¿Qué hace “bueno” el sexo?
Y por qué el porno NO lo es
Sunsara Taylor | 1° de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Como revolucionarios comunistas, luchamos por un mundo
en el que todas las relaciones
entre las personas se basen en el respeto mutuo, la igualdad mutua y el
florecimiento mutuo. Esto incluye la forma
en que las personas de diferentes nacionalidades, géneros y sexualidades
se relacionan entre sí en toda la sociedad y el mundo. E incluye la forma
en que las personas se relacionan en sus vidas íntimas y románticas, así
como en sus amistades y relaciones familiares. Liberar todas estas
relaciones de miles de años de tradiciones opresivas requiere una
revolución concreta: derribar
el sistema de capitalismo-imperialismo que nos gobierna y nos impone estas
relaciones de opresión, y construir una economía y cultura radicalmente
nuevas en la nueva sociedad revolucionaria. Nuestro objetivo es un mundo
donde la gente ya no se divida en amos y esclavos, opresores y oprimidos,
explotadores y explotados — ni en la forma en que está organizada la
sociedad, ni en la cultura, ni en el dormitorio.
Entonces, ¿qué precisamente quiere decir esto con respecto al sexo?
En la opinión de los comunistas, el buen sexo se trata de
conectarse íntimamente con la plena
humanidad de otra persona.
No se trata de ser dueño de otra
persona o deshumanizar a otra persona. El buen sexo, al igual que cualquier
otra forma de intimidad, debe basarse en el respeto mutuo, el cariño genuino
y la igualdad entre las personas. El buen sexo incluye el placer y la
intimidad físicos, pero también puede ser parte de la comunicación e
intercambio del afecto así como el amor, la alegría así como la tristeza, la
comodidad así como la vulnerabilidad, y mucho más. El buen sexo se basa en
reconocer y derivar placer de la conexión y la exploración de la plena
humanidad de otra persona, y es potencialmente tan variada y rica como las
personas envueltas.
Todo esto está en contraste directo con el tipo de sexo y
relaciones íntimas que se promueven en la sociedad actual, especialmente
mediante la pornografía. La pornografía es, de
hecho, una concentración perfecta de la cultura pútrida, brutal y
odiamujeres del capitalismo.
La pornografía no es “simplemente el
sexo”. Es la degradación sexualizada de la mujer. El porno reduce a la mujer
a un objeto sexual para ser usado, abusado, herido y humillado por el hombre
para el placer sexual. Las mujeres son engañadas, golpeadas, pateadas,
amordazadas, ahogadas e insultadas — y encima, la mujer está presentado
“amando” este abuso. Con esto se entrena a millones y millones de hombres a
no considerar a mujeres como plenos seres humanos, y a ser excitados
sexualmente por la tortura y la deshumanización de la mujer. Todo esto
alimenta y refuerza un mundo en que millones y millones de mujeres son
violadas, golpeadas, vendidas para ser esclavas sexuales, acosadas y
acechadas en todo rincón del globo.
Además, la pornografía expresa una
visión empobrecida del sexo. Es un reflejo de un mundo desalmado,
odiamujeres y brutalmente inhumano. Si bien las posiciones físicas, las
“razas”, las edades y el nivel de la violencia pueden variar, el sexo en el
porno es siempre lo mismo.
Presenta el sexo de “tú eres mi propiedad”. La gran mayoría se trata de
hombres deshumanizando y degradando a mujeres, pero también se refleja en el
porno gay y otro porno. Se trata de una visión verdaderamente
empobrecida del sexo y de la intimidad. Es un reflejo, en la esfera
íntima, de las relaciones más grandes en el mundo de hoy donde Estados
Unidos invade y brutalmente explota a los países del Tercer Mundo, donde los
hombres brutalizan y dominan a las mujeres, donde se tratan a los seres
humanos como mercancías, y donde se confrontan a las personas unas contra
otras en una lucha desesperada para salir adelante, o simplemente para
sobrevivir. El porno refleja y contribuye no sólo a la brutal esclavización
de la mujer, sino también al generalizado aislamiento social, a la
insensibilidad humana, y a la cultura hueca de usar-o-ser-usado que destruye
tantas vidas bajo este sistema. No es solamente que la pornografía
nunca representa nada de la
humanidad y riqueza que se puede compartir en el sexo realmente bueno
descrito arriba, sino que la pornografía funciona concretamente para hacer
más despegadas a las personas y para que sea más difícil que se conecten de
esta manera.
¿Qué significa ahora?
La plena liberación de todas las
relaciones entre las personas de miles de años de relaciones opresivas exige
una revolución concreta. Pero esto no sucederá si sólo aguardamos con los
brazos cruzados. Ahora mismo, tenemos que llevar a cabo
la
estrategia para la revolución — luchar contra el poder, y transformar al
pueblo, para la revolución. Esto
debe incluir no sólo el rechazo sino una lucha por ACABAR con la pornografía
y el patriarcado y toda forma de
esclavización y degradación de la mujer. Y debe incluir forjar una cultura
que se rebele contra la cultura actual que revuelve el estómago — en
nuestras comunidades de resistencia y revolución, y en nuestras relaciones
íntimas.
Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.