Trump anuncia un plan para pagar una muralla fronteriza: la extorsión
13 de abril de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"
Mirando a través de las rejas de la muralla actual en la frontera Estados Unidos/México. Foto: AP
Un componente central de la campaña de Donald Trump es su promesa de que como presidente construiría una muralla de hormigón de 1.600 kilómetros a lo largo de la frontera Estados Unidos-México y hacer que México pague miles de millones de dólares por la misma. Este perro demagógico fascista recientemente dijo que obligaría al gobierno mexicano a pagarla con la amenaza de bloquear las transferencias de dinero (conocidas como remesas) de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos a sus familias. Si este plan de extorsión llegara a realizarse, sería devastador para millones de personas en México que dependen de estas remesas para defenderse del hambre, y en general sería un golpe duro para la economía mexicana, en especial cuando se han disminuido las otras fuentes de ingresos, como el petróleo.
La amenaza de Trump es como el amo de esclavos que exige que el esclavo pague el látigo.
Forjado, como Estados Unidos, a través de la conquista y genocidio de los pueblos indígenas, el propio México fue invadido por Estados Unidos en los años 1800. El robo de un tercio de las tierras de México reforzó la esclavitud, así como el creciente sistema de capitalismo en todo Estados Unidos. Hoy Estados Unidos domina completamente a la nación de México, cuya economía responde a los latidos del corazón del capitalismo-imperialismo estadounidense.
Con toda la palabrería de Trump (junto con Bernie Sanders y otros) de que el acuerdo de “libre comercio” que firmaron Estados Unidos y México (TLC / NAFTA) ha sido perjudicial para Estados Unidos, la realidad es que ha abierto a México aún más al saqueo y dominación imperialista. Ha sido desastroso para el pueblo oprimido de México. Ha diezmado la vida de millones de pequeños agricultores, y ha intensificado la transformación de México de la anterior autosuficiencia en alimentos a la actual necesidad de importar la mayor parte de sus alimentos. Millones de mexicanos han sido impulsados hacia el norte en busca de los medios para sobrevivir, obligados a soportar la peligrosa travesía de la región fronteriza que Estados Unidos ha convertido en una zona militarizada. Cada año, cientos de inmigrantes, incluso niños, se pierden la vida en formas horribles durante el recorrido por los desiertos desolados. Si logran llegar a Estados Unidos, se encuentran súper-explotados en los trabajos más agotadores, más peligrosos, y menos pagados, pero indispensables para la rentabilidad del capitalismo estadounidense. Se esfuerzan por enviar dinero para ayudar a sus familias en México sin poder verlas por años o hasta décadas. Mientras tanto, la policía de inmigración los persigue — como los esclavos fugitivos antes de la guerra de Secesión de Estados Unidos. Y cuando los capturan, los deportan sin piedad, incluso separando por la fuerza a padres de sus hijos — de la misma manera, como ha dicho Bob Avakian, que los amos vendían a esclavos “down the river”, o sea, a plantaciones en partes muy lejos, arrancándolos de sus seres queridos.
Se trata de seres humanos que Trump demoniza como “criminales” y chivos expiatorios, culpándolos de los graves problemas de la economía de Estados Unidos. Pero, aunque el plan de Trump para la muralla fronteriza es escandaloso, la respuesta de los otros candidatos, de la Casa Blanca, de los medios de comunicación y otras voces de poder sólo agrava el ultraje aún más. ¿Dónde están las declaraciones claras y contundentes que denuncien a Trump como fascista, que lo repudien por ser totalmente ilegítimo, y que tomen partido con el pueblo mexicano? No existen. De hecho, los otros republicanos compiten con él para ser aún más represivos y chovinistas, mientras que los demócratas dicen una cosa y a la vez la contraria, pero no desafían la esencia del programa de Trump: de que cualquier “reforma” (como por ejemplo la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia [DACA], una política que permite a algunos jóvenes indocumentados conseguir la autorización para trabajar y una exención de ser deportados) debe ser acompañada de una mayor represión. El resultado es la vieja rutina del “policía bueno / policía malo”, y los fascistas abiertos establecen el marco.
Obama critica el plan de Trump como "impráctico" y "no bien considerado". Dijo: "La gente no espera ver nociones sin sentido que vengan de la Casa Blanca. No podemos darnos el lujo de eso". Esto de la boca del "deportador-en-jefe" que ha deportado a más inmigrantes que ningún otro presidente. ¿¡¿Qué carajo constituiría un plan más "práctico" y "bien considerado" de parte del gobierno de Estados Unidos para encarcelar, deshumanizar, criminalizar y deportar a los inmigrantes y militarizar la frontera aún más?!?
La respuesta escandalosa al plan de Trump para la muralla refleja el papel que Trump ha jugado hasta ahora en aras de la burguesía (la clase dominante) de Estados Unidos en su conjunto. Le han permitido vomitar su mierda fascista por doquier, y lo han tratado como una voz seria y lo han dado un extenso foro a través del CNN, el New York Times y el resto de los medios de comunicación. Si bien en la actualidad hay esfuerzos concertados en determinados sectores de los gobernantes para negarle la candidatura a Trump, sigue siendo cierto que NO denuncian los temas básicos de su campaña — éste en particular. Promovieron a los otros candidatos como una opción “más razonable” en contraste, incluso el fanático fascista cristiano Ted Cruz, mientras que toda la escena política se ha movido en una dirección aún más reaccionaria. Trump, con su llamado a que “Estados Unidos vuelva a ser grande”, no es una excepción inadmisible para este sistema criminal. Él es una concentración extrema de lo que representa Estados Unidos.
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