aceptar los crímenes de este sistema o que siquiera se atreva a discrepar con Trump. Mueve a “su gente” con una visión de Estados Unidos que merodea, saquea, asesina y tortura abiertamente por todo el mundo: el gangsterilismo abierto, bruto, sin disculpas en comparación con el gangsterilismo “refinado” de Obama. En sus mítines algunos subordinados suyos siempre rodean y golpean a aquellos que se atrevan a levantar una voz en su contra, ante ovaciones de cacareos de la turba que Trump ha convocado. Y si alguien criticara a Trump en línea, éste cuenta con millones de seguidores que, como pirañas, se erigirían en una “chusma virtual” para atacarlo.
Al hacerlo, Trump ha atraído a muchas personas que quizá no sean reaccionarios de hueso colorado, pero cuya insatisfacción y anhelos, junto con su ingenuidad y mucho más que eso, la ventaja histórica y estatus que les da como “personas blancas” en Estados Unidos, hacen que sean susceptibles al atractivo de Trump, algo que lo hace aún más peligroso.
Aunque no hubiera otra cosa (y sí hay muchas otras cosas), todo esto y sus implicaciones para la sociedad en general concentran la necesidad de una verdadera revolución.
El engendro de una crisis de legitimidad
Pero sigue la lista. Tres: Trump ha agravado fuertemente la crisis de legitimidad en la manera en que se gobierna el imperio estadounidense. La “legitimidad” se refiere a la manera en que la población en general, en tiempos normales, percibe como “legítimas” las reglas según las el sistema funciona y la fuerza armada que utiliza para hacer cumplir dichas reglas. Puede que objeten y protesten cuando al parecer los de arriba tergiversen o violen dichas reglas, pero en tiempos normales la mayoría de la población acepta las reglas en sí. A su vez, cuando los de arriba empiecen a cuestionar y violar estas reglas, cuando los de arriba tengan divergencias sobre cómo deben ser las reglas, cuando al parecer las reglas no funcionen, cuando el funcionamiento de las reglas resulte tan odioso que impulsa a las personas a oponer resistencia, o cuando los actos de resistencia en sí pongan en duda las reglas... es posible que la gente empiece a cuestionar, a una escala en masa, las reglas mismas. En primer lugar, ¿de dónde provinieron estas reglas, y a quiénes y a qué sirven? Cuando millones de personas se pregunten al respecto, sus preguntas resultan muy peligrosas para la clase dominante.
Habla BA: ¡REVOLUCIÓN — NADA MENOS! Bob Avakian en vivo.
Una película de un discurso dado en 2012 en inglés.
Durante un tiempo ya, se ha dado una aguda contienda entre dos agrupamientos en la clase dominante, aproximadamente centrada en los partidos Republicano y Demócrata, específicamente sobre la elaboración de nuevas “normas que legitiman” o reglas. Esta contienda ya llevan dos décadas en marcha y asume distintas formas: en este mero momento, como botón de muestra, la lucha muy aguda sin precedentes sobre el que vayan a permitir que Obama ejerza su deber constitucional de poner a nominación otro magistrado de la Suprema Corte. En su esencia es una lucha sobre lo que serán las “reglas que legitiman”, el consenso que cohesiona las “reglas” de la sociedad, en un tiempo de gran cambio y trastorno.
El sistema entero se encuentra a múltiples crisis en diversos frentes: la globalización y el “turbo-impulso” de la economía mundial, que ha causado el vaciamiento de la base industrial estadounidense y la degradación del nivel de vida de decenas de millones de personas, de la mano con una desigualdad salarial extraordinariamente marcada… las fracturas de la situación internacional, con un desafío directo a Estados Unidos (y Europa occidental) de parte de fuerzas jihadíes islámicas fundamentalistas pero además de parte de otros rivales… los tumultuosos cambios del papel de la mujer en los frentes económico y cultural, sobre todo respecto a la familia… y los cambios de la composición “racial” de Estados Unidos, con la creciente necesidad de hacer uso de la mano de obra de los inmigrantes de la mano con la efectiva expulsión de millones de afroamericanos de la fuerza de trabajo, y la instauración de un sistema genocida de encarcelación en masa… y la intensificación de la crisis ecológica. En amplios y diversos sectores de la población pululan una extensa enajenación y sentir de que el sistema no funciona y que no se aplican las reglas de manera justa.
La cohesión del centro: ¿podrá aguantar?
Aquí son muy relevantes las observaciones y el análisis del artículo “¿Podrán conservar la cohesión?... Una pirámide o dos escaleras” del folleto La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual de Bob Avakian (BA). BA escribe: “cuando se dé una crisis de legitimidad, cuando lo que mantiene la cohesión de la sociedad empiece a deshilacharse y en tal caso se presenten esfuerzos de forjar un nuevo consenso gobernante, se plantea de manera aguda si dichos esfuerzos de forjar un nuevo consenso gobernante (digamos, un nuevo ‘aglutinante social’) aguantará y servirá…”.
Ante esta situación, los demócratas principalmente han aplicado una orientación de tinte “multicultural”. Apoyan de labios para fuera las luchas de diversas nacionalidades oprimidas que históricamente han estado en la mira de una fuerte discriminación y las reconfiguran y encausan de modo que dejen avanzar algunos sectores pequeños, y a la vez encierran a la mayoría en condiciones aún más desesperadas (por ejemplo, los recortes de la “reforma de ayuda pública” y la encarcelación en masa que ejecutó el primer régimen de Bill Clinton). En general, prefieren presentar su agresión militar con un manto de “poder blando” y alianzas de ultramar a la vez que siguen cometiendo viles crímenes de guerra mediante aviones no tripulados y librando a guerras muy sanguinarias mediante sustitutos como Arabia Saudita. Reforman tantito la “red de prestaciones sociales” de manera “favorable para los negocios”, a la vez que en general presiden recortes draconianos.
Aquellos que están agrupados en torno a los republicanos han elegido usar poderío militar abierto y agresivo Y ADEMÁS impulsar una base fascista en Estados Unidos en torno a la imposición de creencias y valores cristianos fundamentalistas sobre la sociedad, una adoración a las fuerzas militares y un capitalismo mucho más desenfrenado, lo que ha incluido el mayor destripamiento de los sindicatos. En esta dinámica, los republicanos llevan décadas con un comportamiento mucho más agresivo, y los demócratas una y otra vez se han puesto a conciliarse con ellos, a la vez que los republicanos han rechazado la legitimidad misma de los últimos dos presidentes demócratas.
En estos momentos, cada uno de estos grupos se ha topado con problemas en la actual campaña electoral, los cuales se manifiestan entre los demócratas en la forma del candidatura de Bernie Sanders, con una plataforma de revolución del pueblo, y como “socialista democrático” quien predica su meta de integrar a la gente en el proceso electoral en la forma del Partido Demócrata. Olvídense que su candidatura NO es una “revolución del pueblo”, que no es un socialista y que al hacer que la gente se ponga la camisa de fuerza del Partido Demócrata (para colmo, una camisa de fuerza supuestamente más holgada), eso hará que sea imposible hacerle frente y solucionar en concreto los problemas ante la humanidad.
Pero en el Partido Republicano estos problemas son mucho más fuertes. Las principales fuerzas de este partido se encuentran ante la persona que encabeza la lucha por la candidatura presidencial de una manera que no se ha dado en la historia reciente. Que quede claro: Trump, desde el comienzo, ha contado con el apoyo de fuerzas más grandes; no es tanto el “actor independiente” que da a entender. Las “encuestas” en sí no explican la extensísima cobertura con la que ha contado desde el verano de 2015, hasta hace poco cobertura muy respetuosa. Pero en estos momentos las principales fuerzas en el Partido Republicano efectivamente se han agrupado en contra de Trump de manera que casi no tiene precedentes.
Durante años, los republicanos han utilizado los mismísimos temas con las mismísimas personas que Trump ahora predica con tanto éxito. De hecho, el principal rival de Trump, Ted Cruz, en sí es un fascista extremo y muchas posiciones suyas son aún más reaccionarias que las de Trump. Además, Cruz rivaliza con Trump por el apoyo de los fascistas cristianos: Trump ya cuente en su redil a una buena parte de los mismos pero además ha expandido esta base a otros sectores de la población y ha venido forjando toda esta base bajo su mando, lo que es parte de la amenaza específica que represente en general, y una parte de la amenaza a los republicanos y también una parte de lo que atrae hacia Trump al gobernador y ex candidato presidencial Christie.
Pero dado que todos estos republicanos, y el partido en su conjunto, se han basado en estos temas, una vez que percibieron a Trump como una posible amenaza, no tenían una forma concreta para contrarrestarlo (al menos al comienzo). Cuando lo atacan por ser un apologista racista por el Ku Klux Klan... cuando lo atacan por ser un enemigo de las mujeres (un misógino)... pues, suena falso porque su partido entero ha dependido de esto, esto ha estado al centro su atracción. Cuanto más siga así, y entre más las dinámicas subyacentes se vean impulsadas a salir a la luz, más personas pueden preguntarse por qué este partido machista, racista y fascista era considerado legítimo en primer lugar. Pueden preguntarse por qué los demócratas no sólo han tratado de cooperar con los republicanos, sino que se han esforzado para conciliar con ellos. ¿A quién y qué sirve esto? ¿Qué clase y cuáles intereses de clase?
Por otro lado, si el establecimiento republicano echara abajo a Trump, ¿cómo sería que su base respondiera a eso? El movimiento de milicias y grupos similares ya están todos metidos con lo de Trump, y ni siquiera consideran como legítimo al actual gobierno. Por lo que, ¿qué pasa si los responsables republicanos violan sus propias reglas a fin para impedir que Trump consiga la nominación? Es posible, claro, que lo hagan de una manera que desacredite a Trump ante la gente que él ha movilizado, y que lo hagan sin perjudicarse a sí mismos. Pero por otro lado, es posible que no puedan hacerlo.
Como BA también dice en la misma serie (“El peligro de los fascistas cristianos y los retos que plantea”): “no es posible cumplir con promesas a estas fuerza, como lo hace el Partido Republicano… y no es posible seguir haciendo promesas y luego no cumplirlas”. Trump ha puesto al descubierto y aprovechado el hecho de que por décadas, el sector de la clase dominante agrupado en torno a los republicanos no ha “cumplido” con esta base. En el frente militar, enemigos mucho más débiles han derrotado y empantanado al tan cacareado ejército estadounidense alrededor del mundo. El pueblo negro no solo NO ha aceptado que lo “pongan en su lugar” sino que en los últimos años ha encabezado un enorme cuestionamiento del racismo estadounidense, y en diversas ocasiones se han llenado las calles en que personas de diversos sectores sociales se han unido y se han colocado en las primeras filas en valiente lucha contra el asesinato policial racista.
Y a pesar de que Obama en realidad no es más que un instrumento de este mismo imperio, de hecho el comandante en jefe del mismo, para la gente en el núcleo duro de esta base republicana la propia idea de un hombre negro en una posición de autoridad, ni hablar de la presidencia, es completamente intolerable e ilegítima. Además: las personas gay, en lugar de ser condenados al ostracismo y desechados, han llegado a ser mucho más aceptados, hasta la Corte Suprema les ha concedido el derecho de igualdad en el matrimonio. Y si bien han seguido atacando a las mujeres y les han quitado el derecho al aborto a millones de ellas, eso no basta para estos seguidores del patriarcado; además, si la Corte Suprema dicta un fallo en contra de las nuevas restricciones brutales y odiamujer al aborto en Texas y otros estados que la Corte ve en estos momentos, esa base se enardecerá mucho. Por último, se han venido operando los fuertes recortes del nivel de vida de las decenas de miles de personas que ya mencionamos, que representa un trasfondo y apuntalamiento respectivo.
El ascenso de un aspirante a Hitler en Estados Unidos
Y ahí viene Trump y dice redimir dichas promesas frustradas. Se propone aglutinar a un sector de los fascistas cristianos de larga trayectoria con gente nueva que comparte buena parte de los mismos sentimientos de resentimiento y furia, de fondo sobre la base de derechos y privilegios del Estados Unidos blanco.
Las implicaciones auguran cosas muy grandes, si bien en la situación sigue habiendo muchísimo cambio y transición. Si Trump ganara la candidatura, eso se desencadenaría aún más a este movimiento, y habría consecuencias muy feas e impredecibles en cada parte de la sociedad. Si Trump llegara a ser presidente, se manifestaría una dimensión completamente distinta, a medida que Trump ejecute el programa con se postuló.
¿Y qué tal si los elementos de la clase dominante que perciben a Trump como una amenaza y que ahora lo atacan, después de dejarlo cobrar fuerzas durante meses, después de promoverlo durante esos mismos meses... qué tal si logren desbaratar su campaña para la nominación republicana? Bueno, tendrían un problema: ¿qué harían con el movimiento que ya se ha cohesionado en torno a él? No está claro en este caso lo que haría Trump, o las personas que él ha atraído.
Además, la situación también podría presentar cada vez más problemas para los demócratas. Por ejemplo, ¿qué pasaría si un sector de la población que ha azuzada Trump resultara decepcionado porque la situación le prive a Trump de la candidatura o de otro lado, se envalentone por su triunfo y aumenta su violencia contra las personas que los demócratas consideran “su base”? Los demócratas se concilian a continuo con los fascistas, pero ¿qué tal si lo vuelvan a hacer y se nieguen a dirigir a la gente a hacerle frente… cuando hay personas que estén del humor para hacerlo?
Aquellos que toman las decisiones en el imperio estadounidense podrían tener que hacerle frente a cosas así: ¿qué causaría más inestabilidad y daños para sus intereses, tales como los perciben?
¿Qué hacer y cómo avanzar frente a esta amenaza fascista?
Pase lo que pase en lo inmediato, los tiempos vienen volviéndose más gruesos. Habrá represión. La polarización actual, en la que decenas de millones de personas buscan una salida pero las únicas opciones son los fascistas como Trump o Cruz, y los demócratas (incluyendo la supuesta “alternativa radical” de Sanders), NO tiene nada de bueno, y si se dejara así, llevaría al desastre. Hace falta una RE-polarización para la revolución, y hay que arrancarla de la situación actual. NO habrá un camino fácil hacia algo mejor.
Hay resistencia, y debe haber más, a esto, pero no en la forma de votar por un demócrata, pero sobre la base de las cosas que ya hemos visto cuando las personas vayan a los mítines de Trump y lo denuncian. Pero lo más importante que tenemos que entender es lo siguiente: el tumulto en la cima de la sociedad en este momento... la llegada de figuras políticas que pretenden cambiar la forma de gobernar a la población, quizá de maneras dramáticas y extremadamente desordenadas... las riñas intestinas entre los gobernantes sobre qué hacer al respecto... abre nuevas posibilidades, y nueva necesidad, para denunciar al sistema que engendró todo esto y para forjar un polo de atracción en torno a una fuerza organizada que representa una alternativa concreta: la verdadera esperanza revolucionaria sobre una sólida base científica. Todo esto en su conjunto es parte de un proceso que podría crear una oportunidad en que una fuerza que tenga como meta hacer una revolución, y que esté dispuesta y capaz de dirigir a la gente para hacerla, pueda dar grandes avances con el potencial de abrir la oportunidad de acometerlo todo. Es decir, dirigir a millones de personas a acometer la revolución, a toda máquina, con una posibilidad concreta de ganar.
Eso no es el único resultado posible, ni es necesariamente un camino que resultaría uno, dos, tres de la situación. Pero la revolución NO se hará en una situación fácil ya preparada; necesariamente implicará tumulto, trastorno y avance en medio de represión fuerte. Lo importante es analizar, comprender y trabajar en torno a esas posibilidades ahora.
Las complejidades de eso... todos los retos que plantearía... todo eso va más allá de lo que trataremos en este artículo o en este número. Pero SÍ tenemos un artículo que sirve de guía para explorar las obras de Bob Avakian, quien ha desarrollado todo un método de entender científicamente una agitación social de este tipo y la forma en que se puede aprovechar situaciones sumamente peligrosas, con una dirección correcta, para hacer grandes avances. En los meses por venir, nuestro sitio web y nuestras páginas prestarán mucha atención a cómo aplicar estos principios, en la medida de que esto se desarrolle. Y las y los lectores tienen un papel concreto que jugar en la exploración de estas obras, y con sus cartas con sus ideas suscitadas por las mismas.
Pero ahora mismo, es POSIBLE y NECESARIO decir algunas cosas sobre lo que el ascenso de Trump, en este momento inclusive, implica para aquellos que trabajamos por la revolución:
Implica, sobre todo, hacerle saber a la gente que existe una alternativa CONCRETA y NECESARIA a todo esto: la revolución. Esto implica, ahora mismo y en los próximos meses, aprovechar el ambiente muy cargado para hacer que lo de BA se conecte con millones de personas: su manera de conocer el mundo, la visión de una nueva sociedad que él ha desarrollado (concretada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte) y la estrategia para alcanzarla. Además, este trabajo abarca ir a aquellos que el mensaje de Sanders ha atraído y convencerlos de que no se puede hacerle frente a lo que enfrentamos en los términos que propone Sanders, los que son, como dijimos recientemente, una “ilusión del camino indoloro”.
Implica prepararnos a nosotros mismos, al movimiento para la revolución, y al pueblo para hacerle frente a un ambiente mucho más represivo que lo que ya se viene desatando, y las mayores medidas y acciones represivas que ya se ciernen con el ascenso de Trump (y pase lo que pase con Trump, su candidatura va creando opinión pública y organización a favor de esa represión). Esto implica como elemento muy importante construir un muro de apoyo en torno a BA, sobre la base de que las personas comprenden lo que BA representa y llegan a respetar y amarlo sobre esa base.
Esto es sumamente importante. Sin una alternativa CONCRETA, la gente permanecerá encerrada en el mismo círculo vicioso en que ya se encuentra.
Implica hacer trabajo de difusión en la población y explicar muy vívidamente que Trump en realidad encarna lo que representa Estados Unidos y no significa de ninguna manera fundamental ir en contra de Estados Unidos, y que la solución no es volver a la ilusión de “las tradiciones democráticas de Estados Unidos” ni dedicar nuestras energías a la elección de un demócrata como alguna forma de defensa, sino que luchar de verás para deshacernos de una vez por todas de un sistema que produce un sinfín de Trump, de Reagan y, sí, de Clinton. Lo que implica salir a las personas que se oponen a Trump así como a las personas que actualmente se dejan seducir por él pero cuyos intereses y aspiraciones más fundamentales sólo se pueden satisfacer por medio de la revolución comunista y a quienes, mediante lucha, es posible convencer para que lo vean. La base para hacerlo y tener éxito radica en las contradicciones de este sistema social y lo que engendra, de tantas maneras diferentes, y en el hecho de que Trump no es una anomalía o alguna excepción rara, sino una concentración de este sistema social en un momento de crisis.
Implica hacer que revcom.us y el periódico REVOLUCIÓN tengan mucha más presencia en la sociedad. En momentos como éste, cuando las personas tengan más ganas que de costumbre de conocer lo que pasa y qué hacer al respecto, que este sitio web y periódico sean en lo concreto, como BA ha planteado, “la guía, eje y herramienta esencial para activar, orientar, formar y organizar a miles, e influenciar a millones de personas, en la lucha contra el poder, y la transformación del pueblo, para la revolución… acelerando y haciendo los preparativos para el momento cuando sea posible jugársela el todo por el todo, con una posibilidad concreta de ganar”. Y lo implica en un nivel completamente distinto.
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Además, el movimiento para la revolución tiene que tener una forma mucho más poderosa, lo que implica que los Clubes Revolución tienen que ser fuerzas mucho más vitales en los barrios y las escuelas, reclutando a las personas sobre la base de sus dos consignas: La humanidad necesita la revolución y el comunismo, y Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución. Implica que los centros de la revolución, las librerías, han de convertirse en sitios dinámicos donde la nueva síntesis del comunismo de BA interactúe y contiende con las tendencias importantes en la sociedad y aglutina la tendencia del comunismo revolucionario. Y, por último, el propio Partido, la vanguardia, tiene que crecer y desarrollarse más, de modo cuantitativo y, sí, cualitativo, en su rigurosidad científica y orientación revolucionaria.
Implica seguir movilizando a la gente para luchar contra el poder, para conectarse con la justa ira y desafío que las personas se sienten hacia Trump, llegando y uniéndose a aquellos que interrumpen sus mítines y además, al mismo tiempo y de aún más importancia, seguir luchando, y atrayendo a más personas a la lucha, contra el terror policial y otras formas de opresión de la gente negra, latina y de color... contra la opresión de las mujeres y, en este momento, los viles intentos de privar a decenas de millones de mujeres del derecho al aborto... contra la satanización de los inmigrantes... las guerras... y el saqueo del medio ambiente.
En resumen, éstos son tiempos de peligro... y son tiempos de gran oportunidad. Prepárense para ponerse a la altura del desafío que está ante nosotros.
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