La Convención del Partido Demócrata: Lo que pasó, lo que no pasó y lo que implica para la humanidad
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Lo que pasó, por qué y por qué importa
Lo más importante que pasó fue que los principales portavoces del Partido Demócrata —Bernie Sanders, Barack y Michelle Obama, Joe Biden como el nombrado— en cierta medida hicieron sonar la alarma sobre la situación que enfrentamos con Trump.
Obama, hablando con la Constitución como telón de fondo, advirtió: “No dejen que nos quiten la democracia”; Sanders, que es judío, dijo que su familia y otros conocen “la forma insidiosa en que el autoritarismo destruye la democracia, la decencia y la humanidad”, refiriéndose oblicuamente a Hitler y los nazis; y el propio Biden terminó su discurso recordando cómo Trump alabó como “gente muy buena” a los racistas, fascistas y antisemitas que desfilaron por Charlottesville, Virginia, en 2017 y acabaron matando a un contramanifestante. Al sintetizar este peligro, Biden dijo: “La decencia, la ciencia, la democracia... todas se decidirán en las urnas”. Todo esto, sin usar la palabra, invocaba el espectro del fascismo, una forma de gobierno burgués en la que se prescinde de los derechos, se desatan turbas viles en contra del pueblo y hay una flagrante dictadura ejercida por el régimen.
Los demócratas, en general, también proponen una alineación muy multicultural, que va en contra de la flagrante supremacía blanca de Trump, y hablan continuamente de la importancia de la igualdad y de la lucha para acabar con el racismo institucionalizado. Tal alineación y la profesión de tales ideales sirvieron de contraste al futuro de supremacía blanca irredenta representado por Trump. También criticaron la negligencia manifiesta y la mentalidad anti-científica en la forma en que el régimen ha manejado la pandemia de COVID-19.
Pero en un nivel básico, la convención fue BEB — Basura Electoral Burguesa. Los demócratas una vez más hicieron promesas de ser “mejores que” los republicanos, desde el bienestar social hasta la seguridad nacional. En realidad, esto significa hacer un mejor trabajo en presidir y gobernar este sistema del capitalismo-imperialismo: un sistema de explotación amarga y saqueo global; un sistema que ha “integrado” en todas sus estructuras sociales las feas relaciones de la supremacía blanca, la supremacía masculina, el saqueo del medio ambiente y la opresión de la mayoría del mundo y las guerras interminables para defender todo eso; un sistema que ahora ha llevado las cosas al extremo en el que la humanidad se enfrenta a la perspectiva real de un Estados Unidos fascista consolidado.
Pero de nuevo, los demócratas también señalaron al mundo que lo que enfrentamos en el régimen de Trump es diferente. Desde su propio punto de vista y de una manera que no han hecho antes, han puesto de manifiesto que hay una amenaza única concentrada en este régimen.
Esta amenaza también se presenta directamente en contra de ellos, ya que Trump ha amenazado explícitamente con enjuiciar, encarcelar o incluso ejecutar a sus oponentes en la clase dominante, sin respetar lo que han sido las normas (o estándares normales) de cómo la clase dominante resuelve las diferencias entre sí. Esto incluye no sólo a oponentes políticos como Hillary Clinton (“enciérrenla”) y Obama (“Obamagate”), sino también a aquellos como el ex director del FBI Comey, los que se oponen a Trump.
Pero no es sólo, ni siquiera principalmente, eso. Trump también, como ha dicho Bob Avakian, no sólo ha buscado “suprimir el voto de las personas que votarán en su contra sino que también se está preparando para utilizar una represión violenta forzosa para permanecer en funciones de no ser declarado ganador en las elecciones” (de SOBRE LA SITUACIÓN CRÍTICA INMEDIATA, LA URGENTE NECESIDAD DE EXPULSAR AL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE, VOTANDO EN ESTAS ELECCIONES, Y LA NECESIDAD FUNDAMENTAL DE LA REVOLUCIÓN). Obama y otros también señalaron esto, si bien no explícitamente, y lo criticaron.
A partir de sus propios intereses como defensores de este sistema mundial de saqueo, los demócratas consideran que Trump perjudica esos intereses alrededor del mundo1. Además, a su parecer, el régimen fascista de Trump corre el riesgo de “desestabilizar” peligrosamente la propia sociedad de Estados Unidos, lo que podría conducir a posibles trastornos sociales.
En resumen: la convención ilustró que la contradicción entre los que quieren amarrar a porrazos al fascismo y los que se le oponen es una aguda contradicción en los niveles superiores de la sociedad.
Lo que no pasó, por qué... y por qué eso importa aún más
Dos grandes cosas NO sucedieron en la convención.
La primera es que ninguno de los principales oradores usó la palabra fascismo desde el podio oficial2. ¿Por qué?
Si usaran esa palabra (especialmente en un discurso formal y no en un tuit de guiños o en algún otro lugar),
a) ¿Qué nos enseña eso acerca de la historia de Estados Unidos y la naturaleza de su sistema, un sistema que engendró este feo fascismo y del cual los demócratas son un partido de la clase dominante? Y
b) ¿Qué nos enseña eso acerca de la manera en que hay que librar la lucha para impedir que se imponga esa forma de gobierno?
Piénselo: si Obama dijera que tuviéramos que enfrentar y luchar contra un régimen fascista en la Casa Blanca, ¿qué diría de su sistema que lo dejó llegar hasta allí? ¿Qué diría de la fuerza de la supremacía blanca, que incluso después de un presidente negro, la supremacía blanca sigue siendo lo suficientemente fuerte como para hacer retroceder el llamado “arco moral del universo”? ¿Qué implicaría eso en relación a cuán “atrincherado” y entrelazado está este problema (y otros como la misoginia) con este sistema y sociedad?
Decir que nos enfrentamos al fascismo admitiría que los derechos y protecciones que este gobierno supuestamente garantiza para la gente —incluso por tan limitados que estén por la dominación y, sí, la dictadura fundamental de la clase capitalista-imperialista— en realidad podrían desaparecer. Decir esa palabra sería admitir que las victorias que el pueblo sí obtiene no son alguna historia de progreso gradual pero constante, sino concesiones arrancadas a la clase dominante con sangre que se pueden quitar cuando el sistema se encuentre con contradicciones agudas y los sectores dominantes de la clase dominante decidan recurrir a medidas extremas.
La segunda razón por la que no mencionaron esa palabra es que, si admitieran que esto es fascismo, deberían reconocer esta verdad, expuesta en la citada declaración de Bob Avakian:
Confiar en las “normas” y “canales regulares” de este sistema, incluidas las venideras elecciones, y limitar las acciones a dichas normas y canales, no puede solucionar este problema urgente y profundo, especialmente al lidiar con un régimen fascista y sus seguidores fanáticos que están decididos a pisotear y hacer añicos semejantes “normas”. (SITUACIÓN CRÍTICA…, subrayado agregado).
Y nadie se acercó siquiera a hacer eso — a llamar a la gente a salirse de las normas de su sistema y participar en la resistencia política de masas. En todo se centraron y confiaron en la votación, la votación, la votación — a pesar de las graves advertencias al mismo tiempo que Trump se dedica a la supresión de los votantes.
Sí, es importante, como ha dicho Bob Avakian, “asestar una derrota contundente a Trump y al régimen fascista en su conjunto” en las elecciones. ¿Por qué? Porque como dice BA, con una base en las masas que se toman las calles y exigen la destitución del régimen, tal derrota “crearía condiciones mucho mejores para seguir librando la lucha contra todo lo que representa el régimen de Trump y Pence y toda la opresión e injusticias de este sistema, y eso sería un gran regalo para la gente del mundo” (ibíd.).
Biden no es Trump —no está tratando de implementar el fascismo— y por esa razón la gente debería votar por Biden y se debe librar la resistencia en contra de cualquier intento de impedir que la gente vote.
Pero eso no será suficiente — y no se puede confiar en ello.
Mire, Trump ya está insinuando, mostrándonos y a veces incluso diciéndonos lo que hará: cómo usará el engaño y la fuerza para impedir que la gente, especialmente los negros y otras personas de color, voten; cómo saboteará los esfuerzos de voto por correo; cómo alegará falsamente el fraude; cómo pirateará los resultados; cómo pondría trabas en los tribunales mientras llama a sus seguidores armados y quizás incluso al propio ejército a salir a intervenir; y así sucesivamente. ¿Cómo es que el simple hecho de votar va a impedir todo eso?
Todo esto enfatiza una vez más lo que BA señala en SITUACIÓN CRÍTICA: “Simplemente confiar en el voto para sacar a este régimen casi seguramente conducirá a resultados muy malos, incluso desastrosos”.
Lo que tenemos que hacer CON URGENCIA... y lo que tenemos que poner en marcha AHORA
Si es posible reconocer que nos enfrentamos a un régimen fascista con las manos en las palancas del poder, que está maniobrando implacablemente para utilizar las elecciones para dar un salto en el ejercicio brutal de ese poder... pues, debemos reconocer la necesidad de emprender protestas masivas, en las calles, comenzando lo antes posible para sacar del poder a este régimen. Esto no sólo se ha hecho en otros países — muchos de aquellos que están leyendo este artículo participaron o al menos presenciaron un poderoso levantamiento de masas aquí mismo en Estados Unidos, en la primavera, con las desafiantes manifestaciones que exigían justicia para George Floyd y se propagaron para enfrentar el terror policial en general y el racismo institucionalizado.
¿Recuerdan la forma en que de la noche a la mañana lo imposible de repente se volvió posible, en tantos sentidos? ¿La manera en que las pervertidas injusticias de este sistema, por tanto tiempo aceptadas como “así son las cosas”, de repente fueron “juzgadas” por el pueblo y las odiosas estatuas fueron derribadas? ¿La manera en que las personas encontraron la solidaridad entre sí, se dijeron la verdad y aprendieron a mantenerse unidas en una sociedad que un día antes había sido una sociedad de puro aislamiento y el yo primero? ¿Y la manera en que la policía se vio obligada a retroceder, la manera en que incluso el ejército se vio obligado a pedir disculpas3, y la manera en que las turbas fascistas —al menos al principio— no se atrevieron a salir, al menos no abiertamente?
Al mismo tiempo, los demócratas de peso se enfrentan a una aguda contradicción. Para realmente movilizar a la mayoría para derrotar lo que de hecho SÍ les es una amenaza, sí tienen que decir algo de la verdad. Así que, advierten del “peligro para la democracia”; lo que subestima muchísimo la profundidad del problema, pero incluso eso conlleva el riesgo de alarmar a las personas y potencialmente hacerlas más receptivas a protestar.
Importa el conflicto en la cima entre los fascistas concentrados en Trump y el Partido Republicano por un lado, y los demócratas por el otro. Puede tener un efecto decisivo en relación a lo que más se necesita: los miles y luego millones de personas movilizadas y con una dirección en una resistencia sostenida hasta que este régimen sea sacado del poder. Los dos párrafos que posteamos en nuestro sitio web capturan esta relación dialéctica, aspectos que se interactúan de manera dinámica:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos del sistema actual y al servicio de los intereses de la clase dominante del sistema actual, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.
1. Por ejemplo, Colin Powell dijo, acerca de un tema del que le hicieron eco otros sujetos en el establecimiento de seguridad nacional, que Biden “restaurará el liderazgo de Estados Unidos en el mundo y restaurará las alianzas que necesitamos”. [volver]
2. AOC sí tachó de fascista al régimen durante la convención —y lo ha hecho antes— pero no lo hizo en su tiempo oficial asignado de 90 segundos. [volver]
3. Después de inicialmente estar de acuerdo cuando Trump mandó dispersar con la violencia a los manifestantes frente a la Casa Blanca el 1º de junio y posar para una “foto” con el fascista en jefe, Mark Milley, el presidente del Estado Mayor Conjunto y el sujeto de mayor rango en las fuerzas armadas, se sintió impelido a pedir disculpas debido al masivo escándalo fuera, pero también dentro, de las fuerzas armadas. Esto de veras no tenía precedente. [volver]
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El llamamiento de RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo):
A medida que Trump amenaza a las elecciones y manda tropas de choque a las ciudades:
PROTESTAS NACIONALES UNIFICADAS Y MASIVAS
Sábado 5 de septiembre
DEMANDEMOS ¡TRUMP Y PENCE FUERA YA!
Eventos del 5 de septiembre por ciudad
RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo) es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de protestas no violentas que crezcan a diario hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:
¡Esta pesadilla tiene que terminar:
El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!
RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo) acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que comparten nuestra determinación a no aceptar a un Estados Unidos fascista, los que se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa.
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