¡A detener la confirmación ilegítima de Amy Coney Barrett!
¡TRUMP-PENCE FUERA YA!
| revcom.us
Un urgente llamamiento a la acción de Sunsara Taylor, Washington, D.C.
Hago un llamado a todos los que escuchen esto a que se unan conmigo el lunes 26 de octubre para protestar contra el intento del régimen de Trump y Pence y el Senado republi-fascista de implantar a Amy Coney Barrett en la Corte Suprema. Aquí va el porqué:
No abandonaron por completo el estado de derecho de manera abierta y formal, pero la “ley” y “el estado de derecho” llegaron a ser lo mismo que lo que Hitler y los NAZIs decían que era. Una buena parte de lo que Hitler y los NAZIs hicieron, durante su reino de terror y genocidio, estuvo “en concordancia con la ley” — misma que habían reducido a nada más que sus objetivos y medios bárbaros, impuestos mortíferamente por las instituciones que habían sido desprovistas de todo significado o propósito salvo lo que estaba acorde y servía a la agenda NAZI, reducidas a nada más que instrumentos de atrocidades NAZIs.
En todo lo que Trump está haciendo en la actualidad —lo que incluye sus llamamientos abiertos a echar por tierra fallos y precedentes de la Corte Suprema (por ejemplo, cuando él llama a prohibir el aborto y a castigar la quema de la bandera nacional de Estados Unidos), junto con sus repetidas violaciones de la ley y del debido proceso por ley y su insistencia en que él es la ley—, podemos ver la sombra amenazante de una dictadura fascista aún más abierta. Pues, eso es lo que es el fascismo: una dictadura abierta y agresiva, que pisotea y pervierte el estado de derecho, se apoya en la violencia y el terror, en nombre del sistema capitalista depredador y en tanto un esfuerzo extremo por lidiar con profundas divisiones sociales y crisis agudas (tanto en el país como en el escenario mundial).
Bob Avakian, en su Declaración del 1º de agosto
Tan pronto como la noche del lunes, si no se detiene su confirmación, Amy Coney Barrett podría tomar juramento como una magistrada de la Corte Suprema, lo que afianzaría una clara mayoría fascista y teocrática en el tribunal más alto de Estados Unidos. Esto sería un gran salto para domesticar a los tribunales y el “estado del derecho” y convertirlos en un instrumento de atrocidades fascistas. De inmediato, esto brindaría a Trump otra arma valiosa en su campaña para robarse las elecciones.
A más largo plazo, no hay duda de que, durante su permanencia en el cargo, se dará una embestida generalizada contra los derechos y vidas de millones de personas.
El movimiento fascista cristiano que crió a Amy Coney Barrett y promovió su ascenso a la Corte Suprema nunca se conformó con los avances sociales logrados mediante duras luchas en los últimos cincuenta años y más. Detrás de su obsesión diáfana con los supuestos “derechos” del feto hay un odio milenario por las mujeres, un concepto proveniente del Viejo Testamento de que la mujer merece castigo en la forma de la maternidad obligada y la servidumbre al esposo y al padre. No es fortuito que Amy Coney Barrett, durante la audiencia sobre su confirmación, se negó no solamente a afirmar la decisión de la Corte Suprema que concedió el derecho de la mujer al aborto, sino a afirmar tan siquiera la decisión que concedió el derecho a la contracepción.
Detrás de su retórica sobre “valores familiares” hay una campaña para meter al clóset de nuevo a la gente LGBTQ y privarle de sus derechos y protecciones, recientemente ganados, a sus familias, servicios de salud, empleos, vivienda y más. Detrás de su sermoneo sobre “libertad religiosa” está su insistencia en su “derecho” de usar el estado para imponer al resto de la sociedad y al mundo su intolerancia fascista cristiana y su negación de la ciencia y del cambio climático. Y entretejido en todo eso es la supremacía blanca repugnante en los meros cimientos de Estados Unidos, lo que ha llevado a una situación en que, como el líder revolucionario Bob Avakian ha analizado, el cinturón de la Biblia en Estados Unidos siempre ha sido también el cinturón de los linchamientos. Parte de la prisa para confirmar a Amy Coney Barrett es para tener todo eso afianzado independientemente de quién gane las elecciones venideras.
Más inmediatamente, tan pronto como el martes 27 de octubre, Amy Coney Barrett podría formar parte de la Corte Suprema que ponga un sello de “legitimidad” al robo fascista de las elecciones inminentes.
Trump está preparando a golpeadores violentos —dentro y fuera del poder— para ayudarle a aferrarase al poder sin importar los resultados de las elecciones. Sin embargo, él preferiría ganar de plano — o por lo menos con suficiente confusión y “desorden” de modo que él pueda reclamar un segundo mandato de manera “legítima”. Ha admitido abiertamente que su apuro para confirmar a Amy Coney Barrett para la Corte Suprema es para asegurar que la Corte dictamine a su favor en el caso de una impugnación de las elecciones.
Linda Greenhouse, una periodista premiada de Pulitzer que cubrió la Corte Suprema durante 30 años (a la que entrevisté en El Show RNL), detalló un caso reciente (enlaces en inglés) sobre contar o no ciertas boletas por correo postal que llegaran tarde en el estado en disputa de Pensilvania. La Suprema Corte terminó en un empate, 4-4, lo que permitió que se cuenten las boletas si llegan dentro de tres días del día de los comicios para acomodar el nivel históricamente alto de boletas por correo postal durante una pandemia. Es razonable deducir que, si Amy Coney Barrett ya estuviera en la Corte Suprema, se hubiera derogado esta estipulación, y se hubieran desechado muchos votos válidos. Podemos predecir muchas impugnaciones semejantes en los días por venir. Los republicanos tienen un ejército de abogados listos para impugnar los comicios donde hacerlo favoreciera a Trump.
Con Amy Coney Barrett en la Corte Suprema, Trump podría evitar la necesidad de negarse de plano a abandonar el mandato ante una clara pérdida electoral. Más bien, él y los republicanos podrían ocultar su robo detrás de su declaración de “dejárselo a los tribunales”, a sabiendas de que han llenado la judicatura a favor de él. Por su parte, durante sus audiencias de confirmación Amy Coney Barrett nos dio todo motivo para creer que ella se prestaría para ser un instrumento del robo electoral de Trump, al negarse a reconocer que sería una violación a la Constitución el que Trump pospusiera las elecciones, al negarse a afirmar que es contra la ley la intimidación armada a los votantes, y al unirse a Trump en su negativa a comprometerse con una transferencia pacífica del poder.
Con todo esto en juego —tanto las consecuencias largoplacistas para millones y millones de vidas y la capacidad cortoplacista de Trump de robarse las elecciones inminentes— sería incorrecto tratar esto, incluso a esta hora tarde, como un “trato hecho”. Hay suficientes personas —millones por toda la sociedad, llegando hasta los de arriba— que se oponen firmemente e incluso odian lo que Amy Coney Barrett representa, y es posible movilizarlas, o compelirlas a actuar, para ¡¡PARAR esta nominación!!
¡TENEMOS QUE ACTUAR, AHORA!
En una situación tan tensa como la actual, nadie podría decir de antemano qué tipo de impacto podríamos tener cuando actuamos con osadía y claridad moral. Y entre más poderosamente actuemos contra esto, más podríamos ponerle el sello de ilegítima a su confirmación y declararla ilegítima en el caso de que sí se prospere — lo que aumentaría nuestra fuerza y sentaría una base mucho más fuerte para movilizar a muchas más personas para las batallas políticas mayores que tenemos por delante.
Este lunes 26 de octubre, por todo Estados Unidos, debemos tomar las calles para protestar.
Aquí en Washington, D.C., nos reuniremos a las 5 pm fuera de la Corte Suprema. Muchos nos vestiremos de Criadas, en representación y oposición a la pesadilla teocrática que este régimen y esta confirmación traerían. Por donde esté usted, acuda a los palacios de justicia y las plazas públicas.
¡No a la confirmación de Amy Coney Barrett!
¡Teocracia cristiana + Destruir las elecciones = FASCISMO!
¡TRUMP-PENCE FUERA YA!
Las audiencias de confirmación de Amy Coney Barrett: SunsaraTaylor el en terreno en Washington, D.C., vídeo en inglés: