California en llamas:
Los incendios mortíferos impulsados por el cambio climático arrasan al estado y al planeta
| Periódico Revolución | revcom.us
De un lector:
Incendios masivos arrasan a muchas partes de California. Para el viernes 16 de noviembre, la tasa de muerte del Incendio Camp en el norte de California es de 76, y se informa que hay más de 1200 personas desaparecidas. Todos los días salen informes de nuevos restos humanos encontrados en las cenizas. En el sur de California, el Incendio Woolsey comenzó en Thousand Oaks, al norte de Los Ángeles, y se extendió sobre las montañas de Santa Mónica y hasta el océano Pacífico, matando a tres personas, destruyendo las casas de actores, cantantes y otros en zonas adineradas de Malibu, entre ellas las casas de Miley Cyrus y Neil Young. Evacuaron a un cuarto de millón de personas.
Los incendios en California se han intensificado en los últimos años, en cuanto al área quemada y el número de propiedades destruidas y vidas perdidas. El Incendio Camp es el incendio más destructivo y mortal desde que California comenzó a mantener un registro en 1932. Este incendio se produjo solo unos meses después del Incendio Mendocino Complex (julio de 2018), el incendio más grande en la historia de California en términos de área quemada. Hace menos de un año ocurrió el Incendio Thomas (diciembre de 2017), el segundo más grande. En octubre de 2017, el Incendio Tubbs, el cuarto más mortal y previamente el más destructivo, destruyó vecindarios en los condados de Sonoma y Napa, matando a 22 personas. Nueve de los 10 incendios forestales más grandes desde que California comenzó a registrarlos han surgido desde el año 2000.
Si bien los incendios forestales son una parte natural del ambiente forestal, el cambio climático provocado por el hombre es lo que está impulsando su aumento en número e intensidad. El Informe de Evaluación del Clima Nacional de 2017, preparado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por las siglas en inglés), la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y el Departamento de Energía (DOE), concluyó con “alta confianza” que el cambio climático está impulsando el aumento de incendios desde 1980 en el oeste de Estados Unidos y Alaska.
El saqueo de la tierra en busca del carbón, el petróleo y el gas natural para alimentar la economía global está profundamente entretejido en el funcionamiento del capitalismo-imperialismo. Este sistema no puede librarse de esta adicción porque los capitalistas se ven obligados a competir despiadadamente entre sí para obtener las máximas ganancias y la ventaja estratégica, lo que los conduce a utilizar las fuentes de energía más baratas y más disponibles, y ven los impactos ambientales de su producción, como las emisiones de gases de efecto invernadero que son una de las principales causas del cambio climático, como algo externo que no incluyen en sus cálculos de pérdidas y ganancias. En cambio, pasan estos costos ambientales a la sociedad y al planeta.
Debido a la feroz competencia que propulsa el capitalismo, los capitalistas no pueden darse el lujo de hacerlo de otra manera, sin importar sus declaradas, o incluso sinceras, preocupaciones ambientales. Esta es la razón por la que en 2017, cuando informe tras informe advirtió del peligro del aumento de las temperaturas globales, el mundo bombeó a la atmósfera MÁS gases de efecto invernadero que en cualquier año anterior, y los últimos cuatro años han estado los más calurosos jamás registrados.
Es por eso que este sistema no se puede reformar y es incapaz de proteger a la Tierra. Esta es una razón más por la que solo una revolución que derroque el capitalismo y ponga en su lugar un nuevo sistema socialista radicalmente diferente tiene la posibilidad de salvar al planeta.
El Apocalipsis en Paraíso
Son estas dinámicas las que se exponen en los incendios y las condiciones horribles que están generando.
El Incendio Camp destruyó casi completamente la ciudad de Paradise (en español, Paraíso): 10.321 edificios destruidos que incluyeron 8.650 hogares. Evacuaron a más de 50.000 personas. A partir de la mañana del 15 de noviembre, solo estaba contenido un 35% del incendio.
Paradise se encuentra en la falda de la Sierra Nevada cerca de la ciudad más grande de Chico. Paradise es una ciudad de 26.000 habitantes con muchos residentes entrados en años o jubilados. Un cuarto de sus residentes tiene más de 65 años. Muchas personas viven en casas rodantes. El catorce por ciento de la población vive por debajo del umbral de pobreza.
El incendio se extendió rápidamente por la cresta donde se encuentra Paradise, impulsado por vientos de 95 a 110 km/h. Los caminos para huir del incendio se convirtieron en estacionamientos. La gente condujo a través del fuego y humo demasiado espeso para poder ver, chocando con otros autos y saliendo de los terraplenes de los caminos. Un sobreviviente dijo que era como si “la puerta del infierno se hubiera abierto”. Otro dijo: “Todo lo que se podía ver era negro y rojo”. Otros dijeron que habían visto caballos en llamas.
Después de que dos incendios forestales se extendieron hasta el borde de Paradise en 2008, el pueblo hizo esfuerzos para prepararse para futuros incendios. Pero la velocidad e intensidad del incendio actual abrumaron sus planes. Tras el incendio, autos quemados y fusionados bordearon la carretera. Chimeneas se erigían como lápidas sobre un paisaje de escombros. Dijeron a los trabajadores de rescate con perros busca-cadáveres que peinaban las cenizas que buscaran ollas y pipas porque el cráneo humano puede parecerse a una olla y un fémur a una pipa.
Miles de personas han perdido todo y viven en tiendas de campaña o albergues o duermen en sofás. Muchos no tienen ni idea de lo que esté por venir. Se informa que en uno y posiblemente más de los albergues se ha brotado el muy contagioso norovirus.
Hay muchas historias de heroísmo y compasión entre la gente. Un enfermero condujo a un hospital a través de las llamas mientras su coche se fusionaba. Otros ayudaron a personas mayores a evacuar. Mucha gente de todo el norte de California ha abierto sus hogares.
El cambio climático y la intensificación de los incendios
El cambio climático está creando las condiciones para estos incendios monstruosamente destructivos.
Hubo lluvias esta primavera en California las que produjeron un aumento de la vegetación. El verano fue el segundo más caluroso registrado en el estado. El área alrededor del Paraíso generalmente recibe alrededor de 13 centímetros de lluvia en el verano y principios del otoño. Este año solo cayeron menos de 2 centímetros. La primavera mojada seguida por el verano caluroso y seco intensificó el peligro de incendios porque la vegetación relativamente abundante se secó, lo que hizo que el incendio estuviera aún más feroz. Más del 48 por ciento del estado está anormalmente seco, según el Sistema Nacional Integrado de Información sobre Sequía.
A medida que el calentamiento global aumenta las temperaturas, el aire caliente y seco agosta los bosques y los pastizales, haciéndolos más combustibles y provocando incendios mucho más intensos. La intensidad de estos incendios está dando lugar a nuevas características que los hacen más destructivos y más difíciles de controlar. En Paradise, los incendios saltaron por encima de un lago de cien metros al menos tres veces. El Incendio Woolsey saltó por encima de la carretera 101 varias veces.
“Los incendios se extienden más rápido que jamás se haya visto, y las barreras que en años pasados contenían los incendios (líneas de buldóceres, carreteras, ríos) ya no son suficientes”, informó el New York Times durante los últimos incendios grandes en el estado.
Hoy en día, la temporada de incendios en el oeste de Estados Unidos se extiende, en promedio, 78 días más que a mediados de los años ochenta. En su libro Tipping Point for Planet Earth [Punto de inflexión para el planeta], el profesor de la Universidad de California en Berkeley, Anthony Barnosky, y la profesora de la Universidad de Stanford, Elizabeth Hadley, escriben: “[En California] Ya no hay una ‘temporada de incendios’ y una temporada baja. Los incendios se han convertido en un fenómeno de todo el año. Los incendios forestales, reconocidos en el pasado como fenómenos locales controlados principalmente por la precipitación, son un nuevo ‘normal’ global, controlado principalmente por la temperatura”.
Barnosky y Hadley agregan que los estudios detallados sobre los incendios en el oeste de Estados Unidos estiman que para 2050 el área quemada sería cuatro veces más que lo que es “normal” hoy. “Todo el carácter de los bosques cambiará para siempre”.
La construcción en la trayectoria de los incendios
Otro factor que exacerba el impacto del incendio es la construcción de viviendas en áreas donde las tierras silvestres se conectan con las áreas urbanas. La construcción en estas áreas ha aumentado rápidamente en las últimas décadas. El número de hogares en estas áreas aumentó un 41% entre 1990 y 2010.
“En estos lugares, no es cuestión de si va a ocurrir un incendio, sino cuándo ocurrirá”, dijo el ex jefe del Distrito Metropolitano de Bomberos de Sacramento, California, Kurt Henke, al periódico el Sacramento Bee. “Básicamente estamos construyendo estructuras justo en la trayectoria de los incendios. Es simplemente el caso que existen algunos lugares donde no se debe construir una urbanización”.
Bajo el capitalismo, son las ganancias y la competencia anárquica entre diferentes grupos de capitalistas las que impulsan la construcción de viviendas (y todo lo demás). Es por eso que, a pesar de los muchos daños y la pérdida de vidas en incendios forestales durante muchos años, “la planificación del uso del suelo que toma en cuenta los incendios forestales aún no ha ganado terreno en la práctica, particularmente en Estados Unidos”, como lo expresó un artículo en una revista científica.
El aire envenenado
El humo tóxico del incendio Camp se ha flotado sobre gran parte del norte de California e incluso el Valle Central. El 15 de noviembre, la calidad del aire en gran parte del Área de la Bahía de San Francisco, a 265 kilómetros del incendio, se clasificó como “nada saludable” y continúa empeorando. En Sacramento, la calidad del aire llegó al nivel peligroso. Muchas escuelas han permanecido cerradas desde que comenzó el incendio. La Universidad Estatal de San Francisco y la Universidad de California en Davis y la misma en Berkeley anunciaron que iban a cerrar por lo que quedó de la semana. En San Francisco, una neblina gris se cernía sobre la ciudad, el aire olía como un fogón, y una luna naranja brillante salía por la noche. Condiciones similares están presentes en el sur de California.
El humo de los incendios contiene partículas y gases que pueden causar todo tipo de problemas de salud. Las partículas más grandes pueden causar problemas como la tos y el estornudo. La más peligrosa para la salud a largo plazo es una materia de partículas finas, conocida como PM2.5. Estas partículas pueden penetrar profundamente en los pulmones y contribuyen a la bronquitis crónica, la función pulmonar reducida, el cáncer de pulmón y la enfermedad cardíaca.
Cientos de miles de trabajadores agrícolas, jornaleros, paisajistas, trabajadores de la construcción, empleados de obras públicas y otros no tienen más remedio que trabajar en el aire tóxico. “Ha sido horrible”, dijo a In These Times Kywanna Reed, quien trabaja como controladora de tráfico para una empresa de construcción. “Me despierto con dolores de cabeza. Me acuesto con dolores de cabeza. Tengo un dolor de cabeza en este momento y una bolsa de medicamentos para el dolor de cabeza en el camión. Todo mi sistema respiratorio está hecho un desastre”.
Además, el Incendio Woolsey quemó gran parte del Laboratorio de Campo de Santa Susana (SSFL, por las siglas en inglés), un sitio que se ha considerado “significativamente contaminado” debido a décadas de pruebas de cohetes y reactores nucleares y una fusión nuclear parcial en 1959. Aunque el Departamento de Control de Sustancias Tóxicas de California ha declarado que el área es segura, lo cuestiona la organización Physicians for Social Responsibility-Los Angeles [Médicos por la Responsabilidad Social de Los Ángeles]. Su presidente, el Dr. Robert Dodge, escribió: “Estamos hablando de radionúclidos y productos químicos tóxicos increíblemente peligrosos, como tricloroetileno, perclorato, dioxinas, y metales pesados. Estos materiales tóxicos se encuentran en el suelo y la vegetación de la SSFL, y cuando se queman y se transmiten el humo y la ceniza en el aire, existe una concreta posibilidad de una mayor exposición a los residentes del área”.
Alto a la destrucción del planeta
La intensidad, letalidad y frecuencia de incendios en California son un claro ejemplo de las formas en que se está dañando la Tierra y se están perdiendo vidas debido al cambio climático. Este daño no se puede reparar fácilmente, si en realidad se puede repararlo. Uno de los objetivos de la humanidad debe ser proteger los preciosos recursos de nuestro planeta y dejarlo en mejor forma para las generaciones venideras.
A pesar de todo lo que se sabe sobre el cambio climático, sus causas, y el camino mortal en que está nuestro planeta, cada año se bombean cada vez más gases de efecto invernadero, y las temperaturas siguen aumentando. Solo la revolución ofrece un camino real para poner alto a esto y poner a la sociedad en un rumbo radicalmente diferente.
Hacer una revolución y cambiar la trayectoria ambiental catastrófica en que se encuentra el sistema capitalista, como parte de la transformación de TODAS las relaciones opresivas y podridas del sistema, supone hacer una ruptura total con el desarrollo anárquico del capitalismo impulsado por las ganancias. Necesitamos una forma completamente diferente de organizar la sociedad, y existe un plan científico para ella, que se concentra en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte. PODEMOS construir una sociedad que no sea impulsada ni obstaculizada y restringida por la acumulación de ganancias y sus imperativos, una sociedad que mantenga en sus cimientos la protección del planeta para las generaciones futuras como parte de la transformación y eliminación de todas las heridas y cicatrices profundas del capitalismo-imperialismo, en todo el mundo. Una sociedad socialista puede inspirar y movilizar a las personas, los recursos y la ciencia de formas imposibles bajo las salvajes y opresivas relaciones económicas y sociales actuales. Para lograrla, necesitamos una revolución real.
El daño que ya se ha hecho al medio ambiente global es horrible. Todos los que consideran con seriedad el estado del cambio climático saben que nos encontramos en un verdadero lío, pero la verdad es que sí es posible un mundo completamente nuevo. Debemos actuar YA, con la urgencia que exige la situación, para hacer la revolución, poner fin al sistema capitalista-imperialista y poner alto a la destrucción del planeta.
Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
Un discurso de Bob Avakian
En dos partes en inglés:
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Oye, Trump — ¡cállate!
El 10 de noviembre, tras dos días de los rugientes incendios Camp y Woolsey que seguían extendiéndose y mientras se sacaban cadáveres carbonizados de vehículos y casas, Trump emitió su primer tuit al respecto: “No hay razón para estos incendios forestales masivos, mortales y costosos en California, excepto que el manejo forestal es tan deficiente. Miles de millones de dólares se dan cada año, con tantas vidas perdidas, todo debido al manejo malo de los bosques. ¡Arréglenlo ya, o no más dinero federal!” Y durante una visita del 17 de noviembre a la cuidad destruida de Paradise, Trump dijo que en Finlandia “pasan mucho tiempo rastrillando y limpiando” el suelo de los bosques y afirmó que debido a esto, “no tienen ningún problema”.
Palabras tan desalmadas no se pueden imaginar. Trump ni siquiera ofrece una pizca de simpatía (ni siquiera la simpatía falsa) a aquellos que perdieron la vida o el hogar. En cambio, vomita un montón de mentiras, echa la culpa a California, y amenaza con cortar los fondos para el estado.
Las amenazas de Trump a California tienen un tono fascista. Al amenazar con cortar el financiamiento a California en medio de este desastre, está tomando represalias —tal vez de una manera que coste vidas— contra un percibido enemigo, en este caso todo el estado de California.
Trump culpa al malo manejo forestal sobre los incendios. El “manejo forestal” de Trump, como lo ha expresado su secretario del Interior, Ryan Zinke, es el de aumentar enormemente la tala de árboles en los bosques de Estados Unidos. Zinke se ha referido a grupos que se oponen a la explotación forestal como “terroristas”. Intensificar la tala probablemente haría que los incendios sean aún más destructivos. Por ejemplo, la eliminación de gran parte del dosel arbóreo al talar más árboles permitiría que el material combustible en el suelo del bosque se seque, lo que puede servir como leña para incendios futuros.
El músico Neil Young, quien perdió su hogar en el Incendio Woolsey, escribió en una declaración en respuesta a Trump: “California es vulnerable, no por el manejo malo de los bosques, como quiere que pensemos DT (nuestro supuesto presidente). Somos vulnerables debido al cambio climático”. Young agregó: “Imagínense a un líder que cuestiona la ciencia diciendo que estas soluciones no deberían ser parte de su toma de decisiones en nuestro nombre”.
Desafortunadamente, no tenemos que imaginarnos a tal líder. Trump y su régimen están ahora en el poder. Hay que expulsarlos del poder y evitar que consoliden su régimen fascista antes de que sea demasiado tarde.
“No se les puede encomendar el planeta”
Un corto de Revolución: por qué es necesario, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian, pronunciada en 2003 en Estados Unidos.
A continuación dos extractos de un artículo en Revcom.us publicado en agosto de 2018.
Una oleada mundial de incendios
Un documento de la Organización Meteorológica Mundial, un grupo compuesto de representantes de 191 países, fechado 30 de julio de 2018, dice: “El verano extraordinariamente caluroso y seco que está haciendo en algunos lugares del hemisferio Norte ha convertido los campos y bosques en pasto para los incendios que están asolando desde la región ártica hasta la zona del Mediterráneo y la costa occidental de América del Norte. Estos incendios han provocado decenas de víctimas mortales y están devastando extensas regiones, con repercusiones de gran envergadura para el medio ambiente, los ecosistemas, la salud humana y el clima”.
En un reciente artículo de opinión en el New York Times, tres profesores de biología y ciencia ambiental argumentan: “Los incendios extensos de este año han amplificado la preocupación de que estemos estancados en un patrón mundial de conflagración que es tanto persistente como catastrófico. Los incendios forestales en Europa central y norteña han sido más generalizados que el año anterior, en lugares como el Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Letonia, Malta, Los Países Bajos, Polonia y Alemania. En Grecia, al este de Atenas, murieron unas 90 personas. (El año pasado en Portugal más de 100 personas murieron como resultado de los incendios forestales, entre ellas al menos 30 personas atrapadas en sus vehículos” (“The Earth Ablaze” [El mundo en llamas], 8 de agosto de 2018).
Una de las características de la temporada de incendios de 2018 ha sido la extensión de grandes incendios a zonas donde antes ocurrían raras veces, como partes de Siberia y Suecia dentro del Círculo Ártico. A principios de julio, el humo de unos incendios en Siberia llegaron al otro lado del océano Ártico hacia Alaska y, en últimas, a la costa oeste de Groenlandia. Más de 50 incendios forestales estallaron en Suecia, los peores incendios en 75 años.
Las temperaturas más altas también están cambiando los patrones del clima de manera dramática, incrementando la frecuencia de sequías y amenazando el bienestar de miles de millones de personas. El New York Times informa (9 de agosto) que “El cambio climático podría disminuir de manera dramática las condiciones de vida de hasta 800 millones de personas en el sur de Asia [Afganistán, Pakistán, India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka], una región donde ya viven algunos de los más pobres y hambrientos del mundo...”. El impacto del calentamiento global también está dando duro a la agricultura en el Oriente Medio, el Norte de África, Centro América y Australia, así como otras regiones.
Lo que la destrucción de los bosques significa para el planeta
Los bosques desempeñan un papel importante en el medio ambiente. Subastan agua potable, atrapan el carbono (la principal causa del cambio climático), y albergan ecosistemas enteros. Los bosques destruidos les dejan sin alimentos, albergue o los medios para sobrevivir a pájaros, mamíferos y otras especies que dependen de ellos. Su belleza y diversidad biológica nos enriquecen a todos.
Con respecto al calentamiento global, la destrucción de las zonas forestales contribuye a lo que se llama el bucle de retroalimentación negativa, en el que el incremento de la temperatura y otros cambios climáticos matan árboles y bosques. Cuando no hay bosques para atrapar el carbono, se aumenta el calentamiento global, lo cual resulta en la muerte de más bosques, y así sucesivamente.
El editorial en el New York Times de los tres biólogos advierte: “Lo que preocupa en especial durante los últimos tres años es que los bosques más grandes del mundo, la taiga de Rusia y sus primos, los bosques boreales que rodean el Ártico y conservan buena parte del carbono del planeta, experimentaron incendios a un ritmo y escala no vistos [en inglés] en por lo menos 10.000 años, según el registro paleo-ecológico”.
CONSTITUCIÓN Para La Nueva República Socialista En América Del Norte (Proyecto De Texto)
De la autoría de Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del PCR
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