Carl Dix llamando — desde Baton Rouge
13 de julio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Enviado el sábado, 9 de julio de 2016
Carl Dix (a la izquierda) en Baton Rouge, 9 de julio. Foto: Especial para revcom.us.
La gente aquí en Baton Rouge y en todo el país sigue de pie, sin dejar que el enfoque se cambie, negándose a dar marcha atrás ni a ceder ante las llamadas a volver a casa. Hablemos claro, los atroces asesinatos de Alton Sterling y Philando Castile, encima de todos los demás casos de policías exonerados y de la salvaje opresión del pueblo negro a manos del sistema, indican la realidad de este sistema: No puede detener este horror.
Una de las razones, pero sólo una, por la que necesitamos una revolución.
Estoy aquí como parte de un equipo, incluidos militantes del Club Revolución, de todo el país para llevar el mensaje de que venimos organizando para una revolución concreta. Como parte fundamental de la preparación para ella, nos estamos uniendo y animando a la gente a seguir luchando.
Ayer por la noche nos unimos a 300 personas que protestaban en tres lados de una intersección cerca del cuartel general de la policía de Baton Rouge. Era una multitud de gente muy enojada compuesta de personas en su mayoría jóvenes, del barrio donde asesinaron a Alton Sterling así como de la Universidad Estatal de Luisiana y la Universidad del Sur. Gritaron y chillaron para expresar su indignación por el asesinato policial y corearon, “Si no hay justicia, no habrá paz”. Había muchas pancartas hechas en casa, entre ellas una bien conmovedora: “Temo por los hijos varones negros... y no he dado a luz todavía”.
Una batalla duró unas horas sobre si la ira de la gente tendría iniciativa y seguiría expresándose. Había gente que les instaba a los jóvenes enojados a volver a casa. Algunos se fueron, y muchos dijeron que nadie podría decirles que dejaran de protestar. La policía detuvo a algunas personas de una por una para un total de 30 detenciones, según informó el periódico local.
Muchos de los más desafiantes se unieron a mí para expresarse y contar sus historias. La multitud restante de 150 personas se apartó de la policía y marchó a lo largo del camino, dejando atrás a los policías. Luego la multitud se sentó en ambos lados de una de las principales avenidas de la ciudad, bloqueando el tráfico. Hubo intercambios con la policía, y se reinició la marcha.
Durante todo esto, los revolucionarios conocieron a muchos de los más enojados, para reunirse con ellos en los próximos días para discutir más la causa y la solución, la necesidad de conocer la revolución.
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