Según los portavoces burgueses: ¿Ninguna evidencia? Ningún problema.
18 de mayo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Para los que defienden los crímenes y los intereses de este MALDITO SISTEMA, la verdad y la evidencia se dirigen directamente a la basura. Dos ejemplos pertinentes:
1. El jefe de los cerdos policías, James Comey, director del FBI, dice que hay un “efecto viral de vídeo” que está en marcha — los policías están cautelosos de hacer frente a los sospechosos por miedo a terminar en un vídeo. Dice que esto “bien podría estar el motivo central” de un aumento en los crímenes violentos en algunas ciudades y que está haciendo que la policía sea menos agresiva. Comey dice que llegó a esta conclusión después de hablar con varios funcionarios de policía. Pero también dice que él no puede ofrecer ninguna prueba estadística de ello. Afirma que existe “evidencia anecdótica” — la cual es algo parecido a “mi primo compró un cubo de pollo al Coronel Sanders y encontró una rata frita”. Pero el argumento quejoso de Comey en contra de cualquier clase de restricciones a la capacidad de la policía para asesinar y brutalizar a la gente fue noticia de primer plano en los periódicos de todo Estados Unidos y estableció los términos del debate para todo el mundo. (Vamos a dejar de lado el hecho de que tal argumento es como defender a un asesino en serie que se queja porque la gente hace videos del asesino ¡lo que lo hace más difícil que el asesino siga matando!).
2. Judith Shapiro, ex presidenta de la universidad Barnard College y actualmente profesora en la Universidad Americana en Washington, DC, escribió recientemente una reseña del nuevo libro de Frank Dikotter, The Cultural Revolution: A People’s History, 1962-1976 [La Revolución Cultural: La otra historia, 1962-1976] (New York Times Book Review, 6 de mayo). Las primeras 1000 y más palabras de la reseña de Shapiro de este último ataque a la Revolución Cultural en China es una defensa del libro y ella ofrece a los lectores un avance sobre cómo el libro pinta un “retrato condenatorio” de Mao: cómo Dikotter describe asesinatos, palizas, torturas, el hambre, suicidios y un desastre económico, todos atribuidos a la Revolución Cultural.
De ahí, después de todo esto, en un párrafo Shapiro reconoce que el contenido del libro de Dikotter probablemente se base en fuentes dispares y no fiables; en autobiografías en las que “el dolor y el deseo de venganza” son “por su propia naturaleza subjetivos y selectivos”. Y ella dice que las atribuciones no sólo son escasas sino que hay “fuentes cuestionables” y que “es difícil evaluar lo que significan las estadísticas acerca de las víctimas”. Y de ahí, después de haber dicho eso, ella dice que la publicación del libro “es un acontecimiento importante para nuestra comprensión de la China moderna”. ¡¿Qué carajo?! En otras palabras: “No hay NINGUNA PRUEBA de los ataques de Dikotter contra la Revolución Cultural. De hecho, su libro es UNA MIERDA sin fundamento, pero dado que concuerda con mis prejuicios, pues voy a alabarlo”.
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Que Comey, Shapiro y los otros defensores y portavoces de este sistema tomen esta metodología de “¿Quién necesita pruebas? ¿Quién necesita hechos?” y se den.
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