En TAN SOLO una semana: El rumbo e impulso fascista del régimen de Trump y Pence

29 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En la última semana, ante la creciente protesta por el respaldo de Trump a los asesinos nazis y klanistas en Charlottesville, él no retrocedió. Redobló sus esfuerzos. Continuó brindando ayuda y aliento a los neonazis y a otros supremacistas blancos, incluso ante la indignación generalizada. Prohibió que las personas transgéneras ingresaran al ejército. Le dio un indulto al cerdo fascista, el alguacil Joe Arpaio. Anunció una escalada interminable de la guerra de Estados Unidos en Afganistán. Redujo las tierras destinadas a los monumentos nacionales (grandes zonas protegidas contra la destrucción del medio ambiente). E hizo mucho de esto mientras el huracán Harvey azotaba a Texas y Luisiana, con grave peligro para millones de personas.

Trump no tiene incompetencia mental. Su agenda no está a la deriva. Y su presidencia no está fallando. Como escribimos el 16 de agosto:

Trump está calculando. Trump se está maniobrando. Está eviscerando las normas legitimadoras de Estados Unidos, o sea, los principios a los que se supone que los políticos defienden de labios para fuera, y lo está haciendo de manera consciente. Está estableciendo las nuevas normas que cree que son necesarias para la “grandeza de Estados Unidos”, o sea, un Estados Unidos de América ante enormes desafíos y contradicciones. Trump, y el régimen que encabeza, representa la supremacía blanca irredenta y violenta al estilo de las turbas de linchamiento... para reemplazar a la supremacía blanca sistémica y sistemática pero hipócritamente cancelada que refuerzan la policía, los tribunales y mil instituciones más. Trump y Pence y el régimen que encabezan, que incluye a los muchos generales que ahora ocupan cargos civiles, representan y aplican la vil intimidación irredenta abierta de Estados Unidos con armas nucleares... para reemplazar a la intimidación diplomática, encubierta y “multilateral” de Estados Unidos con armas nucleares. Trump y Pence, y sus huestes de secuaces fascistas cristianos, representan el abierto, irredento y virulento odio y denigración a las mujeres y a la gente LGBTQ, lo que incluye la negación absoluta de los derechos fundamentales, para reemplazar a la hipócrita y repudiada (y ampliamente practicada) misoginia y la discriminación y opresión contra la gente gay. Ni hablar de los ataques crueles y abiertos a los musulmanes, los inmigrantes, etc.

Piense en eso... y cómo las maniobras de Trump en tan sólo la última semana encajan en ese panorama.

En TAN SOLO UNA SEMANA...

El lunes 21 de agosto, Trump anunció una guerra más amplia, más cruel y abiertamente interminable en Afganistán. Hay informes de que esto comienza con el envío de 3.900 tropas estadounidenses más a Afganistán. Declaró que Estados Unidos está matando a terroristas, y no "está construyendo una nación". Lo que significa, en parte, que no habrá más pretextos de que esta guerra se trate de nada salvo los intereses patentes de Estados Unidos Über Alles. Y Trump dejó en claro que los comandantes estadounidenses no necesitan preocuparse por cuántos civiles resulten muertos en el proceso.

El martes 22 en Phoenix, Arizona, en un discurso en uno de sus mítines al estilo de Hitler, Trump azuzó a su chusma con ataques aún más escalados a la prensa. Y, cuando la naturaleza de los dos lados que se enfrentaron en Charlottesville (y en las protestas en todo Estados Unidos) ineluctablemente llegó a ser clara para muchos millones de personas, Trump aumentó las apuestas con un apoyo aún más completo a los racistas, los nazis antisemitas y otros golpeadores en Charlottesville junto con comentarios entusiastas sobre los monumentos a la esclavitud y el Jim Crow.

El jueves 24, el secretario del Interior, Ryan Zinke, propuso reducir el tamaño de tres monumentos nacionales, según las órdenes de Trump de determinar cómo reducir las tierras públicas destinadas a reservas. Esto abriría vastas extensiones de tierras ambientalmente esenciales, a la explotación capitalista. Y esta propuesta arroja un hueso a las fuerzas fascistas rabiosas, como las que ocuparon el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Malheur en Oregón en 2016, para quienes la protección ambiental de las tierras públicas son un anatema. Y desdeña de plano las objeciones de los pueblos indígenas que viven en las zonas de estos monumentos.

El viernes 25, Trump prohibió que las personas transgéneras ingresaran al ejército, y ordenó que el Pentágono impulsara la prohibición a la gente transgénera en general. Esto sólo puede entenderse en el contexto del conjunto de la agenda fascista cristiana del régimen de Trump y Pence en su conjunto. Para ellos, el vil restablecimiento de la indiscutible supremacía blanca está estrechamente ligada a la imposición, sobre la sociedad, de una "moralidad" patriarcal de antaño del cinturón de la Biblia.

El viernes 25 por la noche, mientras el huracán Harvey azotaba a Texas y Luisiana, Trump le dio un indulto al alguacil de Phoenix, Joe Arpaio. Arpaio es fascista. Arpaio desafió abiertamente las órdenes judiciales de dejar de aplicar la etiquetación racial a los latinos. Fue condenado por hacerlo. El indulto de Trump era una luz verde extremadamente ominosa para los cerdos policías por todas partes para aplicar la etiquetación racial abierta, y azuzó más a sus secuaces fascistas armados para sentirse libres de atacar a los inmigrantes. Y fue una bofetada en la cara a cualquier pretensión de respeto por el estado de derecho.

       

Trump amenazó con un cierre del gobierno si el Congreso no financiara su muro fronterizo. Y amenazó con poner fin al programa de Acción Diferida por Llegados de la Niñez (DACA), lo que pondría a 800.000 jóvenes en peligro inmediato de ser arrancados de sus familias y del país en el que crecieron, y de ser deportados.

Al fin de la semana, Estados Unidos impuso nuevas sanciones draconianas a Venezuela, lo que probablemente conducirá a sufrimientos generalizados. Esto fue parte de acciones, que incluyen amenazas militares, para intimidar al gobierno venezolano para que sea sumiso, o tal vez derrocarlo.

Un paquete fascista coherente, extraordinariamente peligroso: ¡Este régimen EN SU CONJUNTO tiene que marcharse!

De nuevo, dado que tiene tanta importancia reconocer esto: en realidad esta semana no puede entenderse como los trompicones de un egocéntrico inepto que no entiende las reglas de gobernanza de Estados Unidos. Sólo puede entenderse con exactitud en el contexto de un régimen que está eviscerando las formas en que Estados Unidos ha sido gobernado, y la ejecución de una agenda fascista.

Bob Avakian ha analizado cómo esta agenda surge de las necesidades y contradicciones más profundas que enfrenta el capitalismo-imperialismo estadounidense, y ha identificado lo que puede y debe hacerse en respuesta, y alentamos fuertemente a las y los lectores a leer, explorar y compartir ese análisis. (Vea “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta” y “Los fascistas y la destrucción de la 'República de Weimar'... y qué la va a reemplazar”.)

Nada de esto quiere decir que los trumpistas lo tienen todo bajo control. Los horrores que ya han infligido y que han prometido infligir, y su ruptura radical con las tradicionales normas democrático-burguesas, han generado una indignación de masas desde abajo, y han prendido agudas luchas intestinas desde arriba. Y como ha resumido Rechazar el Fascismo, “El carácter fascista de este régimen hace que sea posible, y necesario, movilizar a millones de personas a fin de sacarlo del poder”.

Pero de eso se trata. De sacar del poder a Trump, Pence y el régimen en su conjunto, y millones de personas tenemos que hacerlo. Si se deja la resolución de esta crisis a las maquinaciones de la clase dominante, los horrores continuarán aunque Trump mismo sea obligado a dejar la presidencia.

Esto pone de relieve la urgencia de vida o muerte del Llamamiento de Rechazar el Fascismo: El 4 de noviembre, “Nos reuniremos en las calles y las plazas públicas de ciudades y pueblos por todo Estados Unidos, al inicio con muchos miles declararemos que este régimen en su conjunto es ilegítimo y que no nos detendremos hasta que se cumpla nuestra demanda sola y única: Esta pesadilla tiene que terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!...

“¿Quiénes pondrán fin a esta pesadilla? Nosotros. Sólo la lucha decidida de millones de personas en acción, juntas, con valor y convicción puede sacar del poder a este régimen (Del Llamamiento de Rechazar el Fascismo para el 4 de noviembre).

 

 

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