Atrapados en Tijuana, con sus solicitudes de asilo estancadas, cientos de refugiados toman por asalto la frontera sur de Estados Unidos
| Periódico Revolución | revcom.us
Más de 6000 migrantes y refugiados centroamericanos, en su mayoría de Honduras, se han quedado varados durante semanas en un complejo deportivo convertido en un campo de refugiados en Tijuana, México. Se calcula que el número llegará a 10.000 personas en las próximas semanas. Han viajado 4500 kilómetros a pie en caravanas, huyendo de la violencia, pobreza y represión intolerables en los países que dejaron para solicitar asilo en la frontera de Estados Unidos. A medida que llegan más refugiados cada día, se enfrentan a una demora interminable, porque el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha reducido intencionalmente el proceso de selección de asilo a menos de 100 solicitantes por día en el mismo momento en que sabían que se acercaba un gran número de refugiados. A este ritmo, podrían llevar meses de espera en Tijuana antes de que todos estos refugiados tengan su evaluación inicial, en la que deben mostrar a los inspectores de fronteras que tienen un “temor creíble” de persecución si se encontraran obligados a regresar a Honduras, o otro país de origen.
Se meten a estos refugiados, como las madres con niños pequeños, en un estadio de béisbol lleno de casi el doble de su capacidad. Ya han gastado todo el dinero que tenían. Duermen hombro con hombro sobre hojas de cartón, lavando sus ropas y bañándose con agua fría de tuberías que gotean, y hacen fila para los platos de arroz y frijoles donados por la gente de Tijuana. ¿De dónde viene su valentía? Una refugiada con sus hijos de 2 y 5 años le dijo a un reportero del Washington Post: “Huimos de la muerte. Mataron a mi tía, y ni siquiera puedo decirte el resto en este momento, pero tengo miedo”. Hay cientos, miles más con historias como esta ahora varadas en la frontera.
Para los refugiados: el gas lacrimógeno, no el asilo
La frustración, la ira y el temor por lo que se avecina habían ido creciendo día tras día, por lo que el domingo 25 de noviembre 500 de los migrantes decidieron emprender una marcha pacífica hacia la frontera para presionar a Estados Unidos para acelerar el proceso de asilo. Cuando la policía federal mexicana con equipo antidisturbios intentó detener la marcha, cientos de manifestantes maniobraron alrededor de ellos y comenzaron a correr hacia el muro fronterizo y escalarlo. Agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, bajo el pretexto de que los migrantes lanzaban piedras, dispararon botes de gas lacrimógeno sobre la frontera hacia México. El gas se esparció por todas partes, ahogando a cientos de personas que solo habían marchado o simplemente estaban en el área. Se vio a madres huyendo con niños pequeños, temiendo que morirían del gas que los ahogaban.
Durante las siguientes seis horas, el paso fronterizo entre Tijuana y San Diego, el más transitado del mundo, se cerró para todos los vehículos y tránsito peatonal en ambos sentidos. Las autoridades mexicanas informaron que arrestaron a 39 migrantes involucrados en los eventos; luego, el lunes, anunciaron que habían deportado a 98 centroamericanos involucrados en la protesta del día anterior. Y la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos afirmó que había arrestado a 69 inmigrantes que habían llegado al lado estadounidense de la frontera. La mañana siguiente, el gobierno mexicano estacionó a 500 policías federales fuera del campo de refugiados para intimidar a cualquier migrante que saliera. Y los funcionarios de Estados Unidos han anunciado que presentarán cargos federales contra cualquiera que cruce la frontera a partir de ahora.
Mentiras y calumnias grotescas desde lo alto
Trump y su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, inmediatamente empezaron a calumniar a los migrantes, mintiendo sobre lo que había ocurrido para avivar el odio hacia los miles de refugiados a que se les están impidiendo que soliciten asilo. En respuesta al clamor masivo que se ha levantado para condenar el uso de gas lacrimógeno contra mujeres y niños, las viles tonterías que salieron de la boca de Trump y Nielsen alcanzaron nuevas alturas. Trump se atrevió a aseverar ante el mundo que estos no eran padres sino “agarradores”. Dijo: “Agarran a un niño porque creen que tendrán un cierto estatus”. Siguiendo el modelo de las mentiras de Israel para justificar sus bombardeos de la Gaza ocupada y otros crímenes horribles contra los palestinos, Nielsen afirmó que los inmigrantes centroamericanos en Tijuana utilizan mujeres y niños como “escudos humanos”.
El temor y el chovinismo blanco que estos líderes fascistas están azuzando tienen un propósito: cumplir con la promesa de Trump de que “no permitiremos que los migrantes en la frontera sur ingresen a Estados Unidos hasta que se aprueben sus peticiones individualmente en los tribunales”. Eso significa que aun después de que un refugiado que llega a la frontera haya mostrado un temor creíble de persecución si se le obligara a regresar al lugar de donde proviene, no se les otorgará refugio, sino que se les obligará a esperar años en México o en algún otro país hasta su audiencia ante el tribunal. Esto está en plena violación de las leyes de Estados Unidos y el derecho internacional, pero es otra de las normas fascistas que el régimen está tratando de establecer.
La respuesta brutal del sistema a la crisis de los refugiados
Los fascistas Trump y Pence, y el sistema capitalista-imperialista que dirigen, están respondiendo a una crisis de refugiados: el número de refugiados —especialmente los menores no acompañados y las familias con niños pequeños que llegan a la frontera de México y Estados Unidos desde Honduras, Guatemala y El Salvador en busca de asilo— se ha disparado desde 2014. Por supuesto, son estos refugiados los que están sufriendo en esta crisis humanitaria. Pero para el régimen de Trump y su base fascista, es este país, Estados Unidos, el que enfrenta una crisis causada por estos refugiados. ¿Cuál crisis? Decenas de millones de estadounidenses que llevan corriendo por sus venas la supremacía blanca creen que la “identidad” de su país como una “nación cristiana blanca” está bajo ataque por el creciente número de inmigrantes de piel oscura.
¡A los millones de personas que se encuentran forzadas a salir de donde viven y buscan refugio hay que darles la bienvenida! Pero también es la realidad que el funcionamiento de este sistema es el responsable de obligar a estos migrantes y refugiados a abandonar sus países de origen, y no hay forma de resolver esta crisis en desarrollo que no sea una revolución que derroque este sistema capitalista-imperialista.
El imperialismo estadounidense, bajo demócratas y republicanos, ha violado, victimizado, aterrorizado y explotado a Centroamérica desde los años 1800. Convirtieron a Honduras en una “república bananera” a fines del siglo XIX, ¡y luego la invadieron siete veces entre 1903 y 1925 para mantenerla así! Todo el país se convirtió en una plantación de bananos y café para compañías internacionales, y en una maquiladora de mano de obra barata. Estados Unidos lo convirtió en una base para las guerras sucias en América Central en los años ochenta. Y en 2009, bajo Obama, Estados Unidos respaldó un golpe militar en Honduras que ha llevado a niveles de asesinato y violencia insoportables.
Los ataques contra los migrantes en la frontera Tijuana-San Diego son parte de un asalto fundamental al derecho de asilo para los refugiados — por ejemplo, cuando Trump cambia las leyes estadounidenses y el derecho internacional por medio de edicto ejecutivo. Este asalto es central y muy importante para el régimen fascista, y para la humanidad hay mucho en juego en cuanto a si el régimen tiene éxito. Pero la respuesta no es “regresar” al programa de los demócratas. ¿Cómo respondió el presidente Obama a la crisis humanitaria en junio de 2014 cuando la frontera del sur de Texas se inundó de menores no acompañados que buscaban escapar de la violencia pandillera y la pobreza extrema? Inmediatamente solicitó al Congreso casi $ 4 mil millones, pero no para ofrecer consuelo y refugio y ayudarlos a conectarse con sus familiares. Se dirigió enteramente a acelerar el aparato para enviar a estos inmigrantes de vuelta al infierno del que huyeron; para expandir el número de celdas de retención para poder enjaular a todos ellos de manera segura; y para cerrar la frontera para que este problema no surgiera en el futuro.
Hay respuestas reales a las preguntas sobre por qué todo esto está sucediendo, en estos artículos de la serie de revcom.us Crimen Yanqui1. Y hay una manera, a través de la revolución, de que todo esto puede cambiar, la que se puede escuchar, por ejemplo, en este corto de Bob Avakian (en inglés, sobre el tema: “A raíz de la revolución, ¿México y América Central todavía serían el patio trasero de Estados Unidos?”) y en el Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.
¡ALTO a la satanización, criminalización y deportación de inmigrantes y la militarización de la frontera!
1. Vea Caso #79: El Honduras de Ronald Reagan — las atrocidades del "Batallón 316"; Caso #75: Obama, Clinton y el golpe de estado militar de 2009 en Honduras; Caso #38: Estados Unidos avala al gobierno salvadoreño de los escuadrones de la muerte, de 1980 a 1992. [regresa]
Familias de refugiados se enfrentan a la patrulla fronteriza cerca de la frontera en Tijuana, 1º de diciembre. (Foto: AP)
A raíz de la revolución, ¿México y América Central todavía serían el patio trasero de Estados Unidos? (corto en inglés)
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Descargue este corto
Este corto, en inglés, es de una sesión de preguntas y respuestas tras el discurso de Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Vea el discurso y descubra más sobre el mismo aquí.
Migrantes toman por asalto la frontera en Tijuana, 25 de noviembre. (Foto: AP)
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