Por qué las victorias electorales del Partido Demócrata NO implican el fin del fascismo trumpista…
y cómo podrían tener el potencial de hacer aún más peligrosa la situación con el régimen
Toby O’Ryan
Actualizado 12 de noviembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
9 de noviembre de 2017. Anoche vi la respuesta del canal MSNBC a la elección de varios demócratas en un año en que no hay comicios importantes por todo Estados Unidos; dicha respuesta venía progresando del regocijo al éxtasis y de ahí al delirio. Pues siempre me da gusta que repudien a un racista emperrado como el puerco republicano que se postuló en Virginia, pero fíjense: cifrar nuestras esperanzas ahora en un “maremoto demócrata” en las elecciones de 2018 sería un espejismo mortal. He aquí tres razones de por qué es así:
Uno, ni estas elecciones ni las elecciones programadas para 2018 —ni tampoco los demócratas más en general— harán nada para darle marcha atrás ni frenar la política exterior despiadada y descabelladamente arriesgada del régimen de Trump y Pence. En todo caso, cualquier impresión de que Trump esté perdiendo terreno político en Estados Unidos lo hará más probable, y no menos, que él vaya a la guerra. Tal guerra permitiría al régimen aplicar una represión severa en Estados Unidos y ganar apoyo bajo el estandarte de “que todos se reúnan en torno a la bandera nacional”. En este momento, ningún solo demócrata prominente está haciendo ninguna crítica sustantiva o coherente a esto. De hecho, la lógica de lo que hacen los demócratas, de que “somos más patrióticos que él”, los llevaría a apoyar a Trump en semejante demencia — al igual que lo hicieron con George W. Bush en 2002-2003.
Dos, los dirigentes demócratas no sólo se han abstenido de pedir la destitución de Trump, sino que han hecho una política de oponerse a plantear tan siquiera la cuestión de un juicio de destitución. Por tanto, el régimen, que ya hecho daños incalculables en sólo 10 meses, tendrá más de tres años más para practicar su demencia. Los demócratas están repitiendo la “estrategia” que usaron durante los años de Bush: volverse más parecidos a los republicanos en lo que dirían es un esfuerzo para ganar más votantes y supuestamente “aislar” a Trump, para luego no hacer nada para oponérsele (lo que no podrían hacer, aunque quisieran, pues habrán logrado elegirse sobre una base que no se opone al “derecho” de Estados Unidos de darles órdenes a otros países). La gente en estos Estados Unidos de Amnesia quizás no se recuerde que cuando esta estrategia “funcionó” para los demócratas en 2006, dio por resultado que NO se opusieron a que Bush intensificara la guerra en Irak inmediatamente después de esas elecciones (el “aumento”) ni tampoco derogaron la muy represiva Ley Patriota ni ninguna de las otras medidas extraordinariamente represivas de Bush, todas de las cuales eran fascistas en sí.1
Tres, respecto la idea de centrar los esfuerzos en las elecciones de 2018 y 2020. En primer lugar, no hay ninguna garantía de que los republicanos no vayan a utilizar medidas racistas como la manipulación de distritos electorales y la inhabilitación de candidatos para complementar la ventaja que la Constitución ya les ha otorgado.2 Así que, a medida que los procesos electorales de 2018 y 2020 despisten a las personas, no habrá nada para impedir que el régimen de Trump y Pence simplemente continúe y casi seguramente intensifique los horrores contra todas las personas y los grupos que tiene en su mira. El régimen se verá impelido por su propia lógica, la lógica del fascismo, de redoblar su triada de supremacía blanca, supremacía masculina y chovinismo Estados Unidos Ante Todo. Continuarán, tal como hacen en estos momentos, la destrucción vertiginosa del medio ambiente y la violencia que cometen contra el estado de derecho, sin mencionar la cultura. De hecho, es muy probable que se intensifique la dinámica que vemos en la actualidad, donde Trump, al verse imposibilitado de aprobar legislación, usa los inmensos poderes ejecutivos que ya están a la disposición del presidente para lanzar ofensivas en estos frentes como parte de azuzar a las hordas fascistas que él ha cultivado y desatado.
Esto no significa que Trump tenga todo bajo control, ni que las divisiones que sí existen en la cúpula no podrán llegar a ser una parte de lo que al final saque este régimen. Pero esto no se dará a menos que millones de personas tomen las calles en un movimiento sostenido y no violento. Por esto, urge aún más, y no menos, exigir que esta pesadilla termine YA, y que el régimen sea sacado del poder; es aún más importante, y no menos importante, que la gente asuma e ingrese, o que se una con, Rechazar el Fascismo.
Por qué los demócratas son un papel atrapamoscas para cualquiera que odia a este régimen
“Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina por convertirse en lo que los demócratas en realidad son”. — Bob Avakian, Lo BAsico 3:12
Pregúntese, en momentos en los que los descarados fascistas como George W. Bush y Corker están criticando a la política exterior de Trump por temeraria, ¿qué político demócrata prominente o no tan prominente ha hecho algo que se aproxime a eso? Si usted contestó que ninguno, pues tiene razón. Estamos hablando de alguien que amenaza con lanzar una tercera guerra mundial, ¡y ellos no están diciendo nada!
Ahora veamos a QUIÉNES hacen y harán que ustedes apoyen. Veamos a este tipo Northam, el que ganó las elecciones en Virginia. Northam votó dos veces por George W. Bush — o sea, no solo en 2000, cuando estaba claro que Bush se había postulado como abanderado del fascismo cristiano que ya se había dado a conocer como una fuerza extremadamente maligna, sino también en el 2004 después de la indignante guerra de Busch contra Irak, después de Guantánamo y Abu Ghraib, después de Afganistán, después de que la administración de Bush empezó sus amenazas de ir a guerra contra Irán, y después de la Ley Patriota, quizá la ley más represiva de la historia de Estados Unidos. Northam, ahora calificado como el nuevo gran abanderado de la diversidad, no podía permitirse balbucear un apoyo para el retiro de los monumentos a los asesinos de la guerra de Secesión del Sur, los que cometieron matanzas en defensa de la esclavitud, ni había denunciado la campaña increíblemente racista y despiadada de su contrincante por lo que es: una campaña fascista, racista y despiadada. ¿Y esa es la clase de persona en la que uno va a cifrar sus esperanzas? Pero esto es claramente donde Pelosi y Schumer quiere ir, y esta es la lógica general de los demócratas.
Los demócratas son uno de los dos partidos políticos gobernantes del sistema imperialista. Tienen diferencias con Trump sobre la mejor manera de servir a ese sistema, y eso establece los parámetros para lo que lo criticarán y para lo que NO lo criticarán. Hoy mismo están maniobrando para desviar la resistencia a Trump hacia el fortalecimiento de su propio partido, para ponerle ciertas restricciones a Trump con el lanzamiento de diversas investigaciones y para limitar los términos a ciertos asuntos internos del país. En el caso de que se diera un poderoso movimiento en las calles, algunas de las contradicciones que de hecho tienen con Trump podrían entrar en juego… pero incluso en tal caso, tratarían de restringir las cosas. Sin un movimiento masivo con claridad de metas, esto no irá a ninguna parte… y cosas peores.
Aquí no trataré de adentrarme más en esto. Solo diré que Bob Avakian cubre profundamente el “porqué” en el nuevo discurso, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista! Un mundo mejor ES posible, así como en las películas ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS! y REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: La lucha por la emancipación y el papel de la religión, Un Diálogo entre Cornel West y Bob Avakian y en el ensayo, “Contradicciones todavía por resolver, fuerzas que impulsan la revolución”.
Lo esencial de todo esto es que, como ha enfatizado Rechazar el Fascismo, millones de personas tienen que ponerle fin a la pesadilla.
1. Estas medidas incluían el “derecho” del gobierno de enjuiciar a los que consideraron terroristas en juicios militares donde los acusados tienen menos derechos; el aislamiento indefinido de prisioneros sin cargos en la cámara de tortura de Guantánamo; el uso de la tortura, una enorme expansión de los poderes del gobierno de espiar por ley a las personas, hasta sobre los libros que sacaban de la biblioteca, así como el derecho de prohibir por ley que las personas digan tan siquiera que las habían espiado o que les hacían espiar a otras. [regresa]
2. La Constitución, siendo un documento redactado originalmente para proteger el poder de los amos de esclavos, les dio un peso político adicional a las zonas rurales y a los estados poco poblados en la determinación de su representación, como una concesión a esos años de esclavos, y ese legado persiste hasta la actualidad — y por eso, Trump no sólo fue elegido a pesar de perder el voto popular, sino que los demócratas en muchos estados y en Estados Unidos en su conjunto pueden sacar y regularmente sí sacan mayores porcentajes en las encuestas pero terminan con menos cargos y menos poder. [regresa]
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