El caso de violación en Stanford
La declaración de la joven mujer que fue violada
15 de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Nota de la redacción: La mujer, la que fue agredida y violada por el ahora ex estudiante de Stanford Brock Turner, leyó en la corte la siguiente desgarradora y valiente declaración de “impacto sobre la víctima”. Ha tenido una amplia difusión, y revcom.us la repostea aquí. Tomamos la siguiente traducción de actitudfem.org. Tal como dice Sunsara Taylor en el artículo “Ultrajante violación en Stanford ‘Motivo suficiente para hacer una revolución’”: “Su carta es de 13 cuartillas y todos deberían leerla. En su totalidad. En voz alta. En las aulas. En grupos de iglesia. En familias. En equipos deportivos. Por la radio. Que se palpe su dolor. Que se apoye su batalla contra la desesperanza. Que se multiplique su valor”.
Su Señoría, si está bien, en gran parte de esta declaración me gustaría
dirigirme al acusado directamente.
No me conoces, pero has estado dentro de mí, y es por eso que estamos hoy
aquí.
El 17 de enero del 2015, era una noche de sábado tranquila en mi hogar. Mi
papá preparó algo de cenar y me senté a la mesa con mi hermana menor que
estaba visitándonos el fin de semana. Yo estaba trabajando tiempo completo y
se acercaba mi hora de dormir. Planeaba quedarme en casa por mi cuenta, ver
algo en la televisión y leer, mientras ella iba a una fiesta con sus amigos.
Después, decidí que era mi única noche con ella, no tenía nada mejor que
hacer, así que por qué no, hay una tonta fiesta a diez minutos de mi casa,
iría, bailaría como una tonta, y avergonzaría a mi hermana menor. En el
camino, bromeé que los chicos tendrían frenillos. Mi hermana se burlaba de
mí por llevar una chaqueta de color beige a una fiesta universitaria como
una bibliotecaria. Me hacía llamar “Mamá Grande”, porque sabía que sería la
mas grande en el lugar. Hice caras graciosas, bajé la guardia, y bebí
demasiado rápido, sin tomar en cuenta que mi tolerancia había disminuido
significativamente desde la universidad.
Lo siguiente que recuerdo es que estaba en una camilla en un pasillo. Tenía sangre seca
y vendas en el dorso de las manos y en el codo. Pensé que tal vez me había
caído y que estaba en una oficina dentro del campus. Estaba calmada y
preguntándome dónde estaba mi hermana. Un agente me explicó que había sido
atacada. Aún así mantuve la calma, estaba segura que le hablaba a la persona
incorrecta. No conocía a nadie en esta fiesta.
Cuando finalmente me dejaron usar el baño, me bajé los pantalones de
hospital que me habían dado, me iba a bajar la ropa interior, y no sentí
nada. Aún recuerdo la sensación de mis manos tocando mi piel y agarrando
nada. Miré hacia abajo y no había nada.
La delgada pieza de tela entre mi vagina y todo lo demás, estaba perdida
y todo dentro de mi se silenció. Aún no tengo palabras para esa
sensación. Para poder seguir respirando, pensé que tal vez los policías
usaron tijeras para cortarlas y usarlas como evidencia.
Después, sentí agujas de pino arañando la parte trasera de mi cuello y
empecé a sacarlas de mi cabello. Pensé que tal vez, las agujas de pino
habían caído de un árbol hacia mi cabeza. Mi cerebro le decía a mi interior
que no colapsara. Porque mi interior estaba diciendo, ayúdenme, ayúdenme.
Me movía de habitación en habitación envuelta en una manta, agujas de pino
iban quedando tras de mí, dejé un pequeño montón en cada habitación en la
que estuve. Me pidieron firmar papeles que decían
“Víctima de Violación” y pensé
que algo realmente había sucedido.
Mi ropa fue confiscada y me quedé parada desnuda mientras las enfermeras
sostenían una regla en diversas abrasiones en mi cuerpo y les tomaban
fotografías. Nosotras tres trabajamos para sacar las agujas de pino de mi
cabello, seis manos para llenar una bolsa de papel. Para calmarme, decían
que solo era la flora y fauna, flora y fauna.
Insertaron varios hisopos en mi vagina y ano, agujas para inyecciones, pastillas,
tuve una Nikon
apuntando directamente hacia mis piernas abiertas. Tuve largas y puntiagudas pinzas dentro de mi, y mi vagina fue
manchada con pintura fría y azul para checar si había abrasiones.
Después de algunas horas, me dejaron bañarme. Me quedé ahí examinando mi
cuerpo debajo del chorro de agua
y decidí que ya no quería mi cuerpo.
Estaba aterrorizada de él, no sabía qué había estado en él, si había
sido contaminado, qué lo había tocado.
Quería quitarme
mi cuerpo cual chaqueta y dejarlo en el hospital con todo lo demás.
Esa mañana, todo lo que me dijeron es que fui encontrada detrás de un
basurero, potencialmente penetrada por un extraño, y que
debería repetir
la prueba de VIH porque los resultados no siempre salen
inmediatamente. Pero por ahora, debería ir a casa y volver a mi vida normal.
Imaginen volver al mundo con solo esa información. Me abrazaron y me
acompañaron fuera del hospital hacia el estacionamiento, usando la nueva
sudadera y los pantalones que me dieron, ya que solo me habían permitido
quedarme con mi collar y mis zapatos.
Mi hermana me recogió, con el rostro húmedo de las lágrimas y desencajado de
angustia. Instintiva e inmediatamente, quería quitarle el dolor. Le sonreí,
le dije que me viera, estaba aquí, estaba bien, todo está bien, estoy justo
aquí. Mi cabello está lavado y limpio, me dieron el shampoo más extraño,
cálmate y mírame. Mira estos graciosos pantalones y esta sudadera, me veo
como una maestra de Educación Física, vamos a casa, comamos algo. Ella no
sabía que bajo mi conjunto deportivo, tenía rasguños y vendas en mi piel, mi
vagina estaba irritada y
se había tornado de un color extraño y oscuro por los dedazos,
mi ropa interior estaba desaparecida, y me sentía demasiado vacía para
seguir hablando. Que también estaba asustada, que también estaba devastada.
Ese día manejamos a casa y por horas en silencio mi hermana menor me
sostuvo.
Mi novio no sabía lo que había sucedido, pero llamó ese día y dijo: “Estaba
realmente preocupado por ti en la noche, me asustaste, ¿llegaste bien a
casa?” Estaba horrorizada. Ahí fue cuando supe que le había marcado esa
noche en mi pérdida de conocimiento, dejando un incomprensible mensaje de
voz, que habíamos hablado por teléfono pero que arrastraba tanto las
palabras que
sintió miedo por
mi, que repetidas veces me dijo que fuera a buscarla [mi
hermana]. Nuevamente, me preguntó: “¿Qué pasó anoche? ¿Llegaste bien a
casa?”
Dije que si, y colgué para llorar.
No estaba lista para decirle a mi novio o a mis padres, que de hecho, pude
haber sido violada detrás de un basurero, pero no sabía por quién, o cuándo,
o cómo. Si les decía, vería el miedo en sus rostros, y el mío se
multiplicaría por diez, así que en lugar de eso, pretendí que nada de eso
fue real.
Traté de sacarlo de mi cabeza, pero era algo tan pesado que no hablaba, no
comía, no dormía, no interactuaba con nadie.
Después del trabajo, manejaba a un lugar apartado para gritar. No hablaba,
no comía, no dormía, no interactuaba con nadie, y acabe aislándome de
aquellos a quienes más amaba. Una semana después del incidente, no recibí
ninguna llamada o actualizaciones sobre lo que me sucedió. El único signo
que probaba que no había sido una pesadilla, era la sudadera del hospital en
mi cajón.
Un día estaba en el trabajo, revisando las noticias en mi teléfono, y me
topé con un artículo. En el, leí y supe por primera vez cómo fui encontrada
inconsciente, con el cabello revuelto, el collar largo enrollado en mi
cuello, el bra jalado fuera de mi vestido, el vestido bajado de los hombros
y subido hasta mi cintura,
que estaba desnuda hasta mis botas, con las piernas abiertas, y que había
sido penetrada con un objeto extraño por alguien a quien no
reconocía.
Así es como supe qué me sucedió, sentada en mi escritorio, leyendo las
noticias en el trabajo. Supe lo que me sucedió al mismo tiempo que el resto
del mundo. En ese momento fue cuando las agujas de pino tuvieron sentido, no
habían caído de un árbol. Él me había quitado la ropa interior,
sus dedos habían
estado dentro de mí. Ni siquiera conozco a esa persona.
Cuando leí sobre mi así, me dije, esta no puedo ser yo, no puedo ser yo. No
pude digerir o aceptar nada de esa información. No podía imaginarme a mi
familia teniendo que leer acerca de esto en línea. Seguí leyendo. En el
siguiente párrafo, leí algo que nunca olvidaré;
leí que de acuerdo a él, me gustó. Me gustó. Me gustó.
Nuevamente, no tenía palabras para estas sensaciones.
Es como si leyeras un artículo de un carro que fue golpeado, encontrado
abollado, en una zanja. Pero tal vez el carro disfrutó ser golpeado. Quizás
el otro carro no tenía intención de golpearlo, solo rozarlo un poco. Los
carros se involucran en accidentes todo el tiempo, la gente no siempre está
prestando atención, ¿podemos realmente decir de quién es la culpa?
Y ahí, al final del artículo,
después de conocer los detalles gráficos de mi propio
abuso sexual, el artículo listaba sus tiempos en natación.
Ella fue encontrada respirando,
inconsciente con su ropa interior a 15 centímetros de su estómago desnudo y
en posición fetal. Por cierto, él es realmente bueno en natación. Agrega
ahí mi tiempo de carrera si eso es lo que estamos haciendo. Soy buena
cocinando, pónganlo ahí, creo que al final es donde pones la lista de tus
extra curriculares para anular todas las cosas repugnantes que sucedieron.
La noche que las noticias salieron,
senté a mis padres y les dije que había sido violada,
que no vieran las noticias porque eran perturbadoras, solo que supieran que
estaba bien, que estaba aquí y que estaba bien. Pero a mitad de lo que les
estaba diciendo, mi mamá tuvo que sostenerme porque no pude continuar de
pie.
La noche después de que sucedió, él dijo que no sabía mi nombre, dijo que no
habría podido identificar mi rostro en una fila de reconocimiento, no
mencionó ningún diálogo entre nosotros, nada de palabras, solo baile y
besos. Bailar es un término lindo; ¿chasqueamos los dedos y dimos vueltas; o
sólo eran cuerpos tallándose uno contra otro en una habitación llena de
gente? Me pregunto si besar fue solo rostros presionándose uno a otro
descuidadamente. Cuando el detective preguntó si él había planeado llevarme
a su dormitorio, dijo que no. Cuando el detective preguntó cómo habíamos
terminado detrás de un basurero, él dice que no sabe.
Admitió haber besado a otras chicas en la fiesta, una de las cuales fue mi
propia hermana, quien lo alejó. Yo era el antílope herido de la manada,
completamente sola y vulnerable, físicamente incapaz de valerme por mí
misma, y él me eligió. Algunas veces pienso, si no hubiera ido, esto no me
habría sucedido. Pero después pienso,
habría sucedido, solo que a alguien más.
Estabas a punto de entrar a cuatro años de acceso a chicas ebrias y fiestas,
y si este es el pie con el que comenzaste, entonces fue lo mejor que no
continuaras. La noche después de que ocurriera, él dijo que pensaba que me
gustó porque le froté la espalda. Froté su espalda.
Nunca me mencionó expresando consentimiento, nunca nos mencionó siquiera
hablando, froté su espalda. Una vez más, en las noticias, me enteré que mi
vagina y mi trasero estuvieron completamente expuestos, mis senos habían
sido manoseados, dedos habían sido introducidos en mí junto con agujas de
pino y desechos, mi piel desnuda y mi cabeza habían sido tallados contra el
piso detrás de un basurero, mientras un estudiante erecto de primer año se
tallaba contra mi cuerpo semi desnudo e inconsciente. Pero yo no recordaba,
así que
¿cómo pruebo que no me gustó?
Pensé que no había forma de que esto fuera a juicio; hubieron testigos,
había suciedad en mi cuerpo, él huyó pero fue atrapado. Él va a llegar a un
acuerdo, se disculpará públicamente, y ambos seguiremos con nuestras vidas.
En lugar de eso, me dijeron que contrató un poderoso abogado, testigos
expertos, investigadores privados que tratarían y encontrarían detalles
sobre mi vida personal para usarlos en mi contra, encontrarían huecos en mi
historia para invalidarme a mi y a mi hermana, con el fin de mostrar
que este abuso
sexual fue de hecho un malentendido. Que iría hasta
cualquier extremo para convencer al mundo que él simplemente ha sido
confundido.
No solo me dijeron que fui abusada. Me dijeron que como no podía recordarlo,
técnicamente no podía probar que fue indeseado. Y eso me distorsionó, me
dañó, casi me rompió. Es el más triste tipo de confusión que te digan que
fuiste atacada y casi violada, descaradamente a la intemperie, pero que aún
no saben si cuenta como un ataque. Tuve que luchar por un año entero para
poner en claro que algo estaba mal con toda esta situación.
Cuando me dijeron que me preparara en caso de que no ganáramos, dije, no me
puedo preparar para eso. Él era culpable al minuto que desperté. Nadie puede
quitarme el dolor que me causó. Lo peor de todo, fui avisada, que como ahora
el sabía que yo no recordaba, el podía escribir el guión. Él puede decir lo
que quiera y nadie puede oponerse.
No tenía poder, no tenía voz, estaba indefensa.
Mi pérdida de memoria sería usada en mi contra. Mi testimonio era débil,
estaba incompleto y me hicieron creer que tal vez, no era suficiente para
ganar esto. Su abogado constantemente le recordaba al jurado, que al único
que podían creerle era a Brock, porque ella no recuerda. Esa impotencia fue
traumática.
En vez de tomar tiempo para sanar, estaba tomando tiempo para recordar la
noche en absoluto detalle, con el fin de prepararme para las preguntas del
abogado que serían invasivas y agresivas, y diseñadas para llevarme fuera de
rumbo, para contradecirme, y a mi hermana, expresadas de manera que
manipulara mis respuestas. En lugar de que su abogado preguntara: ¿Notaste
alguna abrasión? Dijo: ¿No te diste cuenta de alguna abrasión, verdad?
Este fue un juego de estrategia, como si pudiera ser engañada sobre mi
propio valor. El asalto sexual había sido tan claro, pero en su lugar, ahí
estaba yo en el juicio, respondiendo preguntas como:
¿Qué edad tienes? ¿Cuánto pesas? ¿Qué comiste ese día? Bueno, ¿qué cenaste?
¿Quién hizo la cena? ¿Bebiste con la cena? ¿No? ¿Ni siquiera agua? ¿Cuándo
bebiste? ¿Qué tanto bebiste? ¿De qué envase bebiste? ¿Quién te dio la
bebida? ¿Cuánto bebes usualmente? ¿Quién te dejo en esta fiesta? ¿A qué
hora? ¿En dónde exactamente? ¿Qué vestías? ¿Porqué estabas yendo a esta
fiesta? ¿Qué hiciste cuando llegaste allí? ¿Estás segura que hiciste eso?
¿Pero a qué hora hiciste eso? ¿Qué significa este mensaje? ¿A quién estabas
mensajeando? ¿Cuándo orinaste? ¿Dónde orinaste? ¿Con quién orinaste afuera?
¿Estaba tu teléfono en silencio cuando tu hermana llamó? ¿Recuerdas haberlo
silenciado? ¿En serio? Porque me gustaría señalar que en la página 53 tu
dijiste que estaba fijado para sonar. ¿Bebías en la universidad? ¿Dijiste
que eras una fiestera? ¿Cuántas veces perdiste el conocimiento? ¿Fiesteabas
en las fraternidades? ¿Es seria la relación con tu novio? ¿Eres sexualmente
activa con él? ¿Cuándo empezaron a salir? ¿Alguna vez lo engañarías? ¿Tienes
un historial de infidelidad? ¿Qué quieres decir cuando dices que querías
recompensarlo? ¿Recuerdas a qué hora despertaste? ¿Traías puesta tu
chaqueta? ¿Qué color era tu chaqueta? ¿Recuerdas algo más sobre esa noche?
¿No? Está bien,
dejaremos que
Brock la complete.
Fui azotada con preguntas estrechas y punzantes que diseccionaron mi vida
personal, mi vida amorosa, mi vida pasada, mi vida familiar, preguntas
inanes, acumulando detalles triviales para intentar y encontrar una excusa
para este sujeto que me tuvo semi desnuda antes incluso de molestarse en
preguntar mi nombre. Después de una agresión física, fui agredida con
preguntas diseñadas para atacarme, para decir, ¿ven?, sus hechos no están
alineados, está mal de la cabeza, es practicamente una alcohólica,
probablemente quería ligar, él es como un atleta ¿cierto?, ambos estaban
ebrios, como sea, lo que recuerda del hospital es después del hecho, ¿por
qué tomarlo en cuenta?, Brock tiene mucho en juego así que
él está pasando
por un momento muy difícil ahora mismo.
Y ahora le tocaba el momento de testificar y ahí supe lo que significaba ser
revictimizada. Quiero recordarles, la noche después de que sucedió él dijo
que nunca planeó llevarme a su dormitorio. Él dijo que no sabía porqué
estábamos detrás de un basurero. Se levantó para irse porque no se estaba
sintiendo bien cuando fue repentinamente perseguido y atacado. Después, él
supo que yo no podía recordar.
Así que un año después, como había predecido, surgió un nuevo diálogo. Brock
tenía una extraña nueva historia, casi sonaba como una novela mal escrita
para adultos jóvenes, con los besos y el baile y las manos entrelazadas,
cayendo románticamente al suelo, y lo más importante en esta nueva historia,
de
repente hubo consentimiento. Un año después del incidente,
recordó, oh sí, por cierto ella dijo que sí, a todo.
Él dijo que me preguntó si quería bailar. Aparentemente dije que si. Me
preguntó si quería ir a su dormitorio, dije que si. Después me preguntó si
podía meterme los dedos y dije que si. La mayoría de los chicos no pregunta
¿te puedo meter los dedos? Usualmente hay una progresión natural de las
cosas, desarrollándose consensualmente, no una sesión de preguntas y
respuestas.
Pero
aparentemente yo di permiso a todo. Él lo tiene claro.
Incluso en su historia, yo solo dije un total de tres palabras,
si si si, antes de que me tuviera
semi desnuda en el piso. Para futuras referencias, si estás confundido sobre
si una chica puede darte su consentimiento, fíjate si puede articular una
oración completa. No pudiste hacer ni eso. Solo una secuencia coherente de
palabras. ¿Dónde estaba la confusión? Esto es sentido común, decencia
humana.
De acuerdo con él, la única razón por la que estabamos en el suelo es porque
yo me caí. Nota; si una chica se cae ayúdala a levantarse.
Si está tan
tomada como para caminar y se cae, no la montes,
restriegues, quites su ropa interior y metas tu mano en su vagina. Si una
chica se cae ayúdala. Si está usando una chaqueta sobre su vestido no se la
quites para poder tocar sus senos. Tal vez tiene frío, quizás por eso está
usando la chaqueta.
Luego en la historia, dos suecos en bicicleta se acercan a ti y tu huyes.
Cuando te taclearon pudiste decir: “¡Alto! Todo está bien, vayan a
preguntarle, ella está por ahí, ella les puede decir.” Digo, acababas de
pedir mi consentimiento ¿cierto? Yo estaba despierta ¿cierto? Cuando el
policía llegó y entrevistó al maligno sueco que te tacleó,
estaba llorando tan fuerte que no podía ni
hablar por lo que había atestiguado.
Tu abogado repetidamente señaló, bueno, no sabemos exactamente cuando perdió
la consciencia. Y tienes razón, tal vez todavía estaba revoloteando mis ojos
y no estaba completamente inerte todavía. Ese nunca fue el punto. Estaba
demasiado tomada para hablar Inglés, demasiado tomada para consentir mucho
antes de estar en el suelo. Yo nunca debí haber sido tocada en primer lugar.
Brock declaró: “En ningún momento vi que ella no estaba respondiendo. Si en
algún momento pensaba que no estaba respondiendo, me habría detenido
inmediatamente”. Aquí está la cosa; si
tu plan era
detenerte sólo cuando dejé de responder, entonces todavía no entiendes.
¡Ni siquiera te detuviste cuando estaba inconsciente! Otra persona te
detuvo. Dos chicos en bicicletas notaron que no me movía en la oscuridad y
tuvieron que atacarte. ¿Cómo no te diste cuenta mientras estabas encima de
mí?
Dices que habrías parado y buscado ayuda. Dices eso, pero quiero explicarte
cómo me habrías ayudado, paso a paso, acompáñame en esto. Quiero saber, si
esos malignos suecos no me hubiesen encontrado, ¿cómo habría resultado la
noche?
Te pregunto: ¿Habrías subido mi ropa interior por sobre mis botas? ¿Habrías
desenrollado el collar enredado alrededor de mi cuello? ¿Habrías cerrado mis
piernas, cubierto? ¿Habrías sacado las agujas de pino de mi pelo?
¿Preguntado si las abrasiones en mi cuello y mi parte baja dolían? ¿Habrías
ido a buscar a un amigo y le habrías dicho, me ayudas a llevarla a un lugar
cómodo y tibio? No duermo cuando pienso en la forma que pudo haber resultado
todo si esos dos chicos jamás hubieran llegado. ¿Qué me habría sucedido?
Para eso nunca tendrás una buena respuesta, eso es lo que no puedes explicar
aún después de un año.
Encima de todo esto, él afirma que tuve un orgasmo después de un minuto de
penetración digital. La enfermera dijo que había abrasiones, laceraciones y
tierra en mis genitales.
¿Eso fue antes o después de venirme?
Sentarte bajo juramento e informar a todos, que yo si quería, que yo lo
permití, y que tú eres la verdadera víctima atacado por dos suecos por
razones desconocidas, es terrible, es demente, es egoísta, es dañino. Es
suficiente con estar sufriendo. Otra cosa es tener a alguien trabajando sin
piedad para disminuir la gravedad de la validez de este sufrimiento.
Mi familia tuvo que ver fotografías de mi cabeza amarrada a una camilla
llena de agujas de pino, de mi cuerpo en el suelo con mis ojos cerrados, el
cabello revuelto, las extremidades dobladas y el vestido subido. Y aún
después de eso, mi familia tuvo que escuchar a tu abogado diciendo que las
fotos fueron después del hecho, que podían desecharlas. Decir que si, que la
enfermera confirmó que había enrojecimiento y abrasiones dentro de ella,
trauma significativo en sus genitales, pero eso es lo que sucede cuando le
metes los dedos a alguien, y él ya había admitido eso.
Escuchar a tu abogado intentando pintar una imagen sobre mí, el rostro de Girls
Gone Wild, como si de alguna forma eso hiciera que me mereciera esto.
Escucharlo decir que sonaba ebria al teléfono porque soy tonta y esa es mi
tonta forma de hablar. Señalar que en el mensaje de voz, dije que
recompensaría a mi novio y que todos sabíamos lo que yo estaba pensando. Te
aseguro que mi programa de recompensas no es transferible, especialmente a
cualquier tipo anónimo que se me acerque.
Él ha hecho un daño irreversible a mí y a mi familia durante el juicio y nos
hemos sentado en silencio, escuchándolo moldear la narrativa. Pero al final,
sus declaraciones infundadas y la lógica retorcida de su abogado no han
engañado a nadie. La verdad ganó,
la verdad habló
por si misma.
Eres culpable.
Doce jurados te declararon culpable de tres cargos más allá de toda duda
razonable, esos son doce votos por cargo, treinta y seis si
confirmando culpabilidad, eso es cien por ciento, culpabilidad unánime. Y
pensé que finalmente había acabado, finalmente el se hará responsable por lo
que hizo, ambos continuaremos con nuestras vidas y mejoraremos. Después leí
tu declaración.
Si estás esperando que uno de mis órganos implote de ira y muera, casi lo
logras. Estás muy cerca. Esta no es una historia de otro ligue ebrio de
universidad con mala toma de decisiones.
El abuso no es un accidente. Pero de
alguna forma, aún no lo entiendes. De alguna forma, aún suenas confundido.
Ahora leeré porciones de la declaración del acusado y responderé a ellas.
Tú dijiste, “Estando ebrio
no pude hacer la mejor toma de decisiones y ella tampoco”.
El alcohol no es una excusa. ¿Es un factor? Si. Pero el alcohol no fue el
que me desnudó, me metió los dedos, arrastró mi cabeza por el suelo, conmigo
casi completamente desnuda.
Haber tomado mucho fue un error de principiante que admito, pero no es
criminal.
Todos en esta sala han tenido una noche donde se han lamentado por haber
tomado mucho. Lamentarse por tomar no es lo mismo que lamentarse por un
abuso sexual. Ambos estábamos ebrios, la diferencia es que yo no te quité
los pantalones y la ropa interior, ni te toqué inapropiadamente y huí. Esa
es la diferencia.
Tú dijiste, “Si hubiese
querido conocerla, habría pedido su número en lugar de decirle que fuera
conmigo a mi habitación”.
No estoy enojada porque no me hayas pedido mi número. Aún si me conocieras,
no me gustaría estar en esta situación. Mi propio novio me conoce, pero si
me pidiera meterme los dedos detrás de un basurero, lo abofetearía. Ninguna
chica quiere estar en esta situación. Nadie. No me importa si sabes su
número telefónico o no.
Tu dijiste, “Estúpidamente
pensé que estaba bien hacer lo que todos a mi alrededor hacían, que era
beber. Estaba equivocado”.
Nuevamente, no estabas mal por beber. Todos a tu alrededor no me estaban
atacando sexualmente. Estuviste mal al hacer lo que nadie más hacía, que fue
empujar tu pene erecto en tus pantalones contra mi cuerpo desnudo,
indefenso, oculto en un área oscura, donde los asistentes de la fiesta ya no
podían verme o protegerme, y mi propia hermana no pudo encontrarme. Beber
Fireball no es tu crimen. Quitar y desechar mi ropa interior como envoltura
de un dulce y meter tu dedo en mi cuerpo, es donde te equivocaste. ¿Por qué
sigo explicando esto?
Tú dijiste, “Durante el
juicio no he querido victimizarla para nada. Ese fue solo mi abogado y su
forma de acercarse al caso”.
Tu abogado no es tu chivo expiatorio, él te representa. ¿Tu abogado dijo
algunas cosas incrédulamente irritantes y degradantes? Absolutamente. Dijo
que tenías una erección, porque hacía frío.
Tú dijiste que estás en el
proceso de establecer un programa para estudiantes de preparatorias y
universidades en el que hablarás de tu experiencia para “hablar contra la
cultura de la bebida en la universidad y la promiscuidad sexual que va con
ella”.
Cultura de la bebida en la universidad. ¿Sobre eso hablarás en contra?
¿Piensas que pasé el último año luchando por eso? No concientización sobre
abusos sexuales en el campus, o violaciones, o aprender a reconocer el
consentimiento. Cultura de la bebida en la universidad. Abajo Jack Daniels.
Abajo Skyy Vodka.
Si quieres hablarle a la gente sobre beber ve a una reunión de AA.
¿Te das cuenta que tener un problema con la bebida es diferente a beber y
después forzadamente intentar tener sexo con alguien?
Enséñale a los
hombre cómo respetar a las mujeres, no cómo beber menos.
Cultura de la bebida y la promiscuidad sexual que va con ella.
Va con ella, como
un efecto secundario, como papás fritas a un lado de tu orden.
¿Dónde entra en juego siquiera la promiscuidad? No veo encabezados que digan
Brock Turner, Culpable de beber
demasiado y la promiscuidad sexual que va con ella. Asaltos sexuales en
campus. Ahí tienes tu primera diapositiva de Powerpoint. Ten la
seguridad, si fallas en arreglar el tema de tu plática, te seguiré a cada
escuela que vayas y daré seguimiento a la presentación.
Por último dijiste, “Quiero
mostrarle a la gente que una noche bebiendo puede arruinar una vida”.
Una vida, una vida, la tuya, te olvidas de la mía. Permíteme parafrasear
para ti, quiero mostrarle a la gente que una noche bebiendo puede arruinar
dos vidas. Tuya y mía. Tú eres la causa, yo el efecto. Me has arrastrado a
este infierno contigo, sumergido en aquella noche una y otra y otra vez.
Destruiste nuestras torres, colapsé al mismo tiempo que tú lo hiciste.
Si piensas que me
salvé, que salí ilesa, que hoy cabalgo hacia el ocaso, mientras tu sufres el
peor golpe, estás equivocado.
Nadie gana. Todos hemos sido devastados, todos hemos intentado encontrar
algún sentido en todo este sufrimiento. Tu daño fue concreto; despojado de
títulos, grados, tu matrícula. Mi daño fue interno, invisible, lo cargo
conmigo. Te llevaste mi valor, mi privacidad, mi energía, mi tiempo, mi
seguridad, mi intimidad, mi confianza, mi propia voz, hasta hoy.
Una cosa que tenemos en común es que ambos fuimos incapaces de levantarnos
en la mañana. El sufrimiento no me es deconocido. Me hiciste una víctima. En
los periódicos mi nombre era “mujer inconsciente intoxicada”, diez sílabas,
y nada más que eso. Por un tiempo, creí que solo era eso. Tuve que forzarme
a re aprender mi nombre real, mi identidad. A re aprender que eso no es todo
lo que soy. Que no soy solo una víctima ebria en una fiesta de fraternidad
encontrada detrás de un basurero, mientras tú eres el nadador “All American”
en una universidad de prestigio, inocente hasta probarse culpable, con tanto
en juego. Soy un ser humano que ha sido lastimado irreversiblemente, mi vida
se puso en pausa por más de un año, esperando a descifrar si valía algo.
Mi independencia, alegría natural, dulzura, y estilo de vida estable que
había estado disfrutando se distorsionaron hasta ser irreconocibles. Me
volví cerrada, enojada, auto crítica, cansada, irritable, vacía. El
aislamiento por momentos era insoportable. No me puedes devolver la vida que
tenía antes de esa noche tampoco. Mientras tú te preocupas por tu reputación
destrozada, yo metía cucharas al congelador todas las noches para que al
despertar, y mis ojos estuvieran hinchados por llorar, sostuviera las
cucharas contra mis ojos y disminuir la hinchazón para poder ver. Llegaba al
trabajo una hora tarde cada mañana, me excusaba para llorar en las
escaleras, puedo decirte los mejores lugares en ese edificio para llorar y
donde nadie te escucharía.
El dolor se volvió tan fuerte que tuve que explicarle los detalles privados
a mi jefa para que supiera por qué me iba. Necesitaba tiempo porque seguir
con mi día a día no era posible. Usé mis ahorros para irme tan lejos como
pude. No regresé a trabajar tiempo completo porque sabía que tendría que
tomarme semanas libres en el futuro para la audiencia y el juicio, que
fueron constantemente reprogramados. Mi vida se pusó en pausa por más de un
año, mi estructura había colapsado.
No puedo dormir sola de noche sin encender una luz, como si tuviera cinco
años, porque tengo pesadillas sobre ser tocada donde no puedo despertar,
hice esto de esperar hasta que el sol saliera y me sintiera lo
suficientemente segura para dormir. Por tres meses, me fui a la cama a las 6
de la mañana.
Solía enorgullecerme de mi independencia, ahora estoy asustada de salir a
caminar en la noche, de ir a eventos sociales con bebidas entre amigos donde
debería sentirme cómoda. Me he vuelto un poco pegoste siempre necesitando
estar al lado de alguien, tener a mi novio junto a mí, durmiendo a mi lado,
protegiéndome. Es vergonzoso lo débil que me siento, como me muevo
tímidamente por la vida, siempre alerta, lista para defenderme, lista para
enojarme.
No tienes idea cuán duro he trabajado para reconstruir partes de mi que aún
son débiles. Me tomó 8 meses siquiera hablar de lo sucedido. No podía
conectar con mis amigos, con quienes me rodeaban. Le gritaba a mi novio, a
mi propia familia cuando traían el tema a colación. Nunca me dejaste olvidar
lo que pasó. Al final de la audiencia, del juicio, estaba muy cansada para
hablar. Me quedaba consumida, en silencio. Me iba a casa, apagaba el celular
y no hablaba por días.
Me compraste un boleto a un planeta donde viví por mi cuenta. Cada vez que
un nuevo artículo salía, vivía con la paranoia de que mi ciudad se enterara
y me conocieran como la chica que fue atacada. No quería la lástima de nadie
y aún estoy aprendiendo a aceptar víctima como parte de mi identidad.
Hiciste de mi propia ciudad un lugar incómodo.
No me puedes devolver mis noches de insomnio. La forma en que me he deshago
sollozando incontrolablemente si estoy viendo una película y una mujer es
lastimada, por decir lo menos, esta experiencia ha ampliado mi empatía por
otras víctimas. He perdido peso por el estrés, cuando la gente me lo comenta
les digo que he estado corriendo. Hay momentos en los que no puedo ser
tocada. Tengo que re aprender que no soy frágil, que soy capaz, que estoy
completa, no solo furiosa y débil.
Cuando veo sufrir a mi hermana menor, cuando es incapaz de mantenerse al día
con la escuela, cuando es privada de su alegría, cuando no duerme, cuando
llora tan fuerte en el teléfono que apenas respira, diciéndome una y otra y
otra vez que siente mucho haberme dejado sola aquella noche, que lo siente,
que lo siente, que lo siente, cuando siente más culpa que tú, entonces no te
perdono. Esa noche le llamé para encontrarla, pero tú me encontraste
primero. El cierre de la declaración de tu abogado comenzó con “[Su hermana]
dijo que estaba bien y quién sabe mejor que una hermana.” ¿Intentaste usar a
mi propia hermana en mi contra? Tus puntos de ataque fueron tan débiles, tan
bajos, que fue casi vergonzoso. Tú no te metes con ella.
Nunca debiste hacerme esto. En segundo lugar, nunca debiste hacerme luchar
por tanto tiempo para decirte que, nunca debiste hacerme esto. Pero henos
aquí. El daño está hecho, nadie puede deshacerlo. Y ahora ambos tenemos una
elección. Podemos dejar que esto nos destruya, puedo permanecer enojada y
dañada y tú puedes estar en negación, o podemos enfrentarlo, yo acepto el
dolor, tú aceptas el castigo, y seguimos adelante.
Tu vida no está acabada, tienes décadas para reescribir tu historia. El
mundo es enorme, es mucho más grande que Palo Alto y Stanford, y te harás un
lugar en el que puedas ser útil y feliz. Pero ahora mismo, no se te permite
encogerte de hombros y estar confundido. No se te permite pretender que no
hubo señales de alerta. Has sido condenado por violarme, intencionalmente,
por la fuerza, sexualmente, con intenciones maliciosas, y todo lo que puedes
admitir es haber consumido alcohol. No hables acerca de la forma triste en
que tu vida se puso de cabeza porque el alcohol te hizo tomar malas
decisiones. Encuentra la forma de tomar responsabilidad por tu propia
conducta.
Ahora, para abordar la sentencia. Cuando leí el informe del oficial de
libertad condicional, estaba incrédula, consumida por la ira que
eventualmente se convirtió en una profunda tristeza. Mis declaraciones se
han reducido a la distorsión y han sido sacadas de contexto. He luchado duro
durante este juicio y no tendré un resultado minimizado por un oficial de
libertad condicional que intentó evaluar mi estado actual y mis deseos en
una conversación de 15 minutos, la mayoría de los cuales se fueron en
responder preguntas que tenía sobre el sistema legal. El contexto también es
importante. Brock sin embargo, aún tiene que emitir un comunicado, y yo no
habré leído sus observaciones.
Mi vida ha estado en pausa por más de un año, un año de ira, angustia e
incertidumbre, hasta que un jurado dictó una sentencia que valida las
injusticias que he aguantado. Si Brock hubiese admitido culpa y
remordimiento y ofrecido acordar conmigo desde el principio, habría
considerado una sentencia menor, respetando su honestidad, agradecida de
poder continuar con nuestras vidas. En lugar de eso, tomó el riesgo de ir a
juicio, añadirle sal a la herida, y forzándome a revivir el dolor mientras
los detalles de mi vida personal y ataque sexual eran brutalmente expuestos
ante el público.
Me empujó a mí y a mi familia a un año de sufrimiento inexplicable e
innecesario, y debe enfrentar las consecuencias de haber cuestionado su
crimen, de poner mi dolor en duda, de habernos hecho esperar tanto por
justicia.
Le dije al oficial de libertad condicional que no quiero que Brock se pudra
en la cárcel. No dije que no merezca estar tras las rejas. La recomendación
del oficial de libertad condicional de un año o menos en la prisión del
condado es un tiempo fuera, una burla a la seriedad de sus asaltos,
un insulto para
mí y para todas las mujeres. Manda el mensaje que un extraño
puede estar dentro de ti sin el consentimiento apropiado y recibirá menos de
lo que ha sido definido como sentencia mínima. La libertad condicional
debería ser negada. Y también le dije al oficial de libertad condicional que
lo que realmente quería para Brock, era que entendiera y admitiera sus
delitos.
Desafortunadamente, después de leer el reporte del acusado, estoy seriamente
decepcionada y siento que él ha fallado en mostrar arrepentimiento sincero o
responsabilidad por su conducta. Respeto completamente su derecho a un
juicio, pero incluso después de que 12 jurados lo condenaran unánimemente de
tres cargos, todo lo que ha admitido es ingesta de alcohol. Alguien que no
puede tomar completa responsabilidad de sus acciones no merece un atenuante.
Es sumamente ofensivo que intentara diluir una violación con una sugerencia
de “promiscuidad”. Por definición, violación no es la ausencia de
promiscuidad, violación es la ausencia de consentimiento, y me perturba
profundamente que ni siquiera pueda ver esa diferencia.
El oficial de libertad condicional tomó en cuenta que el acusado es jóven y
no tiene historial delictivo. En mi opinión, es lo bastante grande para
saber que lo que hizo está mal. Cuando tienes 18 en este país puedes ir a la
guerra. Cuando tienes 19, eres lo suficientemente grande para pagar las
consecuencias de intentar violar a alguien. El es joven, pero lo
suficientemente grande para saber.
Como esta es una primera ofensa puedo ver porque la indulgencia es
convocada. Por el otro lado, como sociedad, no podemos perdonarle a todos su
primer asalto sexual o penetración digital. La seriedad de la violación
tiene que ser comunicada claramente, no debemos crear una cultura que
sugiera que hemos aprendido que la violación está mal a través de prueba y
error. Las consecuencias de un asalto sexual necesitan ser lo
suficientemente fuertes para que la gente sienta el miedo necesario para
ejercer un buen juicio incluso si están ebrios, lo suficientemente fuertes
para ser preventivas.
El oficial de libertad condicional sopesó el hecho de que se entregó y que
ganó una beca para natación.
Cuán rápido nada Brock no aminora la severidad de lo
que me sucedió, y no debería aminorar la severidad de su
castigo. Si un delincuente por primera vez y procedente de un medio
desfavorecido fuese acusado de tres cargos y demostrará ninguna
responsabilidad por sus acciones excepto tomar, ¿cuál sería su sentencia?
El hecho de que Brock fuera un atleta en una universidad privada no debería
ser visto como un derecho a indulgencia, sino como una oportunidad de enviar
un mensaje que el asalto sexual es contra las leyes sin importar la clase
social.
El oficial de libertad condicional ha declarado que este caso, cuando se
compara con otros crímenes de naturaleza similar, puede ser considerado
menos grave debido al grado de intoxicación del acusado. Se sintió grave.
Eso es todo lo que voy a decir.
¿Qué ha hecho él para demostrar que merece un descanso? Solo se ha
disculpado por beber y aún tiene que definir lo que me hizo como asalto
sexual, me ha revictimizado continuamente, incansablemente. Ha sido
encontrado culpable de tres cargos graves y es tiempo de que acepte las
consecuencias de sus acciones. El no será excusado tranquilamente.
Es un ofensor sexual registrado de por vida. Eso no caduca. Así como lo que
él me hizo, no se va a ir a ninguna parte despúes de X cantidad de años. Se
queda conmigo, es parte de mi identidad, ha cambiado para siempre la forma
en que me conduzco, la forma en que viviré el resto de mi vida.
Para concluir, quiero dar las gracias. A todos, desde el interno que me
preparó avena cuando desperté en el hospital aquella mañana, al oficial que
esperó junto a mi, a las enfermeras que me calmaron, al detective que me
escuchó y no me juzgó, a mis abogados que estuvieron firmes junto a mi, a mi
terapeuta que me enseñó a encontrar valor en la vulnerabilidad, a mi jefa
por ser amable y comprensiva, a mis increíbles padres que me enseñaron cómo
convertir dolor en fuerza, a mi abuela que contrabandeó chocolate durante
este juicio para dármelo, a mis amigos que me recordaron como ser feliz, a
mi novio que es paciente y amoroso, a mi hermana invencible quien es la otra
mitad de mi corazón, a Alaleh, mi ídolo, quien luchó incansablemente y nunca
dudó de mí.
Gracias a todos los involucrados en este juicio por su tiempo y atención.
Gracias a todas las chicas en el país que escribieron cartas a mi abogado
para que me las entregara, tantos extraños que se preocuparon por mí.
Más importante, gracias a los dos hombres que me salvaron, a quienes apenas
conoceré. Duermo
con dos bicicletas que dibujé con cinta sobre mi cama para recordarme que
hay héroes en esta historia. Que estamos ahí cuidándonos
unos a otros. Haber conocido a esta gente, haber sentido su protección y
amor, es algo que nunca olvidaré.
Y finalmente, a las chicas en todos lados. Estoy con ustedes.
En noches que se
sientan solas, estoy con ustedes. Cuando la gente dude de
ustedes o las rechace, estoy con ustedes. Lucho por ustedes todos los días.
Así que nunca dejen de luchar, yo les creo. Como la autora Anne Lamott
escribió: “Los faros no van corriendo por toda una isla en busca de barcos
que salvar; ellos se quedan ahí brillando”.
Aunque no puedo salvar cada bote, espero que al hablar hoy, absorban un poco
de esa luz, un pequeño conocimiento de que no pueden ser silenciadas, una
pequeña satisfacción de que se hizo justicia, una pequeña seguridad de que
estamos llegando a alguna parte, y un gran, gran conocimiento de que son
importantes, sin lugar a dudas, que son intocables, son hermosas, que deben
ser valoradas, respetadas, indudablemente, cada minuto de cada día, que son
poderosas y nadie puede quitarles eso. A las chicas en todas partes, estoy
con ustedes. Gracias.
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