Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar :
Reino Unido: el líder laborista Corbyn, el racismo sionista y el viraje de Europa hacia la derecha
| Periódico Revolución | revcom.us
21 de agosto de 2018. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. ¿Es antisemitismo oponerse al sionismo (el establecimiento de un estado judío en Palestina), o comparar las políticas de Israel con las de los nazis?
Mientras el Partido Laborista y su líder Jeremy Corbyn pujan por una oportunidad para gobernar Reino Unido, sus dos rivales, tanto los gobernantes Tory (Partido Conservador) como muchos de sus amigos, ansiosos de demostrar la capacidad para gobernar de los laboristas, han apaleado implacablemente a Corbyn en los medios de comunicación por la renuencia del Partido Laborista a responder afirmativamente a ambas preguntas y adoptar estas definiciones como política oficial del partido, y expulsar a los que se nieguen a aceptarlas. La intensidad de este esfuerzo refleja en parte la creciente preocupación de que el actual gobierno dirigido por Theresa May pende de un hilo a medida que las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) generan más y más luchas internas en los círculos de poder británicos, con Corbyn y el Partido Laborista al acecho.
Estas formulaciones sobre el antisemitismo provienen de la fraudulentamente llamada Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, una agrupación de países pro-Israel dirigidos por Estados Unidos, formada para contrarrestar las resoluciones de la ONU que condenan a Israel y para contrarrestar a los movimientos internacionales que buscan aislarlo. Esta no es una cuestión de libertad de expresión. Es una respuesta al creciente hedor moral que desprende Israel, resultado del asesinato indiscriminado de palestinos y otras atrocidades, al declarar que la oposición al estado sionista está fuera de lugar y es potencialmente ilegal.
Prohibir que la gente “afirme que la existencia del estado de Israel es una empresa racista” significa prohibir que la gente diga la verdad. Israel se creó expulsando cerca del 80% de la población palestina que vivía allí y confiscando cerca de la mitad de la tierra propiedad del 20% que permaneció y convirtiéndolos en ciudadanos de segunda clase, en el mejor de los casos. El significado de un “Estado judío”, cuya “autodeterminación” significa que solo los judíos pueden tener plenos derechos, se hizo más claro con la ley israelí de julio de 2018 que abandonó la hipocresía sobre la igualdad en la constitución fundacional de Israel. Desde el principio, cualquiera con un familiar judío en cualquier parte del mundo ha podido reclamar la ciudadanía israelí, mientras que prohíbe que millones de refugiados palestinos, sus hijos y nietos entren a Israel, ni hablar de reclamar las casas y tierras de sus familias. ¿Qué puede justificar esto salvo argumentos con esencia racista, la subyugación sistemática de un grupo étnico particular? La brutal ocupación israelí de Cisjordania y sus atroces medidas para destruir Gaza, matando a personas de todas las edades solo por acercarse a la frontera y por exigir el derecho a volver a su tierra natal, son crímenes cometidos para reforzar los resultados del crimen original.
En cuanto a la comparación con los nazis, aunque a veces se hace con motivos reaccionarios (insinuando que los judíos son los responsables de su propia persecución), Israel no tiene derecho a indignarse. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha calificado de “verdaderos amigos” a algunos neonazis en gran parte porque respaldan a Israel. Así es como llamó recientemente al primer ministro húngaro Viktor Orban, que se considera a sí mismo heredero del que fuera líder de ese país en la Segunda Guerra Mundial, un colaborador de los nazis y opresor de los judíos como ningún otro. Orban, a quien el teórico fascista estadounidense, Steve Bannon, considera el “Trump antes de Trump”, repite la propaganda nazi en frenéticas campañas contra sus oponentes judíos y los judíos en general. Hace poco Israel recibió al jefe del gobierno austriaco, Sebastián Kurz, que gobierna en coalición con un partido fundado por ex oficiales nazis de las SS, esto otra vez justificado por el respaldo de Austria a Israel. Si no quieren que los comparen con los nazis, no acojan a los sucesores del nazismo. Y tampoco actúen como nazis.
Esta “crisis de antisemitismo” en el Partido Laborista ha sido confeccionada, si no totalmente al menos en parte, sin base real. Las declaraciones por las que atacan a Corbyn las hizo él hace años, mucho antes de que alguien considerara que tuviera una oportunidad real de ser primer ministro. Ahora tanto enemigos como amigos de los laboristas le exigen a él cosas que, en las condiciones actuales, tal vez acepte, como cuando abandonó su oposición a las armas nucleares, una posición que lo hizo popular en un sector importante de la población, especialmente entre los jóvenes, pero inaceptable para la clase dominante británica en un potencial primer ministro.
En el contexto del viraje hacia la derecha en el Reino Unido y en el mundo, no es difícil entender por qué mucha gente progresista ha puesto su atención en Corbyn, pero toda idea de que Corbyn detendrá este viraje hacia la derecha es una ilusión fatal. Una y otra y otra vez, en un esfuerzo para que el Partido Laborista sea “elegible”, es decir aceptable para una parte importante de la clase dominante británica, Corbyn ha abandonado un vestigio tras otro de las políticas que en primer lugar lo hicieron popular, al tiempo que se mantiene firme respecto a los puntos centrales que han hecho que el Partido Laborista sea uno de los dos principales partidos gobernantes en el imperialista Reino Unido desde hace un siglo, entre esos puntos de manera importante los compromisos de los laboristas con la OTAN y la “posición dominante” de Reino Unido en el mundo (en la cima de la cadena alimentaria imperialista), y el poderío militar británico y la fuerza de submarinos nucleares Trident para hacer valer esa posición.
Algunas personas quizá defiendan la actitud defensiva de Corbyn, su negativa a contrarrestar los argumentos más reaccionarios de sus agresores. Quizá piensen que él tiene que hacer eso para que lo elijan, y después de todo, mejor Corbyn que los tories. Pero el Partido Laborista va con una corriente reaccionaria rugiente, y no en contra. De hecho, las declaraciones de Corbyn y su reiterada conciliación con respecto a la posición imperialista de Reino Unido en el mundo, y la aceptación del orden imperialista que eso supone, con la indiscutida posición de Israel en Medio Oriente, en última instancia le ofrece un velo de izquierda a un discurso cada vez más reaccionario. Las ilusiones cifradas en Corbyn llevan a innumerables cantidades de jóvenes al campo electoral, donde la maquinaria de la democracia parlamentaria convierte su descontento en ineficaz, en el mejor de los casos, y en el peor caso legitima más el orden existente. Esta dinámica constantemente le cede terreno a las fuerzas fascistas, las cuales han venido cobrando fuerza en Reino Unido. El cúmulo de vituperios contra Corbyn con el fraudulento propósito de erradicar el antisemitismo, y la casi unánime aceptación de las suposiciones de sus críticos, incluso de parte del Partido Laborista y el mismo Corbyn, son dos caras del mismo fenómeno: un fuerte viraje hacia la derecha.
También hay que ver esta embestida contra un sector importante de la opinión pública informada y contra la verdad misma, dentro del contexto específico de la vida política británica, en el contexto más amplio de las actividades de Trump en Estados Unidos y en el mundo para aislar políticamente a los palestinos y a los que los apoyan, en preparación para crímenes que podrían equipararse a los de los nazis en escala y en contenido moral. Independientemente de lo que pase con las ambiciones políticas de Corbyn, él está jugando un papel inmoral en el proceso general del viraje hacia la derecha en Europa y en un mundo cada vez más sombrío, un panorama que exige urgentemente una alternativa revolucionaria que despierte a la gente a luchar desde abajo contra este viraje hacia la derecha, e impide volver al gobierno imperialista liberal “normal” y se prepare para derrocar todo el sistema capitalista imperialista que lo apuntala.
El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.
Después del Holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel.
Bob Avakian, Lo BAsico 5:12
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