Ciclón Idai: Muerte y destrucción de parte de un sistema criminal
| revcom.us
Otra vez un violento desastre meteorológico ha dejado atrás masiva muerte y destrucción. La semana pasada, el ciclón tropical Idai arrasó los países del sur de África: Mozambique, Malaui y Zimbabue. A partir del 24 de marzo, el saldo oficial de muertos para los tres países fue más de 750, pero se espera que esa cifra suba mucho más. CNN informa que testigos dicen haber visto entre 300 y 400 cadáveres a lo largo de una carretera cerca de Beira, Mozambique. Muchos cadáveres se fueron llevados por los ríos que vienen desde Zimbabue crecidos por las lluvias. El ciclón dejó a cientos de miles de desamparados, y con granjas y carreteras en ruinas millones de personas ahora enfrentan el hambre y la enfermedad.
Este es un destello del futuro. Con el calentamiento del planeta, este tipo de evento extremo será cada vez más común. Y esto interactua con la manera en que el imperialismo ha retrasado y distorsionado el desarrollo de carreteras, viviendas y el sistema de salud en países de África, Asia, el media oriente y América Latina. El resultado es que millones quedan vulnerables a la muerte y la destrucción con poco tiempo. Lo que sigue muestra lo que podemos prever que se intensificará: a no ser que hagamos la revolución.
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En escenas que evocaron el huracán Katrina de 2005, los sobrevivientes del ciclón Idai se encontraron atrapados en techos y árboles. Acaban de llegar informes de muchas zonas. “No tenemos nada”, le dijo al Guardian Josef Marius Jafate, un granjero de 29 años que ahora vive en un campamento improvisado al lado de la carretera. “No tenemos arroz, ni harina ni ropa. Necesitamos albergue. ¿Cuándo va a llegar la ayuda?”
“La situación es espantosa. No hay otra manera de describirla”, dijo Elhadj As Sy, el secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, al New York Times después de visitar los campamentos de los desplazados. “Hay 3000 personas que viven en una escuela que tiene 15 aulas y seis, solo seis, inodoros. Se puede imaginar la bomba de tiempo respecto al agua y el saneamiento que enfrentamos”.
La respuesta de Estados Unidos y otros países ricos ha sido criminal. Estados Unidos ha ofrecido contribuir ¡solo $700.000 para ayudar a la región! Para ponerlo en perspectiva, según el Washington Post un solo viaje de Trump a Mar-a-Lago cuesta $3,4 millones.
Una historia de dos ciclones
Al mismo tiempo que el ciclón Idai azotó al sur de África, lo que llaman un “ciclón bomba” azotó la región central de Estados Unidos. En Nebraska, Iowa y Misuri las inundaciones fueron extensas. En cuatro estados estadounidenses los ríos se desbordaron de más de 320 kilómetros de barreras, y dejaron tres muertos y cientos de viviendas y granjas destruidas.
Ambas tormentas fueron históricas, tanto en tamaño como en intensidad, y causaron daños de consideración, pero ¿por qué en Estados Unidos murieron tres personas mientras que el saldo del ciclón Idai podría alcanzar miles de personas? Aun si tenemos en cuenta posibles diferencias en cuanto al tamaño o intensidad de las tormentas, todavía parece muy desproporcionado. ¿A qué se debe la diferencia?
Siglos de colonialismo e imperialismo han dejado a los pueblos de la región empobrecidos y vulnerables. Mozambique, Malaui y Zimbabue están entre los países más pobres del mundo. Las casas tienen techos de aluminio corrugado que el viento puede arrancar. El 69% de la población gana $1,90 al día. (Para entender esto más a fondo, ver aquí).
Pero, ¿por qué? Portugal comenzó a colonizar la región en el siglo 16. Se robó los recursos naturales como el oro, la goma y marfil. Los “colonos” llegaron y se le robó la tierra a los africanos dándola a los europeos. Cuando los ingleses abolieron la trata de esclavos en 1807, el este de África pasó a ser indispensable para la trata; se calcula que durante el siglo 19 secuestraron y vendieron desde Mozambique a aproximadamente un millón de esclavos. El interior perdió buena parte de su población debido a eso. E incluso después de que Portugal abolió oficialmente la esclavitud en 1869, en realidad continuó en Mozambique hasta principios del siglo 20 por medio del trabajado forzado en las minas y plantaciones.
Durante el siglo 20, Estados Unidos surgió como la dominante potencia imperialista del mundo. Durante décadas Estados Unidos apoyó y armó a los régimenes de apartheid en Sudáfrica y Rodesia (ahora Zimbabue). Entre 1977 y 1992, Sudáfrica y Estados Unidos financiaron una guerra contrarrevolucionaria en Mozambique. Más de un millón de mozambiqueños murieron en los combates o murieron de hambre debido a interrupciones en acceso a alimentos; otros cinco millones fueron desplazados, dispersados por la región. Se distruyó buena parte de la crítica infraestructura rural en el interior de Mozambique: hospitales, rieles de ferrocarril, carreteras, escuelas, etc.
Luego, a principios de los años 1990, Estados Unidos y otras potencias imperialistas cambiaron su enfoque y reorginazaron la forma de dominación imperialista en esa parte del mundo. Permitieron presidir el nuevo arreglo a las mismas fuerzas que originalmente se había levantado en contra del colonialismo, lo cual mantuvo y aun intensificó el saqueo imperialista (fuera lo que fuera la intención de las nuevas fuerzas en el poder). (Para entender las dinámicas de esto, le recomendamos encarecidamente la Cuarta parte de EL NUEVO COMUNISMO de Bob Avakian, especialmente las páginas 284-299).
Bajo el imperialismo, se ha desarrollado la economía de Mozambique para producir azúcar, nueces de anacardo, té y tabaco para el mercado mundial, y a la vez Mozambique tiene que importar alimentos para su propia población. No se desarrolló la infraestructura de la región para servir las necesidades de los granjeros rurales, sino para que los portugueses y otras potencias imperialistas dominaran y saquearan la riqueza del país. Aún antes del ciclón, entre los años 2005 y 2011, la desnutrición afectó al 43.7% de los niños de Mozambique.
Tras Idai, el rendimiento agrícola de la región está en ruinas, y la población enfrenta la hambruna. Es una carrera contra el reloj y los rescatistas luchan por obtener acceso. Sin embargo, lo dificulta la falta de infraestructura, el resultado del saqueo imperialista.
Existe el peligro de que masivos brotes de enfermedades como el cólera se extiendan por falta de agua potable. El 63% de la población rural no tiene acceso a agua corriente en el hogar, y el 90% no tiene acceso a saneamiento en el hogar durante tiempos “normales”. El débil sistema existente de salud ya está agobiado; hay dos millones de personas que tienen VIH y el 46% de los niños en el campo padecen de malaria.
En 2016, el Fondo Monetario Internacional suspendió la ayuda para Mozambique, lo cual profundizó enormemente el sufrimiento del pueblo. Pero mientras el pueblo sufre, a los imperialistas y sus lacayos les va bien. Ahora mismo los principales consorcios internacionales, con ExxonMobile a la cabeza, exploran enormes depósitos de gas natural bajo el mar cerca de la costa para beneficiarse de las necesidades de una economía mundial que depende del combustible fósil. Y dentro de Estados Unidos pueden financiar la infraestructura relativamente avanzada, debido a una economía que se sienta en la cima de la cadena alimenticia mundial, cebándose de la extrema pobreza de Asia, África y América Latina.
Todos estos factores se combinan para hacer que la destrucción sea mucho más devastadora en el sur de África que hubiera sido en Estados Unidos con una tormenta comparable.
¿Por qué suceden con más frecuencia estos eventos meteorológicos violentos?
Los desastres relacionados con el tiempo ocurren con más frecuencia debido al calentamiento global, que resulta principalmente de la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que emiten el carbono. Estas industrias están al núcleo de la economía imperialista. La quema de esos combustibles calienta a los océanos e incrementan la temperatura atmosférica, lo cual hace que la atmósfera retenga más humedad y acelera la fuerza de los vientos relacionados con los ciclones. En unas partes de la región, Idai descargó en unos pocos días más de 60 centímetros de lluvia, casi el total anual normal.
Como resultado en parte del calentamiento gobal provocado por la quema de combustibles fósiles, esta región había estado padeciendo una sequía grave. Durante las sequías la tierra se endurece, lo que resulta en mayores inundaciones. El nivel del mar está unos 30 centímentros más alto que hace un siglo, lo cual causa mayores inundaciones en las costas.
¿Quién es responsable? África responde por el 4% de la emisión global de carbon, en comparación con el 80% por los países más industrializados que forman el G20 (organizacióñ de las más grandes economías del mundo). Históricamente, hasta 2016, Estados Unidos ha producido 2.575 veces las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero que Mozambique.
Revolución, y nada menos
Este sistema ha devastado a África durante siglos. La trata de esclavos, el salvaje dominio colonial, las brutales guerras supremacistas blancas, y la instalación de régimenes de títeres imperialistas han ido de la mano con una explotación increíblemente despiadada. Y ESO es lo que ha creado las condiciones para los horrores que vemos hoy en Mozambique, Malaui y Zimbabue.
La interminable quema de combustibles fósiles que alimenta los gases de efecto invernadero pone en riesgo el futuro de la vida en el planeta. Los países menos responsables por el cambio climático, como los azotados por el ciclón Idai, son los que más sufren.
Estos imperialistas ni siquiera cumplen con sus propios acuerdos farsantes, que de todos modos no están a la altura del problema. La ÚNICA respuesta que en realidad tiene este sistema ante esto es cada vez más devastación y horror para los billones de personas de este planeta — y el asesinato de refugiados en alta mar, en los desiertos o por las “barreras” militarizadas. La ÚNICA SOLUCIÓN es una revolución comunista, cuyos principios rectores incluyen el desarrollar la economía de tal manera que contribuya a “[a]vanzar la revolución mundial a fin de arrancar de raíz toda explotación y opresión y emancipar a toda la humanidad”, y “[p]roteger, conservar y mejorar los ecosistemas y la biodiversidad del planeta para las actuales y futuras generaciones” (de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian), y superar el legado de la opresión imperialista de regiones enteras del mundo.
“No se les puede encomendar el planeta”
Un corto de
Revolución: Porqué es necesaria, porqué es posible, qué es
Un discurso filmado de Bob Avakian
Audio en español
Vea también:
¿Cómo lidiaría una sociedad socialista revolucionaria con la emergencia ambiental?
Pasajes de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte
“Crees que caminas con los ojos bien abiertos…...
Pero caminas dormido en una pesadilla —
¡No es posible reformar este sistema, Hay que derrocarlo!”
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