Si Bernie Sanders te cae bien…
Lenny Wolff | 13 de abril de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
... no es difícil entender por qué.
Lo escuchaste y estuviste de acuerdo cuando Sanders denunció las desigualdades escandalosas y opresivas que marcan la sociedad estadounidense. Asimismo, cuando denunció la manera despiadada en la que se han excluido a decenas de millones de personas de las necesidades básicas como la vivienda, la atención médica, los empleos decentes y una educación. O cuando habló de las decenas de millones de otros a quienes les habían enseñado a esperar una vida mejor — y quienes ahora se encuentran en un ciclo de enorme deuda y gran incertidumbre sobre el futuro.
Asientes cuando Sanders proclama de intolerable la encarcelación en masa de los jóvenes negros y latinos, y declara que hay que poner fin a la guerra contra las drogas. Y sabes que Hillary Clinton y el resto estaban metidos hasta el cuello en ese horror hasta que la gente comenzó a levantarse. Sanders habla de la necesidad de superar la opresión de las mujeres, los homosexuales y los inmigrantes, y sientes así también. Cuando él ataca a los otros candidatos por haber apoyado las guerras destructivas contra otros países y gentes, y propone una relación diferente con el medio ambiente y critica la industria de combustibles fósiles — eso también te impresiona.
Además, Sanders dice que “el sistema es amañado” a favor de los super-ricos. Señala y acusa a “Wall Street y la clase multimillonaria” y dice que “no pueden tener todo”. Ataca al “1%” y lo considera una insignia de honor que los banqueros nunca le han pedido a el que diera una conferencia, ni mucho menos le tiran dinero como lo hacen con Clinton o Ted Cruz. Dice que nos hace falta una revolución y que todo cambio real viene de la gente común cuando hacen causa común y dicen “no más”. A veces, hasta habla del “socialismo”. Cuando habla de “un futuro en que creer”, pues, tú lo quieres también. No es una exageración decir que la mayoría de tus amigos están aterrorizados cuando piensan acerca de la mierda que está pasando y lo que nos espera en el futuro. Sanders habla de una manera que parece directa y sincera, y parece tener la intención de unir a la gente y no dividirla.
Y entonces sale la solución: votar por Sanders. Darle un poco de dinero y luego votar y hacer que otros voten. Suena casi fácil: una revolución sin la agitación real, sin una batalla real, sin ningún sacrificio real. Incluso aquellos que dicen que la campaña de Sanders es una forma de construir un movimiento que sí esté lleno de agitación y lucha —y abajo trataremos precisamente qué tipo de movimiento eso sería— todavía se encuentran seducidos por la idea de un fácil “inicio” por medio de las elecciones.
Ahora bien, si lo consideras por un minuto, podrías decir que un atajo a la revolución, una revolución de “sólo tienes que añadir un poco de agua”, parece ser una contradicción. Y tendrías razón. Si tú eres una de esas personas atraídas por la campaña de Sanders porque crees profundamente que los viejos métodos funcionan en contra de la gente y que hay una gran necesidad de algo nuevo, entonces tú tienes la responsabilidad de preguntarte si ésto realmente ES lo que se necesita.
Que quede claro: No te vamos a decir que te bajes las aspiraciones, o que “seas realista” de modo negativo que solamente quiere decir aceptar el status quo y hacer los pequeñitos cambios en el margen. Probablemente ya lo escuches demasiado de los partidarios de Clinton y de tus padres. Y no vamos a decirte que renuncies tus principios. Lo que vamos a decirte es que te mantengas fiel a lo mejor de tus convicciones y que explores en serio lo que se requeriría para lograr un mundo en que siete mil millones de seres humanos florezcan — que eleves tus aspiraciones a eso.
Pero primero tenemos que hablar de Bernie.
Cómo Bernie Sanders define el problema
Vamos a empezar con la manera en que Bernie Sanders define la fuente de la horrible situación que enfrentamos. Según Sanders el problema principal es que los super-ricos “amañan el sistema”, no que el problema es el propio sistema. Ataca amargamente a Wall Street y dice que “no pueden tenerlo todo”, pero nunca menciona la palabra “capitalismo”. Wall Street es sólo una manifestación del sistema económico y político del capitalismo-imperialismo. Es un síntoma, no la enfermedad.
Entonces, ¿qué es el capitalismo? En primer lugar, es todo un “modo de producción” — es decir, todo el conjunto de formas en que las personas deben relacionarse para producir las necesidades de la vida. Al igual que cualquier otro sistema, tiene sus reglas. El capitalismo significa que un puñado de individuos privados y bloques de capital poseen, controlan y dominan la riqueza que producen socialmente miles de millones de personas alrededor del mundo. El capitalismo significa un sistema en el que esa pequeña clase utiliza la propiedad de los medios de producción de la riqueza para obligar a otros a trabajar para ellos. Esa relación —esa explotación— es la fuente fundamental de las enormes cantidades de riqueza concentradas en las manos de individuos. El capitalismo significa que los capitalistas compiten entre sí para maximizar las ganancias en un juego mortal de “expandirse o morir”. Si no explotan al máximo, si no buscan constantemente la manera de conseguir más, entonces tarde o temprano —y por lo general, temprano— se van a pique. El capitalismo conduce a una situación de enorme riqueza en un polo y tremenda miseria en el otro, independiente de las intenciones de cualquier capitalista individual o grupo de capitalistas. Y esto se refleja y tiene que reflejarse en relaciones de poder en toda esfera de la sociedad.
El problema no es que el sistema sea amañado; el problema es el propio sistema. Al definir el problema como lo hace, Sanders llama la atención a los síntomas de la enfermedad, pero se niega a nombrar la enfermedad en sí.
Bernie Sanders y el imperio
Izquierda: Una niña en la India. Al fondo: Tropas estadounidenses en patrulla en Afganistán. Fotos: AP
A Sanders le gusta hablar de la época en que los inmigrantes pobres como sus padres podían tener una vida digna. Es cierto, hubo un momento en que, sobre la base de dominar y saquear todo el mundo, Estados Unidos era capaz de proporcionar un nivel de vida seguro para un sector relativamente amplio de la población. Esa época —la que, para repetir, se basó en un reino mundial de terror que se extendió desde Irán a Vietnam a Sudáfrica y el Oriente Medio y América Latina y que costó la vida de millones de personas— ya no existe, porque la gente se lo opuso resistencia, pero más aún porque otras potencias capitalistas-imperialistas surgieron para desafiar a Estados Unidos, así como por razones que tienen que ver con la globalización, etc. Y nadie debería derramar lágrimas sobre el hecho que ya no existe. Para que quede claro, Estados Unidos todavía trata de dominar con saña al mundo, todavía saquea a la gente y el medio ambiente en toda África, Asia y América Latina. Pero no puede proporcionarle las mismas migajas a la gente aquí en “la patria”.
Lo que nos lleva a un segundo enorme problema relacionado con Sanders. Bernie Sanders tiene, en el mejor de los casos, un punto ciego respecto a la injusticia monumental que hace posible el parasitismo flagrante que él condena, así como el sueño de redistribuir esos despojos. Sanders compara desfavorablemente Estados Unidos con otros “países importantes” en cuanto al bienestar de los ciudadanos. Pero nunca dice cómo estos “países importantes” llegaron a ser “importantes”. Él no se atreve a decir la palabra “I”: el imperialismo. Oculta la división más profunda en el mundo de hoy, la división entre las naciones imperialistas y las oprimidas. La única vez que Sanders menciona estas naciones, las que contienen la gran mayoría de los siete mil millones de personas en este planeta, es al referirse a ellas como el destino de lo que él llama “los puestos de trabajo estadounidenses”. Bueno, no existen “puestos de trabajo estadounidenses”. Lo que existe es un sistema mundial de explotación en el que el capital fluye, y debe fluir, a donde se puede sacar las máximas ganancias y donde explota a la gente en esas áreas.
Que quede claro: cada año millones de niños —millones— mueren de enfermedades prevenibles y malnutrición en África, en Asia, en América Latina. Hoy millones de personas huyen de invasiones militares imperialistas, de la devastación económica y el saqueo, y de la catástrofe ecológica. Estos ultrajes ni son accidentales ni necesarios, sino productos de las maneras en que los países imperialistas, o en las palabras de Bernie Sanders los países “importantes”, saquean y luchan para dominar a la gran mayoría del mundo. Y en realidad Sanders no dice nada acerca de esto. Aún más: por tan callado que se lo mantiene, todo su programa de impuestos para los super-ricos depende de que estos súper-ricos sigan siendo súper ricos... lo que sólo es posible sobre la base de este saqueo y empobrecimiento. (Por cierto, estos países supuestamente modelos del norte de Europa —los ejemplos del supuesto socialismo de que Sanders habla— no sólo participan en este saqueo sino que se distinguen por su actitud insensible hacia los refugiados que han ayudado a crear.)
Sí, en comparación con los otros candidatos, Sanders no es un belicista descarado y es verdad que votó en contra de la invasión de Irak. Pero al presionarlo, Bernie Sanders lo deja muy claro que quiere mantener unas “fuerzas militares fuertes”, un ejército cuya función básica es asegurar la continuación de esa división entre países opresores y oprimidos y la continuación de la posición de Estados Unidos con respecto a las otras potencias. Cuando llega un punto crítico, como por ejemplo cuando Israel invadió Gaza, Sanders apoya la agresión imperialista.
En resumen, el programa que Sanders presenta no afectaría la mayoría de las injusticias monumentales y fundamentales en el mundo. Y, en realidad, que digamos la verdad: la campaña de Bernie Sanders está entrenando a la gente a verlo todo desde el punto de vista de “lo que es bueno para los estadounidenses”, y NO lo que es bueno para la humanidad. Hay un chovinismo muy feo, aunque sea entre líneas, en su campaña. Su comportamiento es diferente de la de Trump y Cruz, e incluso de Clinton, pero a fin de cuentas el efecto es el mismo.
En tercer lugar, Sanders señala el racismo, la opresión de las mujeres, la amarga explotación y persecución de los inmigrantes y la destrucción del medio ambiente. Mantiene que él va a cambiar estas cosas. Pero en realidad Sanders evita el hecho de que estos horrores que destrozan a las personas están entretejidos en la estructura básica del modo de producción capitalista-imperialista. Eliminar estos entretejidos sistemas de opresión no es tan simple como unas pocas reformas. Requerirá arrancar de raíz estas instituciones por medio de la revolución para deshacerse del capitalismo y todas las instituciones e ideas que lo refuerzan. ¿Cómo y por qué debería nadie tomarle en serio con respecto a esto?
Bernie Sanders y el mito del cambio pacífico
Debido a que Sanders diagnostica el problema de tan mal manera, su solución en realidad no es ninguna solución. Es una trampa. Supongamos por un momento que Sanders fuera elegido y que de alguna manera pusiera en práctica su programa. Muy rápidamente, los que tienen inversión de capital sentirían que “el clima no es favorable,” que pone en desventaja el capital estadounidense. El dinero para la inversión fluiría fuera de Estados Unidos a un ritmo aún más acelerado en busca de mayores ganancias — no principalmente porque los capitalistas estarían manipulando el sistema, y no principalmente debido a su avaricia. No. La razón principal por la que tendrían que hacerlo es la compulsión de expandirse o morir que está en el meollo del sistema. En poco tiempo le presentarían a Sanders un ultimátum: cambiar, o sufrir las consecuencias.
Pero supongamos que Sanders desafiase este edicto. En primer lugar, el capital, de hecho, fluiría fuera de Estados Unidos y la economía quedaría devastada. Pero sería mucho más probable que el verdadero poder del estado capitalista —concentrado en los tribunales y las fuerzas militares / policiales, con su poder de supresión violenta— se movilice contra Sanders en varias formas. Es posible que Sanders no esté “en el bolsillo” de tal o cual bloque de capitalistas precisamente de la misma manera abierta como Clinton. Pero aún con un “presidente Sanders”, los capitalistas como clase seguirán controlando tanto las palancas de la producción como el aparato estatal de represión violenta, y sobre esa base le presentarán a Sanders “una oferta que no podrá rechazar”.
Si tú fueras el “presidente Sanders” en ese momento, o te rendirías o tendrías que dirigir a la gente a librar una batalla para la cual no la has preparado. Esto es lo que ha sucedido en muchos países cuando la gente ha intentado seguir este camino que parece ser “el progreso sin dolor”. La gente en Chile intentó efectuar este camino a principios de los 1970, eligiendo a un presidente declaradamente socialista, Salvador Allende. Allende trató de llevar a cabo un programa moderado de reformas y adoptó una política diferente hacia la Unión Soviética (en ese entonces el principal rival de Estados Unidos). En 1973, Estados Unidos orquestó un golpe militar que masacró a miles de personas, entre ellas Allende. La gente en Grecia trató lo mismo este año pasado, y el gobierno semejante a Sanders, el gobierno “anti-austeridad” de Syriza, acabó cediendo a todas las exigencias de las dominantes potencias imperialistas europeas.
El hecho de que esto sería cierto en una situación en la que la única cosa en juego sería un intento de hacer algunas reformas lo hace doblemente claro que a menos y hasta que los instrumentos de represión violenta de la clase capitalista sean derrotados y desmantelados, no puede haber ninguna liberación. Por otro lado, siempre y cuando dichos instrumentos siguen existiendo, las masas populares estarán a merced de la clase dominante capitalista. El derrocamiento de este poder de represión violenta es un elemento esencial de toda revolución verdadera.
¿Entonces, QUÉ hacemos?
El Club Revolución, 24 de octubre de 2015, Ciudad de Nueva York. Foto: Alex Seel
En este punto probablemente pienses, “OK, quizás Sanders no sea la solución total. Pero, ¿qué debería yo hacer?”
En primer lugar, no es solamente que Sanders “no es la solución total”. De hecho, es parte del problema. Presenta una solución FALSA, un camino más fácil y menos doloroso hacia la liberación que no es más que una ilusión. Esto hace daño concreto. Puede que parezca liberador, y puede que mucha gente se esté movilizando en torno a ello, pero tienes que preguntar qué logra el programa en realidad. Si no va a resolver el problema, si promueve activamente ilusiones sobre el carácter del problema, el origen del problema y la solución al problema... entonces, sí, es perjudicial.
Seamos francos. Este “progreso sin dolor” que promueve Sanders... esta idea de que votar y enviar 27 dólares realmente van a cambiar algo... son tonterías. Una VERDADERA revolución —de hecho, todo acto serio de levantarse contra las injusticias del sistema— va a implicar mucho sacrificio. Y ustedes que dicen que esta campaña va a poner en marcha un movimiento de lucha en masa —la misma afirmación que muchos hicieron hace ocho años—, consideren esto: ustedes esperan construir un movimiento basado en una mentira. La mentira de que se puede hacer que esta bestia funcione por el bien de la misma gente que consume… la mentira de que se puede cambiar fundamentalmente lo que le hace este sistema a los siete mil millones de personas en el planeta SIN una ruptura completa con sus relaciones y estructuras económicas y políticas, una verdadera revolución de raíz. ¿A dónde puede parar un movimiento de este tipo construido sobre tal mentira sino de regreso al abrazo mortífero de ese mismo sistema al que dicen ustedes oponerse? Pero no confíen en nuestra palabra. Durante décadas se han muerto muchos movimientos en Estados Unidos en el “abrazo” sofocante del Partido Demócrata.
A aquellos que con toda sinceridad están despertándose mediante la campaña de Sanders: Miren, ustedes tienen razón al pensar que la situación es urgente. Tienen razón al pensar que hay que hacer algo drástico. Tienen razón al pensar acerca de una revolución. Pero reflexionen — investiguen — éntrenle a la VERDADERA revolución. Y éntrenle, conozcan y sigan a la verdadera dirección que tenemos para esa revolución.
La revolución que necesitamos...
La revolución que necesitamos es una revolución comunista. El objetivo final de esta revolución, como decimos en nuestra página web, es:
Un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el bien común... en que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo que necesitan para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya divisiones entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras, arrebatándoles no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el conocimiento y un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para cambiarlo.
Esta revolución es necesaria y posible a la vez.
Necesaria por todo lo que hemos tratado aquí sobre cómo este sistema funciona y mucho, mucho más. Posible porque con el advenimiento del capitalismo, la producción llegó a ser mundial y altamente socializada de una manera mucho más allá que lo que había existido anteriormente. Existen ahora los medios para eliminar la pobreza y hacer posible una vida plena para todos los seres humanos. Es el sistema de capitalismo el que se interpone en el camino e impide esto y lleva en su estela la miseria, el terror, las privaciones, y las vidas y futuros truncados en todo el planeta. Es a partir de esta contradicción —tanto las crisis que repetidamente genera, como las formas en que la gente se opone resistencia y busca soluciones en respuesta a ésta— que hace posible esta revolución.
Los primeros intentos concretos de hacer esta revolución se llevaron a cabo en Rusia y luego en la China en el siglo XX. Al contrario de lo que te han enseñado las escuelas y los medios de comunicación, estas revoluciones de hecho realizaron logros grandes y sin precedentes, frente a una enorme resistencia y agresión. Pero al final fueron derrotadas. Hoy día no existe ningún país comunista en el mundo, a pesar de las etiquetas que llevan varios regímenes.
... la dirección que tenemos
Pero existe la dirección para avanzar por ese camino, para retomar los logros positivos y superar las deficiencias y errores —algunos muy graves— de esos primeros intentos. Esa dirección es Bob Avakian.
BA ha llevado a otro nivel el método científico para entender y cambiar el mundo que elaboró por primera vez Carlos Marx. Por Bob Avakian y el trabajo que ha hecho durante varias décadas, de sintetizar las experiencias positivas y negativas de la revolución comunista hasta hoy y de aprender de una amplia gama de experiencias de la humanidad, se ha desarrollado una nueva síntesis del comunismo — existen en realidad una visión y estrategia viables para una sociedad y mundo radicalmente nuevos y mucho mejores, y existe la dirección crucial que se necesita para hacer avanzar la lucha hacia ese objetivo.
“Sobre la estrategia para la revolución” se puede acceder en revcom.us o en el libro Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian. Más allá de eso, existe el marco básico de una doctrina que podría, cuando y mientras cambien las condiciones y con el sistema en crisis aún más profunda y millones de personas listas para luchar, capacitar a la gente para vencer concretamente la represión violenta del estado. (Ve “Sobre la posibilidad de la revolución” en revcom.us y en forma impresa en el folleto de Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos). Existe un plan, concentrado en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, escrita por Bob Avakian y aprobada por el Partido Comunista Revolucionario, la que da un sentido concreto y vivo de cómo se va a lidiar con las contradicciones de la nueva sociedad revolucionaria, luchar sobre ellas y resolverlas como parte de avanzar al mundo comunista descrito arriba.
Y si quieres escuchar a alguien que REALMENTE dice la verdad... que REALMENTE es “auténtico”... quien puede decirte por qué nos encontramos en este horror y qué tenemos que hacer al respecto, entonces ve la película del discurso de BA, Habla BA: REVOLUCION, Y ¡NADA MENOS! o REVOLUCION Y RELIGION: La lucha por la emancipación y el papel de la religión; Un Diálogo entre CORNEL WEST y BOB AVAKIAN. (Velas en línea o consigue el DVD en revcom.us/film — en inglés).
Lo que hay que hacer ahora
Entonces, ¿qué hacer ahora? ¿Ahora mismo? Entrarle al movimiento para la revolución — la verdadera revolución. Explorar y divulgar a BA, aprendiendo de su obra y ayudando a difundirla a los demás. Al mismo tiempo, luchar contra los ultrajes por los cuales Sanders te atrajo — pero no a través del mortífero callejón sin salida de las urnas, sino a través de la resistencia de masas. Unirte al Club Revolución para hacerlo, o escribirnos para averiguar cómo iniciar un Club. Si hay una Librería Revolución cerca de ti, unirte a ella. Conocer y relacionarse con la vanguardia de la revolución, el Partido Comunista Revolucionario.
Participar en recaudar fondos, ahora mismo, cuando la gente está atormentada contemplando el futuro y qué hacer al respecto, para llevar la obra y dirección de BA a todas partes.
Es controversial. Si lo consideras por un instante, es obvio que una VERDADERA revolución sería controversial; aún más si se trata también de una revolución en el pensamiento humano. Como Ardea Skybreak ha dicho:
En cualquier campo de ciencia, cuando surgen personas que desarrollan ideas y maneras de pensar auténticamente nuevas y análisis y síntesis verdaderamente visionarios, y que critican los viejos modos de pensar, viejos métodos, viejos enfoques, desafortunadamente las más de las veces, por lo menos durante un tiempo, no se entiende su obra, ésta es objeto de burlas e injurias, o de plano se desconoce. La historia de la ciencia —de toda la ciencia— está repleta de ejemplos. Y en efecto eso es una lástima... constituye una pérdida para la humanidad. A mi parecer, cada minuto que pase en que no se discuta con seriedad la nueva síntesis del comunismo de BA y no se forcejee con ella, es otro minuto perdido en la lucha por emancipar a la humanidad de los horrores de este mundo capitalista imperialista.
“Otro minuto perdido”. La gente no puede permitirse aún más de esos minutos. Como dijimos al principio, si Bernie Sanders te ha caído bien, no es difícil entender por qué. Nuestro reto a ti no es que te conformes con algo menos, pero que realmente te levantes las aspiraciones hacia la cosa más grande por la que verdaderamente vale la pena vivir y luchar y morir — por la emancipación de toda la humanidad y a base de esta, tomar acción.
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