Suplique, pida prestada o robe una entrada a la gira “Nosotros + Ellos” de Roger Waters
10 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
De un lector:
Bueno, no robe, pero sin hacer nada inético o ilícito haga todo lo posible por conseguir una entrada a este show. ¡No he ido a un concierto tan bueno desde que vi a Janis Joplin! Y ni siquiera estaba volando.
“Chicos y chicas, salgan del armario” (de “London Calling”, canción de El Clash) — y ahí estaban en este espectáculo. Multiples generaciones, muchos de la generación de los 1960, principalmente blancos y probablemente de los suburbios. Y, claro, un montón de seguidores de Pink Floyd. Pero esta experiencia no fue simplemente para volver a vivir los años 1970. La multitud estaba muy prendida con el amor por la humanidad que latía desde el escenario y culminó en una resonante, ardiente denuncia musical y visual a Trump. El show fue todo lo que dijeron que iba a ser, un sensorial viaje musical de inmersión. La música y las imágenes volaron y llenaron el estadio, dándole vida a la belleza del planeta-cosmos y a la gente de todas partes del mundo. Al mismo tiempo, nos sacudió con el contraste de los niños que trabajan en los rellenos sanitarios, los sin techo que se duermen en la calle, los aviones no tripulados que destruyen aldeas. El espectáculo y la música convocan a la gente a oponer resistencia: imágenes de protestas en las calles contra los ataques contra los inmigrantes y las mujeres, en contra de la brutalidad policial y a favor de la Vida de los Negros Importa. “The Wall” (El muro), la canción icónica que el estadio entero cantó, con una fila de niños en el escenario vestidos de uniformes anaranjajados, los que a mitad de la canción se quitaron para que se viera la playera que decía ¡RESISTE! mientras vuelan felizmente al ritmo de la música.
La canción “Pig (Three Different Ones)” (Puercos, tres diferentes), de 12 minutos de duración y un muro-cortina visual a lo largo del estadio transmitía imágenes de Trump como un bebé egoísta tiránico, Trump con una capucha del Ku Klux Klan, Trump como Hitler. El gigantesco puerco pintado flota por todo el estadio denunciando a las fuerzas armadas y a Trump. La canción termina cuando las palabras “¡TRUMP ES UN PUERCO!” aparecen en la pantalla de dos pisos de altura de todo el largo del estadio. (Ese también es el mensaje en el dorso de unas de las playeras oficiales para el concierto.)
Los videos de aficionados, como este de YouTube, dan un sabor.
De aquí, la gira va a Detroit, Cleveland y la costa del este. Si va con Rechazar el Fascismo o los revcom, estése afuera con los enormes carteles para llevar el mensaje al público. Es una oportunidad para conectarse con la gente que está entre los millones de personas que odian el rumbo que ha tomado Estados Unidos, y a los que Roger Waters retará.
En una entrevista con Greg Kot del Chicago Tribune, Roger Waters dice: “Esto es un poco más radical que ‘El muro’, pero va en la misma dirección filosófica y políticamente. Con este tonto de presidente, estamos construyendo una nación con muros. ¿No pueden ser nación sin muros? Sí, se puede. No hemos llegado al fin de la historia… Esto es lo que uno encuentra, si alguna vez tiene la oportunidad de recorrer el mundo. Descubrirá de qué se trata el espectáculo: todos somos iguales. Sin importar el color o la religión, todos estamos en esto juntos. Este es un lugar pequeño y frágil, estamos en mares revueltos y no podemos navegarlos si no lo hacemos juntos”.
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