De un lector:
Incendios forestales descontrolados en California: Un desastre por encima de otro
| revcom.us
25 de agosto de 2020. Una vez más, California está en llamas. La semana pasada, los incendios forestales en toda California han quemado más de un millón de acres, o 3.900 kilómetros cuadrados. Se han evacuado a más de 119.000 personas, se han destruido cientos de hogares y se han perdido al menos 6 vidas. Muchas secuoyas costeras antiguas, algunas de las cuales pueden tener cerca de 2.000 años de antigüedad, fueron dañadas o muertas.
Los incendios han empeorado año tras año. La superficie quemada por los incendios en California se ha quintuplicado desde la década de 1970. Los 10 incendios más grandes desde que se han llevado registros han ocurrido desde 2003. Y cada uno de los últimos años ha sido horrendo.
Esta es una expresión más del furioso desastre ambiental global impulsado por la competencia anárquica del capitalismo y su afán de lucro (ver la página especial El capitalismo-imperialismo está destruyendo el planeta… Únicamente la revolución le ofrece a la humanidad una verdadera oportunidad para salvarlo). El aumento de los incendios en California proviene en gran parte del cambio climático derivado del consumo de combustibles fósiles por parte de este sistema. A medida que el clima se ha ido calentando, la temporada de incendios en California ha aumentado en 78 días en las últimas tres décadas.
La intensidad de estos incendios está dando lugar a nuevas características que los hacen más destructivos. Un ejemplo de esto es el “tornado de fuego” que fue parte del actual incendio Loyalton. Produjo una columna de humo que se elevó a 9.000 metros de altura, produjo vientos de más de 95 kilómetros por hora y generó rayos. Los incendios también causan nubes de pirocúmulos, que se forman cuando las temperaturas muy altas del suelo calientan rápidamente el aire y producen una inestabilidad que lo hace peligroso para los bomberos.
Estos incendios forestales están ocurriendo en medio de una pandemia, lo que plantea nuevos y agudos desafíos. Debido a la amenaza de la Covid, los refugios para las personas que escapan de los incendios no pueden albergar a tantos evacuados, y muchos de los desplazados temen contagiarse del virus en los refugios. Las máscaras N-95, necesarias para evitar la inhalación de pequeñas partículas liberadas en el aire, están escasas. Los bomberos no pueden estar cerca unos de otros cuando combaten los incendios y no pueden vivir en los campamentos comunales.
Además, el humo de los incendios probablemente afectará la propagación y los daños causados por el virus. “Sabemos que las personas con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica corren un mayor riesgo de adquirir el Covid-19 y de tener síntomas más graves si se infectan”, dijo al New York Times la Dra. Jeanne A. Noble, doctora en medicina de emergencia y directora de la respuesta a la Covid-19 en el departamento de emergencias del Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco. “Añadir la inhalación de humo a la mezcla aumentará aún más la vulnerabilidad de todos a la Covid-19, pero particularmente para aquellos con problemas respiratorios”.
Un incendio en crecimiento y una respuesta fascista
En los días anteriores al inicio del incendio, California se encontraba en medio de una ola de calor, la que siguió a un invierno con poca lluvia. Modesto, Stockton y Sacramento —en el Valle Central— rompieron sus récords de calor del mes de agosto, alcanzando temperaturas de 111, 112 y 113 grados Fahrenheit / 44, 44,5 y 45 grados Celsius. Death Valley, California alcanzó los 130 F / 54 C grados, lo que puede resultar ser la temperatura más caliente jamás registrada en el planeta. Al mismo tiempo, grandes tormentas tropicales con altos niveles de humedad se dirigían a California desde el Océano Pacífico. Estas se combinaron para producir una rara tormenta seca de relámpagos de verano, que generó 12.000 rayos. El calor, la sequedad y los rayos provocaron 585 incendios en todo el estado.
Se han relacionado tanto la creciente intensidad de las tormentas tropicales como las olas de calor más largas y calientes con el cambio climático.
Para el domingo 23 de agosto, se han contenido menos del 20% de los cinco incendios más grandes de California. “Lo peor no ha quedado atrás”, tuiteó el jefe de Cal Fire, el organismo estatal de lucha contra incendios. Se prevé una nueva ronda de relámpagos secos y clima cálido para principios de esta semana. El domingo, partes del condado de Alameda fueron evacuadas y a la gente de Berkeley Hills se le dijo que se preparara para evacuar “con o sin aviso”.
Todo esto está ocurriendo ANTES de la temporada regular de incendios en California, que suele comenzar en septiembre y octubre cuando los vientos de Santa Ana soplan aire caliente del interior sobre los bosques secos durante el verano.
A medida que el humo de los incendios se expandió, el Área de la Bahía de San Francisco tuvo la peor calidad de aire del mundo el 19 de agosto. Muchas partes de California tenían lecturas de AQI (Índice de Calidad del Aire) de más de 400. Una lectura entre 151 y 200 se considera insalubre para todos, encima de 200 es muy insalubre y más de 300 es peligroso. Sin embargo, obligaron a los trabajadores agrícolas a seguir trabajando en estas condiciones. Hay informes de que el humo de los incendios forestales está llegando a Idaho y Colorado.
Ante los incendios, la primera respuesta de Trump fue amenazar con negar la ayuda de emergencia a California. Su excusa fue ridícula: que California no barrió el suelo del bosque y por lo tanto fue responsable, aunque barrer el bosque es una idiotez y más del 50% de los bosques de California están bajo el control del gobierno federal. Todo el mundo sabía que Trump pretendía esto como castigo para California cuyos principales líderes electos se oponen a él. Negarle la ayuda salvavidas a una región porque sus líderes no están de acuerdo con ellos es parte del fascismo del régimen de Trump y Pence. Y aunque Trump se ha echado atrás y ha ofrecido algo de ayuda, su amenaza fascista aún perdura y marca el tono de lo que vendrá si permanece en el poder.
¡Expulsar a Trump y Pence Y poner fin a este sistema!
Los incendios forestales son un ejemplo de los horrores que el cambio climático está trayendo a un ritmo cada vez más acelerado en todo el globo. La subida del nivel del mar que inunda las ciudades, cientos de millones de personas expulsadas de sus hogares por la hambruna y el calor, extinciones masivas que dañan la propia biodiversidad del planeta, y mucho más.
Ni el cambio climático ni la devastación del medio ambiente comenzaron con Trump. Vienen del sistema capitalista-imperialista. Pero el régimen de Trump está echando leña al fuego a los ya furiosos incendios. Ha llenado el gobierno de gente que rechaza la ciencia en nombre de la religión y/o las ganancias y está acelerando los cambios que suponen una amenaza para el medio ambiente e incluso para la existencia humana.
Los seres humanos de este planeta se enfrentan a desafíos sin precedentes. Expulsar al régimen de Trump y Pence del poder sería en sí una inmensa contribución al pueblo del mundo, aumentaría las opciones de la humanidad en este momento de la historia y abriría posibilidades reales para la revolución, que es la única solución a los problemas fundamentales, incluida la catástrofe ambiental, a los que nos enfrentamos en este planeta.
El futuro no está decidido. Las protestas que Rechazar el Fascismo ha convocado para el 5 de septiembre en todo Estados Unidos son cruciales para aprovechar este momento en el que la historia está en una encrucijada. Debemos atraer un creciente movimiento de personas, en última instancia millones de ellas, que no aceptarán a un Estados Unidos fascista.
¡Trump y Pence Fuera Ya!
Las llamas de los incendios del LNU Lightning Complex (Complejo de Rayos de LNU) saltan por encima del camino Butts Canyon el domingo 23 de agosto de 2020, en la zona no incorporada del condado de Lake, California. (Foto AP/Noah Berger)
Incendios forestales actuales el 24 de agosto de 2020 - 0800 horas. Mapa de incendios forestales del Departamento de Bomberos de San Mateo, California.
Nuevos horrores para los prisioneros de California
La población de las prisiones del estado de California, que ya ha sido devastada por la Covid-19, se enfrenta a nuevos horrores debido a los incendios: aire irrespirable, calor insoportable, negación a evacuarlos y el temor de que las políticas debidas a los incendios provoquen una nueva oleada de muertes relacionadas con la Covid.
El incendio del Complejo LNU, el más grande de los incendios, se extendió a kilómetros de dos prisiones estatales: la Instalación Médica de California (CMF, por las siglas en inglés) y la Prisión Estatal de Solano. En Los Ángeles, otro incendio ha crecido cerca de la Prisión Estatal de Lancaster. A pesar de que las prisiones están dentro de las áreas de evacuación, los oficiales de la prisión se han negado a evacuar a los prisioneros.
“Están respirando fuego y humo, y no tienen a dónde correr”, dijo al Guardian Sophia Murillo, cuyo hermano está encarcelado en la CMF en Vacaville. “Se han evacuado todos [los otros] pero dejaron a ellos allí en la prisión”.
El virus se ha propagado por el sistema penitenciario de California, infectando a más de 9.700 personas y matando a 55, debido a la negligencia y a las políticas criminales. Los prisioneros con la Covid-19 no han podido hablar con sus seres queridos. Los reclusos han informado de que han sido reprendidos por llevar cubiertas sus caras. Las prisiones siguen estando muy superpobladas.
En la CMF, que encarcela a enfermos terminales en cuidados paliativos y a ancianos y personas médicamente vulnerables, habían trasladado a 80 prisioneros a tiendas médicas al aire libre para evitar la propagación de la Covid. Ahora están trasladando a estos prisioneros de vuelta al interior debido a los incendios, aumentando la posibilidad de propagación de la Covid.
“Es un desastre por encima de otro”, dijo Kirsten Roehler, cuyo padre de 78 años está encarcelado en Lancaster, donde más de 140 personas han contraído la Covid, y él está haciendo lo que puede para protegerse del cercano incendio Lake.
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