El FBI es una camarilla de espías, provocadores y verdugos de la clase dominante … Ahora Trump trata de convertirlo en su Gestapo

14 de enero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Trump y sus aliados en el congreso y los medios de comunicación han lanzado un asalto coordinado e intensificado contra el FBI (Buró Federal de Investigación, por sus siglas en inglés). También centran el ataque en el fiscal especial y ex jefe del FBI Robert Mueller. Mueller está investigando la posible interferencia rusa en la elección presidencial de 2016 y si Trump y su campaña coludieron con ella.

Durante los días festivos, Trump atacó al asistente del director del FBI Andrew McCabe, acusándole de guardar prejuicios políticos y ayudar a conducir una cacería de brujas partidaria control él mientras permiten que Hillary Clinton salga impune. Bramó que la reputación de la agencia está por el suelo y clamó por que se haga una limpieza de la alta dirección del FBI. Denunció como un fraude las acusaciones de colusión con Rusia y declaró: “Tengo el derecho absoluto de hacer lo que yo quiera con el Departamento de Justicia” (que supervisa el FBI).

FBI: ¿Baluarte de la verdad, la ley y la justicia… o agencia de la clase gobernante para espiar, reprimir, y asesinar?

Ante estos asaltos, los defensores liberales (y derechistas) del FBI pintan la agencia de un baluarte del estado de derecho, la justicia, y la honestidad en oposición a la ilegalidad y la falsedad del régimen de Trump y Pence. Así lo han pintado un sinfín de políticos burgueses y la prensa durante toda la historia de la agencia. 

¿Pero qué demuestra la verdadera historia del FBI? Que desde el día en que lo fundaron en 1908 hasta la fecha, ¡el FBI ha sido la policía política de este sistema!

Esta es la organización (de nombre original del Buró de Investigación) que en 1918 recogió en redadas a unas 50.000 personas por la sospecha de que evadieran la conscripción de la Primera Guerra Mundial. Que arrestó a 10.000 personas por supuestamente ser comunistas y revolucionarios durante las Redadas Palmer en los años 1920. La organización que efectuó una masiva cacería de brujas anticomunista y campaña de calumnias en los años 1950.

COINTELPRO — Operaciones encubiertas, trucos socios, ejecuciones 

Esta es una organización que estableció un programa encubierto —COINTELPRO— para poner en las miras, infiltrar, vigilar, y perturbar a activistas de derechos civiles, manifestantes antibélicos, radicales, y revolucionarios. Bajo este programa, el FBI orquestó una campaña de calumnias contra Martin Luther King Jr. y trató de provocar su suicidio. Sí provocó el suicidio de la actriz Jean Seberg porque ella se atrevió a apoyar a luchas de derechos civiles y de la liberación del pueblo negro.

Bajo COINTELPRO, el FBI ayudó a la policía de Chicago a planear y llevar a cabo una ejecución a sangre fría del líder revolucionario del partido Pantera Negra Fred Hampton el 4 de diciembre de 1969. El FBI había infiltrado a informantes en la rama de Chicago del partido Pantera Negra, y uno de ellos llegó a ser el guarda espaldas de Hampton. Éste les dio al FBI y a los cerdos de Chicago los planos del apartamento de Hampton, y le drogó a Hampton la noche fijada para la ejecución. 

El autor Peter Matthiessen documenta las decenas de asesinatos de miembros del Movimiento Indígena Estadounidense (American Indian Movement — AIM) las que provocó el FBI por medio de trucos sucios, rumores, y el hacer que se enemistaran unos a otros, como represalia por la muerte de dos agentes en Wounded Knee, por la cual también condenaron injustamente al preso político Leonard Peltier. Y la lista de sus maldades bajas y traicioneras sigue, y sigue, y sigue.

Robert Mueller y James Comey: Implementar la expansión fascista de vigilancia, tortura y guerra por Bush post-9/11

¿Qué de Mueller, que encabezó el FBI desde el 4 de septiembre de 2001 hasta el 4 de septiembre de 2013? ¿Y qué de su sucesor, James Comey, al cual Trump lo despidió en 2017? Los demócratas y los medios de comunicación establecidos retratan a los dos como funcionarios públicos estelares, irreprochables.

Mueller, con Comey a su lado, ayudó a presidir e implementar el salto fascista generalizado del régimen de George W. Bush en la vigilancia, el espionaje, la tortura y la represión tras 9/11 (los ataques del 11 de septiembre de 2001) bajo la Ley Patriota y otras medidas draconianas, y ayudó a facilitar la “inteligencia” —o sea, mentiras— la que utilizaron para ganar apoyo para la invasión criminal de Irak en 2003, que ha devastado, textualmente, a la vida de millones de personas. 

En un relato condenatorio, la ex agente del FBI que se convirtió en denunciante, Coleen Rowley, detalla que, entre otras cosas:

Mueller sabía, por ejemplo, que eran espurias las declaraciones del vicepresidente Dick Cheney que vinculaban 9/11 a Irak, pero se quedó callado… Tras los ataques del 9/11, Mueller encabezó la “detención post-9/11” de acerca de mil inmigrantes que en la mayoría de los casos estaban simplemente en el lugar equivocado (la zona metropolitana neoyorquina) en el momento equivocado. La dirigencia del FBI alentó más y más detenciones en aras de, al parecer, relaciones públicas… El FBI sobrepasó la ley al entregar indebidamente cientos de miles de “cartas de seguridad nacional” para obtener metadatos privados (e irrelevantes) sobre ciudades, y al infiltrar grupos antibélicos no violentos bajo el pretexto de investigar el “terrorismo” … Comey aprobó bastantes programas altamente ilegales, entre ellos la vigilancia de estadounidenses sin órdenes judiciales y la tortura de cautivos. Comey también defendió la administración Bush por detener a un ciudadano estadounidense durante tres años sin cargos ni derecho a un abogado.

A Comey le han ensalzado por acudir apresuradamente a la habitación de hospital del entonces Fiscal General John Ashcroft en 2004. Ahí, con el respaldo de Mueller, convenció a Ashcroft que no extendiera un programa que daba poderes extraordinarios al régimen de Bush bajo un “estado de emergencia”. Pero Rowley desmiente ese cuento:

El mito de este episodio, al cual lo han repetido una y otra vez todos los medios, es que Comey y Mueller hicieran algo importante y duradero en esa habitación de hospital. No fue así. Solamente hicieron ajustes en la lógica jurídica por sus acciones inconstitucionales. 

Mueller aún aceptaba que la CIA condujera programas de tortura incluso después de que sus propios agentes advirtieron en contra de participar. Simplemente ordenaron a los agentes a que no documentaran esa tortura, e hicieron desaparecer a todo “archivo sobre crímenes de guerra”. No solamente continuaron los programas de vigilancia “recolección de todo” y de tortura, sino que más tarde el FBI que Mueller (y luego Comey) encabezaron, se empeñó en llevar a juicio a los trabajadores de la NSA y CIA que destaparon esos actos ilegales.

Bajo Mueller, el Joint Terrorism Task Force (Equipo de Trabajo Conjunto Contra el Terrorismo) del FBI, junto con la policía estatal, trabajó para criminalizar e interrumpir la protesta política — en un ejemplo tristemente célebre, infiltró en grupos e hizo redadas y arrestos preventivos a activistas y periodistas independientes en toda el área metropolitano de Minneapolis/St. Paul antes de la Convención Nacional del partido Republicano en 2008. También puso en la mira a musulmanes, haciendo vigilancia de gran envergadura en mezquitas e infiltrando en comunidades musulmanes. 

Comey pone en la mira al levantamiento justo en Ferguson 

Por lo que respecta a Comey, tras tomar la dirección del FBI, ¿cómo respondió al levantamiento justo contra el asesinato policial gratuito que estalló en Ferguson, Misuri, en el verano de 2014 y extendió por todo Estados Unidos? Comey advirtió de un “efecto Ferguson”. No estaba hablando del hecho de la policía a lo largo y ancho de Estados Unidos asesinaba a jóvenes negros, igualito como Darren Wilson asesinó a Michael Brown en Ferguson. ¡No, él estaba condenando a las personas que videogrababan a la policía y protestaban en su contra! Comey afirmó que esto aumentaba el crimen por “hacer a la policía pensar dos veces”. Esto servía de justificación para que la policía continuara reprimiendo agresiva y brutalmente a los barrios negros con toda impunidad. 

Hasta la fecha, el FBI TODAVÍA utiliza informantes, inducción, y todo tipo de chanchullería contra grupos ecológicos, musulmanes, grupos de protesta en las convenciones políticos importantes, etc. Y quién sabe qué tantas otras maniobras hace el estado policial las que aún no se han descubierto — incluyendo ataques contra grupos radicales y revolucionarios de todo tipo.

¿El problema que tiene Trump con el FBI? Todavía no es el Gestapo del régimen

El motivo por el cual Trump y su régimen están atacando al FBI no es esta historia fea de espionaje, trucos socios, y violencia contra opositores y críticos de este sistema. No están denunciando su papel como una de las herramientas clave de represión y control oficial. Tampoco no se le arremeten simplemente para desacreditar la investigación de Mueller y crear un pretexto para despedirlo si el régimen de Trump y Pence calculen que eso sea necesario. 

Lo que están tratando a hacer es convertir al FBI en el Gestapo del régimen — bajo el control completo del poder ejecutivo de Trump y Pence y su núcleo fascista, en que Trump tendría el “derecho absoluto de hacer lo que yo quiero con el Departamento de Justicia”. Como escribimos en “El despido de James Comey: Los peligros, las oportunidades, la necesidad de actuar”:

Al despedir a Comey, Trump no simplemente trata de bloquear la investigación sobre una posible interferencia rusa en las elecciones de 2016 a favor de Trump, junto con el posible contubernio de personas cercanas a Trump. Desprecia y destripa las normas establecidas a raíz del escándalo de Watergate de 1972-1973 y la renuncia del entonces presidente Richard Nixon, quien había despedido a un fiscal especial que investigaba la actividad criminal por parte de la campaña electoral de Nixon, y un posterior encubrimiento.

De manera más siniestra, Trump trata de poner un elemento fundamental del aparato represivo del estado, el FBI, bajo el fortísimo control y uso del régimen. Para eliminar la mínima independencia que el FBI quizá tenga y además para poder utilizar al FBI para perseguir, hostigar y reprimir a todos y cada uno de los enemigos que nombre el régimen. Esto es parte del rumbo y el impulso del fascismo. El FBI no es ningún amigo del pueblo; es un enemigo monstruoso del pueblo. Pero la maniobra de Trump representa peligros reales para la gente. (En el recuadro, lea el pasaje de Bob Avakian sobre por qué la imposición de un programa fascista sobre la sociedad requiere ataques contra las normas y las instituciones de la democracia burguesa (y su reemplazo), especialmente aquellas que plantean obstáculos como la prensa, el poder judicial y otros sectores de la clase dominante.)

Si Trump purgara al FBI, despidiera a Mueller o parara su investigación, esto podría representar otro salto muy peligroso hacia la plena imposición del fascismo. Algunos de sus blancos podrían ser miembros de la clase gobernante — dirigentes demócratas, instituciones con tendencias izquierdistas, figuras prominentes. Pero también el martillo grueso de la represión fascista caerá sobre las masas populares y sus organizaciones. Los dos aspectos son parte del intento de eliminar la oposición y apretar las clavijas de lleno en la sociedad. (Vea, “¿’Esto no puede ocurrir en Estados Unidos’? Lo siento, pues SÍ está ocurriendo en Estados Unidos. En un año, el régimen de Trump y Pence ha dado enormes saltos para forjar la maquinaria represiva de una sociedad completamente fascista”.)

Riñas intensificadas en la cúpula, potencial para levantamientos desde abajo

La investigación Mueller y los ataques de Trump contra ella y contra el FBI representan una batalla aguda al interior de la clase dominante estadounidense. No se trata de una batalla por la verdad y la justicia. Se trata de una batalla entre opresores sobre cómo cohesionar y gobernar la sociedad estadounidense, cómo mantener la legitimidad del sistema, y cómo servir a los intereses del capitalismo-imperialismo estadounidense. 

La intensificación de los asaltos por Trump ha provocado indignación e inquietad a grande escala. Los Demócratas están tratando de resolver esta crisis de maneras que fortalezcan su sistema y mantengan a la indignación y las acciones de la gente dentro de los canales oficiales. Por lo tanto, centran el coraje de la gente en las alegaciones sobre las conexiones rusas de Trump y su supuesta “falta de patriotismo”. Esto sirve para mantener todo dentro de un marco de defender, en última instancia, al sistema imperialista que dio origen al régimen fascista de Trump y Pence, en vez de cuestionarlo y hasta oponerle resistencia. Así que los Demócratas exigen que continúe la investigación por Mueller, canaliza las esperanzas y energías de la gente hacia los comicios de 2018, y se mantienen callados, en gran parte, respecto los ataques de Trump contra el FBI.

Como escribimos en 2017:

Aunque estos son en gran parte los términos de la oposición en este momento, existe turbulencia en la cúpula... hay muchos cambios entre los de abajo de la sociedad... y es difícil de predecir lo que potencialmente podría salir de esta situación si la gente hiciera lo que realmente haga falta.

Lo que se necesita: Según el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo: “Debemos ORGANIZARNOS: trabajar con toda nuestra creatividad y determinación hacia el momento en que sea posible movilizar a millones de personas para inundar las calles de las ciudades y los pueblos día tras día y noche tras noche, declarando ilegítimo al régimen entero — Exigiendo, Sin Parar, Hasta que el Régimen de Trump y Pence Sea Expulsado del Poder. Esto, y nada menos, es lo que hace falta”.

 

 

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